Evolución histórica de España desde el Siglo XIX a la actualidad

January 6, 2018 | Author: Anonymous | Category: Apuntes, Apuntes de enseñanzas medias, Historia
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• LA CRISIS DE 1808: GUERRA DE INDEPENDENCIA Y REVOLUCIÓN POLÍTICA. LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812. En España, la crisis del Antiguo Régimen se inicia durante el reinado de Carlos IV. El temor a la Revolución francesa da lugar al cierre de fronteras, al apartamiento de los ministros ilustrados y al fin de las reformas. Por otro lado, asistimos a la crisis de la Corte. Carlos IV, dominado por su mujer, asciende al poder al valido Godoy, que tiene en contra a un sector de la nobleza, de la Corte y al heredero Fernando. Godoy reanuda las reformas y mantiene una política de alianzas con Napoleón, cuyas consecuencias son la derrota de Trafalgar (1805) y el tratado de Fontainebleau (1807), por el que las tropas francesas son autorizadas a entrar en España con el pretexto de invadir Portugal. Ante la amenaza napoleónica, Godoy propuso a la familia real a huir a Sevilla, lo que provocó el Motín de Aranjuez, que dio lugar a la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo Fernando VII. Padre e hijo se disputaban el poder y recurrían al arbitraje de Napoleón. Bonaparte convocó a Carlos IV y a Fernando VII en Bayona y los forzó a abdicar a favor de su hermano José I. Buena parte de la población rechaza la monarquía recién instaurada, y el 2 de Mayo de 1808 se produce un alzamiento popular en Madrid, que se extiende por otras ciudades. Inicia así la Guerra de Independencia, que duró hasta 1814. En la primera fase de la guerra (1808−1809) tiene lugar la resistencia de ciudades como Zaragoza o Gerona que obstaculizaban el avance francés (guerra de sitios) y la derrota de as tropas francesas en Bailén, que forzó a José I a abandonar Madrid. En la segunda fase, conocida como guerra de guerrillas (1809), Napoleón entra con su ejército y ocupa las ciudades, salvo Cádiz, pero la resistencia de las guerrillas supuso un gran desgaste para las tropas francesas. En la tercera fase tiene lugar la ofensiva anglo−hispana (1812−1814): Napoleón saca su ejército de la península para la guerra con Rusia, movimiento que aprovecha Wellington para desembarcar en Portugal, conseguir sucesivas victorias y derrotar a José I. La Guerra de la Independencia fue una guerra popular, por lo que fue muy dura y cruel. Ésta terminó con el restablecimiento en la corona de Fernando VII. Paralelamente a la guerra de Independencia tiene lugar un proceso revolucionario que culmina en la Constitución de 1812: el vacío de poder y el desmantelamiento de las instituciones del Antiguo Régimen es sustituido por las Juntas Provinciales y la Junta Suprema Central. Los liberales aprovecharon el vacío de poder para poner fin al Antiguo Régimen y crear un sistema liberal. Existen en este momento cuatro grupos ideológicos: • Afrancesados: apoyaban a José I. Querían poner fin al Antiguo Régimen sin revolución, y evitar la guerra. • Absolutistas: partidarios del Antiguo Régimen, del absolutismo y de los estamentos. • Liberales: revolucionarios que deseaban una total transformación basada en los principios de la Revolución Francesa. Partidarios de la soberanía nacional, la separación de poderes, la necesidad de una Constitución y de una monarquía parlamentaria. Exigían la abolición de los privilegios y estamentos, el libre acceso a los cargos públicos, libertades individuales y el liberalismo económico. 1

• Jovellanistas: defendían una conciliación entre tradición y renovación. Desde 1808, las Juntas Provinciales se coordinan en una Junta Suprema Central, que asume el gobierno, dirige los asuntos públicos y la guerra contra los franceses y convoca Cortes en Cádiz con el fin de llenar el vacío de poder. Las Cortes de Cádiz se reúnen en 1810. Se convocan por cámara única. El 19 de Marzo de 1812 se proclama la Constitución liberal, cuyos rasgos son los siguientes: • Soberanía nacional: la soberanía reside en la nación. • Separación estricta de poderes: el poder legislativo recae en unas Cortes unicamerales, y el poder ejecutivo cae en manos del Rey. • Declaración de los Derechos Humanos, con reconocimiento de la libertad de pensamiento y expresión. • Sufragio universal indirecto, con tres niveles de elección: Parroquia, Partido Judicial y Provincia. • El Catolicismo es declarado religión de Estado y se prohíbe la práctica de cualquier otra religión. Las Cortes de Cádiz promulgaron varios decretos para poner fin al Antiguo Régimen: la libertad de prensa e imprenta, abolición de los señoríos jurisdiccionales, supresión de la Inquisición y de los Mayorazgos, y comienzo de la Desamortización Eclesiástica. • FERNANDO VII: ABSOLUTISMO Y LIBERALISMO. (1814−1833) El reinado de Fernando VII se caracteriza por la lucha entre el absolutismo, apoyado por el rey y el liberalismo. Este enfrentamiento da lugar a tres etapas: ♦ Sexenio Absolutista (1814−1820). En 1814 el imperio de Napoleón fue finalmente derrotado y el tratado de Valençay autorizó la vuelta de Fernando VII a España. Fernando VII duda entre aceptar el régimen de Cádiz o abolirlo. 69 diputados absolutistas entregaron al rey el Manifiesto de los Persas, en el que solicitaban la restauración de la monarquía absoluta. Fernando VII dio un pronunciamiento y promulgó un decreto por el que eliminaba la Constitución. Disolvió las Cortes, restauró el Antiguo Régimen y promovió una dura represión contra los liberales, que tuvieron que exiliarse. Los liberales se organizaron en sociedades secretas. Inician los pronunciamientos. ♦ Trienio Liberal (1820−1823). En 1820 triunfó un pronunciamiento encabezado por el coronel Riego en Las Cabezas de San Juan y Fernando se vio obligado a jurar la Constitución de 1812. Se iniciaba el periodo liberal y volvieron los exiliados. Se convocaron las Cortes del Trienio. Los absolutistas conspiraron desde el principio para hacer fracasar el régimen. La actitud del rey dividió a los liberales en moderados y exaltados. Los moderados proponían llegar a un pacto con los absolutistas, los exaltados eran partidarios de radicalizar las medidas liberales. El trienio finaliza con la intervención de la Santa Alianza que decide aplicar el principio de intervención, los Cien Mil Hijos de San Luís, y recorrió el país persiguiendo al gobierno liberal. ♦ Década Ominosa (1823−1833). Tras la invasión francesa, se restauraron de nuevo tedas las 2

instituciones del Antiguo Régimen salvo la Inquisición. La década absolutista incorporó algunos cambios, se reorganizó el sistema de Hacienda, se creó la bolsa de Madrid y la economía española comenzó a despegar. Desde 1830 se planteó la cuestión sucesoria. Fernando VII tuvo una hija, Isabel, nacida en 1830. Según la Ley Sálica de 1713, las mujeres no podían acceder al trono, por lo que el sucesor de la corona debía ser el hermano del rey, Carlos María Isidro. Fernando cambió la ley poco antes de morir, y nombró heredera del trono a su hija. A la muerte del rey, su viuda, Maria Cristina se encargó de la regencia. Pero los partidarios de Carlos, los absolutistas se alzaron en armas contra la regente, que se vio obligada a buscar el apoyo de los liberales. Comenzó así la guerra civil de siete años entre carlistas e isabelinos. ♦ LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA. España poseía un enorme imperio en América, dividido en cuatro grandes virreinatos: Nueva España, Nueva Granada, Perú y Río de la Plata. Desde 1808 hasta la década de 1820 se produjo la emancipación de las colonias americanas. Las cusas de este proceso fueron las siguientes: • Los movimientos independentistas aspiraban a liberarse de la autoridad de los funcionarios nombrados por el gobierno español, que impedían el ascenso social de las minorías criollas. • La difusión de las ideas de la Ilustración y de la Revolución Francesa. • El deseo de libertad económica para poder relacionarse con otras potencias, ya que por el proteccionismo sólo podían comprar productos españoles. • El ejemplo de los Estados Unidos que se independizaron de Inglaterra. En el proceso de emancipación de las colonias se distinguen tres fases. En la primera fase (1810−1814) estallaron algunas insurrecciones capitaneadas por personajes muy populares. En la segunda fase (1815−1818), las autoridades españolas sofocaron los alzamientos rebeldes. En la tercera fase (a partir de 1818) las campañas de los líderes americanos decidieron la guerra. En 1824, la mayor parte de las colonias se habían emancipado de la corona española, que solo mantenía el dominio en Cuba, Puerto Rico, Las islas Filipinas, las Marianas y algunos otros archipiélagos, que se conservaron hasta 1898. La emancipación tuvo diversas consecuencias. Tras la independencia de América, España no sólo quedó reducida a una potencia de segundo orden, sino que perdió importantes recursos fiscales esenciales para la Hacienda, así como un importante mercado para las exportaciones españolas que le llevaron a una crisis económica que influirá en el desarrollo de todo el siglo XIX. ♦ LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. LA CUESTIÓN FORAL Y LA LEY DE FUEROS DE 1814. CONSECUENCIAS PARA NAVARRA. La primera guerra carlista surge a partir del enfrentamiento entre absolutismo y liberalismo y la cuestión sucesoria: al morir Fernando VII sin hijos varones, los absolutistas apoyaron los derechos hereditarios del hermano del rey, Carlos María Isidro, y se enfrentaron a la regente María Cristina que tuvo que apoyarse en los liberales. La sublevación carlista inicia una guerra de siete años (1833−1840). El movimiento carlista tuvo apoyo en el ámbito casco−navarro, Cataluña y el Maestrazgo. Apoyaron al carlismo bajo el lema Dios, Patria, Rey parte de la nobleza y alto clero y campesinos del norte 3

