Historia del Periodismo Español

January 10, 2018 | Author: Anonymous | Category: Apuntes, Apuntes Universitarios, Periodismo, Teoría e Historia del Periodismo
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Introducción Los estudios de Hª del Periodismo Los estudios en torno al fenómeno periodÃ−stico desde una perspectiva histórica arrancan en la segunda mitad del siglo XIX, en un contexto de arraigo del nacionalismo en los paÃ−ses occidentales y de consolidación de la prensa como fenómeno de masas. A lo largo de los años, estos estudios se han ido enriqueciendo con la aportación de tres escuelas: • Escuela positivista: • Realiza un estudio aséptico y descriptivo, sin llevar a cabo ninguna interpretación, ni análisis. • No estudia como el periodismo puede influir en La Opinión pública. • Sus resultados son catálogos de publicaciones, de periodistas y, en definitiva, de cualquier elemento relacionado con el periodismo, todo ello enfocado en el fenómeno periodÃ−stico en el mundo occidental. • Algunos investigadores pioneros de esta escuela son: Eugene Hatin, Alexander Andrews, Henry Fox Bourne y, en España, Eugenio Hartzenbuch. • Critica negativa: no profundiza ni ahonda en otros aspectos. Critica positiva: gracias a esta escuela positivista comenzaron a aparecer las primeras hemerotecas y archivos. • Escuela interpretativa: • Es la escuela que más calado ha tenido y la que más se utiliza en los estudios. • Surge paralelamente a la escuela positivista, y arranca en los ensayos de diversos autores sobre la influencia de la prensa en la vida polÃ−tica y parlamentaria en los paÃ−ses occidentales. Da un paso más allá que la escuela positivista, atendiendo al contexto polÃ−tico, social, ideológico, etc. Estudian cómo esas variables sociales influyen en el periódico y cómo el periódico puede influir en la sociedad. • Objeto de estudio: influencia de la prensa en la sociedad y la polÃ−tica, la prensa como elemento articulador de la sociedad. • A mediados del siglo XX se produce una renovación metodológica de la mano, sobre todo, de investigadores franceses como Jean-Michelle Desvois (obra: “Historia de la Prensa en España, 1900-1930”), que van a plantear la necesidad no sólo de describir formalmente el objeto de estudio, sino también de interpretarlo desde el punto de vista histórico, de forma que sea posible entender cómo el contexto histórico condiciona la prensa, y cómo ésta a su vez influye en su contexto. • Estos estudios aportan un conocimiento más completo del fenómeno periodÃ−stico y de su evolución histórica. Los primeros investigadores españoles que recogen esta influencia francesa son los que se encuentran, a mediados del siglo XX, en el exilio —debido a que la dictadura franquista no era el mejor contexto para desarrollar este estudio interpretativo de la historia de la prensa—; un ejemplo es Manuel Muñón de Lara, que realiza sus investigaciones en la Universidad de Pau, en Francia. Posteriormente, los investigadores españoles que se encuentran en España, como Censo Almuiña en la Universidad de Valladolid, retoman estas investigaciones a partir de la década de 1970. • CrÃ−tica negativa: hay dificultades para que el analista se mantenga totalmente objetivo en su estudio, bien por desconocimiento de las variables históricas o bien porque corre el riesgo de dejarse llevar por la historia actual. • Escuela del derecho: • Comienza a finales del siglo XIX, centrándose en los estudios sobre la legislación y la regulación constitucional relativas al derecho de imprenta y a la libertad de expresión. • Esta escuela completa a la interpretativa, ya que contribuye a la contextualización del fenómeno periodÃ−stico y del grado de poder que éste tenÃ−a en la sociedad. • Autor de esta escuela: EGUIZÔBAL, J. E. “Apuntes para una historia de la legislación española sobre imprenta, desde el año 1480 hasta el presente”. Libro de referencia para cuestiones legislativas. • Esta corriente es interesante porque cada modelo legal analizado nos va a dar la clave del grado de importancia que tenÃ−a la prensa en cada etapa. Cada etapa periodÃ−stica tiene su correspondiente modelo 1

legal, y esto responde proporcionalmente al poder que la prensa tenÃ−a en cada una de estas etapas temporales. Las aportaciones de estas escuelas son fundamentales para configurar el carácter de disciplina cientÃ−fica de la Historia del Periodismo. Al mismo tiempo, sientan las bases de planteamientos metodológicos más completos, entre ellos el de Jesús Timoteo Ôlvarez, que mezclando los aspectos positivos de cada una de estas tres escuelas, planteó una nueva propuesta metodológica, la teorÃ−a general de sistemas. Este autor parte de que los ejes fundamentales de una sociedad son tres: • Sistema socioeconómico, basado en las relaciones de producción( organización empresarial, recursos, financiación). • Sistema sociopolÃ−tico, representado por el Estado y la ciudadanÃ−a (marco legal, relaciones entre grupos sociales). • Sistema socio comunicativo, basado en las relaciones sociales en torno a los medios de comunicación (E----M----R; producto acabado). Si existe un sistema socio comunicativo, podemos elaborar cientÃ−ficamente una historia de la comunicación social —en nuestro caso, del periodismo—, estableciendo un modelo válido aplicable a todas las sociedades en una época y en un marco geográfico determinados. Este modelo se construye estableciendo los factores fundamentales que definen el sistema socio comunicativo en cada sociedad: • Marco legal de los medios de comunicación. • Relaciones sociales establecidas en torno a los medios de comunicación. • Producto informativo final. A partir de este modelo, podemos considerar la historia de la comunicación social como la sucesión de distintos sistemas sociocomunicativos en una sociedad, que aparecen, evolucionan y desaparecen dando paso a otros sistemas y productos comunicativos. Esta sucesión se da en función de las variaciones sustanciales que sufren sus parámetros. Pero estas variaciones no se dan en el sistema sociocomunicativo, sino en el socioeconómico y en el sociopolÃ−tico. Este modelo metodológico sigue los parámetros del materialismo histórico y de la economÃ−a polÃ−tica marxista. Según la metodologÃ−a marxista, la infraestructura económica de una sociedad se basa en los medios de producción y en las relaciones de producción establecidas en torno a estos medios. La infraestructura se concreta en la superestructura, que es el reflejo de ésta. La superestructura está compuesta por las leyes, la ideologÃ−a, las costumbres, la religión y, entre otros elementos, los medios de comunicación. Por ejemplo, en una sociedad con un modo de producción capitalista, los medios de producción son propiedad de los particulares, por lo que las leyes establecen el carácter casi sagrado de la propiedad privada; en cambio, en una sociedad con un modo de producción socialista, los medios de producción son propiedad del Estado, por lo que las leyes establecen la prohibición de la propiedad privada. Según el materialismo histórico, los modelos de producción son los siguientes: • Sistema comunista primitivo: No hay clases sociales. Las relaciones sociales son de igualdad. El sistema sociocomunicativo está guiado por las relaciones de necesidad. • Sistema esclavista: La comunicación es un instrumento de dominación de la clase dominante (los guerreros, sacerdotes, intelectuales…) sobre los esclavos (los que llevan el peso del trabajo). • Sistema feudal: La comunicación surge por la necesidad de adoctrinar, dominar y controlar a los campesinos o siervos. Los emisores son el poder polÃ−tico y el poder religioso. El flujo comunicativo no sale de los lÃ−mites del feudo. • Sistema capitalista: La comunicación responde a necesidades económicas. Si el mercado se adapta a necesidades universales, la comunicación también adquiere una dimensión universal. Surge la 2

tecnologÃ−a que permite la difusión universal de la información. • Sistema socialista: Es el sistema que, en teorÃ−a, deberÃ−a sustituir al capitalismo. En este sistema no existe la propiedad privada, puesto que los medios de producción son propiedad del Estado. La comunicación, por tanto, se deberÃ−a adaptar al nuevo contexto económico. Publicaciones pre-periodÃ−sticas. Los orÃ−genes del periodismo escrito. FOGLIA MANO/ AVISSI: El surgimiento de este tipo de documento corresponde a la necesidad comercial, para estar al tanto de los precios del puerto y del mercado). Eran documentos hechos a mano (manuscritos) con un estilo bastante elemental: mano tÃ−tulos, no firma, sólo fecha y nombre de la ciudad. Eran tamaño cuartilla y su extensión no superaba las 4 páginas. Estos manuscritos tuvieron una rápida difusión, expansión y repercusión. Esto se puede corroborar por la importante actividad censora que se puso en marcha en fechas tan tempranas como 1275 (fecha en la que aparecen en Ingalterra ordenanzas reales contra los propagadores de bulos y falsas noticias). El Papa PÃ−o V publicó el à ndice de libros prohibidos. Una cuestión muy importante es que cuando surge la imprenta estos Foglia Mano no van a desparecer, se mantienen pero elaborados en la imprenta. PRICE-CURRENT (Listas de precios) Son variantes de los Avissi y nacen en el mismo contexto: en los puertos. Pero la diferencia está en que en estos documentos sólo van a aparecer listas de productos con sus respectivos precios. CARTAS-DIARIO Su nacimiento también responde a la necesidad de suministrar información económica. Eran elaborados por encargo de los grandes comerciantes a sus agente comerciales. El contenido era la información sobre los precios de referencia de productos y materias primas. La finalidad última era la de suministrar datos sobre la realidad económica que existÃ−a en los lugares donde los agentes comerciales estaban delegados. ALMANAQUES Se trataban de calendarios donde se señalaban las fases lunares, las fiestas y los santorales. La época de máximo esplendor fueron los siglos XVI y XVIII. OCASIONALES Estos documentos estaban inspirados en los Avissi. Con la diferencia de que en lugar de abordar varias noticias, sólo describe un acontecimiento de gran relevancia. Gracias a este documento, comienzan a introducirse nuevos temas, no sólo los comerciales, sino también los polÃ−ticos o históricos. CANARDS Tratan temas apetitosos para el pueblo (crÃ−menes y hazañas de héroes en su mayorÃ−a). ¿Antecedente del sensacionalismo?posiblemente RELACIONES 3

