Evolución del Comercio Exterior Argentino entre 1914-1930

January 8, 2018 | Author: Anonymous | Category: Trabajos y Tareas, Economía y Empresa
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Importación Y Exportación Evolución del Comercio Exterior Argentino 1914 − 1930 Trabajo Práctico Integrantes: Indice Capítulo I Capítulo I Los Frigoríficos en la Argentina A partir de los primeros años del siglo actual, se inicia la etapa de expansión y afianzamiento del frigorífico. El periodo de instalación abarco los años comprendidos entre 1883 y 1886 en cuyo transcurso se instalaron los establecimientos de la Sansinena en Avellaneda y los ingleses de Campana y Las Palmas, en esas respectivas localidades. Los casi veinte años que constituyen el periodo de preparación, se habían destinado a la congelación del ovino. Transcurría la del vacuno y se incorporaba a las costumbres alimentarias de Gran Bretaña el procedimiento del congelado, fue insistentemente realizado el embarque en pie. La complementación de las condiciones exigidas se supone realizada cabalmente hacia 1900 y entonces Gran bretaña puede cerrar sus puertos al ganado vivo. No seria ciertamente arriesgado suponer que a la obra de protección de sus capitales invertidos en la industria frigorífica y sus colaterales los ferrocarriles y los barcos, la prohibición de introducir ganado en pie, en cuanto ella se refiere a la sanidad de ese ganado, no constituía mas que una incitación a las autoridades argentinas a extremar el empleo de recursos capaces de asegurar esas condiciones. El Ministerio de Agricultura recientemente creado por la reforma constitucional de 1898, había iniciado desde el instante mismo de su puesta en marcha la tarea de certificar la sanidad de los productos animales enviados al consumo europeo.Hacia 1990 el grado de mestización del vacuno estaba todavía debajo del 50% de la total existencia ganadera, pero la del ovino esta sobre el 80%. La incidencia del Shorthorn que constituía casi el 40% de la existencia total y del Lincoln entre los segundos, cuya densidad se media también por el 40% total. La intensificación en las tareas del frigorífico iría creando las cláusulas a regir la admisión de las unidades destinadas a la faena, introduciendo la costumbre del transporte del vacuno por ferrocarril. Con respecto al transporte marítimo Gran Bretaña poseía una flota de40 unidades, por medio de los cuales se realizaba el transporte de carne congelada, iniciado desde Australia y Estados Unidos. A partir del año 1902 la incorporación de los establecimientos frigoríficos se realizo de manera constante, no obstante los factores de perturbación que surgieron en la primera guerra mundial, ellos no obstaculizaron el desarrollo de ese proceso de instalación y su regularidad es sin duda su característica dominante. La compañía Sansinena, propietaria del establecimiento de Avellaneda, inauguro uno en Cuatreros, entre 1904 y 1905 inauguraron los suyos la Compañía Swift en La Plata, la Smithfield en Zarate y la Wilson en Avellaneda. 1

En 1911 se instala Swift en San Julián; en 1912 es el Swift de Río Gallegos y en 1914 el Armour en La Plata. En 1916 y 1917 se instalan respectivamente el River Plate en Zarate y el Tierra del Fuego en Río Grande; en 1920 comienza funcionar Armour en Santa Cruz; en 1922 el de puerto Deseado y finalmente en 1924 la Compañía Saldareis en Concordia y la unidad de Swift en Rosario; y en 1926 la de la Compañía Anglo en Dock Sud. Durante 1902 y 1926 se afianza la industria frigorífica y se diversificara en un conjunto variadisimo de subproductos, creando primeramente un denso mercado interno y trascendiendo luego con ellos al exterior. Los frigoríficos de Las Palmas, Unión Cold Storage y la English & Dutch Meat Co., tres empresas de capital anglo−argentino. Distintas transferencias y acuerdos entre las diversas empresas aparasen a partir de 1902, se produjo la entrada al país de capitales norteamericanos. En la misma época en que pudo realizarse el envío de carne congelada desde Argentina y Europa, en Estados Unidos con igual éxito pero con distinto propósito. El interés inmediato de los frigoríficos era dominar un mercado esencialmente consumidor. El mercado británico considerado como la bolsa de productos alimenticios del universo. Armour, Swift, Hamond y Morris formaban un poderoso grupo que había reunido un capital considerable y había comenzado por monopolizar el negocio del ganado, el de transformación y el de venta de sus productos. En Estados Unidos el proceso de producción industrial había llevado la concentración a extremos elevados, en 1904 solamente el 0.9% de las empresas tenían una producción mayor de 1 millón de dólares, trabajaban el 26% de los obreros y registraban el 38% de la producción. Semejante absorción de los recursos de la población no solo desarma a los pequeños industriales, empuja a la creación del monopolio y al consecuente dominio de mercado. La sofocación de este nuevo capitalismo impulso a la intervención del Estado en procura de medios de defensa del consumidor. De esta intervención surgió la ley anti−trusts Sherman. La industria norteamericana se hallaba hacia fines del siglo XIX madura para tentar la exportación de capitales. El trust beef, como se llamaba popularmente a la combinación formada por los cuatro grandes de la producción de carnes. Durante 1901 la exportación de cuartos congelados de Estados Unidos a Gran bretaña era de casi 2 millones. Las cuantiosas ganancias obtenidas en la provisión al mercado interno. Fueron invertidas en la expansión de ese mercado hasta acordarle dimensiones verdaderamente nacionales; luego vino la etapa de inversión en industrias subsidiarias, la del vacuno, el ovino y el porcino, había alcanzado gran diversificación. El desplazamiento hacia lugares apropiados era pues una exigencia impostergable a principio de este siglo y no podía realizarse mas que a zonas en las que la existencia de la materia prima fuese apropiada a la fabricación y donde el costo de producción, es decir los jornales, asegurasen un margen justificativo. Los países que reunían tales condiciones eran: Argentina, Uruguay, la zona sur del Brasil, Australia y Nueva Zelandia. Durante la primera decena del presente siglo, la industria frigorífica norteamericana invadió las regiones mencionadas, adquirió establecimientos en producción. La incorporación a la argentina del capital norteamericano afectado a la industria frigorífica imprimió a esta un impulso energético. En 1899 se registro la entrada de un solo barco con bandera norteamericana, la comunicación entre ambos países hasta 1918 era preciso realizarla por intermedio de Europa. Pocos años después la ley Webb empujaba al capital imperialista en la obra de penetración hacia zonas colonizables. La ley Webb se oponía en efecto a la formación de trusts destinados a desempeñarse en el mercado interior norteamericano pero admitía su existencia si ellos estaban destinados a la explotación del mercado exterior. La preparación de la carne congelada fueron, para la exportación a Gran Bretaña de cuartos bovinos genero una mayor demanda de materia prima y niveles de precios inusitados, esta situación favoreció al desempeño del nuevo monopolio. Este no elimina la competencia; le confiere una agresividad tremendamente superior a la que supone la iniciativa libre, pero en 2

las primeras escaramuzas el consumidor puede salir beneficiado. Los ganaderos argentinos fueron deslumbrados por los altos precios que percibían por sus ganados, oscilaban los 200 pesos por cabeza cuando hasta entonces el precio máximo registrado era de 112. La primera etapa de la guerra de carnes transcurre pues entre el año 1902 cuando se produjo la entrada del capital norteamericano, y el de 1911 en que tuvo lugar la primera Conferencia de Fletes. Durante el desarrollo de esta etapa los productos norteamericanos lograron adquirir el frigorífico La Banca fundado, por un conjunto de ganaderos; el Wilson, que originariamente fue el Frigorífico Argentino; el de La Plata adquirido por Swift a La Plata Cold Storage y finalmente los de San Julian y Gallegos. En todos ellos la introducción de técnicas modernas y de procesos mecanizados en alto grado ponían a la empresa de la que dependían en condiciones favorables para la competencia. Se acordó entre las partes los siguientes porcentajes: 41.35% de los embarques a los establecimientos norteamericanos: 40.15% a los británicos y 18.5% a los argentinos. El mercado norteamericano no fue abierto, y lo probable es que nunca se pensara en ello. En la producción del frigorífico se había producido un acontecimiento que afectaba la técnica de fabricación y que estaba destinado a tener la mayor repercusión en la economía argentina: la carne refrigerada. Ese método había sido ensayado por el frigorífico Las Palmas en 1900 sin lograr la generalidad que le acordaron los establecimientos norteamericanos. Desde 1908 estos últimos habían comenzado a preparar el chilled beef e imponerlo en Gran Bretaña. Los establecimientos norteamericanos significan indudablemente un progreso sensible sobre los británicos. A tal punto comenzó siendo extensa la lista de subproductos y derivados, en lugar de concentrarse a su misión especifica se convirtieron en fabricantes de jabones, de quesos, helados, manteca, cremas, aceites vegetales comestibles, huevos, etc.; todos productos que ni en Estados Unidos ni en Gran Bretaña constituían actividades industriales permitidas. La producción de chilled no era privativa de los establecimientos norteamericanos; también la realizaban los británicos. El chilled requería una calidad más depurada en el novillo; una reducción en el periodo de engorde habría de traducirse por más acabadas condiciones y esto requería la existencia o el uso de determinadas formas de pastaje. El presidente de la Sociedad Rural Argentina expresaba que la carne de exportación e un articula totalmente distinto del articulo carne de consumo. La segunda guerra de carnes termina en 1915 con una nueva distribución de cuotas: al grupo norteamericano se le acordó el 58.5% de los embarques; al grupo británico, el 29.64% y al argentino 11.86%. Los ganaderos argentinos habían salido beneficiados durante ambos periodos de la guerra de carnes y su optimismo les aconsejaba aprovechar esas ventajas mientras se tradujeran por precios elevados. El grupo norteamericano dominaba virtualmente la producción de la Patagonia y con sus establecimientos de La Plata, Avellaneda y Rosario, disponía de una capacidad de fabricación de congelado y enfriado realmente considerable. La del grupo británico no era inferior luego de la inauguración del establecimiento del Dock Sud. La exportación de carnes presenta en esta etapa de su desarrollo una diferenciación precisa entre la exportación del congelado y la del refrigerado. La del primero crece de manera continua e indiferente a las pequeñas y grandes incidencias ocurridas durante esos años hasta el de 1918 en que ese crecimiento se interrumpe. 3