(en algunas regiones donde pervivía el sistema foral). El carácter anticlerical de algunas medidas liberales y la confusión entre (religión y política) proporcionó también al carlismo importantes apoyos sociales. • La evolución de la guerra sigue dos fases: Hasta 1835 hubo superioridad carlista gracias al coronel Tomás Zumalacárregui, que agrupó las partidas guerrilleras y organizó un ejército en el territorio vasco navarro hasta su muerte. El otro líder, Ramón Cabrera organizó el ejército en el Maestrazgo. • Tras los fracasados intentos carlistas de llegar hasta Madrid a partir de 1837 los liberales tuvieron superioridad, pudiendo organizar un ejército con la venta de las tierras de la Iglesia. Destaca el general Espartero. La guerra mostró una doble incapacidad la guerra finaliza con el Convenio de Vergara en 1839 entre el general carlista Rafael Maroto y el general isabelino espartero. La guerra carlista tuvo importantes consecuencias para Navarra, ya que modificó su régimen político. Tras una primera y ambigua solución, el acuerdo se alcanzó con la Ley de Modificación de fueros que establecía los siguientes cambios: • Navarra pasa a ser provincia, desaparece el virrey. • Desaparecen las Cortes y sus competencias legislativas. Desaparecen los tribunales de justicia propios así como moneda propia y las aduanas interiores. • La Diputación del Reino de Navarra es sustituida por la Diputación Foral formada por siete miembros elegidos por sufragio. Durante la regencia de Maria Cristina, coincidiendo con la Guerra Carlista, los primeros gobiernos liberales dan los primeros pasos en la construcción del Estado Liberal. Los hechos más importantes son: • Estatuto Real de 1843. Carta otorgada que concede a la Corona competencias en el poder legislativo. Establecía dos cámaras. • Desamortización de Mendizábal (1835). El miedo al carlismo provocó un levantamiento urbano. Como consecuencia, subió al poder el progresista Mendizábal, que abordó la desamortización agraria, centrada en la venta de tierras de la Iglesia. • Constitución de 1837. Una nueva revuelta contra la regente organizada por suboficiales del ejército, dio lugar a la Constitución de 1837, redactada por un gobierno progresista pero tuvo en cuenta importantes aspiraciones de los moderados (bicameralismo). • Regencia de Espartero (1840). Un nuevo pronunciamiento obligó a Maria Cristina a renunciar a la regencia. Le sustituyó el general progresista Espartero, que gobernó de manera dictatorial y se ganó el rechazo de todos. Su política librecambista provocó la sublevación de Barcelona. En 1843, una revuelta conjunta de progresistas y moderados hizo caer al regente. Se declaró la mayoría de edad de Isabel II y se inició un largo periodo de dominio moderado. ♦ EL REINADO DE ISABEL II: MODERADOS Y PROGRESISTAS. En estos años aparecen algunos defectos del régimen liberal. El permanente enfrentamiento entre las dos familias políticas del liberalismo (moderados y progresistas) dará lugar a una inestabilidad política y a la permanente presencia del ejército en la vida política (militarismo). El partido moderado asume las ideas del liberalismo, pero las intenta conciliar con la tradición. Afirma la Soberanía Nacional pero la interpreta de manera restrictiva, ampliando las atribuciones de la Corona en el poder legislativo, el sufragio censitario restringido y el confesionalismo religioso. Partidarios del Proteccionismo. Tuvo el apoyo de las clases medias, de la burguesía agraria y de parte de la nobleza e Iglesia.

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El partido progresista defendía la tesis del liberalismo sin concesiones, soberanía nacional, limitando el poder del rey y reforzando el de las Cortes, en una sola cámara, sufragio censitario, política de libertades y tolerancia religiosa. Encontró apoyo en las clases medias y en las populares. Partidarios del librecambismo. Los sectores más importantes de cada partido tendieron a excluirse mutuamente. Existe un sector en los dos partidos (Puritanos de Pacheco) que defenderá la conciliación liberal y la convivencia pacífica de los liberales. Además de estos dos partidos se crearon la Unión Liberal (1854) y el Partido Demócrata (1849). La corona favoreció a los moderados; el ejército dio lugar a una militarización de la vida política y fuertes pronunciamientos. Juntas Revolucionarias y Milicia Nacional eran instrumento de apoyo para los progresistas. El reinado de Isabel II (1844−1868) se caracteriza por un claro predominio del partido moderado. Consta de tres etapas: • Durante la Década Moderada (1844−54) se produce la consolidación del Estado Liberal, reforma de la justicia, elaboración del Código penal y del Código Civil, creación de la Guardia Civil, reforma de la administración territorial, creación de un modelo de Estado centralizado, reforma fiscal y de la Hacienda (ley Mon), reforma de la educación (ley Moyano), mejora de las relaciones con la Iglesia mediante la firma del Concordato de 1815, unificación del sistema de pesos y medidas ( el Sistema Métrico decimal). La Constitución de 1845 recoge los principios del liberalismo moderado. Control de las provincias mediante un gobernador civil. Control de Ayuntamientos mediante la Ley de Administración Local. Control de las elecciones mediante un Sufragio censitario muy restringido y los caciques rurales. • El Bienio Progresista (1854−56) inicia con la revolución de 1854, cuya causa es el proyecto de Bravo Murillo de reformar la Constitución en un sentido aún más autoritario. La revolución comienza con un pronunciamiento militar protagonizado por O'Donnell donde emitió el Manifiesto de Manzanares, al que se unen levantamientos progresistas. Finalmente la reina designa un gobierno progresista, dirigido por Espartero. Durante el bienio se realizó una importante labor legislativa: Ley de Desamortización general de Madoz, que se centró en los bienes comunales, Ley general de Ferrocarriles y la Constitución Nonata de 1856. • Unión Liberal y vuelta al Moderantismo (1856−1868). Fracasa el viejo proyecto de conciliación liberal. O'Donnell y Narváez se turnan en el poder. Desde 1866 inicia la crisis final del reinado. En 1866 unionistas, progresistas y demócratas firman el Pacto de Ostende para derrocar a Isabel II. • LA I REPÚBLICA (1873−1874). La I República fue breve y sus gobiernos inestables, se sucedieron cuatro presidentes, Figueras, Pi i Margall, Salmerón y cautelar. La República había sido votada por las Cortes, y se encontró con fuertes dificultades: la falta de reconocimiento internacional, el rechazo de los partidos monárquicos, se vio privada del apoyo de las masas obreras y campesinas, fuertes problemas de orden, la tercera guerra carlista y la guerra de Cuba. El único apoyo le vino dado del Partido Republicano, con implantación entre la pequeña burguesía, que representaba sufragio universal, república y anticlericalismo, dividido entre republicanos unitarios (Cautelar) y republicanos federalistas, que estaban divididos en benévolos (Pi i Margall) e intransigentes (José María de Orense). Cuando Pi i Margall estaba preparando una nueva Constitución, se inició el movimiento cantonalista, un levantamiento de los territorios que se proclamaron en municipios independientes. Pi i Margall tuvo que dimitir y fue sustituido por Salmerón que envió al ejército para enfrentarse al 5