La RELACIà N no es un género, es un fenómeno informativo. (Corrección práctica 1) Fue el producto estrella del siglo XVI. Se trata de publicaciones anónimas que se convirtieron en el documento comunicativo más demandado. Recoge el espÃ−ritu de todas las anteriores. En menos de 4 páginas se narran sucesos variados con una periodicidad irregular. Se pueden encontrar desde finales del siglo XV, pero hasta mediados del siglo XVI no se consolida, gracias al trabajo de Michael Von Aitzing, dotándolas de cierta periodicidad. Tema 1. Los orÃ−genes del periodimo impreso • La transición a la Edad Moderna: crisis, recuperación y desarrollo de la sociedad europea. • La revolución informativa a comienzos de la Edad Moderna: las relaciones. • Primeras normas legales sobre prensa e imprenta. • La consolidación de las relaciones como impreso informativo (s. XVII) importante: • Los Reyes Católicos (1476- El reinado de los Reyes Católicos significó el tránsito del mundo medieval al mundo moderno en España. Una bula del Papa Sixto IV en 1478 creó la Inquisición en Castilla para un control de la pureza de la fe. Ya que en Aragón existÃ−a desde 1248, de este modo la Inquisición española fue la única institución común para los dos reinos. Fue muy dura la etapa de Fray Tomás de Torquemada como Inquisidor General. En 1492 se expulsó a los judÃ−os —de gran poder económico— de España, produciéndose una crisis económica. Salieron de España unos dos tercios, convirtiéndose los demás. También se obligó a los musulmanes a convertirse al cristianismo —pasándose a llamar moriscos— o a abandonar España. El resultado de esta acción de limpieza religiosa fue la creación de un paÃ−s de religión cristiana y el comienzo de la identificación de patria y religión. • Carlos V: Al morir su abuelo materno, Fernando, en 1516, Carlos de Habsburgo, que ya habÃ−a heredado los territorios de Borgoña de su abuela paterna, se hizo coronar Rey de Castilla y Aragón e inició viaje a la penÃ−nsula. El nuevo monarca no conocÃ−a el castellano y vino acompañado de consejeros flamencos que ocuparon los más importantes puestos en la Corte y la Iglesia. Descontento creciente devino en la sublevación de las Comunidades de Castilla, o de los Comuneros. La mayor parte de las ciudades de la zona central del reino (Segovia, Toledo, Salamanca…) se revelaron contra la autoridad del monarca. Las causas de la rebelión son complejas: ♦ Aristocracia castellana veÃ−a como una humillación que el rey hubiera entregado la administración del reino a consejeros flamencos y hubiera dejado a Adriano de Utrecht como gobernador del reino en su ausencia. ♦ Carlos habÃ−a empleado el dinero de los nuevos impuestos en conseguir la elección como Emperador alemán ♦ Carlos habÃ−a desdeñado el requerimiento de que aprendiera castellano y respetara las leyes del reino ♦ La burguesÃ−a urbana temÃ−a que se volviera a la tradicional polÃ−tica de exportar la lana en bruto a Flandes lo que irÃ−a en detrimento de la artesanÃ−a textil castellana Al salir Carlos de Castilla, la revuelta estalló en Toledo y pronto se extendió a otras ciudades. Las autoridades reales fueron depuestas y sustituidas por nuevos regidores comuneros. • Felipe II: Felipe II fue hijo del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal. Desde muy joven fue 4

preparado para desempeñar su cargo de rey. Tras la abdicación de Carlos I en 1556 gobernó el imperio integrado por los reinos y territorios de Castilla, Aragón, Navarra, el Franco-Condado, los PaÃ−ses Bajos, Sicilia, Cerdeña, Milán, Nápoles, Orán, Túnez, toda la América descubierta y Filipinas. A estos vastos territorios se le unió Portugal y su imperio afroasiático en 1580. Con Felipe II (1556-1598) la hegemonÃ−a española llega a su apogeo. Carlos I habÃ−a cedido en su abdicación a su hermano Fernando el Imperio Alemán y las posesiones de los Habsburgo  en Austria. En adelante, dos ramas de la misma dinastÃ−a gobernarán en Madrid y Viena. Tras viajar por Italia, los PaÃ−ses Bajos. Felipe II se asentó en la nueva capital, Madrid, desde donde gobernó con plena dedicación su enorme imperio. A diferencia de lo que ocurrió con su padre Carlos I, con Felipe II el centro de gravedad del Imperio se asentó en la penÃ−nsula, especialmente en Castilla. • La transición a la Edad Moderna: crisis, recuperación y desarrollo de la sociedad europea. Entre mediados del siglo XIV y mediados del siglo XV Europa pasa por una etapa de depresión. La sociedad europea, fundamentalmente rural, se halla en un periodo de crisis debido a tres factores fundamentales: las hambrunas, las epidemias y las guerras —tanto internas como externas (Guerra de los 100 años, provocada por un pleito sucesorio entre Francia e Inglaterra, las dos grandes potencias del momento. La explosión del conflicto estuvo motivado por l intento de conquistar un territorio rico como era la Gascuña francesa) —. Fueron años de declive. El periodismo nace durante el tránsito de una sociedad feudal a una sociedad burguesa. A mediados del siglo XV se inicia un proceso de recuperación y desarrollo en todos los órdenes: polÃ−tico, social, económico, cultural… todo ello gracias a la remisión de los tres factores anteriores. En 1453 concluye la Guerra de los Cien Años, en 1467 termina el conflicto en Francia entre el rey y los duques de Borgoña, en Inglaterra termina la Guerra de las Dos Rosas (protagonizada por la Casa de los York vs. La Casa de Lancaster), en Castilla la reina Isabel accede al trono (llegada de la monarquÃ−a moderna) y acaba con los conflictos internos, etc. En esta época se produce un aumento demográfico (no desplazamientos, no bajas militares…) que conlleva un desarrollo económico, impulsándose el sector agrÃ−cola, el artesanal y el comercial. Los puertos del Mediterráneo y los de los PaÃ−ses Bajos y Flandes recuperan sus actividades. Las primeras expediciones abren nuevas rutas económicas. Otro factor en el que se advierte la recuperación europea es en el surgimiento del Estado Moderno a finales del siglo XV. En el ámbito polÃ−tico, esta etapa de transición hacia la Modernidad se caracteriza por la consagración del Estado moderno en torno a la monarquÃ−a centralizadora autoritaria. La monarquÃ−a autoritaria supone una fase intermedia entre el sistema feudal y las monarquÃ−as absolutas. El rey deja de ser el primus inter pares —«primero entre los iguales»—, un noble más, pero el más importante de todos, con un poder limitado por los privilegios de la nobleza, para ser el sÃ−mbolo de la unidad del Estado, concentrando en sus manos todo el poder. La máxima de la monarquÃ−a autoritaria era “una autoridad, una ley, una fe y un territorio”. El monarca elimina poco a poco los obstáculos que limitaban su poder de la siguiente manera: • ESRTRATEGIAS DE CARÔCTER DEFENSIVO (ELIMINACIà N DE LOS OBSTÔCULOS) • Supresión del poder polÃ−tico de la nobleza: • Mediante la violencia, aprovechando rebeliones. • Mediante alianzas matrimoniales, de manera más sutil. • Neutralización de los órganos representativos, las Cortes o Parlamento, que era una asamblea formada por los estamentos existentes: nobleza, clero y Tercer Estado (burguesÃ−a). El rey tenÃ−a que convocar las Cortes para tratar determinados temas, como los impuestos. Poco a poco, el rey deja de convocar las Cortes. • Control de otros poderes sociales, limitando privilegios señoriales y del clero, y designando a partidarios 5