El predominio del refrigerado presenta dos aspectos: el que se refiere al consumo y el que afecta a la producción. El primero esta directamente vinculado a la rehabilitación de la economía mundial, que ocurrió en Europa durante la decena de los 1920. El dominio del refrigerado en las cifras del comercio de carnes angloargentino constituye, pues, una verdadera superación en la división internacional del trabajo, Australia y Nueva Zelandia entre otros, y en realidad, acuerdos posteriores atribuyeron preferencia a la producción de estas zonas, pero el refrigerado no puede producirse y enviarse a Gran Bretaña sino de la Argentina en razón del tiempo máximo que esta preparación puede permanecer en las cámaras. Desde el punto de vista de su producción, la de chilled fue igualmente característica de una época en la economía argentina. Requiere por supuesto animales dotados de alta meztizacion; predominan en ella el Shorthorn, el Aberdeen y el Hereford, cuyos ejemplares a los dos o tres años alcanzan un peso en pie de 460 a 500 Kg. A partir de 1924 el refrigerado despoja de manera categórica al congelado, y su traducción al plano económico es la división neta entre los terratenientes de la zona central dedicados a la preparación con destino al chilled y los criadores y terratenientes de zonas menos favorecidas. En el proceso manufacturero que ocurre partiendo a la vez desde la cabaña y desde la siembre, el inverne supone una síntesis de un trabajo social desarrollado por extensos sectores. La producción del refrigerado adquiere un acentuado carácter social. La Argentina de los 1920 presentaba sin embargo una variedad en su estructura economico−social que no se avenía con las soluciones transitorias. El régimen legal de la tierra era el cordón que establecía o anudaba esa relación de dependencia, y en la base de su mantenimiento se hallaba la tarea de contener el pasaje de la manufactura a la fabrica. El desarrollo del capitalismo se realizaba en la argentina mediante expresiones absolutamente desiguales. En las otras ramas sus posibilidades de impulsar el desenvolvimiento de la economía nacional se cumplían en la medida en que ellas podían superar la situación de dependencia de la ganadería: ferrocarriles, manufacturas de diversa especie, industrias agrícolas, todas aparecían como incrustadas en el esquema en que la ganadería había encerrado al país Estados Unidos luego de la guerra mundial, entre 1920 y 1930 se incorporaron al país 44 sociedades anónimas de esa procedencia con un capital de casi 444 millones de pesos invertidos en frigoríficos, petróleo, automotores, electricidad, teléfonos, etc. La entrada del automotor implicaba para el ferrocarril el comienzo de la ruptura del monopolio: su acción rompía también la vieja estructura acordada al país por el ferrocarril; ponía al campo en el camino de la ciudad, propiciaba la reestructuración de los antiguos distritos económicos; provocaba el fraccionamiento de los grandes latifundios cercanos a las ciudades y abría horizontes insospechados a la transformación de la manufactura. En al decena de los 1920, y preferentemente en sus últimos años, América latina experimento modificaciones profundas en su régimen político. América Latina había llegado en los comienzos de la primera guerra mundial a los extremos admisibles de la especialización. Los países latinoamericanos debieron enfrentarse con su estructura económica y buscar la manera de adaptarla a las nuevas corrientes industriales surgidas ante las necesidades creadas por la guerra. La lucha entre los grandes bloques por la reconquista de América y la ineludible trascendencia interna que ella tuvo en los países americanos, ocupo con sus agitaciones, sus violencias y sus anhelos toda la decena de los 1920. Esta lucha desemboco en la crisis mundial, su desenlace no supone mas que una derrota, en apariencia definitiva, de la economía liberal. La crisis mundial dio en tierra con todos los equipos políticos latinoamericanos. 4

Durante el desarrollo de este decena de los 1920, y desde luego, en la solución de la crisis mundial de 1929, se puede constata, además, la acción de una causa de origen político, pero de marcada transcendencia económica: la revolución rusa de 1917. El mundo, al surgir de la guerra de 1914, había dejado es su transcurso la unidad funcional que poseía en su comienzo y aparecía diferenciado en un sector capitalista y en uno que traía a la experiencia histórica la organización del socialismo. De un lado se hallaban los monopolios británicos y norteamericanos, pugnando por una redistribución de las potencias productoras mundiales, y, en sitio menos evidente, los franceses, los alemanes, los japoneses, reclamando una adecuada participación en ese reparto; y de otro, el ensayo de organización de la economía socialista, comenzada en al Unión Soviética, con la nueva economía política, hacia 1921, se impulsaba fuertemente hacia 1928, al implantar la economía planificada. Previamente a 1917, el Estado socialista no era mas que un anhelo, concebirlo exigía un potente esfuerzo imaginativo. El desarrollo de la ganadería a partir de los primeros años de este siglo comenzó a experimentar múltiples modificaciones impuestas todas de manera directa o indirecta por el proceso que cumplió el frigorífico mientras ampliaba y desenvolvía su zona de explotación. La ganadería abandona definitivamente su condición de rubro aislado y se vincula a la agricultura. La alteración experimentada por las industrias agropecuarias se puede abarcar considerando los dos aspectos bajo los cuales se presenta a la observación, su distribución cuantitativa y cualitativa. Los frigoríficos ejercieron sobre el panorama nacional una modificación profunda; transformaron la modalidad económica de las distintas zonas y crearon en realidad un mapa económico nuevo. La tecnificación de la agricultura, la ampliación de las bases de sustentación de la industria manufacturera, la incidencia del régimen certifico y el crecimiento de la población y de los transportes, constituyen algunos de sus aspectos trascendentes. En el proceso de desarrollo del frigorífico se deben localizar diversas etapas; la primera se desenvuelve entre 1883 y 1886, en la segunda etapa se realiza el trabajo de instalación entre 1902 y 1905; en 1911 comienza la tercera cuyo proceso de construcción de los establecimientos se prolonga hasta 1927. En la primer etapa los establecimientos operaron exclusivamente con el ovino. Las instalaciones debían estar necesariamente al lado del agua porque el resultado de sus albores se destinaba al consumo externo y porque el transporte interno de carnes no era todavía un problema factible. El desarrollo de las vías férreas era precario por lo tanto el trafico ferroviario no había ganado aun a los animales destinados al frigorífico; en esa época y por muchos años todavía el movimiento de las haciendas se realizaba por arreos. Los establecimientos de esta época carecían por supuesto de los recursos mecánicos que perfeccionaron en la practica posterior. Desde luego dos de ellos, los de Sansinena y el de Campana, fueron creados originariamente como grasería; a las rudimentarias instalaciones que exigían estas ultimas les fueron adosadas las maquinarias destinadas a la producción del frío. Puede expresarse que con excepción de la producción de frío y parcialmente de las tareas inmediatas del embarque, que se realizaban utilizando zorras deslizadas sobre rieles, todas las demás dependían del esfuerzo humano. Los frigoríficos de esta época no comenzaron sino mucho después de su instalación a industrializar los subproductos y a manejar el bovino; la primera de estas tareas contribuyo a mejorar fundamentalmente las propias instalaciones; la necesidad de recoger y maniobrar con ellas las partes internas del animal, vísceras, sangre, etc., el trabajo tenia un marcado tinte artesanal. Los trabajadores se reunían por primera vez en establecimientos relativamente vastas, localizaban ahí sus 5

intereses comunes y lejos de la disgregación que implicaba el trabajo en las estancias bajo la dependencia inmediata y permanente del patrón, se agrupaba en barrios y villas en los que su vinculación permitía que trascendieran los intereses y los conflictos suscitados en la fabrica. No es precisamente en el desarrollo de esta etapa del frigorífico que surgen las organizaciones de defensa de la clase obrera, sino cuando al amparo de la intensa industrialización que experimentaron los establecimientos ellos agruparon masa numéricamente vastas y cualitativamente mas capacitadas. Los prolongados recorridos a que era sometida la hacienda para alcanzar el establecimiento solían traducirse por importantes reducciones en su peso y en general en las condiciones exigidas; si bien todos aquellos poseían corrales de descanso, a veces de dimensiones capaces de alojar densas majadas, a medida que el numero de estas fue creciendo, el frigorífico, en la incapacidad de alojarlas en sus potreros, procedía directamente al rechazo de los ejemplares que no presentaban las condiciones convenientes. El remitente, situado a muchas leguas de aquel, optaba al principio por arrendar un campo próximo en el cual el animal pudiera reencontrar sus cualidades originarias: la practica continuada de esta medida condujo a la creación de invernaderos o campos de pastoreo destinados al arriendo primero y luego a la adquisición de los ejemplares rechazados. Como quiera que mucho años después la practica del transporte por ferrocarril redujo la importancia de esta actividad. Coincidiendo con la entrada del capital norteamericano en esta industria y cediendo a las necesidades de la competencia, el frigorífico comenzó a imponer la adquisición del ganado en las estancias. La exportación de vacuno congelado se había iniciado con alguna significación a partir de 1895; cuando ella estuvo afianzada pudieron prohibirse los envíos en pie; hacia 1902 esa exportación continuo su ritmo progresivo y supero a partir de entonces de manera definitiva a la del ovino. La sustitución virtual del ovino por el vacuno y la superación que implica el proceso del enfriado sobre el congelado, tuvieron una repercusión notoria sobre los medios técnicos en uso. La diferencia en los pesos de la materia prima y la utilización cada vez mayor de los residuos modificaron, mejorándola, la conformación del establecimiento y los recursos mecánicos que él empleaba. Gradualmente estos últimos condujeron a la especialización de la mano de obra, al trabajo a secuencia continua, a la diversificación de la producción desviándola de la atención exclusiva de los productos originarios y orientando la de subproductos hacia la conquista del mercado interior. La decidida orientación del mercado de consumo hacia el chilled se tradujo en la Argentina por la creación de una capa de terratenientes ganaderos accidentales y cuyo desempeño dependía de la posesión de una cierta extensión de tierra destinada a la preparación del animal a fin de adaptarlo a las exigencias del establecimiento. La crisis de 1922−1923 fue ocasionada por el reemplazo del congelado, mientras la producción del congelado caía de manera casi vertical, la del enfriado ascendía en la misma forma y como las condiciones exigidas a los animales destinados a uno y otro proceso son diferentes, de ahí ocurrió la crisis que afectaba no a la ganadería sino a un extenso sector de ella, al que preparaba la materia prima mas solicitada hasta entonces. En 1927, la totalidad de la exportación argentina de bovino enfriado era absorbida por Gran Bretaña y ese volumen representaba el 90% de la importación total que Inglaterra realizaba de esa mercancía. En la de carne congelada la Argentina compartía el primer puesto con Australia en la proporción de 40% cada país; y en la de carne de ovino ocupaba el 2º lugar con el 30% de la importación, luego de Nueva Zelandia que introducía en Gran Bretaña el 50% de su consumo. Estos países integrantes del Imperio Británico, Australia y Nueva Zelandia, eran pues fueres competidores de la producción argentina de carnes de vacuno y ovino congeladas, pero el limite infranqueable de permanencia en las cámaras hacia que la provisión del enfriado estuviera en esa época a cargo exclusivo de la Argentina. 6

Capítulo II La ganadería En el periodo que media entre los anos 1900 y 1930 la tendencia del stock ganadero fue a aumentar la existencia de vacunos y a reducir la de ovino según muestra los censos realizados durante este periodo. La zona de vacuno refinado provenía de lo que primitivamente se denominaba la zona litoral. A partir de 1870 la incorporación del sur de Córdoba a la región integrada por las provincias de la Mesopotamia y la de Santa Fe y Buenos Aires, y en 1880 con la anexión del sur de San Luis y nordeste de La Pampa, la zona del vacuno estaba perfectamente definida. Entre los anos 1900 y 1930 es fácil advertir tres etapas: La primera se desarrolla entre 1900 y 1914 y en ella se realiza el mayor crecimiento, las áreas sembradas aumentan desde poco mas de 6 millones de hectáreas hasta alcanzar los 22 millones. La segunda etapa se desenvuelve bajo las condiciones impuestas por la guerra de 1914−1918; el área sembrada se mantiene estacionaria. La tercera etapa se cumple a partir de la finalización de la guerra y aun posteriormente a 1930 ofrecerá algunos instantes de efectivo renacimiento. El desarrollo de las industrias agropecuarias dejara de constituir el objetivo esencial de la economía argentina. La posibilidad de disponer de un combustible nacional, la diversificación de la agricultura, el comienzo de su mecanización conjuntamente con el aporte de una considerable masa de inmigración y finalmente la eliminación de la incidencia exclusiva del ferrocarril, procuraron a esta etapa que se cumple desde que termino la guerra de 1914 hasta la gran crisis de 1929, características muy peculiares. Durante ella las áreas sembradas retoman su ritmo progresivo, la ganadería acusa un decisivo aumento de vacunos y una reducción igualmente forma l de ovinos. En los censos de 1914 y 1922 la existencia ganadera aparecerá incrementada en 11 millones de cabezas con respecto al censo de 1895. A causa de la dificultad para el transporte, el embarque de cereales se reducía y en cambio el de la carne era cada vez mas reclamado porque aun cuando el precio de los cereales había subido sin excepción durante el conflicto bélico lo que impedía su desenvolvimiento era una causa de fuerza inconstrastable como la guerra submarina. Durante los anos 1914 a 1922 la inmigración no solamente había cesado sino que se practicaba en vasta escala la emigración, la falta de brazos para atender las tareas agrícolas era pues otro motivo que se sumaba al sentido de acordar preferencia a la ganadería. A partir de 1922 se inicia la tercera etapa de este proceso. El área sembrada con cereales y lino crece de manera impresionante al amparo de múltiples factores. Uno de ellos fue el enriquecimiento de cierta capa de campesinos que pudieron aprovechar los altos precios de los cereales y del ganado durante la guerra, ello les permitió adquirir fracciones de tierra aprovechando los prestamos que acordaba el Banco Hipotecario Nacional por imposición de la ley 16676. El aumento de la inmigración proveía de brazos a la agricultura y por extensión contribuía a reducir los jornales sensiblemente acrecentados durante el periodo anterior. 7