cantonalismo. Salmerón dimitió y fue sustituido por Cautelar, que continuó con la represión y gobernó sin las Cortes. Ante la posibilidad de que los republicanos federales volviesen al poder, el general Pavía disolvió el Congreso con ayuda de la Guardia Civil. En diciembre de 1874 tuvo lugar el pronunciamiento de Martínez Campos que restauró la monarquía en la persona de Alfonso XII. • LAS DESAMORTIZACIONES Y LA AGRICULTURA. En el siglo XVIII se planteó el problema agrario. Se mantenía el régimen de propiedad feudal, y las tierras estaban en manos de la nobleza e Iglesia, que se limitaban a percibir rentas; las cultivaban campesinos descapitalizados que practicaban una agricultura de subsistencia, con técnicas tradicionales. La propiedad estaba inmovilizada, las tierras estaban vinculadas al Mayorazgo o a la institución, no se podían vender. En el siglo XIX, los liberales abordaron la desamortización, cuyo objetivo era la modernización agraria. Los políticos liberales pensaban que para poner fin al atraso del campo español había que convertir la tierra en objeto de compraventa y vender las tierras de Iglesia y Ayuntamientos. La desamortización tuvo lugar en dos etapas: • Desamortización de Mendizábal (1836), incluye tres aspectos: la desamortización eclesiástica, las tierras del clero fueron expropiadas y pasaron a manos del Estado, quien las vendió a particulares en subasta; la desvinculación de los patrimonios nobiliarios, que pasan a ser de libre compraventa y la abolición del régimen señorial. La desamortización de Mendizábal tuvo éxitos a corto plazo: permitió disminuir la deuda pública, armar un ejército contra el carlismo y crear una masa de compradores. Sin embargo pudieron pujar sólo los grandes propietarios y se admitió el pago con vales de deuda pública devaluada. • Ley de Desamortización General (1855) realizada por Pascual Madoz, puso en venta todas las tierras cultivadas que formaban parte del patrimonio municipal, estatal y de las órdenes militares. El mayor volumen fue de tierras comunales. Las subastas se realizaron escalonadamente y sólo se admitió el pago en metálico o con vales de deuda pública consolidada. Las desamortizaciones fueron la gran oportunidad perdida para realizar la reforma agraria en España. Tuvieron diversas consecuencias, planteó una importante movilidad de la propiedad agraria. Los compradores fueron sobre todo nobles, comerciantes e industriales. Significaron un deterioro económico para muchos agricultores. Tan solo una minoría de campesinos en mejor posición compraron tierras, pero la mayoría se convirtieron en jornaleros, y desviaron hacia el mundo agrario los capitales necesarios para la industrialización. • LOS INICIOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN. La Revolución Industrial tiene escasas repercusiones en España, sólo se industrializó Cataluña. Después de 1875, la industrialización se produjo en el País Vasco, Las causas de esta escasa industrialización fueron las siguientes: • La escasez de capital y mano de obra. La escasez de capital se debe a la falta de acumulación de capital durante el periodo de capitalismo inicial, la debilidad de la burguesía española y el prurito de ennoblecimiento. Los capitales existentes se orientaron a la compra de tierras procedentes de la desamortización, a inversiones en Hacienda o a operaciones bursátiles. Solamente en el norte, la burguesía invirtió en actividades industriales. La escasez de mano de obra se debió al escaso crecimiento demográfico 6

y a que el Canopo siguió reteniendo mano de obra. • La falta de transformaciones agrarias. • Un mercado pobre e irregular debido al escaso crecimiento demográfico. La independencia de las colonias americanas supuso la pérdida de un mercado muy importante. • Las deficiencias del transporte terrestre. • El bajo nivel técnico y cultural, la falta de tradición industrial y el peso de las mentalidades. El origen de la industria algodonera catalana se sitúa a comienzos del siglo XVIII. Las razones de su éxito fueron las manufacturas, las indianas, las inversiones de comerciantes catalanes y el proteccionismo que le aseguraba el mercado hispano y americano. La Revolución Industrial se retrasó por dos razones: la Guerra de Independencia y la independencia de las colonias americanas. El despegue tiene lugar desde 1830; la iniciativa empresarial, la introducción de maquinaria inglesa, el abaratamiento de los precios y el proteccionismo, les permitió disponer del mercado hispano y colonial. La necesidad de vapor de agua dio lugar a la concentración geográfica en el curso de los ríos. En el resto de España predomina la industria tradicional. La siderurgia fue el ejemplo de las dificultades para el despegue. Entre 1825 y 1850, surgió el foco andaluz, pero fracasó por utilizar carbón vegetal. Entre 1850 y 1875, tomó el relevo Asturias con el carbón asturiano, de menor poder calorífico. Desde 1875 decayó por la aparición del foco vizcaíno, que despegó a partir del hierro sin fósforo vizcaíno, el convertidor Bessemer y el carbón galés. Respecto a la minería, la extracción de minerales permaneció estancada entre 1800 y 1875, debido al desinterés del capital español, a la falta de técnicas y a la falta de demanda. El cobre de Huelva, el plomo de Jaén y el mercurio de Almadén, resultan interesantes para atraer la atención de capital extranjero, principalmente inglés y francés. En 1869, el gobierno revolucionario emitió la Ley de Bases sobre Minas, que ponía en venta las minas o las arrendaba a largo plazo. A partir de 1875, la producción mineral creció de forma espectacular, la extracción minera no tuvo efecto de arrastre, ya que las minas cayeron en mayor parte bajo empresas extranjeras. En el siglo XIX, el ferrocarril significó la revolución en los transportes terrestres, puesto que suponía mayor rapidez y capacidad de carga. Sus primeros precedentes se remontan a la Real Orden de 1844, con pequeños tendidos ferroviarios como la línea Barcelona−Mataró. La Ley General de Ferrocarriles de 1855 fue mucho más eficaz, ya que autorizaba la importación de materiales libres de aranceles. Entre 1855−1865 se tendieron 4.500 Km. de vía. Esta ley determinó las características de la red ferroviaria española: estructura radial con centro en Madrid y el diferente de ancho de vía, mayor con respecto a Europa. El tendido ferroviario se hizo con capital, materiales y maquinaria extranjera. El ferrocarril no provocó el despegue de la siderurgia. • EL SISTEMA CANOVISTA (1875−1931). En 1874 el general Martínez Campos encabezó un pronunciamiento en Sagunto y proclamó rey de España a Alfonso XII. Significa la vuelta a la Monarquía Liberal y de los Borbones en la persona de Alfonso XII. El rasgo más característico del régimen es el entendimiento entre las dos corrientes del liberalismo monárquico. 7