del rey como cargos públicos. El monarca interviene en la elección de los obispos. InfluÃ−a en la elección de representantes municipales para elegir a personas afines al monarca, y de esta forma poder controlar a la burguesÃ−a. • ESTRATEGIAS DE CARÔCTER OFENSIVO La monarquÃ−a establece una serie de mecanismos para consolidar el nuevo Estado-nación: • Fortalecimiento de los órganos ejecutivos, en concreto el Consejo del Rey. Se consigue reduciendo el número de miembros, o bien creando otro órgano consultivo designado por el rey y con más competencias. Creación de un cuerpo diplomático que mejore las relaciones del monarca con otros paÃ−ses. • Creación de una fuerte burocracia para controlar el territorio: red de personas, formadas en el derecho romano, que van a ayudar al monarca a ordenar su territorio y a controlar el imperio (burócratas, juristas, expertos en leyes cercanos al monarca). • Creación de un sistema de recaudación económica estable, estableciéndose impuestos sobre las personas y los bienes. Esta HACIENDA permitÃ−a pagar los elevados costes del Estado Moderno. • Creación de un ejército permanente, poderoso y bien estructurado. Las necesidades expansivas de polÃ−tica exterior de defender los territorios conquistados requieren un ejército profesional. También sirven para defender cualquier conflicto interno. Ejemplo: creación de los tercios españoles en 1534. Otro sÃ−ntoma de la recuperación de la crisis europea la encontramos en el plano ideológico donde cobra gran importancia el Humanismo, que nace en Italia en el siglo XV y se expande por Europa en el siglo XVI. Esta corriente de pensamiento tiene sus raÃ−ces en la reacción a la tradición escolástica que consideraba la divinidad como razón última de la existencia. El Humanismo se opone a esa dicotomÃ−a razón-fe, superándola con la reclamación de la dignidad humana para explicar el mundo. Tiene como fuentes de inspiración las culturas griega y romana. El Humanismo plantea un nuevo enfoque sobre la base de la dignidad humana («el hombre es la medida de todas las cosas»). Se plantea una renovación pedagógica que, según los humanistas, no se puede dar en las universidades, ya que en éstas prima la memorización sobre la reflexión crÃ−tica. Se apuesta por un conocimiento útil que permita ponerse al hombre frente a Dios. El Humanismo hace dos aportaciones muy importantes a la creación del Estado-nación: • Aportaciones de autores como Maquiavelo, que en su obra El PrÃ−ncipe establece las lÃ−neas de acción de un gobernante que aspire a concentrar el poder en sus manos. Nueva filosofÃ−a polÃ−tica en lÃ−nea con el concepto de monarquÃ−a autoritaria. • El Humanismo hace que se recupere el estudio de las lenguas vernáculas, oponiéndose al latÃ−n, que era la lengua impuesta por la Iglesia como lengua única. Esto suma un importante elemento de identidad nacional, que favorece a los monarcas autoritarios y absolutos para distinguirse del resto de estados. El último factor que vislumbra la recuperación de la crisis se sitúa en el plano religioso. HabÃ−a una profunda crisis en Europa en cuanto al plano religioso, una crisis de creencias que llevó a Lutero a plantear una nueva manera de entender el cristianismo. La reforma protestante rompe con la tradición católica, reclama una vuelta a los orÃ−genes del pensamiento cristiano y plantea las siguientes tesis: • La salvación del alma requiere únicamente la fe individual. • La lectura directa de los textos es suficiente para entrar en contacto con Dios. • Humanidad de la figura de Cristo. Todos los cristianos deben seguir la figura de Cristo, deben comportarse como él. • Para relacionarse con Dios se debe hacer una práctica regular de la oración. • Idea del voto de pobreza (surgen órdenes mendicantes como los Franciscanos) • Idea de comunidad colectiva (reparto de los bienes) 6

Estos planteamientos ponen de manifiesto que la reforma de Lutero se basa en tres pilares: • Corrientes medievales de doctrina religiosa que plantean la vuelta al antiguo cristianismo (Guillermo de Ockham, órdenes mendicantes, la corriente de la devotio moderna, etc.). • Influencia de los conceptos humanistas, sobre todo del individualismo aplicado al creyente y del relativismo en los dogmas. • Uso eficaz de la imprenta como herramienta de propaganda y persuasión, para la difusión de los textos sagrados, y de propaganda, para propagar y extender las ideas reformistas. Los factores que implican la rápida expansión de la doctrina luterana son los siguientes: • Factor socioeconómico, relacionado con el desarrollo del capitalismo mercantil y el ascenso de la burguesÃ−a. La burguesÃ−a necesitaba nuevos valores adaptados a sus necesidades. Según el pensamiento protestante, el éxito económico es un signo de la predestinación divina. • Factor polÃ−tico. La doctrina protestante fue tomada por muchos prÃ−ncipes como un elemento para poder conseguir su emancipación del sacro Imperio. Los principados alemanes y los PaÃ−ses Bajos se unieron en la Liga Smalkalda (1530) apoyando la reforma para independizarse del Papado y del Sacro Imperio. Las primeras medidas de la Iglesia son defensivas. Se excomulga a Lutero y se proscriben su doctrina. Poco a poco toma medidas más contundentes y a largo plazo: • Preparación de clases intelectuales católicas. • Creación de nuevas órdenes, como los jesuitas. • Vigilancia de la publicación de documentos impresos. • Concilio de Trento: comisión De propaganda fide, para combatir las ideas reformistas. ¿PORQUà EN EL SIGLO XV SE PRODUCE UNA REVOLUCIà N INFORMATIVA?= factores socioeconómicos + polÃ−ticos+ ideológicos+religiosos+ tecnológicos (la imprenta)+ una infraestructura comunicacional = conforma un contexto adecuado para la revolución informativa del s. xv. Un factor imprescindible para entender por qué en el siglo XV se produce una revolución informativa es la construcción de una infraestructura comunicacional (correo, sistema de postas,etc.) que, en lo relativo a la prensa, es fundamental, ya que, además de asegurar los canales de difusión, garantiza la periodicidad de las publicaciones. Dentro de esta infraestructura comunicacional hay que destacar a la Familia Tassis, que eran los encargados del sistema de correo en todo el Imperio de Carlos V. Los Tassis se convirtieron en las únicas personas autorizadas para el envÃ−o de información oficial. 2. La revolución informativa a comienzos de la Edad Moderna: las relaciones. Sobre todos estos pilares se produce un punto de inflexión en el panorama informativo. Por ejemplo, todos los manuscritos informativos que surgen en la Baja Edad Media en torno al comercio se multiplican y difunden en mayor cantidad, gracias a la imprenta. Junto a estas hojas informativas surgen otros tipos de publicaciones con otros temas, no sólo económicos, sino también polÃ−ticos, religiosos, etc. Las publicaciones más importantes de este tipo son las relaciones. En España las relaciones se conocen también como avisos, cartas nuevas y hojas volantes, y abordan temáticas como el descubrimiento de América, viajes y hazañas de los reyes, etc. Estos factores influyen en la difusión de la imprenta. Aun después de la aparición de la imprenta se mantienen las publicaciones manuscritas, por cuatro motivos fundamentales: • Deseo de las clases altas de mantener la exclusividad de la información, especialmente la comercial. 7

• Mayor facilidad de los textos manuscritos para eludir la censura. • Experiencia y consolidación de los profesionales de la información, que durante años venÃ−an realizando estas publicaciones manuscritas. • Elevado coste que suponÃ−a la implantación de la imprenta. Sevilla se convierte en un núcleo esencial de publicación de relaciones, tanto originales como traducciones, debido a que era el puerto al que llegaban los barcos de América. • Primeras normas legales sobre prensa e imprenta. Toda esta proliferación de hojas informativas impresas obliga al Estado y a la Iglesia a adoptar medidas (leyes, normas y edictos) para controlar la actividad de la imprenta, ya que la mayorÃ−a abordaba temas cada vez más comprometidos sobre polÃ−tica y religión. Se establece un modelo de coacción informativa, que pertenece a la monarquÃ−a autoritaria. Este es un sistema legal destinado a uniformar toda la producción periodÃ−stica. CaracterÃ−sticas: • Censura tanto a priori como a posteriori. La figura del censor era dual, por una parte habÃ−a censores de la monarquÃ−a, y por otra, censores de la iglesia. • Los órganos establecidos para tal efecto concedÃ−an licencias a los impresores para poder ejercer su función. La consecución de estas licencias era requisito indispensable para publicar. Estos órganos podÃ−an ser civiles (Consejo Real) y eclesiásticos (ordinarios eclesiásticos y Tribunal de la Santa Sede). REACCIà N DE LA IGLESIA FRENTE A LOS IMPRESOS 1485: propuesta del obispo de Metz para controlar los impresos mediante un sistema de licencias. Se trata de una primera reacción que se endurece durante la Contrarreforma. La Iglesia fue de las primeras instancias en reaccionar con temor frente a la publicación de impresos. REACCIà N DE LA MONARQUà A FRENTE A LOS IMPRESOS En 1502 se produce la primera reacción defensiva, los Reyes Católicos promulgan la Pragmática de Toledo en la que establecen varias medidas: • Obligación de todo impreso de gozar de licencia previa de impresión, sometiéndose a la censura previa, que con los años y con la labor de la Inquisición se ejerció también tras la publicación de los impresos. • Creación de un cuerpo de funcionarios civiles y eclesiásticos, con la potestad de otorgar licencias de impresión y de ejercer la censura en publicaciones de temática polÃ−tica o religiosa. • Establecimiento de un sistema de sanciones, como multas, quema de libros e, incluso, medidas más drásticas. • Creación de un depósito previo de libros, para controlar la edición final de la publicación. En 1554, Carlos V propone las Ordenanzas del Consejo de Castilla que establecen más medidas de control: sólo la autoridad civil, y no la eclesiástica es quien puede ejercer la actividad censora. Más medidas se sucedieron a lo largo del siglo XVI: • Ordenanza de 1558, bajo el reinado de Felipe II. Fue la norma más dura creada hasta el momento (recordar que se publica durante la Contrarreforma) que obligaba a colocar en las publicaciones el pie de imprenta, con el nombre del impresor y el lugar de impresión. El pie de imprenta se impone como forma de depurar responsabilidades. Además de esto, los impresores debÃ−an hacer un depósito previo de 8