Todo ese conjunto de circunstancias se hallaba impulsado por la demanda Europea de cereales ya que la guerra había destruido los sembradíos y los brazos se habían reducido considerablemente. La ganadería había entrado en un periodo de extremada especialización, los frigoríficos acordaban una preferencia decidida al chilled y aun cuando las cifras con que los establecimientos operaban crecieron constantemente hasta el máximo en 1927, el tipo de animal que constituía la materia prima no era el que criaba el pequeño productor, en consecuencia abandonaba este la ganadería y buscaba utilización a sus tierras en la agricultura. Los censos de 1922 y 1930 indican una reducción de 6 millones de cabeza entre Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Durante esos anos se produce un desplazamiento de ganado criollo hacia los territorios del Chaco y Formosa. La distribución del vacuno de acuerdo a las cifras de 1930 conduce a acordar a la existencia de cabezas en cada provincia. Especialización en el tipo racial El proceso seguido por los ganaderos al impulsar el refinamiento de los vacunos se caracteriza por su especialización en una raza cuyos ejemplares únicamente satisfacen las exigencias del consumidor británico y de un sector definido del mercado británico, el Shorthorn. En los censos de 1888, 1895, 1908 la clasificación es por razas y de algunos grupos de animales, no todos. La clasificación en puros, mestizos y criollos no agota el conocimiento del tema que debería extenderse al de las razas por las que se obtuvo el refinamiento y a la distribución de los mestizos y puros por provincias. Los censos de 1914 y 1930 expresan que el 45,5% y el 56.2% pertenecían a la raza shorthorn. La cría del shorthon es el objetivo central del proceso por tratarse de una raza que posee la mayor precocidad, ella le permite obtener un novillo en su máximo de gordura y de desarrollo entre los 20 y 28 meses de edad y además ella produce por lo demás la carne objeto de la demanda preferentemente británico. No constituye la carne más sabrosa ni la mas apetecida por cierta masa de consumidores según expresa el Ministerio de Agricultura en su publicación `La Industria del frío en la Argentina En la Argentina solamente en las praderas de Bs. As. puede producirse el tipo de vacuno que los frigoríficos destinan bajo el nombre de Baby y de Chilled beef para cierto sector del consumo británico. La Argentina ofrece además de sus praderas, el bajo costo de producción y la posibilidad de cumplimiento de plazo limite dentro del cual el producto refrigerado puede llegar al mercado británico. El chilled podía producirse utilizando los animales criados en las praderas Norteamericana o Argentinas eliminando Australia por la distancia que posee de Gran Bretaña y eligiendo Argentina por cuestión de costo de mano de obra. Distribución geográfica y variación de la tendencia de ovinos. El año 1895 marco el punto máximo de ovinos y de ahí en adelante comenzó el descenso hasta 1922 cuya fecha se anota el mínimo registro hasta ahora. El registro de 1930 se localizo un cierto aumento con respecto al anterior pero como saldo del periodo queda un decrecimiento de 30mil cabezas. 8

El siglo XX se inicia de manera contraria al XIX los productos de ovino, lana y carne eran sustituidos por el algodón y el vacuno. Las variaciones en las exigencias de uno y otro tipo de consumidor se manifiestan él la adopción de nuevas razas capaces de favorecer la producción de la mercancía en las condiciones requeridas. Por lo que hace a la lana es el industrial europeo casi exclusivo destinatario de esa producción en cuanto a la carne el mercado consumidor es el británico. En 1914 el 79.3 % de ovinos se hallaban mestizados y en 1930 ya superaba al 90 %. Las razas Romney March y Corrudale ambas productores de buena lana y buena carne pasaron entre 1914 y 1930 a representar el 8.5%. El consumo del ovino no logro imponerse en la Argentina sino cuando el grado de mestización estuvo suficientemente avanzado. La única riqueza de la Argentina con la cual podía adquirir los objetos necesarios y que no se producían aquí, eran las carnes y sus derivados, logrando mayor cantidad de objetos manufacturados cuanto mayor cantidad de su producción alcanzase a colocar. La necesidad de aquellos objetos imponían la enajenación de volúmenes cada vez más elevados o de materia prima más valiosa. El equino en la economía Argentina. El caballo era el motor apropiado al bajo costo de producción pero lo era ante todo porque con su empleo las tareas agrícolas utilizaban la mano de obra, cuyo costo reducido permitía producir a los precios de esa época. En 1920 se inicia la etapa cuyo propósito es equipararla vida del campo con la de la ciudad mediante la substitución gradual del esfuerzo humano por la maquina. En una primera etapa la mecanización no ilumina el esfuerzo humano o animal, ella precede en algunos anos a la motomecanizacion lograda posteriormente a 1930 a causa de la posibilidad de usar extensamente el motor de explosión y falta de brazos para las tareas agrícolas. El crecimiento de equinos se produce entre 1895 y 1914 corresponde a la mayor expansión de la zona cultivada y entre 1914 y 1922 el stock se mantiene por el detenimiento de las áreas sembradas y por el periodo de refinamiento de la especie. El aumento de la potencia logrado por la meztización fue de 350mil caballos de carrera según censo 1930, el 20% corresponde a ejemplares de raza Percheron y el 74% a mestizos comunes y el resto lo integran ejemplares variados de razas que proporcionan velocidad y fuerza. Especie porcina. La explotación de la especie porcina esta ligada a la zona de cereal. El proceso de mestizaron de esta especie ha corrido paralelamente al desarrollo de la área sembradas con maíz. En 1914 eran 38% los mestizos y 62% los criollos y en 1930 acuerda a estas cifras las siguientes razas, Duroc Yersey 33.5%, Berkshire y P. china 23.5 % y otros 10.8%. 9

Los mestizos y puros eran eran 67.8 % de la total existencia del país. La explotación de cerdo comenzó a principio de este siglo. La exportación a Gran Bretaña comenzó a concordancia con la primera guerra mundial pero en 1923 y 1926 la faena se redujo en concordancia con los precios que logro el maíz ya que ambos productos están ligados. La economía lechera El asiento de esta nueva actividad es la zona limítrofe de la Capital Federal. A partir de 1900 el progreso de esta industria se acentúo por la instalación de nuevas fabricas, el mercado interno era favorable y se comenzó en esta época con la exportación de queso que ascendió bruscamente con motivo de la guerra mundial, pero en 1920 se redujo considerablemente. Los otros derivados de la leche, la manteca y la caseina conquistaron el exterior con mayor firmeza. El crecimiento del tamaño de la fabrica y la acción combinada de los ferrocarriles al amparo de un perfeccionamiento de los medios de transporte de la leche han contribuido a que la zona propia de la economía lechera fuese restringiéndose, centralizando sus actividades al tiempo que diversificaba y ampliaba el elenco de sus productos. Estos podían obtenerse cada vez en mayor proporción a causa del refinamiento introducido en las lecheras y que hacia que en 1930 pudieran registrarse 750mil de las razas, Holando, Jersey, Normande, Friburguese etc. Capítulo III La Agricultura Entre 1900 y 1914, el progreso casi paralelo de los cereales y lino y la alfalfa, determinaron el del área total bajo cultivo que adquirió entonces una forma similar: entre 1914 y 1921, los primeros detuvieron su crecimiento en tanto que la alfalfa continuó el suyo hasta tocar el año 1921 su máximo; el tercer período se caracteriza por un fuerte ascenso de los cereales y lino y un igualmente pronunciado descenso de la alfalfa. Desde 1900 hasta 1921 crece desde 130 mil hectáreas hasta 300 mil; en el tercero de los períodos aludidos aumenta desde aquella cifra hasta 530 mil has. Constituyen pues la casi totalidad de la superficie sembrada: el porcentaje necesario para completarla está compuesto por árboles cultivados, legumbres, papas, etc. Durante esos años, la zona cereal a quedado totalmente delineada. Ella se ha internado profundamente en el este y el sur de Córdoba, ha superado la zona oeste de Bs. As. y penetrado extensamente en La Pampa. Mientras transcurrió la guerra europea la expansión de los cereales detuvo su desarrollo y aún lo redujo: esa superficie fue aprovechada por la alfalfa. A partir de 1921/22 se produjo una nueva expansión de los cereales y el lino y una restricción de las áreas destinadas a la alfalfa: los 13,5millones de has. en que fluctúa durante la guerra la superficie destinada a los cereales avanzó hasta 19,5 millones el año 1929/30, pero la alfalfa redujo la suya en casi 3 millones. El desenvolvimiento de la agricultura se desarrolla teniendo por mira fundamental los intereses de la ganadería. Estos intereses han podido ser satisfechos mediante la construcción de diversos ramales ferroviarios que pusieron a las zonas colindantes en condiciones de alterar el trabajo agrícola y el ganadero, y los préstamos hipotecarios, que, como lo hemos expresado antes, facilitaron en cierta manera la división de algunos latifundios y el poblamiento de diversas regiones marginales como las cercanas al centro de La Pampa y los partidos del extremo sur de Buenos Aires. La zona del cereal y de la alfalfa ha ido diseñándose hasta encerrarse dentro de las provincias de Buenos 10

Aires, el sur de Santa Fe, el sur de Entre Ríos, el este y sur de Córdoba y el este de La Pampa y alternando entre sí sus plantaciones. Los cereales se cultivaban para el consumo local, en toda la zona oeste y noroeste del país, y en cuanto a la alfalfa las provincias de Mendoza, San Juan y Salta, poseían extensos sembradíos en los cuales preparaban a los animales posteriormente al consumo de Chile y Bolivia. El desarrollo de los ferrocarriles y desde luego el de los cultivos extensivos, condujeron a eliminar prácticamente los de cereales y lino fuera de la zona litoral; a partir de 1908. Debe suponerse que el ritmo de crecimiento del área bajo cultivo de cereales y lino no se ha realizado de manera uniforme. Exportación y consumo interno de los productos agrícolas. Las exportaciones de cereales y lino han seguido aproximadamente las fluctuaciones de la producción y de los precios en el mercado exterior; a menos que circunstancias accidentales como las que la guerra de 1914/18 introdujeron, con la imposibilidad del transporte, factores de perturbación. La absorción del mercado interior se expresa de diferente manera según el tipo de cereal de que se trate. La absorción interna del trigo ha seguido los aumentos propios del crecimiento de la población: durante los años que transcurren desde 1915 hasta 1922 se nota una estabilización y aún una pequeña reducción proveniente de la que experimentó el área sembrada, derivada a la vez de las dificultades de la guerra submarina y de la preferencia que los terratenientes acordaron a la cría del ganado. Esas dificultades se tradujeron en un transitorio aumento de los stocks que luego se eliminaron aumentando la exportación en los años subsiguientes. El mismo raciocinio es aplicable al lino y al maíz. Entre 1915 y 1918, en que el precio del maíz con la leve excepción de 1917, osciló entre 4,80 pesos y 5,80 pesos los cien kilogramos, la absorción del mercado interno alcanzó el máximo del 55% de la producción: a partir de 1919 la cotización subió desde 6,40, y en 1928 y 29 sobre los 8 pesos: paralelamente, el consumo interior se redujo desde su máximo de 2,6 millones de toneladas hasta el mínimo de los anteriores 30 años de 1,4 millones. Las plantaciones de alfalfa llegaron a su máximo, dentro de la zona cereal y en el conjunto del país, durante el año agrícola 1921/22. Durante él, el 93 % de la superficie total sembrada en el país estaba ubicada dentro de la zona del cereal. A partir de ese año comenzó una reducción de los alfalfares. En esta reducción total es evidente que tuvo una incidencia fundamental el agotamiento de numerosos alfalfares iniciados junto con el auge del frigorífico; es seguro que también tuvo influencia en ello la erosión que a partir de esos años comenzó a castigar algunos sectores del oeste de Buenos Aires y este de La Pampa. Las plantaciones de lino que alcanzaban a principios del siglo a unas 200 mil has. se desarrollaron de una manera tan veloz que en el año 1930 cerca de 3 millones de has. Se sabe que la zona más densa de las plantaciones de lino era la norte de Buenos Aires, la mitad sur de Santa Fe y de Entre Ríos. Lo propio ocurre con las demás forrajeras, maíz, avena, cebada y centeno. Sin perjuicio que la siembra de algunas de ellas, como el maíz se realizara desde largo tiempo atrás, tanto las áreas de cultivo reciente como las demás, experimentaron a partir de 1922 un crecimiento decididamente importante. Los cultivos industriales. La agricultura se había desarrollado en estricta dependencia de la ganadería, sujeta a sus intereses y limitada a sus necesidades. La exigencia de mejores pastos condujo originariamente a los ganaderos de Buenos Aires al cultivo de sus campos y de este propósito deriva la idiosincrasia de la agricultura.