El periodo se divide en dos etapas separadas por la crisis de 1898, una etapa de plenitud (1875−1898), que corresponde a Alfonso XII y regencia de Maria Cristina, y una de decadencia (1898−1931), que corresponde al reinado de Alfonso XIII. El artífice de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, que propuso poner fin a la división del liberalismo monárquico en dos corrientes irreconciliables, el intervencionismo militar en la política y la intervención de la monarquía en las luchas políticas. Propone un espíritu de pacto mediante un sistema bipartidista y la alternancia en el poder: el turno pacífico. En la Constitución de 1876 se refleja el espíritu de Pacto. Las divergencias más importantes se centraron en el concepto de soberanía, el tipo de sufragio y la confesionalidad del Estado. En cuanto a la religión, el Estado se declaraba confesional y se obligaba a mantener el culto católico. El gobierno largo de Cánovas se esforzó por imponer la supremacía del poder civil y alejar a los militares de la vida política; puso fin a la guerra de Cuba mediante la paz de Zanjón, persiguió el movimiento obrero y estableció por ley el sufragio censitario. El sistema canovista se basa en bipartidismo, turnismo, manipulación electoral y caciquismo. Cánovas impuso un régimen bipartidista con el Partido Conservador y el Partido Liberal, que representaban a la derecha y a la izquierda del régimen. El partido Conservador, liderado por Cánovas, integró a antiguos moderados y unionistas; el Partido Liberal, liderado por Sagasti, integró a progresistas y demócratas. El sistema se consolidó en 1885 con el Pacto de El Pardo, tras la muerte prematura del rey Alfonso XII, sin sucesión masculina y estando la reina embarazada, los dos partidos acordaron el turno pacífico para garantizar la estabilidad del Régimen. Cada gobierno pudo legislar de acuerdo con sus ideas, pero manteniendo respeto hacia la obra que había realizado el adversario. El Partido Liberal introdujo leyes sobre la libertad de reunión, de prensa, de asociación y el sufragio universal. La alternancia del poder solo fue posible mediante un sistema manipulador y corrupto. Cuando el partido en el poder estaba desgastado dimitía y el rey encargaba la formación de gobierno al líder de la oposición, que convocaba elecciones para ganarlas por mayoría absoluta. El control del proceso electoral se hacía a través de todo un conjunto de trampas electorales (pucherazo), falsificación del censo, de las actas, amenazas y coacciones a los electores. La manipulación era posible en el medio rural a través de los Caciques. • LA OPOSICIÓN AL SISTEMA: FUERZAS POLÍTICAS EMERGENTES. El carlismo quedó afectado por la derrota y las escisiones. Quiso presentarse como la única fuerza católica, pero los eclesiásticos apoyaban a la Restauración. El republicanismo estuvo dividido en cuatro corrientes: el Partido Posibilista (Castelar), el republicanismo unitario (Salmerón), el republicanismo federal (Pi i Margall) y el Partido Republicano Progresista (Ruiz Zorrilla). Durante la Restauración surgen los nacionalismos periféricos. Los movimientos de recuperación cultural y lingüística adquirieron tintes políticos y se convirtieron en corrientes políticas que reclamaban formas de 8

autogobierno. El nacionalismo catalán es un movimiento cultural de defensa de la lengua y cultura catalanas. A partir de la Restauración surge el catalanismo político, con dos corrientes: • Valentí Almirall, antiguo republicano federal, plantea un catalanismo que defendía el respeto y e fomento de las costumbres de las comarcas forales. Fundó el Centre Catalá. • La corriente conservadora de Prat de la Riba presentó un Memorial de Greuges, por el que se mantenía la fidelidad a la monarquía y la búsqueda de la autonomía. Crearon la Unió Catalanista, que redactó las Bases de Manresa. En 1901 surge la Lliga Regionalista dirigida por Prat de la Riba y Cambó, partido defensor de un nacionalismo conservador y moderado, autonomista y negociador. El nacionalismo vasco, impulsado por Sabina Arana, surgió a partir del fuerismo. Soñaban con un País Vasco tradicionalmente agrario, contrario al fenómeno urbano y su industria. En 1895 se fundó el Partido Nacionalista Vasco. Ramón de la Sota amplió sus bases hacia una burguesía más moderna e industrial. En Galicia este movimiento tuvo lento desarrollo y no cuajó en una corriente política hasta bien entrado el siglo XX. En los primeros años de la Restauración tiene lugar un movimiento obrero debido a la división entre marxismo y anarquismo. En 1879 se fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) presidido por Pablo Iglesias. El PSOE fundó la Unión General de Trabajadores (UGT), sindicato vinculado al partido que reivindicó la jornada laboral de ocho horas. El movimiento anarquista tuvo éxito, sobre todo en Cataluña. Andalucía, Levante y Aragón. Su principal líder fue Anselmo Lorenzo. La falta de organización de los anarquistas llevó casi a la disolución del movimiento. • LA LIQUIDACIÓN DEL IMPERIO COLONIAL. LA CRISIS DE 1898 Y SUS CONSECUENCIAS. Los orígenes de la crisis de 1898 se sitúan en la guerra de Cuba. Desde la pacificación de Zanjón, la guerra inicia en cuba por el incumplimiento por parte de los gobiernos españoles de las promesas de autonomía; los elevados aranceles proteccionistas que dificultaban el comercio con Estados Unidos y por el apoyo de los Estados Unidos a los independentistas cubanos. La insurrección inicia en 1895 con el grito de Baire, y la respuesta de España fue el envío del ejército con Martínez Campos y luego del general Weyler que aplicó métodos como la concentración de campesinos en aldeas cercadas. Tras el asesinato de Cánovas en 1897 por un anarquista, el gobierno liberal concedió la autonomía política y arancelaria a la isla, pero ya era demasiado tarde por la entrada en la guerra de los Estados Unidos. Aprovechando el hundimiento del barco Maine en el puerto de la Habana, Estados Unidos declaró la guerra a 9

España en 1898. La guerra fue muy rápida, la flota española sucumbió ante la potencia de los barcos de Estados Unidos, y el gobierno español tuvo que pedir la paz mediante la paz de Paris (1898), por la cual España perdía todas sus posesiones de ultramar. La derrota de 1898 sumió a la sociedad española en un estado de desencanto y frustración. Meses antes una prensa triunfalista y patriótica había ofrecido una fácil victoria. La derrota significó el fin del mito del Imperio español y la relegación de España a un papel secundario en el plano internacional. Las repercusiones inmediatas fueron menores a las esperadas, no hubo crisis económica, el capital proveniente de Cuba ayudó a la Industrialización en España. Las consecuencias del 89 fueron sobre todo de tipo moral e ideológico. Se valoró desde la hipercrítica el atraso económico y cultural respecto al resto de Europa, y la existencia de un régimen político corrupto y artificial, ya que las elecciones eran manipuladas. La crisis favoreció la aparición de movimientos culturales. El más importante de ellos fue el regeneracionismo (Joaquín Costa), que criticó el atraso agrario y cultural, los defectos políticos del sistema de la Restauración y la manipulación electoral. Costa propuso la reforma agraria y la alfabetización de la población (escuela y despensa). Habló también de la necesidad de un cirujano de hierro (dictador). El desastre dio cohesión a la generación del 98 (Unamuno, Machado), caracterizada por el pesimismo de aquella época. La crisis aumentó la audiencia de los grupos de oposición. El desastre fue seguido de una corriente antimilitarista. Como reacción, los militares se orientaron hacia posturas más autoritarias e intransigentes. • REGENERACIONISMO Y REVISINISMO POLÍTICO. La llegada al trono de Alfonso XIII en 1902 coincide con el periodo de decadencia y dificultades del sistema de la Restauración. España está bajo la crisis de 1898, que puso de manifiesto los graves problemas de España: el atraso económico y cultural y la existencia de un régimen parlamentario, basado en la manipulación de las elecciones. Como reacción, aparece el Regeneracionismo (Joaquín Costa), que insiste en la crítica de esos defectos y en la necesidad de modernización económica y de intuir a la población. Alfonso XIII no está al margen de los asunto del gobierno. Rey joven, ansioso de protagonismo, se entrometió en los asuntos políticos y acabó recelando de los políticos e identificándose con los militares. En 1905 se reabre el problema militar ante la publicación de un chiste antimilitarista en la revista satírica Cut−cut!, varios oficiales de la guarnición de Barcelona asaltaron la sede de esta revista, y recibieron el apoyo de las demás guarniciones del resto de España y exigieron la Ley de Jurisdicciones, según la cual los delitos contra el ejército y la patria quedarían bajo el control de los tribunales militares. La muerte de Cánovas y Sagasta provocó una crisis de liderazgo en los partidos dinásticos. Maura y Canalejas, los nuevos líderes, estarán mucho más cuestionados en sus respectivos partidos. Ambos protagonizaron sendos intentos de reforma, pero fracasaron. Maura (Partido Conservador) protagonizó el intento de la llamada revolución desde arriba. Quiso crear un partido conservador de masas, crear una base social para el régimen, interesar a las clases medias en la política y evitar la abstención, acabar con el caciquismo mediante la Ley de Administración Local, e inició una política de reformismo social. Acusado de autoritario y de poco dialogante, su caída se debió a la Semana Trágica. Canalejas (Partido Liberal) se propuso la modernización política. Mediante la Ley del Candado, que prohibía el establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España, pretendía limitar el ya excesivo dominio de la Iglesia, por lo que fue tachado de anticlerical. La Ley de Mancomunidades supuso un esbozo de autonomía 10