dinero para poder publicar. • Ordenanza de 1627, bajo el reinado de Felipe IV, que extiende el control a las traducciones de publicaciones extranjeras, en concreto de las gacetas. 4. La consolidación de las relaciones como impreso informativo (s. XVII) En el siglo XVII se consolidan las relaciones, paradójicamente justo cuando se inicia la decadencia del Imperio Español como potencia militar. Esta decadencia se debe a varios factores: • Desgaste económico a causa de las numerosas guerras, tanto en defensa de la religión como en defensa de los territorios del Imperio. • Endeudamiento del Estado, como causa de lo anterior. Los recursos que vienen de América sirven para pagar los préstamos de los banqueros. • Descanso demográfico y crisis económica, debido a las malas cosechas. • Ineficacia y corrupción que se instalan en las instituciones administrativas. • Caos fiscal. • Desigualdades sociales crecientes. • Decadencia moral y espiritual. • Conflictos internos entre el centralismo polÃ−tico y las regiones pertenecientes a antiguos reinos, como Aragón y Cataluña, que mantenÃ−an ciertos privilegios. Es en este contexto de decadencia donde las publicaciones informativas adquieren los rasgos del periodismo moderno: • Mayor periodicidad: la información circulaba con mayor velocidad. La periodicidad pasa de semestral a trimestral, después bimensual y por último mensual. Se van acortando los plazos durante todo el siglo XVII. • Cierta continuidad temática. • Progresiva diversificación de contenidos. Las relaciones comienzan a experimentar una ampliación temática (polÃ−tica interior, exterior, meteorologÃ−a). Incluso se aprecia un cierto parecido con las actuales secciones, tÃ−tulos pequeños que diferencias distintos temas dentro de una misma relación. Las relaciones van configurándose como un claro antecedente del periodismo actual: • Incorporación de un gran número de temas que anteceden a las futuras secciones: polÃ−tica nacional e internacional, sucesos, previsiones meteorológicas, etc. • Información de fiestas populares y religiosas, entre ellas de corridas de toros, antecedente de las crónicas taurinas. Todo esto prepara el camino para la irrupción de las gacetas, caracterizadas por una mayor periodicidad (mensual) y una gran variedad de temas. Las gacetas surgen por la necesidad de la población de conocer todo lo relativo a los sucesos que se producen cada vez con mayor frecuencia. Madrid sufrió un silencio informativo durante el reinado de Felipe II, que se rompe en el siglo XVII al convertirse en el centro de actuación de importantes «relacioneros» como José de Pellicer, Jerónimo Barrionuevo y, sobre todo, Andrés Almansa y De Mendoza. Este último, nacido en Sevilla, disponÃ−a de información de primera mano sobre la vida social y las costumbres en la Corte, aunque también informaba sobre polÃ−tica nacional e internacional, asÃ− como sobre temas más cotidianos, como las corridas de toros. Andrés Almansa y De Mendoza se trasladará a la corte para trabajar para Felipe IV, llegándosele a conocer como “el avisador de Felipe IV). Las relaciones de Almansa tienen los siguientes rasgos del periodismo moderno:

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• Están numeradas. • Poseen cierta continuidad. • Bajo una presentación en forma de correspondencia privada, tenÃ−an como finalidad su inmediata publicación. • Intención oculta de mejorar la imagen del monarca (se le veÃ−a como un propagandista al servicio de Felipe IV. TEMA 2: La irrupción del gaceterismo en el siglo XVII • La decadencia del imperio español durante el siglo XVII • Aparición del gaceterismo en España • La polÃ−tica ofensiva del Estado • La Gaceta: protagonistas y evolución • La decadencia del imperio español durante el siglo XVII El siglo XVII se caracteriza por una profunda crisis anticipatoria de la Ilustración y de las revoluciones burguesas. Se dan numerosos levantamientos en contra del poder establecido. La religión divide Europa. La Reforma y la Contrarreforma provocan guerras de religión que merman la demografÃ−a europea. Mientras los católicos defienden el modelo absolutista, los protestantes relegan la religión al ámbito de lo privado, separándola del poder, y pidiendo legitimidad soberana para las naciones. La España del siglo XVII pasa de ser la gran potencia mundial de los Austrias Mayores a ser una potencia en crisis en manos de los Austrias Menores. Tras la Guerra de los Treinta Años, la España de Felipe IV sale fuertemente perjudicada. La derrota de la batalla de Dumas tiene como consecuencia la Paz de los Pirineos (1659), con la que España cede territorios como Cerdeña y parte de los PaÃ−ses Bajos, al tiempo que abre sus fronteras a la libre circulación de los productos franceses. Reinado de Felipe IV (1621-1665): hijo de Felipe III y Margarita de Austria. Tuvo 12 hijos de dos matrimonios, de los que sobrevivieron 3: MarÃ−a Teresa (futura esposa del rey de Francia, Luis XIV, cuyo matrimonio permitió el acceso de los Borbones al Trono de España), Margarita Teresa y el futuro Carlos II. Además tuvo varios hijos naturales, siendo el más célebre Juan José de Austria (1629-1679), fruto de una relación con una conocida actriz, la comedianta Josefa Calderón. El monarca cedió los asuntos de Estado a la figura de los validos como favoritos reales, entre los que cabe destacar el Conde-Duque de Olivares (1621-1643), que intentaron acaparar las principales funciones del gobierno de la MonarquÃ−a. En polÃ−tica interior, se produce una serie de levantamientos sociales, motivados por el deseo del Conde-Duque de Olivares de implicar a las regiones periféricas para ayudar al imperio, tanto con soldados como con aportaciones económicas, en las guerras que mantenÃ−a en Europa. Esto provocó numerosos levantamientos separatistas, el más importante de los cuales llevó a Portugal a su definitiva independencia en 1668. España va perdiendo cada vez más territorios. Los reinos de la Corona de Aragón se rebelaron cuando se les reclamó una aportación para financiar las campañas europeas; en 1640, el Principado de Cataluña y Portugal se sublevaron contra Felipe IV, motines que produjeron la caÃ−da del Conde-Duque, sustituido por Luis de Haro. El Tratado de Westfalia (1648) reconoció la independencia de las Provincias Unidas mientras que por la Paz de los Pirineos (1659) España cedÃ−a a Francia el Rosellón, parte de Cerdaña y los PaÃ−ses Bajos. Las epidemias causan hambruna, y la hambruna provoca el descontento de la población. La cultura y la economÃ−a decaen. La agricultura y la industria artesanal no producen beneficios, al igual que el comercio, que se ve mermado por la falta de productividad. En las colonias se agotan los metales preciosos, que no llegan a la metrópolis. En definitiva, España pierde su poder económico y polÃ−tico. 10