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Su finalidad consistía fundamentalmente en difundir los alfalfares en una forma inmediata, directa y económica, consistía en acordar sus campos al agricultor con el compromiso de dejarlos al cabo de su contrato sembrado con la forrajera. La agricultura constituía el recurso necesario para impulsar el refinamiento de los ganados, para lograr un estado de preparación impuesto por el frigorífico. Surgió un tipo especial de cultivo, cuya producción antes de ser destinada al consumo debe ser sometida a una transformación técnica, los denominados cultivos industriales. Éstos, se han desarrollado en el país paralelamente a los cereales y las forrajeras. La era de los cultivos industriales adquirió perfiles relevantes más allá de 1930. Las zonas creadas para el cultivo de las diversas plantas industriales son, fundamentalmente la de Mendoza, San Juan y Río Negro; la de Tucumán, Salta y Jujuy; y la de Chaco, Corrientes y Misiones. El lento desarrollo experimentado por los cultivos industriales entre los años 1900 y 1930, depende en gran parte de la dificultad que los medios de transporte han opuesto a su difusión en el mercado interior. Diferenciación económica de los cultivos industriales. Los cultivos industriales iniciaban en la Argentina una era que requería su base técnica para alcanzar el mercado interior. Esta base era el camino, pero ello suponía la existencia del motor a explosión y en consecuencia del petróleo. Debe recordarse que la entrada al país del capital norteamericano, se inicia algunos años antes de la primera guerra mundial, y después de ella, al pasar a ser Estados Unidos gran potencia mundial, impulsaron enérgicamente esa nueva expresión del capitalismo que consiste en acordar preeminencia a la exportación de capitales. En base a ella llegan automotores, aparatos eléctricos, cinematógrafo, fábricas de armado de coches y camiones, destilerías de petróleo, fábricas de cemento, de aceite, etc. La extensión de las chacras. El desarrollo de las industrias agropecuarias, independientemente de las influencias que interactúan entre la ganadería y la agricultura, y del conjunto de factores que pueden haber ejercido una incidencia parcial, permite advertir una etapa transcurrida desde principios del siglo hasta el comienzo de la primera guerra mundial, una segunda desarrollada desde esa fecha hasta el año agrícola 1921/22, y la tercera desde ahí hasta la gran crisis de 1929. El número de propietarios creció en forma considerable. A partir de la gran crisis, comienza un proceso involutivo, en lo referente al número de propietarios, que comenzó a descender pronunciadamente en cuanto los efectos de la crisis empezaron a ser más acentados. Los establecimientos agropecuarios, cuya superficie no excede de 50 has. alude en su mayor proporción a los que son atendidos por los pequeños chacareros y sus familias. Entre 50 y 500 has., quedan comprendidos la casi totalidad de las chacras destinadas al cultivo de cereales y lino y los medianos propietarios de ganado. Entre 500 y 5.000 has., están comprendidos los más grandes lotes destinados al cultivo agrícola y las estancias aplicadas a la cría del ganado. Los establecimientos cuya superficie es superior a 5.000 has., suman aproximadamente 5.000. El régimen de propiedad de la tierra. Durante el período que transcurre entre los años agrícolas 1912/13 y 1923/24, las superficies sembradas habían permanecido prácticamente constantes. 12

El colono, ante la crisis, la reducción de precios de sus productos y la elevación de los artículos necesarios a su consumo y a su trabajo, las abandona sistemáticamente. Este acontecimiento se produjo en sentido inverso en la zona de cultivos industriales. Al referirse al régimen económico de las industrias agropecuarias, es preciso diferenciar netamente la agricultura de la ganadería. Dentro de las explotaciones agrícolas, las provincias que contienen los cultivos industriales acusan un alto porcentaje de propietarios en razón de la reducida dimensión de la chacra destinada a esos cultivos. Las explotaciones ganaderas, en cambio, denotan un alto porcentaje de propietarios: con la excepción de Buenos Aires en la cual las explotaciones ganaderas mantenidas a cargo de sus propietarios son el 40,7% del total. También en la zona de los cultivos industriales el régimen del arrendamiento adquiere marcado auge. Comienza a ocurrir en ella, en Chaco y Misiones, el mismo acontecimiento contemplado años antes en la agricultura del litoral. El bajo precio de la tierra volcó hacia aquellas regiones el capital que no hallaba beneficios adecuados en el litoral. El proceso de concentración de la propiedad privada de la tierra, que en la zona litoral toca límites sumamente elevados, había comenzado a realizarse a partir de 1930 también en Tucumán, Mendoza, San Juan, Corrientes, etc. La conclusión es que la propiedad privada de la tierra aleja cada vez más a los capitales de una inversión productiva y en consecuencia que éstos se desplazan hacia donde el desarrollo de las fuerzas productivas de la agricultura sea más factible, es decir, donde el precio de la tierra sea más bajo. En nuestro país, hacia los cultivos industriales, porque de ellos se podía obtener un beneficio líquido superior al de los cereales y por la imposibilidad de extender la zona del cereal mucho más allá de los límites alcanzados en 1914. El mayor progreso de los cultivos industriales y el hecho de que allí exista tan alto porcentaje de propietarios, no implican que no se cumplan las mismas leyes que rigieron el desarrollo de la agricultura del cereal. La reducción del número de propietarios que afecta al total de las explotaciones agropecuarias, se observa tanto en las emplazadas en la Patagonia y en la zona de cultivos industriales como en el litoral. Por supuesto que la reducción en el número de propietarios no implica una reducción en el área utilizada a sus fines, porque numerosos propietarios poseen más de un establecimiento y los relevamientos no tenían por objeto establecer en cuántas manos se hallaba la tierra laborable. La sociedad anónima aparece desde principios de siglo, pero su desenvolvimiento más veloz ocurrió durante la década de 1920. Por supuesto que ella no limitaba su acción a la simple tenencia de la tierra; todas las actividades concordantes con la ganadería, y muchas que no lo eran, entraban en su radio de acción. La crisis de 1929 fue sumamente fecunda en la creación y extensión de los latifundios en mano de las sociedades anónimas. Aún cuando las sociedades anónimas abarcaron las más variadas zonas del país, especializaron su actividad en la zona litoral, y aún dentro de ella en la zona central. El proceso de concentración de la propiedad de la tierra ha conducido a elevar sus precios; primero a causa del aumento de la renta, y luego a la baja de la cuota de interés. La fractura del frente ganadero y su polarización alrededor de las ramas británica y norteamericana, era un hecho que adquiría a lo largo de 1920 una realidad dramática. 13

El frigorífico era el instrumento de penetración; a continuación suya venía el petróleo, el automotor y el conjunto de mercancías manufacturadas que antes enviaba a Gran Bretaña. Capítulo IV Industrias derivadas de la agricultura La industria harinera: Ninguna de ellas ha logrado dentro del periodo que consideramos un volumen mayor que la harinera. El censo de 1895 había localizado 659 establecimientos molineros, cuya producción anual era de 337 mil toneladas. La capacidad acordaba a la zona del litoral el 92% de la producción. El censo de 1914 hallo reducido el numero de molinos harineros a 408, pero aumentada la capacidad máxima de producción desde 4.100 tn. La producción anual había elevado un millón de tn. La Capital Federal ha acrecentado su elaboración en un 13% entre ambas fechas mientras que Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos se han visto reducidas. La concentración supuso el aumento en los molinos desde 10 millones de pesos oro en 1895 a 38 de 1914. La fuerza motriz fue especializándose, originada por el empleo a vapor, reduciendo el uso de energía hidráulica y eliminando ya en 1914 la tracción animal. El transporte ferroviario había eliminado a pequeños molinos diseminados en el interior del país. Las cifras correspondientes a los anos centrales de la decena de los 1920 indican que la producción de harina dentro del litoral es del 99,8% de la total producción del país, que se hallan concentrada en, Capital Federa y la zona lindante entre Córdoba y Santa Fe. La falta de censo entre 1914− 1935 que pudo ilustrar acerca del proceso del país a consecuencia de la primera querrá mundial, determina que es necesario recurrir a la ultima fecha. Este censo no traduce con fidelidad la década de 1920, porque los primeros efectos de la crisis iniciada en 1929 tuvieron mucha importancia decisiva a la industrialización del país. Difundieron un fuerte nacionalismo, cuya primera consecuencia fue el cierre de fronteras nacionales mediante tarifas, propiciaron el régimen de las cuotas que consistía en graduar rigurosamente la entrada o salida de los productos. Finalmente ocasionaron el descenso de los precios agrícolas a extremos tales que el abandono del campo fue una consecuencia ineludible. En 1914, 256 establecimientos productores de harina operaban a vapor; en 1935 lo hacen solo 28; la electricidad, los motores de combustión interna y a turbina han despojado al vapor de su predominio de 1914. La sustitución del vapor por los motores eléctricos y a combustión interna implica el detalle técnico más característico de la posguerra de 1914, y sugiere el grado de perfeccionamiento que lograba esta industria. Estos establecimientos operaban en 1929 dos millones de tn de trigo, de allí se obtenía harina y millones de subproductos. Atendida la fracción de exportación de 15.000 tn. La industria vinícola: La producción nacional de vinos en 1900 era del 60% el consumo, alcanzaba 115.000 kilolitros; en 1920 aumento hasta 500.000, y en 1929 llego a su máximo de 836.000. Medidas adoptadas posteriormente a fin de regular la producción, la redujeron paulatinamente. La producción de Mendoza ha continuado exteriorizando la magnitud de la industria vinícola nacional; sin perjuicio del progreso de la producción en San Juan, Río Negro y Neuquén. El censo de 1914 hallo 4317 bodegas, el numero aumentaba durante la década de 1920 en forma paralela a la producción de vino, aquellas eran mas de 5000. en 1935 hubo una reglamentación de regulación de cepas, que 14