para Cataluña al dar atribuciones a sus Diputaciones y permitir la unión entre ellas. Con esta ley quiso atraerse al nacionalismo catalán moderado. Las reformas de Canalejas se cortan con su asesinato en 1912. Con Maura desacreditado y Canalejas muerto, ya no habrá más intentos de reformismo. • LAS CRISIS DE 1909 Y DE 1917. La crisis de 1909 o Semana Trágica de Barcelona tiene su origen en la guerra de Marruecos. Tras el desastre del 98, la actuación exterior española se orientó hacia el norte de África. En la Conferencia de Algeciras se acordó el reparto de Marruecos entre Francia y España, a la que correspondió la zona del Rif, habitada por las kabilas rifeñas, que rechazan la presencia española. Comienza así una larga guerra de desgaste. El gobierno movilizó a los reservistas tras la derrota española en el Barranco del Lobo. La impopularidad de la guerra y el llamamiento a los reservistas desencadenaron una huelga de protesta que se extendió por España, sobre todo en Barcelona, donde el 18 de julio inició la Semana Trágica. Se produjeron enfrentamientos armados entre los obreros y el ejército, y estalló el anticlericalismo (saqueo e incendios de edificios religiosos). Las tropas lograron restablecer el orden y se llevó a cabo una represión con la ejecución de cinco penas de muerte. Se produjo entonces una oleada de protestas en España y Europa contra la política de Maura. Los liberales se unieron con los partidos de izquierda para forzar la dimisión de Maura. Esta alianza supuso la ruptura del espíritu de pacto y del turnismo. Desde 1912 asistimos a la fragmentación interna de los partidos dinásticos, con grupos internos en torno a líderes enfrentados. En esta situación hubo que afrontar la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa de 1917. Durante la Primera Guerra Mundial España mantuvo una posición de neutralidad, y la sociedad se dividió en dos corrientes, aliadófilos y germanófilos. La neutralidad favoreció la expansión económica, pues la guerra convirtió a España en suministradora de materias primas y manufacturas a los países beligerantes. Pero significó también el aumento de los precios y empeoraron las condiciones de vida de los trabajadores, aumentaron las diferencias sociales y aumentó la tensión social, aumentaron las huelgas, la afiliación sindical y el anarquismo y socialismo. La crisis de 1917 fue una protesta generalizada en la que participaron los militares, los partidos de oposición y las organizaciones obreras, pero no consiguieron hacer caer el régimen, ya que no hubo confluencia de interés entre los tres sectores. Inició con la crisis militar, un movimiento militar reivindicativo de los oficiales de la Península, fruto del descontento que creaba el trato de favor que recibían los oficiales destinados en Marruecos (africanistas) ya que estos conseguían mejores sueldos y rápidos ascensos. Organizaron Juntas de Defensa y emitieron el Manifiesto de Junio. El gobierno clausuró las Cortes, suspendió las garantías constitucionales y estableció la censura de prensa. Se desencadenó la crisis política. Ante la clausura de las Cortes, un grupo de diputados de oposición (la Lliga) constituyeron en julio la Asamblea de Parlamentarios, que exigió la formación de un Gobierno Provisional y la convocatoria de Cortes Constituyentes. Las fuerzas de orden público disolvieron la asamblea. En agosto tuvo lugar la crisis social con la convocatoria de una Huelga General por la UGT y CNT. La huelga se extendió por el país. La repercusión mayor fue en Madrid, Vizcaya, Barcelona y Asturias. El ejército la sofocó finalmente con más de 60 muertos. 11

• LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA. DE LA MONARQUÍA A LA REPÚBLICA. El 12 de septiembre de 1923, el capitán general Miguel Primo de Rivera llevó a cabo un pronunciamiento en Barcelona, declaró el estado de guerra y suspendió la Constitución de 1876. Alfonso XIII aceptó el golpe y nombró a Primo de Rivera presidente de un Directorio que gobernó el país durante los siguientes siete años. El argumento fue que el régimen constitucional de la Restauración estaba desprestigiado y que existía un grave peligro de revolución social. El dictador emitió un manifiesto en el que se expresaba su voluntad de poner fin a la disciplina social, a los caciques y a las amenazas a la unidad nacional. Pero en el golpe influyó también el deseo de evitar que se hiciera público el informe Picasso. Hubo escasa oposición al golpe e indiferencia de gran parte de la población. Contó con apoyos del ejército, la Iglesia, sectores conservadores y la burguesía catalana. El Directorio Militar o primera etapa (1923−1925) se presentó como un régimen interino para solucionar los problemas del país. Las primeras medidas fueron: un gobierno mediante decretos, disolución de las Cortes, suspensión de la Constitución, prohibición de la actividad de partidos políticos y sindicatos. Para restablecer el orden público se impuso el estado de guerra, se sustituyeron los gobernadores civiles por gobernadores militares y se persiguió el anarquismo. Estas medidas cesaron los atentados y las huelgas. En Marruecos, la alianza hispanofrancesa cambió la situación; tras el desembarco de Alhucemas y sucesivas victorias, el protectorado de Marruecos quedó pacificado. La regeneración política quedó en una farsa, se redactó un Estatuto Municipal y uno Provincial, pero la Dictadura se limitó a cambiar unos caciques por otros. La política anticatalanista del régimen llevó a un enfrentamiento con Cataluña. Durante el Directorio Civil o segunda etapa (1925−1930) se tomaron algunos modelos del fascismo italiano, como la creación de un partido único, la Unión Patriótica, para dar apoyo social a Musolini; la creación de la Asamblea Nacional Consultiva; la organización corporativa del trabajo, y el intervencionismo económico. La Dictadura se benefició de la buena coyuntura europea, y tuvo lugar un auge económico debido al intervencionismo. El Estado fomentó las obras públicas y creó monopolios estatales como CAMPSA y telefónica. La dictadura de Primo de Rivera tuvo una creciente oposición. Otras razones del final de la Dictadura fueron la crisis de 1929 (el Crack del 29, crisis económica mundial de la bolsa de Nueva York), las dimensiones del estamento militar, y la falta de carácter político del Dictador. La oposición generalizada en 1930 hizo que Primo consultara a los militares qué decisión debía tomar. Ante la falta de apoyos, el dictador dimitió el 28 de Enero y se exilió a París. Tras la dimisión de Rivera, Alfonso XIII encargó la formación de un nuevo gobierno al general Dámaso Berenguer, con la intención de volver al régimen de la Restauración. Pero resultó imposible por tres razones: los partidos dinásticos estaban rotos, el monarca era impopular y las fuerzas antidinásticas firmaron en agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián por la República. El 14 de Febrero Dámaso Berenguer dimitió y fue nombrado presidente Juan Bautista Aznar, que convocó elecciones municipales. El triunfo de las candidaturas republicanas dio lugar a la proclamación de la república el 14 de Abril. Se formó un Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora y el rey Alfonso XIII se exilió. 12