En los últimos años del reinado, la MonarquÃ−a está sumida en una profunda recesión y crisis, en la que la autoridad real estaba cuestionada por amplios sectores sociales, además de las campañas militares contra Francia e Inglaterra. En el mismo año que muere Felipe IV (1665) se produce la derrota de España ante Portugal. Los 44 años de reinado de Felipe el Grande sellan la pérdida de la hegemonÃ−a española en Europa ante la indiferencia de una empobrecida población. Reinado de Carlos II (1665-1700). Conocido también como el hechizado, era enfermizo, débil y de poca capacidad intelectual. Hasta 1675 ejerció la regencia su madre, Mariana de Austria, quien confió el gobierno a validos, al jesuita alemán Nithard hasta 1669 y a Fernando de Valenzuela. De 1677 a 1679 gobernó Juan José de Austria, enemigo de la reina madre, y posteriormente, hasta 1685, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa. Carlos II no tuvo descendencia con ninguna de sus dos mujeres, dando lugar al problema sucesorio que trajo como consecuencia el final de la dinastÃ−a de los Austrias españoles. Durante su reinado tuvieron lugar dos guerras contra Francia En 1665 muere Felipe IV dejando como herencia un reino decadente. Su sucesor, Carlos II, y especialmente su madre, la regente Mariana de Austria, se encuentran una España debilitada económica y polÃ−ticamente, que no puede frenar el poderoso proyecto de expansión de la Francia de Luis XIV. Francia e Inglaterra promueven una campaña propagandÃ−stica para desprestigiar la imagen de España en el exterior. Estas potencias veÃ−an en Carlos II un sucesor no muy digno para España, debido a su débil salud. El objetivo era repartirse los territorios de España. La polÃ−tica interna de Carlos II se caracteriza por las continuas luchas de poder, debido a la debilidad del monarca. Distintos bandos intentan hacerse con el reinado. En estas luchas destacan dos bandos: • Uno encabezado por Mariana de Austria, apoyada por su confesor, el padre Nithard, y por su hombre de confianza, Fernando de Valenzuela, que llega a ser ministro del rey. • Otro encabezado por Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV y nombrado infante. Juan José de Austria estaba dispuesto a usar todos los medios a su alcance para lograr el poder. Participó activamente en las campañas separatistas que trajeron de cabeza a su padre. Este individuo fue el promotor de un impreso de carácter informativo como ayuda en su carrera hacia el trono. Este impreso era La Gaceta de Madrid, el actual BoletÃ−n Oficial del Estado. La Gaceta de Madrid era el equivalente español de La Gazette de Renaudot, favorable al absolutismo monárquico en Francia. • Aparición del gaceterismo en España Las gacetas nacen como evolución de las relaciones: • Periodicidad (acortar plazos para realizar un seguimiento detallado y continuo de la realidad) • Diversidad temática (polÃ−tica nacional, internacional, cuestiones religiosas, etc.) = EPà GRAFES (ciudad y fecha) • Ampliación de contenidos (grupos de poder) • Intención informativa: nuevo estilo + red de informadores y corresponsales (ventaja competitiva) • Focos económicos o polÃ−ticos de información Las gacetas son los primeros impresos noticiosos con periodicidad diaria. Estas publicaciones aparecen en las ciudades alemanas en el siglo XVI, en Francia aparecen en 1631 (La Gazette), y la primera gaceta oficial española es de 1661 (La Gaceta de Madrid). En la consolidación del fenómeno de las gacetas en los diferentes paÃ−ses influyeron los siguientes factores:

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• Grado de penetración de la imprenta. • Desarrollo polÃ−tico y económico de las ciudades en las que se distribuyen las gacetas. • Demanda de información de la nobleza y la burguesÃ−a, que necesitan una información actualizada de lo que sucede en el mundo. Los Függer sustituyen su red de mensajeros privados por la información que se contiene en las gacetas. Todos estos factores se unen para dar lugar a una especialización progresiva en el mundo del periodismo, que acaba con el nacimiento de las gacetas. Estas publicaciones, además de tener mayor periodicidad, diversifican los temas que tratan. Hay dos teorÃ−as a la hora de tratar de esclarecer el origen del término `gaceta'. La primera propone que esta palabra viene de una moneda de pequeño valor, acuñada en Italia en 1539, y que era el precio que costaba comprar o consultar una gaceta. Una segunda teorÃ−a, más reciente, es la propuesta por Javier DÃ−az Noci, que afirma que viene de la palabra `gazzeta', el diminutivo de `gazza', que significa urraca; este término asociarÃ−a a las gacetas la fama de charlatanas que tienen las urracas. La palabra `gaceta' aparece en España en 1609. Ese año Luis de Góngora alude en un par de sus sonetos a este tipo de publicaciones. En 1614 Miguel de Cervantes, en Viaje al Parnaso, menciona las gacetas venecianas. En 1627, una disposición de Felipe IV prohÃ−be la impresión de las gacetas, entre otras publicaciones. Una vez que aparece en 1631 la gaceta de Renaudot, el término se populariza en toda Europa. En 1661 aparece La Gaceta de Madrid. Las dos caracterÃ−sticas fundamentales de las gacetas son las siguientes: • Periodicidad: Está vinculada al desarrollo de las comunicaciones, que sirven para poder conocer rápidamente fenómenos que suceden en lugares alejados, pero que influyen en las decisiones que se toman en el ámbito local. Además de llegar la información en el momento adecuado, las gacetas permiten una información continua y regularizada. • Diversificación temática: Las gacetas amplÃ−an el espectro de temas sobre los que se habla. Esto obliga a seleccionar y ordenar los temas en secciones bastante rudimentarias y sencillas. En esta época empiezan a manejarse conceptos periodÃ−sticos actuales, como la concisión, la claridad o la selección temática. Empiezan a definirse pautas para tratar la información. Las gacetas tienen, además, otros tres rasgos definitorios menores. En primer lugar, las clases letradas —nobleza y burguesÃ−a— son las principales beneficiadas. Por tanto, la información que ofrecen las gacetas es de actualidad. En segundo lugar, las gacetas surgen en las ciudades con gran peso comercial o polÃ−tico. Como ejemplo de ciudad comercial destaca la ciudad de Sevilla, en la que, en 1625, nace la publicación Avisos de Italia, Flandes, Roma, Portugal y otras partes, que ofrecÃ−a información relevante de estos lugares. En 1641, Jaume Romeu publica en Barcelona La Gaceta, un ejemplo de producto informativo que aparece en ciudades polÃ−ticamente importantes —esta importancia polÃ−tica se debe, en el caso de Barcelona, a las decisiones del Conde-Duque de Olivares—. En 1674, David de Castro publica La Gaceta de Ômsterdam. De 1685 es el primer ejemplar que se conserva de Noticias principales y verdaderas, publicada por Pedro de Cleyn en Bruselas. Esta publicación estaba en español y hablaba de lo que sucedÃ−a en la penÃ−nsula, debido a que la zona de Flandes pertenecÃ−a a España y ésta era una zona de interés informativo para Bruselas. à sta es la explicación «inocente» de las caracterÃ−sticas de la publicación de Pedro de Cleyn. Una explicación más elaborada serÃ−a que Noticias principales y verdaderas se publicaba en Bruselas y, posteriormente, se mandaba a España para esquivar la censura y asÃ− ofrecer información de lo que sucedÃ−a en el reino —al ser una publicación extranjera no pasaba, ningún tipo de control—.

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El impresor guipuzcoano Pedro de Huarte creó una especie de revista o tribuna de prensa, condensando varias gacetas en una sola. El problema que se le presentó era que no siempre disponÃ−a de todas las gacetas —tardaban unos quince dÃ−as en llegar a San Sebastián—, por lo que se vio obligado a poner en marcha su propia publicación, las Novas extraordinarias del Norte. De todo esto destaca la creación de un clima favorable para el nacimiento del fenómeno del gaceterismo. Además, en Europa existe una infraestructura comunicativa que facilita información a los impresores, para que éstos puedan proporcionar de manera periódica sus productos informativos. Estos puntos de información están perfectamente conectados, lo que facilita la labor de hombres como Pedro de Huarte. El tercer y último rasgo definitorio menor de las gacetas es que los impresores de estas publicaciones tienen un interés comercial. La información pasa a considerarse un producto más en el mercado. Los impresores ven en las gacetas un negocio bastante floreciente. En una época de crisis en la que el libro es un artÃ−culo de lujo, incluso para los más ricos, los impresores tienen que reconvertir sus negocios, orientándose hacia otros productos menores, como las gacetas, más fáciles de vender por la demanda que tienen. Además, las gacetas son más fáciles de confeccionar y de imprimir que los libros, ya que tenÃ−an entre cuatro y seis pliegos. En esta época España se mantiene, a pesar de la crisis general, en primera lÃ−nea informativa. Esto se debe a que una sociedad demanda más información cuanto más inestable es su situación. España es un foco de interés informativo para el extranjero, al mismo tiempo que demanda información. Esto hace que la producción de documentos informativos se vea desbordada, por lo que el poder pasa de una postura defensiva a una ofensiva, creando su propio órgano de información para difundir informaciones y opiniones que defiendan la integridad de la imagen de la Corona. En el gaceterismo barroco puede observarse una bifurcación: por una parte se utiliza como herramienta meramente informativa, y por otra como instrumento propagandÃ−stico estatal. El poder polÃ−tico observa que su postura defensiva ante los impresos no era suficiente, pasando a complementar esta con una postura ofensiva. El poder comienza a crear sus propias publicaciones como elemento polÃ−tico (La Gaceta de Madrid, 1661), pero no va a estar en manos de la Corona, sino en manos de Juan José de Austria (hijo ilegÃ−timo de Felipe IV y una conocida actriz). También debemos hablar del gaceterismo manuscrito: • Gaçeta y Nuevas de la Corte de España; Gaçeta (Jerónimo Gascón de Torquemada) • Noticias de Madrid (anónimo, 1621-1627) • Noticias semanales madrileñas (anónimo, 1670-1672) • Correos de Francia, Flandes y Alemania (Andrés Almansa, 1621-1638) 3. La Gaceta: protagonistas y evolución. Juan José de Austria y la Gaceta de Madrid La Gaceta de Madrid (1661) no hace más que copiar, importar y adaptar al panorama nacional el modelo de comunicación absolutista perfecto de Francia. En otras ciudades italianas, portuguesas, alemanas y holandesas ya se habÃ−a hecho lo mismo. La particularidad de La Gaceta de Madrid es que, a diferencia de las publicaciones de otros paÃ−ses, no dependÃ−a de la Corona, sino del infante Juan José de Austria, que empleó esta publicación con fines propagandÃ−sticos. La historia de La Gaceta de Madrid se puede dividir en las siguientes etapas: • 1661 - 1680 Publicación oficiosa, controlada por Juan José de Austria y redactada por el relacionero Francisco Fabro de Bremundan. En 1680 muere Juan José de Austria. 13