había reducido a 1692. La industria azucarera: Se concretaba a principios del siglo actual, 32 en Tucumán, 3 en Jujuy, 1 en Misiones y 6 sobre el río Paraná. Esta actividad se ha desarrollado bajo las criticas más severas, lo exacto es que ninguna ha contado con un margen de protección como el azúcar y ninguna lo ha usufructuado con un más acabado sentido de casta. El impuesto interno que grava el azúcar ha tenido un aumento similar a los productos nacionales, las leyes proteccionistas neutralizaban o echaban sobre el consumidor el peso del impuesto. En 1914 se hallaron 42 establecimientos; 30 en Tucumán, 3 en Jujuy y el resto diseminado en Salta, Sta. Fe, Corrientes, Chaco y Formosa. En 1935 se hallaron 39 establecimientos; 27 en Tucumán y 3 en Jujuy. Las industrias oleaginosas Con excepción del lino, el cultivo de las oleaginosas fue impulsado energéticamente a partir de la primera guerra mundial, su mayor impulso ocurrió posteriormente a 1930. Las oleaginosas definen una zona mas variada que la del vino, azúcar y la yerba mate. Situadas en las provincias de Corrientes, Chaco, Misiones, Córdoba, Sta. Fe, Mendoza, San Juan y La Rioja. La producción de aceites comestibles, no era superior a 4000 tn; al comenzar el siglo la concordancia con la guerra; había aumentado a 10.000 y duplicaba esa cifra hacia 1929. En 1914 existían 22 fabricas de aceite; 12 estaban en Cap. Fed., representando el 56% del capital invertido. La industria yerbatera: Entre 1900 y 1930, su consumo vario entre 70 y 90 mil tn. Luego de 1930 las áreas de bajo cultivo se desarrollan en Corrientes, Misiones, fueron desarrolladas con notable energía. En 1914 funcionaban 31 establecimientos destinados a la molienda de yerba mate representaba un capital de 7,4 millones de pesos. Los molinos se ubicaban 8 en Cap. Fed., 9 en Sta. Fe, 13 en Misiones y 1 en Corrientes. En 1935 habían aumentado a 79 y el monto de productos elaborados hasta 34,2 millones de pesos. La industria tabacalera: La producción nacional aumento entre 1900 y 1939, desde 3,5 millones de kg. hasta 7,5 millones. Se obtiene en la zona norte del país, desde Misiones hasta Salta. En 1914 indicaba la existencia de 55 fabricas. E n 1935 señala la actividad de 152 establecimientos, la masa mayor de los establecimientos se situaba en Cap. Fed. Caracterizaron económica de las industrias derivadas de la agricultura: Las industrias que acabamos de describir, poseen la característica que por el pasaje de la agricultura a la industria se realiza de manera más directa, la vinculación entre ambas es, dentro de la estructura Argentina, mas estrecha, porque en mayor extensión se nutre de la materia prima nacional. Estas industrias derivadas de la agricultura, ofrecen la característica que la relación entre el capital constante y el variable, es superior a la de la mayor parte de las demás industrias con excepción de yacimientos y canteras de electricidad y petróleo, carbón y derivados. Los cultivos industriales, que requerían medios de vinculación, no podían prosperar sin certeza del mercado interior. Este debía integrarse con una población numerosa y dotada de una cierta capacidad adquisitiva. Hacia fines de la decena de los 1920, ambas podían configurar un mercado adaptable. Los cereales y el frigorífico, además de haber llevado al tope las posibilidades históricas progresivas del 15

capitalismo en la agricultura Argentina, habían elevado la renta territorial, tanto por hectárea como su conjunto, a tales dimensiones que el tributo que el país pagaba a los grandes propietarios de la tierra era ya incompatible con la estructura agraria que se había acordado. La solución pudo darse por una modificación de esa estructura. Capítulo V Minería El estado contaba entre sus dependencias con una Dirección de Minas, sus actividades asumían tal grado de elementalidad que poco se había adelantado en el conocimiento de la riqueza minera. Los organismos oficiales continuaron en efecto, ignorando el carbón, que sin embargo ya había sido localizado antes de 1930 en distintos puntos del país, en cuanto al petróleo, apareció en momentos en que la perforadora buscaba agua y en lo referente al hierro, su búsqueda, convenía a la transformación técnica y económica que comenzó a experimentar el país posteriormente a la primera guerra mundial. El grado de desarrollo de la industria argentina no era suficiente para alentar una minería prospera. Los filones argentinos se hallan impropiamente situados para la exportación ya que los próximos harían recorrer sus productos mas de 1000 km. para alcanzar el más cercano de los puertos. Su ubicación no es inapropiada para utilizarla en el mercado interior pero puede serlo para su empleo en las fabricas británicas a menos que estas deban necesariamente usarla en razón de la carencia en otros lugares. La industria mundial ha comenzado a utilizar diversos metales. Antes de 1880, el hierro, el carbón, el plomo, el estaño y la plata constituían los recursos de la fabricación. En 1890 comienza a fabricar el acero, el níquel y el cromo, luego manganeso y el tungsteno se combinaron al hierro para acordar el nuevo producto para realizar grandes obras como puentes, barcos, aparatos de transporte y de maquinas de gran velocidad. Hacia 1920 comenzaban a ser objeto de atención algunos yacimientos mineros. Numerosas minas de cobre, plomo y de cinc retomaron su actividad pero a diferencia de los años 1890, que la explotación minera consistía en la ausencia total de maquinaria utilizando el esfuerzo humano, estaban discretamente mecanizados. Los trabajos de pavimentación de la ciudades y los elementos necesarios para las construcciones de edificios, camineras, sanitarias etc. tomaron gran impulso. A partir de 1900 habían acrecentado la demanda de los minerales necesarios para la fabricación de esos elementos. Por lo que se refiere a la industria del cemento se difundió en el país con cierta rapidez a partir de 1916 en que el capital norteamericano realizo su primera inversión en Buenos Aires. La industria minera instalada en la zona del litoral y destinada a la producción de materiales constructivos traduce un grado de progreso dentro de la organización capitalista que la transforma en monopolio. La incorporación del cemento a las actividades mineras e industriales del país constituye un episodio de la lucha entre los principales inversores librada a fin de ejercer predominio en la respectiva rama de la economía Argentina. El cemento modifico la técnica de la construcción abaratándole y acortándole posibilidades de desarrollo 16

inabordables al hierro, expandió el sistema de pavimento apropiados del automotor, deprimiendo la industria del adoquín y tecnificando el método artesanal usado antes en los trabajos de pavimentación. Capítulo VI La población En cuanto a los datos de población hacia el final de la decena de 1920 se debe expresar que la Dirección General de Estadística de la Nación, realizaba anualmente y daba sus datos a publicidad, un cálculo de la población argentina y de las tasas de los diversos hechos demográficos. La propia institución expresa las dificultades para obtener los datos correspondientes; la información dista de ofrecer la variedad que puede lograrse a través de los censos, y esta circunstancia confirmaría el juicio adverso que ha merecido frecuentemente la desidia, la incomprensible ceguera de los gobiernos de un país en plena formación, agitados por acontecimientos como la guerra mundial, la crisis de 1929, etc., y cuyos recuentos no sólo de población sino también de haciendas, de áreas sembradas, de diversos hechos sociales, se resienten por la existencia de largos períodos de total ignorancia. El aumento absoluto de la población entre 1914 y 1930 ha sido inferior al registrado entre 1895 y 1914: 3,6 millones en el primer caso y 3,9 en el segundo. La zona este o pampeana ha acumulado el 75,6 de esos aumentos; le siguió con 10,2 la noreste, es decir la destinada preferentemente a los cultivos industriales, y a poca distancia la zona oeste, cuya característica consiste también en los cultivos del mismo género. Durante los años que transcurren entre 1914 y 1930 hay un período, el que se desarrolla entre 1914 y 1920, en que el país lejos de incorporar las habituales masas inmigratorias fue más bien país de emigración; pero el que transcurre entre 1920 y 1930, fue considerablemente fecundo en punto a la entrada de trabajadores. Los 2,4 millones de extranjeros que acusaba el censo de 1914 y que eran entonces el 30,6 % de la población, en 1930 eran 2,5 millones sobre una población de 11,4 millones, o sea el 22 %; En esta última fecha queda cerrada la entrada de inmigrantes. Los aumentos de población antes mencionados no se realizaron de manera uniforme. En la zona oriental ocurren aumentos con respecto a 1914 desde el 40% en Cap.Fed. hasta el 48% en Córdoba y el 50% en la Provincia de Bs.As. La zona del azúcar tiene un crecimiento del 36% en Tucumán, en la zona vitivinícola acusa el 60% en Mendoza y 47% para San Juan. Es preciso recordar que esos porcentajes representan cifras absolutas muy diversas: el aumento de población de la Cap.Fed. fue de 600 mil habitantes y el de Bs.As. de 1 millón, mientras el de Mendoza fue de 170 mil y el de los territorios nacionales del sur de 70 mil. Con respecto a los inmigrantes se desarrolla entre 1895 y 1920 y abarca una fase ascendente con todo el proceso de expansión de la agricultura, de la refinación del ganado y del frigorífico; su punto máximo ocurre hacia 1910 y acusa la entrada en el quinquenio precedente de 1,2 millones de trabajadores de los cuales quedan en el país casi 800 mil; la rama descendente de este ciclo está determinada por la guerra de 1914/18. Un ciclo que se inicia en 1920, alcanza su máximo relativo en 1925, en el cual el número de trabajadores entrados al país apenas supera el de 1890 y se cierra en 1930. El desarrollo de la emigración entre 1900 y 1920 varía de manera fundamental; el crecimiento de los emigrantes se realiza mediante un brusco ascenso. En esta fase se inicia y se realiza de manera sistemática la inmigración golondrina, es decir la que llega al país con el objeto de participar en las tareas de levantamiento y exportación de las cosechas de granos y regresar luego a su país de origen. Este período es el de 17

organización del trabajo asalariado en el campo. Pudo realizarse en virtud de varias causas. La primera consistía en la gratitud del pasaje de venida hasta Bs.As., los jornales relativamente elevados, el cambio de 2 y ½ liras o pesetas por peso argentino atribuía a este último una alta traducción en el país de donde provenía el trabajador; la falta de maquinarias en la agricultura y en los puertos de embarque y la necesidad de extraer la cosecha durante el primer cuatrimestre del año para anticiparse en el mercado internacional al arribo de la procedente de Estados Unidos y de Canadá La permanencia de trabajadores extranjeros en las ciudades tuvo su importancia en el desarrollo del comercio, las industrias, en la ejecución de obras diversas, como ferrocarriles, edificios, pavimentación, etc. En el proceso industrial es indiscutible la trascendencia que ellos tuvieron, no ya por la aplicación de las técnicas propias de cada grupo nacional, sino porque la abundancia de la mano de obra, desde luego barata, permitió la implementación de usinas y su permanente desarrollo. Es evidente que la existencia del extranjero postergó la incorporación del criollo a las tareas industriales, un poco porque lo mantenía atado al trabajo agropecuario. En este sentido se puede decir que la cancelación de la inmigración, en 1932, sobre admisión de extranjeros, facilitó la incorporación del trabajador nativo a las tareas industriales. Con la crisis de 1929, la ruina de la agricultura, la rebaja de los jornales a los trabajadores de la campaña, crearon el clima favorable al abandono del campo. El crecimiento total del país entre 1910 y 1929 desciende de manera gradual desde 4,53 % en el año base, hasta 2,5 % en 1929, luego de haber pasado por su máximo absoluto de 5,1 % en 1912 y un mínimo de 1,18 % en 1915 en concordancia con un aporte inmigratorio negativo. En cuanto atañe al crecimiento vegetativo realizado entre 1910 y 1929 parte del 2,06 % y desciende hasta 1,68 % en 1929. Si bien de los dos factores que determinan el crecimiento vegetativo, la natalidad había descendido, también lo había hecho la mortalidad. La aparición y empleo de la máquina y la adopción de un sistema de transporte rápido y barato ha ejercido en la Argentina un efecto favorable a la preservación de la salud, junto con la diversificación y ampliación de la dieta alimentaria y los progresos de la higiene. Entre 1913 y 1929 el número índice de los salarios estaba por debajo de la base para el último año, mientras que el costo de vida fue inferior a la base durante los años de la guerra. Concordantemente la jornada de trabajo, que en 1914 medía 53,6 horas por semana creció a 55 durante los primeros años de la guerra, comenzó a descender a partir de 1917 a 54 horas, ese descenso fue practicado en forma tan absolutamente medrosa que en 1929 era todavía de 49 horas semanales. Se debe recordar que su desempeño lo hacía en locales desprovistos de los elementos indispensables y que su vivienda no reunía las condiciones apropiadas al mantenimiento de la salud. La construcción de edificios modernos dotados de comodidades apreciables, con destino a la industria, es posterior a 1930 y concuerda con la incorporación de las grandes empresas. En cuanto afecta a las diversas regiones del país se dice que hasta 1930 han acrecentado su población urbana superando a la rural, las provincias del cereal, Bs.As., Santa Fé, Córdoba y Entre Ríos; las dos del sector oeste, Mendoza y San Juan; y la de Tucumán. La población del resto del país continuaba siendo predominantemente rural. La urbanización de la Argentina se ha realizado como expresión de su estructura económica. El litoral pudo avanzar a mayor velocidad, porque su mercado de consumo poseía una absorción prácticamente inagotable, los del azúcar, el vino, la harina, el algodón, etc. quedaban limitados al mercado interior y aun trabados por todas las limitaciones que le imponía el comercio exterior. El litoral fue pues la zona más evolucionada, la que con mayor celeridad inició la concentración de la propiedad territorial, el desplazamiento de la pequeña producción por la grande y el encarecimiento de la tierra; y a la vez, pudo iniciar el pasaje de la economía agropecuaria a la industrial. De acuerdo a la clasificación precedente el sector industrial ha absorbido la mitad del progreso localizado 18