• LA CONSTITUCIÓN DE 1931 Y EL BIENIO REFORMISTA. Las elecciones municipales del 12 de abril, convocadas por Aznar, triunfaron las candidaturas republicanas, y el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República. Se formó un Gobierno Provisional integrado por miembros del Pacto de San Sebastián. El rey Alfonso XIII se exilió. El Gobierno Provisional convocó elecciones generales que dieron el triunfo a las fuerzas de izquierda, que se agrupaban en dos ideologías: • El republicanismo, con apoyos entre las clases medias y la pequeña burguesía, representado por el Partido Radical (Alejandro Lerroux) y pequeños partidos como Acción Republicana (Azaña), Partido Radical Socialista (Marcelino Domingo) y ORGA, que se fundieron en 1936 en Izquierda Republicana, partidarios de alianzas con los socialistas moderados para modernizar España. • La izquierda obrera (PSOE) estaba dividido en dos corrientes, una moderada liderada por Indalecio Prieto, reformista y partidaria de alianzas con los republicanos, y otra radical liderada por Largo Caballero que adoptó posiciones revolucionarias. Además estaban el anarquismo organizado en los sindicatos CNT y FAI; el PCE, fiel a la URSS; y el POUM de inspiración troskista. Se formó un gobierno de coalición entre republicanos y socialistas, presidido por Manuel Azaña, Alcalá Zamora fue nombrado presidente de la República, y se procedió a la elaboración de una nueva constitución. La Constitución de 1931 reflejó los valores laicos e izquierdistas e incluye cinco rasgos originales: la soberanía popular, unas Cortes Unicamerales, introduce el laicismo (libertad religiosa, separación entre Iglesia y Estado, matrimonio civil y divorcio), establece la posibilidad de autonomía para los territorios que la solicitaran y el derecho de voto a la mujer. Entre 1931−33 el Gobierno Provisional y el de coalición impulsaron profundas reformas para modernizar España: • En el ámbito educativo el objetivo fue un modelo de escuela mixta, laica y pública. • La Ley de Reforma Agraria establecía la expropiación de los latifundios y su reparto entre campesinos sin tierra; para ello se creó el IRA. • En el ámbito militar se propusieron poner fin a la macrocefalia del ejército, la modernización técnica y subordinar los militares al poder civil. Para ello se hizo la Ley de Retiro de la Oficialidad, y se creó la Guardia de Asalto. • En Cataluña se redactó el Estatuto de Nuria, aprobado en 1932. en el País Vasco el proceso fue mas lento y complejo, el Estatuto no se aprobó hasta 1936. • En el terreno religioso la República se propuso secularizar la vida social. Se secularizaron los cementerios, se prohibió ejercer la enseñanza a las órdenes religiosas y se suprimió la Compañía de Jesús. Las reformas se encontraron con la resistencia de los propietarios agrarios, de la Iglesia y de los militares. En 1932 tiene lugar el golpe de estado de Sanjurjo que fracasó, y en 1933 se forma la UME, organización de militares antirrepublicana y clandestina. La impaciencia de los trabajadores y la lentitud de la reforma agraria dan lugar a una radicalización: aumentan las huelgas y desórdenes públicos, quema de edificios religiosos, sublevación de mineros, enfrentamientos entre campesinos y fuerzas del orden, Castilblanco y Casas Viejas. La investigación de los hechos de Casas Viejas dio lugar a la dimisión de Azaña, la ruptura del gobierno de coalición y la convocatoria de elecciones. 13

• LA SUBLEVACIÓN CONTRA LA II REPÚBLICA Y EL DESARROLLO DE LA GUERRA. El levantamiento militar contra la República comenzó el 17 de Julio en Melilla, y se extendió el 18 a la península. El plan inicial era una sublevación simultánea de las principales guarniciones del país que derribara el gobierno del Frente Popular. El militar al mando de cada ciudad debía declarar el estado de guerra, sacar las tropas a la calle y ocupar los edificios oficiales. Ante la falta de coordinación, la resistencia de una parte del ejército y las organizaciones obreras, el resultado no fue el previsto. En Madrid y Barcelona se produjeron combates entre sublevados y tropas leales a la república, entre los que destacaron los anarquistas. Los sublevados triunfaron en Sevilla y Zaragoza. La sublevación triunfó en un amplio territorio tradicionalmente conservador, donde los generales Cabanellas y Queipo de Llano redujeron a los importantes núcleos de población obrera. Fracasó en la España industrial. El fracaso de la sublevación militar y la división de España en dos territorios señala el inicio de la Guerra Civil. En el desarrollo de la guerra podemos distinguir cuatro fases: • Primera fase (1936). El avance hacia Madrid y la batalla de Madrid. Los sublevados avanzaron hacia Madrid, Franco por Extremadura con el ejército de África y Mola desde Pamplona. Madrid pudo resistir por el entusiasmo de las milicias obreras. • Segunda fase (1937). Las batallas en torno a Madrid y la ocupación del norte. Al no poder tomar Madrid, Franco quiso cercarlo mediante las batallas de Jarama y Guadalajara, pero fracasó. Decidió ocupar la franja norte republicana. La República desencadenó las batallas de Brunete y Belchite para aliviar la presión sobre el frente norte, pero sólo pudo retrasar su ocupación. • Tercera fase (1938). El avance hacia el Mediterráneo y la batalla del Ebro. El ejército de Franco llegó al Mediterráneo, con lo que la zona republicana quedó dividida en dos zonas. El último gran esfuerzo republicano fue la Batalla del Ebro, la más importante de la guerra, que Franco pudo contener y que dejó a la República exhausta. • Cuarta fase (1939). El derrumbe de la República. Franco lanzó la ofensiva contra Cataluña. El 28 de Marzo, las tropas franquistas ocuparon Madrid, las ciudades republicanas se entregaron sin resistencia y así el 1 de Abril de 1939 finaliza la guerra. El bando franquista contó con la ayuda de la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler, con las tropas de la Legión Cóndor. La República encontró ayuda en la URSS y en las Brigadas Internacionales. • LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA CIVIL. La Guerra Civil fue el episodio más traumático que ha vivido la sociedad española durante el siglo XX. Conciudadanos y miembros de una misma familia, lucharon entre sí. El deseo de aniquilación del contrario resultaba inevitable. Hubo medio millón de muertos, asesinados, como consecuencia de las penurias de la guerra y la posguerra o en las cárceles de los vencedores. Además, 250.000 personas ingresaron en prisiones o campos de trabajos forzados. En los últimos meses de la guerra miles de combatenientes republicanos y de familias tuvieron que abandonar España. La mayoría de los exiliados salió por Francia, y fueron ubicados en campos de concentración. Algunos volvieron a España al finalizar la guerra, otros se quedaron en Francia. Un pequeño grupo se 14

estableció en América Latina. Culturalmente, murieron o marcharon al exilio buena parte de la generación del 27, intelectuales y profesores. Las consecuencias en el terreno político eran la falta de libertad política y la supresión de derechos fundamentales. España tuvo veinte años de aislamiento político, y quedó fuera del progreso europeo. El drama humano y moral de la guerra marcó profundamente a la sociedad española de la posguerra. Sólo, la generosidad de muchos de los que llevaron a cabo la Transición democrática y la aprobación de la Constitución de 1978, cerró de forma definitiva el capítulo de la Guerra Civil. • ESPAÑA DURANTE EL FRANQUISMO. EVOLUCIÓN POLÍTICA Y COYUNTURA INTERNACIONAL (1939−1975). El régimen de Franco fue una dictadura personal, de origen militar, que mantuvo un control político sobre la población. Durante casi cuarenta años, España vivió un vacío de normalidad política y una total falta de libertades y derechos. El franquismo se basó en los principios fascistas de la Falange y en el nacionalcatolicismo, y tuvo los siguientes rasgos: el carácter de dictadura personal, con acumulación de todos los poderes en manos del Caudillo (Jefe de Estado y de Gobierno, Generalísimo y Jefe del Partido); el sistema de partido único; el sindicalismo vertical; la democracia orgánica, con unas Cortes que ni tuvieron poder real ni fueron representativas; y, en lugar de una Constitución, las siete Leyes Fundamentales. Aunque el franquismo fue monolítico, hubo varios grupos políticos, que tenían en común su fidelidad al Régimen. Entre ellos estaba el Ejército, el apoyo más decidido y fiel de la Dictadura, del que salieron los franquistas más puros (Carrero Blanco); la Falange (Arrese, Solís) siempre fieles a Franco; y la Iglesia, que mantuvo el control de la vida social a través del nacionalcatolicismo: censura de libros y control de la enseñanza. De la Iglesia salieron dos familias: los monárquicos católicos (1945−1959) que lograron imponer la monarquía como sucesión al régimen; y los tecnócratas, vinculados al Opus Dei (1960) partidarios de un desarrollo económico para hacer posible la continuidad política. En la Dictadura se distinguen tres fases: • La Fase Totalitaria (1939−1959) se caracteriza por el aislamiento internacional. Se distinguen tres etapas: • Durante la Segunda Guerra Mundial, Franco no escondió sus simpatías por las potencias del Eje (Hitler y Mussolini), y a partir de 1942, cuando las potencias del Eje comenzaron a tener dificultados, Franco restableció relaciones con los aliados. La Falange controla casi todos los ministerios y se aprueban las primeras Leyes Fundamentales: el Fuero del Trabajo, la Ley de Cortes, y dos leyes que pretendían mostrar a los aliados que en España había libertades y sufragio universal. • Tras la Guerra Mundial, el Régimen de Franco quedó aislado internacionalmente. España no fue admitida en la ONU, Francia cerró sus fronteras con España y fueron retirados los embajadores extranjeros. Franco acabó con el protagonismo de la Falange, recurrió a los monárquicos católicos y promulgó la Ley de Sucesión (1947), por la que España se convertía en reino. Designaba al Caudillo como Jefe de Estado vitalicio y establecía la monarquía como sucesión de Franco. • Desde 1950, con la Guerra Fría, EEUU valoró cada vez más el anticomunismo de España, lo que permitió a la Dictadura salir de su aislamiento. • La Fase Desarrollista (1959−1969) se caracteriza por la inclusión en el Gobierno de los Tecnócratas. El Desarrollo económico produjo profundas transformaciones sociales. La modernización no fue acompañada de cambios en el sistema político, sólo la Ley Orgánica del Estado, que pretendía asegurar la pervivencia 15