• 1680 - 1762 Sucesivas transformaciones. En 1697 adopta el nombre de La Gaceta de Madrid. En 1762 la adquiere Carlos III. • 1762 - 1837 Transformación progresiva en publicación oficial. El 30 de noviembre de 1837 se convierte en el BoletÃ−n Oficial Nacional (el actual BOE). En la primera etapa, el infante Juan José de Austria utiliza esta publicación para hacer una campaña de imagen y presentarse como candidato a la Corona. Utilizando la información como arma, convence al pueblo de que es un salvador del imperio. Para ello, se sirve del relacionero Francisco Fabro de Bremundan, redactor único de La Gaceta de Madrid y encargado de escribir las informaciones y opiniones destinadas a dar una buena imagen de Juan José de Austria. En estas publicaciones, Juan José de Austria narra sus hazañas bélicas y se presenta como un firme candidato al trono, desprestigiando la imagen de Carlos II, el monarca. EVOLUCIà N DE LA GACETA DE MADRID: • 1ª etapa (1661-1663): El origen de La Gaceta de Madrid se remonta a 1661, con un nombre bastante largo y en un pliego de cuatro hojas de tamaño cuartilla, publicado mensualmente, y que a los tres meses de su publicación adquiere el nombre de Gaceta Nueva. De esta publicación se encarga en exclusiva Francisco Fabro de Bremundan. La información que se publica es, fundamentalmente, de tipo internacional, mencionando positivamente la figura de Juan José de Austria. La información nacional apenas aparece, ya que el infante no pretendÃ−a desprestigiar a la Corona, sino potenciar su propia imagen. Las caracterÃ−sticas de la Gaceta Nueva son las siguientes: • Tiene privilegios de impresión, materializados en un pie de imprenta. Esto tiene dos consecuencias: • Concesión del monopolio de impresión de la cabecera a una persona de confianza del promotor (en este caso, Bremundan), asegurándose el control de la publicación. • Con el tiempo, los privilegios de impresión se utilizan como un valor de calidad añadido, asegurándose un mayor número de lectores. • Cuenta con un gran respaldo económico, gracias al dinero que Juan José de Austria consigue de los presupuestos estatales para destinarlo a la publicación. Esto se debe a las influencias mantenidas por el infante en la Corte. Este tipo de fondos secretos, antecedentes de los fondos reservados, se denominan «fondos reptiles», y los periódicos beneficiados son los «periódicos sapos». La Gaceta Nueva desaparece en 1663, debido a la decadencia informativa que sufre el infante Juan José de Austria tras la independencia de Portugal. JJ de Austria fue apartado de la corte, destituido de sus funciones y condenado al exilio. Hasta que JJ de Austria no vuelva nuevamente a la vida polÃ−tica no volverá a publicarse una gaceta española de corte oficial o propagandÃ−stico. SÃ− existÃ−an otras, pero de corte más informativo, y menos importantes. • 2ª etapa (1677-1680) El infante vuelve a España llamado por Carlos II como valido del rey. Concretamente en 1975 se hace consejero personal, y en el 77 pasa a valido del rey mediante un golpe de Estado. Intenta acabar cuanto antes con el silencio informativo, ya que se habÃ−a dado cuenta del enorme poder de la información. Juan José de Austria, consciente de la necesidad de mantener un canal propagandÃ−stico, pone en marcha la Gaceta Ordinaria de Madrid (1677-1680), con las mismas caracterÃ−sticas que tenÃ−a la Gaceta Nueva —incluso sigue recurriendo a Bremundan y seguÃ−a contando con dos secciones, nacional e internacional. La Gaceta Ordinaria de Madrid tiene un gran éxito. Sin embargo, este clima de florecimiento se ve truncado en 1680 con la muerte de Juan José de Austria. Desde la desaparición de la Gaceta Ordinaria de Madrid en 1680 hasta 1683 se produce un silencio informativo. Bremundan está exiliado por orden de 14

Mariana de Austria. En 1683, la Corona solicita a Bremundan que ponga en marcha una publicación, denominada Gaceta, para satisfacer la demanda de información de la época, debido a la situación de inestabilidad en Europa provocada por la expansión del Imperio Otomano. • 3ª etapa (1683-1690): Durante esta época se desarrolla el mercado de la información, sentándose las bases del periodismo del siglo XVIII: desarrollo de las infraestructuras comunicativas y de un público lector culto. En 1690 muere Bremundan. La Corona, consciente de los beneficios que conllevaba la publicación de la Gaceta, decide trasladar el privilegio de impresión a otra institución de confianza que mantiene la lÃ−nea informativa de la publicación. Esta institución es el Hospital General del Reino, y la Corona nombra como gacetero mayor a Juan de Hebas. La información suministrada por la Gaceta en esta época es anodina, poco significativa, y la publicación entra en una fase de declive económico. En 1696 el impresor Juan de Goyeneche ofrece 400 reales por la compra del privilegio de impresión, y viendo la situación de la publicación, la Corona decide concederle a Goyeneche el privilegio de impresión, aunque sigue siendo la promotora de la publicación. La gestión de Juan de Goyeneche destaca por varios motivos: • En 1697 Goyeneche le da a la publicación el nombre de Gaceta de Madrid. • Además, le da una periodicidad semanal. Lo que vemos hasta ahora es un acercamiento al modelo absolutista francés que imperaba en el resto de Europa, sobre todo en Francia. En 1701, Felipe V decide que será la Corona quien decida los contenidos que se pueden publicar en la Gaceta (órgano oficioso). Poco a poco, la publicación va reforzando la aparición de disposiciones legales. En 1837, La Gaceta de Madrid es ya un relato de la vida legislativa y administrativa de la nación, cambiando el nombre a BoletÃ−n Oficial Nacional. APORTACIONES DE LA GACETA AL PERIODISMO: • Proyecto informativo de tipo polÃ−tico. • Clasificación de la información en bloques temáticos. • Va a favorecer la expansión de un lenguaje más polÃ−tico. • Va a permitir el desarrollo de un gaceterismo periférico (en Sevilla, la Gaceta Sevillana, 1679; en Valencia, Nueva Gaceta, 1671). Estas gacetas periféricas se van a nutrir de las principales noticias de la Gaceta de Madrid. • Fortalece el comercio de noticias, lo que supone la posición de los pilares del periodismo ilustrado. en resumen: El periodismo español del siglo XVII tiene las siguientes caracterÃ−sticas: • Habilidad para poner en marcha productos informativos y adaptarlos a cada época. • La Gaceta de Madrid es un proyecto polÃ−tico, lo que permite la introducción de un determinado lenguaje, al tiempo que demuestra la potencialidad del periodismo a la hora de especializarse en diferentes cuestiones. • A La Gaceta de Madrid le surgen sus equivalentes en ciudades como Sevilla, Granada, Valencia o Burgos. Esto demuestra la incapacidad del poder central de controlar todos los órganos de información. Además, favorece el desarrollo del periodismo periférico o regional. • Se sientan las bases que permiten que el periodismo del siglo XVIII sea una actividad cotidiana para ciertos sectores, y que la prensa sea una herramienta exhaustivamente empleada para llevar a cabo todo tipo de reformas. Esto provoca la desconfianza del poder. TEMA 3: La expansión periodÃ−stica del siglo XVIII 15