entre 1914 y 1933. También podemos observar que la población ocupada 3n 1914 era 41,2 % de la población total del país y la calculada por Bunge para 1933 era el 41,7 % de la población calculada por la Dirección General de Estadísticas para fines de ese año. Esto implica que la ocupación ha corrido paralelamente al crecimiento de la población. Capítulo VII La industria manufacturera Sus condiciones de desarrollo: El proceso de industrialización al censo de 1895 fue enérgico. Se deben reconocer las tres etapas bien definidas; la que media entre ambos entre 1895 y 1914; la segunda durante la primera guerra mundial y se extiende hasta 1920; la ultima ocurre durante la tercera decena de este siglo. El proceso industrial de la Argentina presenta en el año 1895 un predominio manufacturero. Los pequeños artesanos que iniciaron desde treinta anos antes de esa fecha talleres destinados a proveer a la población de artículos esenciales. La manufactura desempeña un papel de gran trascendencia en el desenvolvimiento de las formas capitalistas de la industria; constituye el mecanismo de vinculación entre el artesano y la pequeña producción mercantil con la gran industria mecanizada. El pasaje de la manufactura a la fabrica implica una revolución en la técnica y en la economía de la producción. El desarrollo industrial de la Argentina se ha realizado superando trabajosamente innumerables factores adversos, aludiremos a los que constituyen su base física, combustible, mano de obra, medios de transporte y mercado. La posesión de la hiera empalmo entre nosotros rápidamente con la realización de las vaquerías, con el aquerenciamiento de las haciendas substraídas al común, y en definitiva con la estancia. Terrateniente y estanciero pasan a ser términos homólogos. La estructura economico−social del país se asentaba, pues, sobre su riqueza ganadera y sobre los beneficios que ella producía; la aglutinación de los terratenientes en una clase social, que disponía de recursos propios de clase dirigente. El desarrollo de las industrias de los productos destinados al mercado interior: La transformación de los productos primarios, fabricación de harina, derivados de la leche, de vino y alcoholes, y algunos derivados del cuero y la madera, pudo realizarse sobre la base del mercado interior. Los vinos y muchas variedades de alimentación, del vestido, del ornato, del mobiliario, etc., eran directamente importados. La primera decena de este siglo registro las más altas cifras de la inmigración, fenómeno correlativo de aquel otro, y de consiguiente del fenómeno industrial, con preferencia de los rubros de alimentación y vestido. La materia prima que ella elaboraba provenía de los productos de la tierra, buscaba ya decididamente el mercado externo. Las industrias agropecuarias se habían diferenciado suficientemente, el mercado interior crecía continuamente y se adaptaba de manera gradual a la existencia del gran establecimiento mecanizado y capaz de una vasta producción: logrando con ello una mayor calidad y entrar en competencia con productos similares del exterior. El doble proceso de concentración: Paralelamente el proceso de concentración dentro de un mismo establecimiento o un conjunto de ellos, la 19

industria ha creado diversos núcleos sobre el mapa del país. El del azúcar, vino, el de la zona norte y noroeste, son algunas de sus realizaciones: ninguna de la magnitud del litoral, donde reunía el 75% de la población del país. El volumen de producción que tenia el país, era destinado al exterior. Los cereales y la carne en primer termino, los cueros, la lana, el extracto de quebracho, se retenían con destino al mercado interior. El frigorífico en su condición de implantación industrial de mayor relieve, debía necesariamente ubicar sus unidades sobre el costado oriental del país. La ciudad de Bs. As era además el más vasto mercado de fuerza de trabajo. El hecho que la propia ley numero 817 estableciera el arribo a sus muelles de los barcos que conducían a los inmigrantes, terminaba por fijar en ella el emplazamiento de todos los contratos referentes a su distribución el país. La concurrencia simultánea de animales destinados a los frigoríficos, de cereales para sus molinos y sus muelles de embarque, de lana para su mercado de colocación, de mano de obra, de mercancías de importación, que necesitaban almacenes y fraccionadores, decidieron la finalidad común de todas las líneas ferroviarias. a lo largo de su desarrollo se puede comprobar el fenómeno inverso, es decir que el trazado adoptado por las empresas inducía a ese conjunto de mercancías y de servicios a concurrir a la ciudad. Las empresas ferroviarias tenían un notorio predominio en el trafico descendente; en 1914 el ganado y productos agrícolas era entre ambos el 60%; como además viajaban en el mismo sentido el vino, azúcar, arena, piedra, cal y cemento y algunos centenares de miles de productos. Las empresas necesitaban enriquecer el trafico ascendente, a fin de evitar el recorrido de vagones vacíos y el consiguiente desmedro del rendimiento financiero. El mercado de Bs. As ofrecía las mayores perspectivas en lo referente a la mano de obra disponible, también lo referente a la calidad. La primera escuela industrial fue fundada en el país y comenzó a funcionar en Bs. As hacia 1900. En cuanto afecta al personal directivo, administrativo y técnico, fue necesario a que rindieran sus frutos la casi simultánea creación de la Facultad de Ciencias Económicas y la carrera de ingeniería industrial en la de Ciencias Exactas Entre 1900 la importación de carbón ascendió desde 1,5 millones de tn anuales hasta 4 millones; de ellas el 40% correspondía al consumo de ferrocarriles, el 15% para el de marina mercante y el 45 restante para el consumo general y de la industria. Durante los primeros 15 anos de este siglo, el carbón fue el combustible por excelencia. En 1914, el consumo mundial era el 90%; el 7.5% pertenecía al petróleo y poco más del 2% a la energía hidráulica. Debe expresarse que en 1815 la incidencia sobre el costo de producción el costo de combustible, variaba entre el 10 y 40% si se trataba de fabricas de manteca, almidón, papel o de chocolate; había productos en los que esa incidencia era inferior al 10, como las fundiciones, hojalaterías, y aun al 5%, como los talleres mecánicos, curtiembres, aserraderos, etc. Las industrias durante el periodo 1914 / 18: La influencia de la primera guerra mundial fue decisiva en cuanto al desarrollo de la industria Argentina. La cesación en forma drástica de los artículos manufactureros que enviaba Europa, impuso la necesidad de substituirlos de alguna manera con los de producción anciano. Los establecimientos recibieron un impulso enérgico hacia el incremento de la producción y surgieron paralelamente un sinnúmero de establecimientos. La interrupción del trafico marítimo había percutido en la orientación al mercado exterior. Las importaciones a Gran Bretaña que eran del 34% habían descendido en 1918 hasta el 19%; las de Francia, desde el 9% hasta menos de 4; las de Alemania, desde el 17 hasta anularse en 1918; pero los EE.UU. había aumentado desde el 20

14 hasta el 36%. La guerra mundial impulsaba la producción interna dando saldo a su producción habitual y aun acrecentando algunos títulos. Logro un incremento en la producción alimenticia y de vestido, de metalurgia liviana y de reparación, etc. La reducción de cuota de importación de carbón, que estuvo durante los anos de guerra debajo de la tercera parte habitual, comenzó a crear una verdadera industria del combustible vegetal, desarrollado en Santiago del Estero y Chaco, numerosos establecimientos a industrializar la madera. Durante la decena de 1920 las inquietudes con respecto al petróleo, orientaron hacia la buena senda, hacia los movimientos populares ocurridos en ella. En 1928 las masas populares acordaron las fórmulas, se debió preferentemente a la posición adoptada por sus integrantes, durante la discusión parlamentaria de 1927 acerca del régimen legal del petróleo. La incidencia durante la guerra era muy leve; fue necesario llegar a 1920 para que la producción nacional excediera las 200 mil tn. En la misma medida que había variado el problema del combustible lo había hecho el de la energía eléctrica. En 1895 había hallado 15 establecimientos, pero en 1914, el numero de usinas había aumentado hasta 300. Desde ahí, el crecimiento de usinas y de producción se mantiene primero estacionario y aumenta luego entre 1921 y 1927. La producción industrial se había acrecentado durante los anos de guerra sin que sea posible medir ese acrecentamiento de manera precisa, Bunge ha estimado en su estudio durante la guerra, que el aumento de su capital patrimonial ha crecido en un 17,5% y en un 22,5% si se agrega el capital de nuevos establecimientos. Entre 1910 y 1920, en concordancia con el desarrollo de la guerra los establecimientos industriales, acusan un acentuado crecimiento. La industria durante los 1920: La economía mundial había virado después de la primera guerra, hacia la importación de industrias; el sistema de ventas de mercancías fabricadas en la metrópoli y luego los empréstitos del Estado y aun las inversiones en cierto tipo de empresas, no interpretaban cabalmente la necesidad de exportar capitales en los que se hallaban los grandes países industriales. La manera consistía en empotrar la industria a fin de incorporar a las ventajas emergentes de la exportación, las que resultaban de los jornales inferiores, de la ausencia de leyes sociales, de las mayores jornadas de trabajo. Gran parte de las superficies se orientaron hacia la ganadería, esta requiere en igualdad de condiciones menor mano de obra que la agricultura y esas circunstancia había ocasionado cesantías. Los sectores apegados a las industrias agropecuarias no permanecieron a su vez inactivos. En su interés fundamental figuraba el hecho de evitar la evasión del campo; de detener el proceso de división social del trabajo, por ello se creo la ley 10.676. La ley retuvo a todos aquellos trabajadores y pequeños propietarios, presuntos de parcelas de tierras. El regreso al régimen de la ley 817, hizo el resto, no obstante que el decreto de 1923 inicia las trabas que conducirían a su virtual derogación hacia 1931. El aporte de ella sirvió para permitir el desarrollo de la industria manteniendo la estructura agropecuaria que caracteriza al país. Salarios y régimen de trabajo: En 1913 comenzó a funcionar el Departamento Nacional del Trabajo. Este organismo informa que sobre la base de la correspondiente a 1929, que mide cien, la ocupación decrece desde el valor de 72 que tenia en 1914, hasta el valor 62 que alcanzo en 1916; de ahí comienza a crecer en forma lineal hasta 1930, que supera a la del ano base y logra el valor 105. Entre 1900 y 1910 se caracteriza por extremada agitación obrera y la violencia con la que las clases 21