del régimen tras la caída de Franco. En 1969 Juan Carlos es nombrado Príncipe del Estado y sucesor de Franco. España se integró en los órganos económicos internacionales, pero no fue admitida en la CEE por el carácter antidemocrático del Régimen. • La Fase de Deterioro del Régimen (1969−1975) muestra varios síntomas de decadencia: el deterioro físico del Caudillo, que delega cada vez más poder en Carrero Blanco, nombrado Jefe de Gobierno; el distanciamiento de la Iglesia tras el Concilio Vaticano II; la capacidad movilizadora de la oposición mediante huelgas, manifestaciones, etc; y los actos terroristas de ETA y el FRAP. El declive se muestra también en la división interna de los franquistas en inmovilistas, partidarios de continuar con las señas de identidad del Régimen; aperturistas, favorables a una democracia limitada; y reformistas, que proponen una reforma en profundidad para llevar al país a una democracia. La parálisis política se agravó con el asesinato de Carrero Blanco en 1973 por miembros de ETA y por la Crisis del Petróleo. El último año de la dictadura (1975) está marcado por tres hechos: las enfermedades de Franco; la ejecución de cinco penas de muerte contra militantes del FRAP y de ETA; y la descolonización del Sahara. Cuando Franco murió el 20 de Noviembre de 1975, la sensación de inseguridad e incertidumbre sobre el futuro político era generalizada. • LA ECONOMÍA DURANTE EL FRANQUISMO: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO. La evolución económica durante el franquismo se puede dividir en dos periodos: la autarquía (1939−1959); y el desarrollismo (1959−1973). La etapa de autarquía se caracteriza por el estancamiento económico. La política económica se caracterizó por la búsqueda del autoabastecimiento y el intervencionismo del Estado en la Economía. El intervencionismo es especialmente importante en la Industria. El objetivo de ser autosuficientes se demostró imposible, ya que España no producía suficientes materias primas, productos energéticos o alimentos. El resultado fue el hambre y la penuria económica de la mayoría de la sociedad española ante la escasez de productos de primera necesidad, que se racionaban por medio de Cupos del Estado. En la etapa de desarrollismo, la economía española experimentó un boom económico, con una rápida industrialización. El Plan de Estabilización de 1959. A finales de la década de los cincuenta, Franco incorporó al gobierno a técnicos expertos en economía, los tecnócratas, quienes prepararon este plan, que tenía como objetivo liberalizar el sector exterior, es decir, facilitar la integración de la economía española en los mercados internacionales. Se flexibilizaron las importaciones y exportaciones, se autorizaron las inversiones extranjeras, se devaluó la peseta y se estableció el cambio de acuerdo con los patrones internacionales. A partir de 1961 se inició una etapa de expansión económica sostenida. El gobierno planteó los Planes de Desarrollo. El Estado, buscaba potenciar la industria, estimulando el capital privado a intervenir en determinadas áreas y sectores, preparando infraestructuras y concediendo subvenciones, créditos o ventajas fiscales. El resultado del desarrollismo fue un importante salto en la industrialización con gran importancia del sector público, el auge de las industrias de bienes de consumo y los focos industriales. Se trata de una industria demasiado protegida por el Estado. Este despegue económico fue posible también gracias a los ingresos por el turismo, las inversiones extranjeras 16

y el envío de capitales por parte de los emigrantes españoles. • LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN DE FRANCO. El Régimen franquista mostró la represión contra los movimientos democráticos y de izquierdas, y ante cualquier manifestación nacionalista. En el mismo momento en que acabó la guerra se constituyeron movimientos de resistencia y oposición a la dictadura. La represión se articuló mediante dos leyes: la Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo. Miles de personas fueron encarceladas y el franquismo continuó aplicando la pena de muerte. En 1963, la dictadura franquista creó el Tribunal de Orden Público para juzgar los delitos políticos, aunque los delitos de terrorismo continuaban reservados al Ejército. Dentro de la oposición se pueden distinguir dos fases. La oposición durante la fase totalitaria (1939−1959) estuvo muy vinculada a los vencidos en la Guerra Civil: la actividad clandestina del PCE, PSOE y de la CNT (movimiento obrero) fue muy difícil por la represión y por la división interna heredada de la Guerra Civil. Ligado al PCE surge el maquis (guerrilla antifranquista que se dio en algunas zonas de montaña). Se constituyó a partir de milicianos que subsistían desde finales de la Guerra Civil y de unidades que habían luchado contra los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. El aislamiento entre los diferentes grupos, la represión militar y la falta de apoyo de la población, explican su fracaso. Los grupos monárquicos practicaron una oposición basada en la conspiración: en 1943, tenientes generales dirigieron una carta a Franco donde pedían la restauración de la monarquía. En 1945, Juan de Borbón hizo público el Manifiesto de Lausana, en el que solicitaba a Franco que se retirara para restaurar la monarquía parlamentaria. En la década de los sesenta, la oposición al franquismo experimentó cambios profundos. Surge una nueva oposición al franquismo caracterizada por la renuncia a la práctica violenta, que produjo huelgas laborales en Cataluña, Vizcaya y Asturias, en las que nace un nuevo sindicalismo de base llamado Comisiones Obreras. La actuación del movimiento obrero gira en torno al sindicato de Comisiones Obreras y coincidió con la agitación en el ámbito universitario. A partir de las organizaciones estudiantiles, surgen grupos liberales y democristianos que dan nueva vida a la oposición monárquica y reformista. El acto más importante fue el Congreso de Munich en 1962, en el que se reunieron personas del exilio y del interior, y solicitaron el fin del régimen de Franco y el paso a una España democrática. El PCE se configuró como el partido más sólido y activo de la clandestinidad, puso en práctica la política de reconciliación nacional. El PSOE mantuvo una actividad muy débil hasta que Felipe González, accedía a la secretaría general (1974). Aparecieron también grupos de izquierda radical que respondía a dos ideologías: la maoísta (Partido del Trabajo de España) y la troskista (Liga Comunista Revolucionaria). Resurgen los nacionalismos vasco y catalán, e inician las acciones terroristas de ETA y del FRAP. ETA fue una escisión del PNV que adoptó posiciones marxistas. A finales del franquismo se crearon organizaciones unitarias de la oposición, como la Junta Democrática y la Plataforma Democrática.