• Instauración de la dinastÃ−a Borbónica • Contexto socio-económico • Contexto ideológico • Contexto polÃ−tico • El marco legal de la prensa en el siglo XVIII • CaracterÃ−sticas y etapas de la evolución de la prensa dieciochesca • Corrientes periodÃ−sticas del siglo XVIII: divulgación cultural y crÃ−tica social. • Instauración de la dinastÃ−a Borbónica La muerte de Carlos II (sin descendencia alguna) en 1700 coincide con el comienzo del siglo XVIII. Durante los años previos a su muerte, la cuestión sucesoria se convirtió en asunto internacional e hizo evidente que la MonarquÃ−a Católica constituÃ−a un botÃ−n tentador para las distintas potencias europeas. Tanto Luis XIV de Francia como el emperador Leopoldo I estaban casados con infantas españolas hijas de Felipe IV, por lo que ambos alegaban derechos a la sucesión española (asimismo, las madres de ambos eran hijas de Felipe III). Luis XIV nombró como sucesor al trono a su nieto Felipe de Anjou, y Leopoldo I al archiduque Carlos de Austria, su hijo menor. La Guerra de Sucesión enfrenta a Felipe de Anjou —el futuro Felipe V de Borbón— y al archiduque Carlos de Austria, los dos candidatos al trono de España. Se trató de un conflicto a nivel internacional y duró desde 1701 hasta 1713, con la instauración de la Casa Borbón en España. Esta guerra enfrenta, además, a varias potencias europeas, y en ella se oponen dos conceptos: el de hegemonÃ−a y el de equilibrio europeo. Debido al peligro que supondrÃ−a la posible unión entre Francia y España bajo los Borbones (convirtiéndose Francia entonces en la mayor potencia europea), las demás potencias europeas se unen para respaldar a Carlos de Austria y mantener asÃ− el equilibrio europeo. Desde el punto de vista de la polÃ−tica interna española, la Guerra de Sucesión representa una guerra civil, la lucha entre otros dos poderes, los partidarios de uno u otro candidato conformaban dos posturas polÃ−ticas totalmente diferentes: el foralismo o federalismo (donde se sigan reconociendo los fueros) —encabezado por Carlos de Austria y respaldado por regiones periféricas como Cataluña, Aragón y Valencia—, y el centralismo (partidarios de un estado absolutista con un derecho y una lengua única y donde no se reconocieran los fueros)—liderado por Felipe de Anjou—. Este conflicto se resuelve con los Decretos de Nueva Planta, 1713, unas reformas polÃ−tico-administrativas llevadas a cabo por Felipe de Anjou tras acceder al trono, y que extienden el derecho castellano a todo el paÃ−s salvo a Navarra y al PaÃ−s Vasco, con lo que el resto de regiones periféricas pierden sus privilegios forales. Estos decretos no son más que las represalias que tomó Felipe V con las regiones periféricas que apoyaron al archiduque Carlos de Austria —Navarra y el PaÃ−s Vasco perderán sus derechos forales en el siglo XIX, a manos de Isabel II, por no haberla apoyado durante las Guerras Carlistas—. Con estos decretos Felipe V tratará de retomar la obra del Conde Duque de Olivares (valido de Felipe IV), y asÃ− crear un estado absolutista. Como consecuencia de los decretos, se cambió la organización territorial de los reinos hispánicos, desparecen los reinos periféricos y se convierten en provincias. La Guerra de Sucesión termina en 1713 tras la firma de la Paz de Utrecht, que reconoce a Felipe de Anjou (Felipe V) como rey de España con las siguientes condiciones: • Renuncia al trono de Francia. • Cesión de territorios españoles, como Bélgica, Menorca, Gibraltar, Cerdeña y Nápoles. • Concesión de facilidades para el comercio británico con las colonias españolas. España tendrá que compensar a Gran Bretaña comercialmente, concediéndole la posibilidad de negociar con América (navÃ−o de permiso) al tiempo que se le reconoce también el monopolio internacional de esclavos. En el siglo XVIII vamos a tener 4 reyes: FELIPE V * (1700-1745)

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FERNANDO VI (1746-1759) CARLOS III * (1759-1788) CARLOS IV (1788-1808) La llegada de los Borbones al trono español facilita la entrada de las ideas ilustradas, entre ellas el despotismo ilustrado, una corriente polÃ−tica que aboga por las reformas sociales y económicas desde el Estado —«todo por el pueblo, pero sin el pueblo»—. • Contexto socio-económico El siglo XVIII en el plano económico: La expansión económica de esta época pasa por dos grandes fases, que se corresponden con las dos mitades del siglo XVIII: • Primera mitad del siglo XVIII. Reinados de Felipe V (1700 - 1746) y Fernando VI (1746 - 1759). Se utiliza un modelo proteccionista (intervención del estado)- mercantilista —doctrina económica que plantea que el desarrollo económico de una nación depende de sus riquezas materiales. Algunas medidas estatales proteccionistas o intervencionistas que impulsan el desarrollo económico son las siguientes: • Creación de industrias en las regiones periféricas (Cataluña, Valencia, PaÃ−s Vasco, etc.) que favorecen el desarrollo de estas regiones. • Creación de las Reales Fábricas (de tabaco, de porcelana, de vidrio, de tapices,etc.) • Supresión de aranceles internos. • Creación de las CompañÃ−as Privilegiadas de Comercio, rompiendo asÃ− con el monopolio de la Casa de Contratación —situada en Sevilla— para comerciar con las colonias. • Reforma de la Hacienda e introducción del catastro, tratando de crear un sistema de recaudación fiscal más eficaz. • Segunda mitad del siglo XVIII. Reinado de Carlos III (1759 - 1788). Se rige por la gestión de la economÃ−a con un modelo liberal y la fisiocracia —doctrina económica que asegura que la riqueza de las naciones depende de la riqueza de su tierra, de la agricultura—. Surge la necesidad de que la tierra salga al mercado y se liberalice. Algunas medidas que se toman son las siguientes: • Supresión, en 1788, del monopolio comercial con América. A partir de este momento, todos los puertos españoles pueden comerciar con las colonias. • Supresión del control de los gremios, con lo que se liberaliza el mercado laboral. • Supresión de las tasas sobre el trigo. Estas tasas eran el precio máximo de venta de la producción, establecido por el Estado para que, en casos de escasez, no hubiera hambrunas. • Y lo más importante, el comienzo de la liberalización de tierras, q en el siglo XIX pasará a la amortización. El S.XVIII en el plano social: En cuanto a la estructura social de la época, se mantiene el sistema estamental y los privilegios de la nobleza y el clero. No obstante, se vislumbran algunos cambios, como el importante desarrollo de la burguesÃ−a, al calor del desarrollo comercial de las regiones periféricas. La nobleza conserva sus privilegios, pero se reduce numéricamente, ya que cada vez hay más tÃ−tulos concentrados en menos manos. El clero sufre las crÃ−ticas de la burguesÃ−a ilustrada por su falta de productividad y utilidad económica. En cuanto al pueblo llano, surge un incipiente proletariado al calor de las nuevas industrias (creación de las Reales Fábricas y las industrias periféricas). La burguesÃ−a adoptará un papel fundamental, ya que apoyará directamente los ideales del reformismo ilustrado. • Contexto ideológico

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El siglo XVIII en el plano ideológico: En el siglo XVIII irrumpe en Europa la Ilustración, una corriente de pensamiento crÃ−tico hacia todo, en especial hacia el altar y el trono, hacia la monarquÃ−a absoluta y el poder de la Iglesia. Autores como Montesquieu, Rousseau y Voltaire plantean el concepto de contrato social, es decir, que la sociedad es un pacto entre sus miembros, poniendo de manifiesto la idea de constitucionalismo. Los enciclopedistas, entre ellos Larousse, abogan por una mentalidad crÃ−tica, empirista y basada en la razón. Este pensamiento ilustrado supondrá una importante crÃ−tica a los valores y las tradiciones de nuestro paÃ−s, principalmente en el plano religioso. La Ilustración en España, que parte de la monarquÃ−a, se basa en la conciencia de decadencia del paÃ−s, que genera una actitud crÃ−tica indispensable para impulsar el progreso nacional. Este reformismo abre las puertas a nuevas doctrinas filosóficas-polÃ−ticas que revolucionan el pensamiento tradicional (constitucionalismo, materialismo, empirismo, racionalismo, etc.). Los ilustrados plantean las siguientes reformas: • Creación de mecanismos que saquen al paÃ−s del fracaso, impulsando el desarrollo económico (liberalización económica). • Reforma de la estructura social estamental (proponen un cambio a la sociedad de clases). • Desarrollo de las ciencias y de las técnicas útiles para el progreso (proponen un cambio en los estamentos educativos, una enseñanza útil para la sociedad) • Necesidad de implicarse en la idea de Europa. Los ilustrados españoles tienen tres cauces para poner en marcha sus planes: • La Universidad, que, tras la llegada de los Borbones, sufre una profunda reforma (dejan de estar en manos de la Iglesia) y se convierte en el motor del cambio. • Las Sociedades Económicas de Amigos del PaÃ−s, instituciones de carácter elitista que defienden los principios liberales y se encargan de la labor de concienciación. • La Prensa, que se convierte para los ilustrados en un instrumento que permite difundir las ideas progresistas. La prensa goza del favor de la Corona. Frente a la reducida elite de reformistas ilustrados se situaban los grupos conservadores y reaccionarios, que en esta época no ostentaban el poder. Estos grupos defendÃ−an los pilares del Antiguo Régimen y sus propios privilegios, y tenÃ−an un importante poder de influencia en las clases populares. El reflejo más claro de esta labor de oposición fue el motÃ−n de Esquilache en 1766, cuyo detonante fue el decreto del ministro Esquilache (ministro de Carlos III) por el que se prohibÃ−a llevar sombreros de ala ancha y capas largas —para reducir la criminalidad—, pero que en realidad fue la reacción de las clases populares, manipuladas por los sectores conservadores, en respuesta a las reformas de los ilustrados. El reformismo ilustrado en España va a tener cierta peculiaridad con respecto al modelo francés; aquÃ− se va a tener muy en cuenta los valores tradicionales cristianos, se caracteriza por el intento de combinar la tradición y los valores cristianos con las ideas reformistas del pensamiento ilustrado. En España no se ataca a la MonarquÃ−a ni a la Iglesia, como ocurre en Francia, sino que se plantea reformas religiosas que no atacan el dogma. De hecho, el estallido de la Revolución Francesa supone el fin de la Ilustración en España. Todo esto hace que las reformas planteadas por los ilustrados españoles sean moderadas, centradas no en cuestiones polÃ−ticas o dogmáticas, sino en otras de Ã−ndole agraria, educativa, etc. • Contexto polÃ−tico El siglo XVIII en el plano polÃ−tico: en esta época España no sólo va a tener la Guerra de la Sucesión, sino que va a ser una continua alternancia de etapas beligerantes con otras de paz. • Durante el reinado de Felipe V se van a revisar los Tratados de Paz de Utrech porque el monarca 18