gobernantes pretendieron salir al encuentro de un movimiento que, a juicio de Pellegrini, era una característica de la época. Caracterización de la industria del censo de 1935: La caracterización de la industria en 1935, se puede realizar a su grado de concentración funcional y geográfica. Con respecto a 1914 se puede advertir un incremento de la fuerza motriz. La producción unitaria por establecimiento, por obrero y por salarios, señala aumentos con respecto a 1914. Desde el punto de vista de la producción, las materias primas representan el 37%, los textiles 15,6%, maquinarias y vehículos con 6,7% y fabricas de electricidad con 5,6%.El carácter liviano de la industria de 1935 continua siendo, los metales y sus manufacturas, el petróleo y sus derivados, las sustancias químicas y las manufactureras del cuero y del caucho. Existe una concentración considerable de 1.228 establecimientos, el 3% de los establecimientos agrupan el 51% del capital invertido. En 1914 se puede mencionar a propietarios; en 1935 a empresas. Entre 1914 y 1935, el porcentaje de extranjeros propietarios en Cap. Fed. bajo de 77 a 61; en Bs. As de 72 a 51; en Sta. Fe de 73 a 47 y en Córdoba de 70 a 53. El censo de 1935 alude a la existencia de un 63,5% de empresas individuales y de 28,6% comerciales. Aludiendo por ultimo a la distribución geográfica, se puede establecer que el proceso de concentración realizado por las industrias y hallado por el censo de 1935, supera en proporciones y trascendencia al que se había anticipado a realizar la ganadería y agricultura. El ascenso de la producción comenzó a destruir a las unidades locales económicas, impulsándolas hacia la integración en el gran mercado nacional, Impulso a la población a asociarse, agruparse en asociaciones que vinculaban a través de su carácter solidario a todos los interesados con un mismo objeto, sindicatos, cooperativas, sociedades mutuales de diversa especie. Estos cambios han alterado profundamente la modalidad espiritual de la población. Capítulo VIII Los Medios de Transporte Los ferrocarriles: Su desarrollo entre 1900 y 1930 Al terminar el siglo XIX, la extensión de los ferrocarriles se elevaba a 16.500 km. de los cuales 2000 pertenecían al Estado. Antes de 1890, las líneas del estado medían 3700 km., lo mismo que la de los particulares. En 1900 la extensión de vías del Estado se redujo en 1700 km. mientras que las de las empresas particulares se acrecentó casi en 11000 km. En 1907 fue dictada la ley 5315 que modifico el régimen legal de las empresas y lo colocó sobre nuevos principios: de ahí hasta 1914, tiene lugar el desarrollo más violento registrado hasta la fecha en la longitud de la red, 1922 marca un instante excepcional a causa del comienzo de la época de rehabilitación de la economía mundial y en la Argentina en razón de iniciarse una nueva forma de la industrialización de la carne que modificó profundamente las bases de la economía ganadera. El año 1930 señala finalmente la terminación del período comenzado en 1857, quedan ahí terminadas todas las características que acordaron al ferrocarril una modalidad particular, la de un vasto monopolio de hecho que funcionaba incrustado en el régimen liberal. La empresa ferroviaria, no podía, en efecto, permanecer indiferente a los problemas de la producción dentro de su zona de influencia: ella tendería permanentemente a ampliarla. Constituye como ninguna otra empresa, una basta conjunción de intereses diseminados en los más variados puntos del globo. 22

Siderurgia, industria de la madera, de la electricidad, minas de carbón, de petróleo posteriormente, son algunos de los rubros que reclaman su funcionamiento; pero ninguno como la ferroviaria penetra en lo íntimo del país e identifica sus propios intereses con los de éste último. El ferrocarril poseía hacia 1930 la tesitura propia de éstos últimos, pero su base técnica no respondía ya a las exigencias económicas; el ferrocarril había independizado a la industria fabril y a las agrupaciones humanas de su instalación en proximidad de los ríos. Introdujo variaciones fundamentales en el mapa industrial y demográfico del mundo. Pero la extensión de los cultivos y la extremada diversidad de la producción fabril requerían de los transportes servicios de tal dimensión y solicitados desde tal variedad de lugares que su prestación por el ferrocarril era ya insuficiente, éste no se prestaba para los trazados de dimensiones reducidas, ni para atender a los lugares que a causa de la iniciación de sus actividades despacharían momentáneamente cargamentos limitados. Las nuevas normas de la economía mundial exigían pues un sistema de transportes dotado de mayor agilidad que el ferrocarril. Por intermedio del motor de explosión que hizo posible el transporte camionero en los rumbos más diversos con la sola condición de mejorar la carpeta de la red de caminos; vino traído por el petróleo, como el ferrocarril había llagado acompañado por el carbón. El ferrocarril había contribuido a crear una Argentina agropecuaria. La Argentina de los 1920 necesitaba salir de la zona litoral e iniciar o expandir la zona de cultivos industriales, pero carecía de los materiales esenciales para la fabricación y aún para la explotación del ferrocarril. La conclusión es pues que hacia 1900 la red privada, no solamente buscaba su desempeño en la zona del cereal, sino que la superaba aproximándose a aquellos sitios en los que un tipo diferente de cultivo aseguraba condiciones favorables al tráfico. A partir de 1900 hubo un desarrollo extraordinario de la agricultura y de la ganadería. La formación de la red mediante la construcción de ramales A partir de 1900 empieza la tarea de construir ramales. El interés de la agricultura se hallaba pues más favorecido cuanto mayor fuera la ramificación del sistema ferroviario. Los intereses de la ganadería se hallaban mucho más concentrado y por lo tanto facilitada así su expresión y su defensa. Desde luego tanto en Buenos Aires como en las demás provincias la vía férrea contribuía a enaltecer el valor de la tierra. Los ramales son desprendimientos de la vía principal o de alguna secundaria, con el objeto de acercar a ella la producción de zonas alejadas. En 1914 el capital británico dio término a las inversiones ferroviarias. En 1930 la densidad ferroviaria no es muy superior a la alcanzada ya en 1914. En éste último el detenimiento de la red fue prácticamente total. En 1922 el ferrocarril pudo y debió salir de la zona cereal, su fuerza expansiva había mermado considerablemente; ni los capitales estaban en la misma disposición que en 1880, ni el ferrocarril disponía de la discrecionalidad de entonces; los mayores esfuerzos estuvieron pues destinados a mantener un ya difícil predominio, posible de intentar sin embargo mediante la unificación en el más poderoso monopolio. La ley 5315 propicia a la formación de los sistemas. La ley de referencia no fue pues un acto agresivo, ni tuvo el sólo propósito de uniformar el régimen de las concesiones, ni siquiera el de fijar un límite a las ganancias; fue sencillamente una forma de protección del Estado hacia las empresas y contra los ataques extraños. El capital norteamericano no apareció solamente entonces bajo la envoltura del frigorífico; también tuvo veleidades ferroviarias.

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Entre 1907 y 1914 la agricultura progresaba más en densidad que en extensión y la ganadería comenzaba a representar en el conjunto de las cargas un factor de importancia. La mestización, con el grado alcanzado y por las exigencias crecientes del frigorífico, imponía gradualmente el abandono del arreo y el empleo sistemático del vagón. La existencia exclusiva de los frigoríficos en Buenos Aires y en sus zonas inmediatas, obligaba a todas las vías férreas a buscar sus muelles. Las empresas que surgieron entre 1900 a 1914, y que en realidad no constituyen en general más que reagrupamiento de ramales aislados, son una consecuencia de esa necesidad. El panorama ferroviario ha ido aclarándose, en 1914 reunía el 95,2 % de los 20.600 km. de trocha ancha, ellos integraban a su vez el grupo de los ferrocarriles Británicos cuyo asiento se hallaba en el puerto de Bs. As. Buenos Aires tendrá la primacía en el embarque de los productos cereales, frutales y vinícolas; y la recepción de los artículos manufacturados, del combustible, etc. Al llevar sus rieles a concurrir a su costado oriental, expresaban por supuesto el fin de ligar al país al mercado exterior; por su origen, sus propósitos y sus vinculaciones con la industria manufacturera, naviera, carbonera, etc., el sistema ferroviario que constituía un factor de economía interna, entró gradualmente a transformarse en un recurso del aquel vasto conjunto que fue modificando su estructura hasta imponerle una modalidad que satisficiera el mayor rendimiento de todo aquel. El ferrocarril realizaba en la Argentina la condición de asegurar a las mercancías el máximo recorrido terrestre y el mínimo recorrido marítimo. Las finanzas ferroviarias y el tráfico. El total de la carga movida por los ferrocarriles ha pasado de 12 millones de toneladas en 1900, a 42 en 1913, y a 52 en 1929. De ella, las agrícolas, los combustibles y las mercaderías varias constituyen los rubros más luminosos. Las líneas del estado no tenían primordialmente el propósito de producir interés, sino el de realizar un servicio de mayor alcance, cual era el de estimular y crear la producción en zonas situadas al margen de la del cereal. Los capitales invertidos hasta 1930 realizaban esa tarea preliminar que consiste en afianzar al productor e impulzarlo en su acción. La construcción de caminos El automotor entraba al país conjuntamente con los frigoríficos norteamericanos y con las empresas petroleras. A mediados de la primera decena del siglo, el desarrollo de las áreas sembradas había alcanzado uno de sus momentos de mayor expansión. Grandes extensiones destinadas antes a la oveja y al vacuno, podían destinarse a la agricultura, ya que la oveja había sido desplazada hacia los campos de la Patagonia y porque la agricultura constituía una condición esencial para el desarrollo del vacuno. La ley 5315 recoge 2 características importantes; el peligro que supone la entrada del capital norteamericano con la necesidad de construir carreteras y la ejecución de los ramales necesarios para reducir las carreteras al mínimo sin salir de las órbitas de las empresas poseedoras de la mayor extensión de vías. La ley 5315 había establecido la imposición a las empresas de contribuir al fondo de caminos con el 3% del producto líquido de su explotación. Esta cláusula encubría indudablemente un propósito protector de canalizar el tráfico hacia las estaciones sin que debiera ser éste su exclusivo objeto. Una corriente de tráfico que no convenía al ferrocarril. Las empresas ferroviarias pudieron oponer su tremenda influencia, mientras la importación de automotores, la producción de combustible para su funcionamiento y la técnica y los elementos de fabricación de caminos no lograron un progreso sensible. Durante los años transcurridos entre la sanción de la ley 5315 y la Guerra 24

Mundial, el crecimiento del mercado interior había creado las condiciones propicias para la incorporación del automotor. La facilidad de adquisición de automotores había ejecutado un enérgico impulso hacia la edificación de las ciudades apropiadas y a las que el desplazamiento de masas de población siempre crecientes, había terminado por imponer la urgencia del camino. En la decena de 1920 los pocos caminos colocados amenazaron al monopolio del ferrocarril. Esto ocasionó la baja de tarifas ferroviarias. La política portuaria La extensión de los cultivos, que pasó en 1900 por uno de los momentos de mayor intensidad, acuerda a la ley 4170 el carácter de intérprete cabal de las necesidades del litoral fluvial; ella significó el cumplimiento de la cláusula constitucional referente a la navegación de los ríos. La ley 4170 estableció, las profundidades mínimas que el estado se comprometía a obtener y mantener en sus rutas fluviales; ellas concordaban con las necesidades del comercio internacional y nacional expresadas en el calado de los barcos que los servían entonces. El Estado realizaba la casi totalidad de sus actividades mediante el recurso de los derechos aduaneros, y en consecuencia cifró su mayor empeño en asegurar una estricta vigilancia sobre las mercaderías importadas a fin de evitar filtraciones en las rentas. El Estado nacional no autorizaba la introducción de mercancías europeas, sino en la aduana de Buenos Aires; la permitía si esas mercancías entraban al país libre de derechos. Entre ellas se hallaban el carbón recibido por los ferrocarriles para su propio consumo y los materiales de construcción y explotación. Esta circunstancia de la incorporación al país de tan vasto volumen de mercancías libres de derechos, ha tenido una trascendencia muy grande en lo referente al destino de algunos puertos y esa trascendencia pudo determinar la creación de grandes ciudades portuarias a poco que hubiese sido mantenida y estimulada. La exportación estaba igualmente monopolizada por el puerto de Buenos Aires. Éste se transformaba en el puerto carnicero. Esa política contribuyó a la centralización de los ferrocarriles en la Capital Federal. El tráfico de los puertos Posteriormente a 1918, la instalación de sucursales del Banco Nación, y la de Aduanas en los distintos puertos, contribuyeron a vincular a ellas con el resto del país; la acción de las primeras tuvo por consecuencia integrarlas a la estructura financiera de la Nación; y la de la segunda contribuyó a crear en la industria Argentina una demanda que antes satisfacían, al amparo de la libertad aduanera, la fábricas británicas y norteamericanas. En lo que atañe al movimiento de ultramar, su crecimiento ha dependido ante todo del aumento de la exportación, ya que la importación entre 1913 y 1929 lo ha hecho en proporción mucho menor; el mayor aumento registrado depende de los volúmenes de arena y combustible requeridos ambos en mayor extensión cada vez. Esta diversidad, acocionada no tanto por la diferencia existente entre el volumen entrado y salido del país desde el exterior o destinado al él, sino por la diferente capacidad de admisión de las rutas navieras, era perjudicial a la economía nacional. El hecho de ser entonces los puertos argentino, con excepción de las zonas importadoras de Buenos Aires, puertos ferroviarios, establecía una suerte de continuidad con la empresa naviera; es explicable pues que la nacionalidad de la mayoría de los ferrocarriles en explotación facilitará el acceso de la bandera británica a los puertos de referencia. Ésta última absorbía la tercera parte de la bodega entrada al país y ella podía desenvolverse dentro de la más completa autonomía para canalizar el tráfico en virtud de los acuerdos y vinculaciones existentes entre ambos y las corporaciones proveedoras del carbón y de las más variadas mercancías. 25