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• LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA: REFORMA Y RESISTENCIAS A LA MISMA (1976−82). LA CONSTITUCIÓN DEMOCRÁTICA Y LA ESPAÑA DE LAS AUTONOMÍAS. La transición es el proceso por el cual España pasa de la dictadura franquista a ser un estado democrático. El proceso se desarrolló entre 1975 y 1978, y se cierra definitivamente tras el triunfo electoral del Partido Socialista en 1982. A la muerte de Franco en noviembre de 1975 la sensación de incertidumbre e inquietud sobre el futuro político era generalizada. Tal y como estaba previsto en la Ley de Sucesión, D. Juan Carlos fue coronado Rey de España, y, ante la presión de los franquistas, tuvo que confirmar a Arias Navarro como presidente del Gobierno, que a pesar de lo anunciado fue incapaz de realizar reformas. La parálisis política y la mala situación económica del país desde la crisis del petróleo de 1973, provocaron una fuerte contestación social. Se hicieron evidentes las diferentes posturas políticas. Dentro del franquismo eran tres: los inmovilistas (el bunker), no querían ningún tipo de cambio; los aperturistas, pretendían una cierta apertura formal, sin poner en duda los principios políticos del franquismo (Arias Navarro, Fraga) y los reformistas, políticos que proponían una reforma en profundidad, para llevar al país a una democracia (Adolfo Suárez). Las organizaciones de la oposición se agruparon en un solo organismo, Coordinación Democrática (la Platajunta). Sin embargo se dividían en dos grupos; la oposición moderada (socialdemócratas,), que aspiraban a alcanzar la democracia a través de la reforma; y los rupturistas (grupos de Izquierda), que exigían una ruptura total con el pasado franquista. En julio de 1976 el Rey sustituyó a Arias Navarro por Adolfo Suárez, un político procedente del franquismo. Suárez, con el apoyo de la monarquía, dirigió el proceso conocido como Transición política entre julio de 1976 y junio de 1977: desmanteló las instituciones franquistas, legalizó los partidos políticos y convocó elecciones democráticas a Cortes. El proyecto de Suárez era la reforma política (pasar del régimen franquista a uno democrático con prudencia y sin ruptura legal). Para ello creó la Ley de Reforma Política (LRP), que preveía la celebración de elecciones a Congreso y Senado por sufragio universal. Suárez consiguió que la ley fuera aprobada por las Cortes franquistas. A continuación, sometió la LRP a votación popular. A pesar de que la oposición solicitó la abstención y el franquismo el voto negativo, el porcentaje de votos afirmativos se explica por el deseo de cambio de la población. Una vez aprobada la ley, Suárez tuvo que vencer la resistencia de la oposición y convencerla de que abandonara la idea de ruptura. La sinceridad democrática de Suárez se puso de manifiesto cuando tomó la decisión personal de legalizar al PCE pese a la fuerte oposición del Ejército y de los políticos franquistas. La legalización del PCE, hizo que los demás partidos aceptaran el proceso de reforma. La reforma culminó así con la celebración de elecciones libres en junio de 1977, a las que se presentaron casi un centenar de partidos, entre los que están la UCD (Suárez) que integraba a partidos de la oposición moderada y a los reformistas del franquismo; Alianza Popular (Fraga) que representaba el franquismo posibilista; el PSOE (Felipe González) y el PCE (Carrillo), la organización antifranquista más sólida y activa. En las elecciones venció la UCD, seguida por el PSOE; muy alejados, PCE y AP; los grupos nacionalistas triunfaron en Cataluña y País Vasco, la extrema derecha franquista y los grupos de izquierda radical fueron barridos en las urnas.

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Suárez se convirtió en el primer presidente democrático. Antes de redactar una constitución democrática había que hacer frente a la delicada situación económica. Era imposible realizar una transición sin paz social. La crisis del petróleo afectó especialmente a la economía española. El gobierno promovió los Pactos de la Moncloa, firmados en octubre de 1977, con el fin de abordar las medidas para hacer frente a la crisis, se acordó una política de moderación salarial; a cambio, el Gobierno se comprometió a ampliar los servicios sociales, a realizar inversiones públicas y a implantar una reforma fiscal moderna. La Constitución fue aprobada el de diciembre de 1978 y defendía los siguientes principios básicos: la definición de España como Estado social y democrático de derecho; la monarquía parlamentaria y democrática como forma de gobierno; un modelo de Estado Descentralizado, con la posibilidad de autonomía de los territorios; el aconfesionalismo religioso; la amplitud de derechos y libertades (divorcio, supresión de pena de muerte) y el reconocimiento de los derechos sociales. Se volvieron a celebrar elecciones generales con una nueva victoria de la UCD. Entre 1979 y 1982 se aprueban las primeras leyes del desarrollo de las autonomías. Surgieron algunas dificultades: en Navarra se decidió una autonomía propia, al margen de la Comunidad Autonómica Vasca; Valencia y Baleares optaron también por sus propias autonomías, al margen de Cataluña; algunos territorios optaron por el modelo uniprovincial (Cantabria, Murcia, La Rioja); Madrid tuvo su autonomía. Entre 1979 y 1983 se completó el mapa autonómico. El periodo 1979−1982 se caracterizó por la fragilidad de la democracia. Por un lado, estuvo el problema del terrorismo. ETA contaba con apoyo popular, no había aceptado el proceso de reforma y realizó en esos años la mayor cantidad de atentados terroristas de su historia, con el objetivo de desestabilizar el régimen político y obtener la independencia del País vasco. Por otro, grupos involucionistas de extrema derecha que añoraban el régimen de Franco buscaban también la desestabilización de la democracia, especialmente los militares franquistas que detestaban a Suárez. El 29 de Enero de 1981 dimitió Suárez. El 23 de febrero, el teniente coronel Tejero asaltó el Congreso; se unieron unidades militares de Madrid y el teniente general Milans del Bosch sacó los tanques a las calles de Valencia. Pero el intento de golpe de Estado fracasó. El mensaje del Rey Juan Carlos I desautorizaba el golpe y ordenaba al Ejército a respetar el orden constitucional. • LA ALTERNANCIA EN EL PODER (1982− año actual): LA EVOLUCIÓN POLÍTICA. LA POLÍTICA EXTERIOR. LA INTEGRACIÓN EN LA UNIÓN EUROPEA. En 1982 el PSOE ganaba las elecciones por mayoría absoluta; este triunfo es considerado como el final de la transición, al darse el paso pacífico de la UCD a otro partido de izquierda moderada. España se situaba en la normalidad democrática de los países de Europa. Desde 1982 hasta la actualidad dos grandes partidos se alternan el poder: PSOE y PP. Además existen pequeños partidos de gran importancia para asegurar la estabilidad parlamentaria. El PSOE gobierna entre 1982−96 con Felipe González y de 2004 hasta hoy con Rodríguez Zapatero; el PP gobernó de 1996 a 2004 con José María Aznar. Los primeros gobiernos del PSOE se plantearon cuatro objetivos. En primer lugar, la modernización económica de España, para la que prepararon una economía protegida para la entrada en la Unión Europea. Se puso en marcha la reconversión industrial, lo que provocó graves 19

conflictos sociales, supuso miles de despidos y recortes salariales, y el gobierno tuvo que afrontar dos huelgas generales convocadas por CCOO y UGT. Se continuó la reforma fiscal, se trataba de aumentar los impuestos directos y distribuir los indirectos. Los instrumentos fueron el IVA y el IRPF. Los recursos del Estado aumentaron considerablemente. En segundo lugar, la extensión del Estado del bienestar, con la ampliación de derechos sociales y de servicios básicos. La sanidad y las pensiones de jubilación pasaron a ser una prestación universal a la que todas las personas tenían derecho. La educación, gratuita y obligatoria de los 6 a los 16 años (LOGSE). En tercer lugar, la modernización y democratización de la Administración del Estado y de aparatos como el Ejército y la Policía. Por último, la integración de España en la Comunidad Económica Europea (CEE). El PSOE mantuvo el compromiso de convocar un referéndum sobre la entrada de España en la OTAN, pero muchas personas dieron su voto negativo. El ingreso en la CEE fue mucho más aceptado. España ingresó en la CEE el 1 de enero de 1986. Desde los años 90 inició el declive del PSOE, al que contribuyeron el desgaste de gobierno, la dura oposición del PP, los escándalos de corrupción económica y el escándalo del GAL (guerra sucia contra ETA). Entre 1996 y 2004 ha gobernado el Partido Popular (PP). En estos años ha tenido lugar una fuerte expansión económica, bajo la gestión de Rodrigo Rato. España pudo superar los criterios de convergencia económica e incorporarse al grupo de países que accedieron a la moneda única (€) en 2002. Un problema que no se ha podido resolver es el terrorismo de ETA, que en este periodo inicia el asesinato de políticos, crecieron los éxitos policiales y el aislamiento social de este grupo. En política exterior, el gobierno del PP se alineó de manera estrecha con EEUU en la guerra de Iraq, dejando de lado las alianzas con los socios europeos. Los atentados del 11−M y el triunfo del PSOE en las elecciones pusieron fin al gobierno del PP y abren el actual gobierno Zapatero, caracterizado por la reforma de los Estatutos de autonomía catalán y andaluz, el inicio de una tregua definitiva de ETA y la fuerte confrontación entre PSOE y PP.

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