Energías renovables y competitividad

Energías renovables y competitividad Ec. Luis Silveira

Un crecimiento económico sostenible, que permita a la vez mejorar el nivel de vida de las personas y asegurar la sostenibilidad medioambiental a medio y largo plazo está estrechamente ligado a la productividad y competitividad de un país y de sus empresas. Un elemento clave de la competitividad de las empresas es que, éstas puedan contar con fuentes de energías baratas y limpias. Los costos energéticos por su cuantía y por sus efectos sobre la cadena productiva, tienen un papel fundamental y crítico en el logro de la eficiencia de la actividad económica y en la competitividad de las empresas de un país o región. Numerosos estudios han demostrado que la eficiencia energética, los precios competitivos, la seguridad y diversificación de las fuentes de suministro, son compatibles con la protección ambiental y con la baja de costos de la energía. En este sentido, las energías renovables tienen mucho que aportar. Y cuando se habla de energías renovables, la gran mayoría se refiere a la posibilidad de generar energía eléctrica a partir de fuentes que son sustentables. El desarrollo tecnológico de los últimos años, sobretodo en Europa y EE.UU., pero también en Brasil, ha puesto a este tipo de energías en la senda de la competitividad y la consecución de la llamada “paridad de la red”. A la paridad de red se la define como el momento en el que una fuente de generación de energía puede producir electricidad a un costo inferior o igual al precio de compra de la electricidad directamente de la red. Se considera que alcanzar la paridad de red es un punto de inflexión muy importante en el desarrollo de nuevas fuentes de energía porque se supone que es el punto a partir del cual una fuente de producción energética puede convertirse en un directo competidor de las energías convencionales, llevando a cabo su desarrollo sin subsidios o apoyo gubernamental. A su vez, se denomina energía renovable a la energía que se obtiene de fuentes naturales virtualmente inagotables, ya sea por la inmensa cantidad de energía que contienen, o porque son capaces de regenerarse por medios naturales. Entre las fuentes de energías renovables se cuentan: la energía eólica, la energía solar, la energía geotérmica, la energía hidroeléctrica, la energía mareomotriz (que incluye la energía proveniente de las maras, las corrientes marinas y las olas), la energía proveniente de las biomasa y los biocombustibles. Para cada tipo de las fuentes de energías enumeradoras anteriormente existen diversas tecnologías disponibles. Pero no todas estas tecnologías pueden considerarse equivalentes en cuanto a potencial, costos y madurez tecnológica para la generación de energía eléctrica. Existe consenso entre los expertos en que la energía eólica, actualmente es la más competitiva de todas las energías renovables. Particularmente la energía eólica on-shore, es decir en dónde los molinos son ubicados en tierra firme. La competitividad de este tipo de energía

proviene de dos aspectos fundamentales: la madurez tecnológica y la disponibilidad del recurso energético. Le siguen la energía eólica off-shore (en dónde los molinos se ubican en alta mar), la energía solar foto voltaica, la energía solar por concentración (CSP por su siglas en inglés Concentrated Solar Power), la energía marina (olas, mareas y corrientes marinas) y las mini-hidráulicas. El costo de generación de cada una de estas energías se está aproximando, en algunos casos muy rápidamente, al costo de las fuentes de energías más tradicionales como son la energía nuclear o el uso del carbón y el gas natural. Por ejemplo, en el informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) “Projected Cost of Generating Electricity” del año 2010, se calcula que el costo de generación mediante tecnologías “convencionales” o más maduras, como son la energía nuclear (que varía entre 59 y 99 USD/MWh) o el de una central de carbón convencional (65 - 80 USD/MWh) o el de una central de ciclo combinado a gas (89 - 92 USD/MWh) no está muy alejado del costo de generación de algunas energías renovables. Para ese año, la agencia calcula que el costo de generación de la energía eólica varía entre un 97 y 140 USD/MWh. La energía solar fotovoltaica, cuyo costo de generación varía entre 411 y 617 USD/MWh, está todavía muy fuera del rango de las energías convencionales, al no encontrarse lo suficientemente madura. El informe resalta en cambio que, los costos de los paneles solares está bajando en forma muy pronunciada y constante, especialmente desde que se empezaron a fabricar en forma masiva en China. Además, un reciente análisis de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA por sus siglas en inglés) expresa que las energías renovables son cada vez más competitivas y ya representan la mitad de la nueva capacidad instalada a nivel mundial. Según IRENA el precio de la energía fotovoltaica ha bajado en los últimos dos años un 60%, hasta llegar a un precio que la situaría como una opción altamente competitiva para las tarifas eléctricas residenciales en muchos países con un buen recurso solar. En el caso de Uruguay, las energías renovables en su conjunto significan solo el 4,7% de las fuentes de energías disponibles, siendo UPM hasta la fecha el principal generador de este tipo de energía. Pero creemos que se han dado los pasos correctos, las últimas licitaciones del gobierno por 150 MW y 192 MW, y los 438 MW que se estarían adjudicando en un futuro próximo parecería confirmarlo. En la actualidad están operativos: el parque eólico de UTE en Sierra de los Caracoles (Maldonado - 20 MW), y los privados Kentilux (San José - 10 MW) y Nuevo Manantial (Rocha - 13 MW). Los inversionistas valoran las reglas claras, la estabilidad y el cumplimiento de los contratos que el país ofrece a nivel internacional. Pero lograr una matriz energética acorde con los retos medioambientales y económicos actuales es crítico si se quiere competir en un mundo cada vez más competitivo, interconectado y con necesidades ingentes de nuevas fuentes de energías. Es cierto que esto va a generar a su vez nuevos retos, ya quelas energías renovables dependen de fuentes muy variables y con cierta incertidumbre en su disponibilidad. Pero dichas fuentes en su mayoría son controlables y su relativa baja firmeza (en torno al 7% en el caso de la eólica), frente a la garantía de potencia de las energías más convencionales, no puede ni debe ser una excusa a la hora de implementarlas.