La bandera argentina no tenía todavía gravitación alguna en el tonelaje entrado de ultramar. La Argentina no obstante ser aun potencia marítima, a causa de la extensión de sus costas, de su posición en el continente, de las características de su comercio exterior, no había intentado mayormente la formación de una flota marítima. Capítulo IX Desarrollo del comercio exterior El desarrollo del comercio exterior entre 1900 y 1930 presenta desde el punto de vista del saldo comercial, dos fases: la primera es la que cumple desde 1900 hasta 1920: en ella los saldos son constantemente positivos. La otra fase, la que se cumple entre 1920 y 1930, se caracteriza por una mayor variabilidad. El comercio exterior por habitante. Se puede comprobar que el desarrollo del comercio exterior por habitante y el del área sembrada con cereales y lino se traduce por curvas homólogas, lo que permite afirmar que ambos acontecimientos son correlativos. También se puede expresar que el desenvolvimiento del comercio exterior sigue un curso similar al de la incidencia relativa de la exportación de productos agrícolas. Se puede afirmar que el valor de la producción ganadera desciende en la misma forma en que lo hace la población rural y a la inversa, el valor de la producción agrícola crece en la misma medida en que el país se urbaniza. El comercio exterior y las inversiones. El volumen de las importaciones sigue en forma rigurosa el mismo ritmo que las inversiones de capital. Lo cual es perfectamente explicable porque cuando una firma extranjera instala en el país una sucursal para la venta o la fabricación de un determinado artículo, lo natural es que reclame de su casa matriz ya sea la mercancía objeto de la inversión o la materia prima necesaria para fabricarla, y ello repercute de inmediato sobre la importación. Gran Bretaña fue hasta 1929, y continuó siéndolo hasta muchos años después, el mayor inversor de capital en la Argentina: en esa época, los capitales extranjeros invertidos en ella alcanzaban a 7.500 millones; de dicha suma casi 5.000 correspondían a Gran Bretaña. Es presumible que durante el desarrollo de la guerra esas cifras hayan pasado por sus valores mínimos. Por lo que atañe al capital norteamericano, su desenvolvimiento recorrió un camino inverso al de las demás; es decir, acrecentó su comercio con la Argentina entre 1914 y 1918, aprovechando la circunstancia que la guerra submarina impedía a esta proveerse en sus mercados tradicionales y al amparo de esa penetración, acentúo extraordinariamente sus inversiones. Aunque las había realizado ya en la industria frigorífica. Las influencias imperialistas a través del comercio exterior. Las cifras parciales expresan que el saldo comercial que dejaba Gran Bretaña eran transferido a Estados Unidos Y Alemania, hasta la primera guerra mundial, y casi íntegramente al primero de dichos países, después de ella. Se puede aceptar que en el período que media entre la terminación de la primera guerra y la gran crisis de 1929 el comercio exterior fue transformándose en una actividad regida por los respectivos Estados. El país pudo mantener una neutralidad formal entre los años 1914 y 1918. Es superfluo expresar que cualquiera que fuesen sus intereses la Argentina no podía negociar, durante las hostilidades, más que con las naciones que integraban el sector aliado. Anexo 1 26

Cuadro N° 1 Distribución de vacunos por provincia PROVINCIAS BUENOS AIRES SANTA FE ENTRE RIOS CORRIENTES CORDOBA SAN LUIS LA PAMPA

VALORES RELATIVOS 36.20 % 11.20 % 7.80 % 11.80 % 9.70 % 2.20 % 3.70 %

Cuadro N° 2 Distribución geográfica y variación de la tenencia de ovinos según distintos censos PROVINCIAS BUENOS AIRES SANTA FE ENTRE RIOS CORRIENTES CORDOBA LA PAMPA NEUQUEN RIO NEGRO CHUBUT SAN TA CRUZ T.DEL FUEGO OTRAS TOTALES

1895 52.6 2.0 6.2 1.4 2.6 5.3 0.4 1.0 0.04 0.4 −−−−− 2.5 74.4

1908 34.6 1.0 7.0 3.1 2.0 4.8 0.7 4.7 2.1 2.4 1.3 3.5 67.2

1914 18.8 0.6 4.3 2.4 1.4 2.3 0.8 2.8 2.0 3.9 0.8 3.1 43.2

1922 12.9 0.6 2.5 2.2 0.8 2.0 0.7 3.3 3.1 4.8 0.8 2.5 36.2

1930 14.0 0.5 3.4 3.3 1.1 2.3 0.9 2.3 5.0 6.9 0.8 4.9 44.4

VALORES EXPRESADOS EN MILLONES DE CABEZAS Cuadro N° 3 Distribución geográfica y variación de la tenencia de porcinos según distintos censos PROVINCIA BUENOS AIRES SANTA FE ENTRE RIOS CORDOBA LA PAMPA TOTALES RESTO DEL PAIS

1895 248.7 82.4 53.8 51.6 3.3 439.8 213.0

1908 711.2 208.5 81.1 131.0 20.09 1152.7 250.9

1914 1394.0 474.3 112.0 333.8 94.2 2408.3 492.3

1930 1838.5 542.9 118.7 513.5 114.6 3128.2 640.5 27

VALORES EXPRESADOS EN MILLONES DE CABEZAS Cuadro N° 4 Las poblaciones comparativas entre 1914 y 1930 son las siguientes medidas en miles de habitantes:

Este Noroeste Oeste Nordeste Sur Totales

1914 5920,6 550,9 576,9 729,5 106,9 7.884,9

1930 8.609,6 725,3 839,3 1.097,7 175,0 11.446,9

Aumentos 2.689,0 174,3 262,3 368,2 68,1 3.562,0

% Absoluto 75,6 4,9 7,4 10,2 1,9 100,0

(Este: Cap.Fed., Bs.As., Sta.Fe, Entre Ríos, Córdoba, La Pampa y San Luis) (Noroeste: Tucumán, Salta y Jujuy) (Oeste: Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca) (Nordeste: Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa y Santiago del Estero) (Sur: Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) Cuadro N° 5 Años 1914 1930

Población Total Población 7.885 3.312 11.188 3.580

Rural 42 % 32 %

Población 4.573 7.608

Urbana 58 % 68 %

Cuadro N° 6 Clasificación por sectores: 1933

Aumento

Profesiones

1914

Industrias Agricultura y ganadería Comercio Transportes

1.246 2.156 910

51,0

880

1.137 257

14,4

349 111

603 151

14,3 2,2

N° %

254 40

Conclusión En agosto de 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, repercuten de inmediato en la Argentina. El gobierno suspende la conversión del peso de papel al oro, no impide la convertibilidad entre el peso argentino y las monedas de otros países; inician la intervención del Estado en la economía argentina, al prohibirse la exportación de oro y disponerse el redescuento. La intervención del Estado tiene apenas un sentido defensivo, ante el retiro masivo de oro por parte de algunos bancos extranjeros y el temor de una contracción de la base 28

monetaria. Durante la Primera Guerra Mundial cesa la inmigración, mas de 200.000 personas reducen la población, en 1920 retorna la inmigración, hasta la crisis de 1930. LA vivienda de la población urbana acentúa la necesidad de viviendas, los ahorros se canalizan con preferencia hacia la construcción de viviendas. En 1936 el gobierno nacional crea el Consejo Agrario Nacional como instrumento para adjudicar tierras a colonos interesados. Hacia 1941 los ferrocarriles argentinos completan expansión de las líneas troncales. El gobierno nacional construye caminos hasta 1930, cuando hay 2.000 Km. De caminos pavimentados y 20.000 de calzada mejorada. En 1930 se orienta la intervención estatal sobre los servicios públicos, preferentemente atendidos por empresas concesionarias de capital extranjero, sometidas a regulaciones generales del poder publico. La ganadería vacuna se expande como consecuencia de la demanda externa y la difusión de la demanda para carnes enfriadas por parte de los frigoríficos de capital norteamericano. La crisis ganadera de 1922 es de origen externo, provocada por la caída de la demanda de ganado y carnes en Europa, sobre todo en Alemania. En Estados Unidos se cierran los mercados para las carnes argentina en 1926. El gobierno de estados Unidos invoco razones de aftosa para prohibir el ingreso de carnes argentina. El pacto Roca−Runciman de 1933 restablece la cuota argentina, sin capacidad de expansión, de modo que la mayor producción de carnes se vuelca al consumo interno, en permanente aumento. En 1914 la producción de petróleo es insignificante en la argentina. En Comodoro Rivadavia el Estado se reserva 5.000 Ha., mientras diversas compañías particulares, nacionales y extranjeras, denuncian pertenencias y reciben concesiones. Solo a partir de entonces, inician la exploración y explotación de los pozos. Su aporte a la producción nacional comienza a ser significativo en la década de 1920, cuando se incorporan nuevas áreas en Salta, Neuquen y Mendoza. En 1936, YPF y las empresas privadas Esso y Shell acuerdan la distribución del mercada de nafta. Casi la mitad del mercado es para YPF. A partir de la Primera Guerra Mundial se estudian y realizan obras hidráulicas en Córdoba y las provincias andinas. La Primera Guerra Mundial interrumpe el abastecimiento normal de artículos manufacturados. Las principales ramas industriales en auge son la alimentaria, textil, metalúrgica y de materiales para l construcción. Las finanzas publicas sufren el impacto de las transformaciones económicas provocadas, durante el periodo, por la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la depresión de 1930 en adelante y el cambio político de ese año. Los gastos públicos aumentan sensiblemente, triplicándose en valores constantes de 1914 a 1942. También aumenta su participación en el producto interno del 11% al 19.5%. En 1924, la economía argentina mantiene lazos muy estrechos con el exterior. Los servicios públicos están en manos extranjeras, la mayor parte de la producción agropecuaria se exporta y las necesidades de productos industriales se satisfacen en gran medida con importaciones. Bibliografía ORTIZ, Ricardo "Historia Económica de la Argentina. Tomo II". Editorial Plus Ultra. Impreso en Argentina, Abril 1971. ALLEMANN, Roberto " Historia Económica de la Argentina". Anexo 1 − Cuadro 1 Anexo 1 − Cuadro 2 Anexo 1 − Cuadro 3 Anexo 1 − Cuadro 4 Anexo 1 − Cuadro 5 Anexo 1 − Cuadro 6 29

Importación y Exportación Página 72

30

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