quiere recuperar los territorios perdidos. Como estrategia de recuperación, entabla un conflicto bélico con Inglaterra, y se alÃ−a con Francia (primer y segundo pacto de familia). Esta guerra contra Gran Bretaña mermó un poco la economÃ−a española (creación de la armada invencible, reactivación de los tercios). • Durante el reinado de Fernando VI se vivió un perÃ−odo de neutralidad (paz de Aquisgrán). • Con el reinado de Carlos III se retoma la polÃ−tica bélica, enfrentándonos con Gran Bretaña por las colonias americanas. España se alió con Francia (tercer Pacto de Familia) para frenar la expansión colonial de Gran Bretaña. También apoyó a Francia en la Guerra de la Independencia Americana (apoyando a los revolucionarios frente a los británicos). POLà TICA INTERIOR: DESPOTISMO ILUSTRADO El despotismo ilustrado español se basa en la alianza entre los ilustrados y los defensores del absolutismo, con el propósito de lograr un gobierno fuerte capaz de llevar a cabo las reformas necesarias, en contra de los sectores conservadores e inmovilistas. Es lo que se conoce como «revolución desde arriba» o «todo por el pueblo, pero sin el pueblo». ETAPAS DEL REFORMISMO BORBà NICO: • Reinados Felipe V y Fernando VI: reformismo moderado y reforzamiento del Estado. Durante la primera mitad del siglo, el reformismo va a ser más moderado y se intentará reforzar el regalismo (que la Iglesia sea un elemento más al sometimiento del monarca, beneficiándose el trono de los territorios y de los bienes del clero). Esta primera mitad de siglo se corresponde con los reinados de Felipe V y Fernando VI, y se impone el centralismo y el proteccionismo del Estado en la economÃ−a. La polÃ−tica reformista de Felipe V y Fernando VI durante la primera mitad del siglo XVIII es bastante limitada, y tiene como único motivo reforzar el Estado. Las lÃ−neas de actuación son las siguientes: • Reorganización del Estado, mediante la implantación del centralismo y el progresivo traspaso de poder desde el Consejo de Castilla a los ministros del rey. • Intervención del Estado en la economÃ−a. • Refuerzo del regalismo. Las regalÃ−as o regalismo eran el derecho de los monarcas para tomar decisiones en temas relacionados con la religión en cuestiones no espirituales o dogmáticas, sino tan terrenales como, por ejemplo, el nombramiento de la jerarquÃ−a eclesiástica. • Reinado de Carlos III: profundización de las reformas • Incipiente liberalismo económico • Limitación del poder eclesiástico Durante la segunda mitad del siglo XVIII, con Carlos III se comienza a poner en marcha el liberalismo económico y la limitación eclesiástica, una limitación del poder de los religiosos que encuentra su máximo exponente en la expulsión de los Jesuitas (1767), acusándoles de haber sido los instigadores del motÃ−n de Esquilache (en contra de la reforma de la indumentaria que propuso este ministro para combatir la criminalidad). Los Jesuitas eran conservadores y reaccionarios a la reforma. • En la faceta económica se ponen en marcha medidas del liberalismo económico. • Se atacan los privilegios de la Iglesia y se limita su poder: • En 1767 se expulsa a la CompañÃ−a de Jesús, ya que era una amenaza para la educación que promovÃ−an los ilustrados —además de su posible implicación en el MotÃ−n de Esquilache el año anterior—. • En 1768 se limitan las competencias del Tribunal de la Inquisición. 19

La etapa de Carlos III fue la mucho más fructÃ−fera y activa en cuanto a la imposición del reformismo ilustrado. • à ltima década del s. XVIII (Carlos IV): crisis y fin del crecimiento económico El reformismo ilustrado comienza a decaer. La última década del siglo XVIII, con el reinado de Carlos IV, constituye un periodo de crisis provocada por los siguientes factores: • Estancamiento económico —provocado, en parte, por la escasez de cosechas—, que revierte en un descenso demográfico y en la crisis de las finanzas del Estado. • Desgaste tras la guerra con Inglaterra. • Desconfianza hacia la monarquÃ−a por su incapacidad de llevar a cabo las reformas necesarias. La Revolución Francesa trae consecuencias fatales para el reformismo ilustrado español, marca el fin del reformismo ilustrado español, debido a las siguientes causas: • La amenaza que supone la Revolución Francesa da un mayor protagonismo a los conservadores, que desplazan a los ilustrados en el poder por ser estos últimos considerados sospechosos y peligrosos. Carlos IV expulsa a los ministros ilustrados. La parte más conservadora del paÃ−s va a utilizar la prensa para difundir la idea de miedo revolucionario, de miedo al ilustrismo como detonante de una futura revolución. • Por ello, se produce una división en el seno de los ilustrados en dos sectores: • Sector radical, más cercano a los revolucionarios franceses. • Sector conservador, que renuncia a su antiguo reformismo y toma una actitud defensiva, piden la vuelta al antiguo régimen. El ejemplo más claro es el del Conde de Floridablanca, antiguo ministro reformista que adoptará posturas más conservadoras, llegando incluso a suspender todos los periódicos, excepto los oficiales, como medida de protección frente a las ideas revolucionarias. 5. El marco legal de la prensa en el siglo XVIII En el siglo XVII vamos a encontrar una normativa de prensa importante, que va a coadyuvar a que se cumplan periodos de silencio informativos. El siglo se caracteriza por un intento de racionalización de bandos, relaciones e impresos. ExistÃ−an cuatro instancias de poder encargadas del control de la información. Hay que recordar que estamos en un periodo de monarquÃ−a absoluta, por lo que 4 organismos censores son demasiados para el deseo existente de centralismo y unidad: • CONSEJO DE CASTILLA: ya habÃ−a actuado en 1554, y Carlos III lo elevó por encima de la Iglesia. Es el consejo que tiene mayores atribuciones, otorga licencia e impone censura sobre todo tipo de impresos. • JUZGADO DE IMPRENTAS: organismo encargado de conceder licencias para publicaciones menores (periódicos). También ejercÃ−a de mediador entre el Consejo de Castilla y los editores o impresores. • TRIBUNAL DE LA INQUISICIà N: sólo puede censurar a posteriori aquellos impresos que traten de temas eclesiásticos (religión, moral y buenas costumbres). El monarca tratará de dejarlo siempre en un segundo plano de la actividad censora. • EL MONARCA: ya con la Gaceta de Madrid, el monarca imponÃ−a su palabra acerca de los temas a tratar. Ahora el monarca concede el privilegio de autorización de publicaciones sobre “temas de Estado”. A lo largo s. XVIII, serán constantes los enfrentamientos entre MonarquÃ−a por un lado, y Consejo de Castilla e Iglesia por el otro, en torno a la cuestión de la censura. Tal diversidad y dispersión de competencias preocupaba al poder real, debido a que no le permitÃ−a, en muchas ocasiones, tener un control directo y centralizado de todas las autorizaciones que se concedÃ−an para imprimir, y a que a veces más que evitar, favorecÃ−a las impresiones perjudiciales. 20

La MonarquÃ−a desea reformar las normativas para abrir camino a la Ilustración. La importancia atribuida por la MonarquÃ−a a la prensa propicia la adopción de unas medidas jurÃ−dicas generalmente favorables a la prensa. Algunas de estas medidas son las siguientes: • Simplificación de la complejidad de las leyes de imprenta heredadas de épocas anteriores. Por ejemplo, en 1752 (con Fernando VI) se establece una reorganización de todas las medidas que regulan la censura. • Medidas liberalizadoras de los productos impresos que favorecen la iniciativa privada, como la supresión del precio oficial de los impresos, o la eliminación de los monopolios de impresión en 1763. En 1762 el monarca, Carlos III, va a suprimir la tasa de los productos de la imprenta. Ahora será el editor quien decida libremente los precios, produciéndose un consecuente encarecimiento. Los únicos libros que si seguirán sometidos a las tasas son los de enseñanza y los de devoción religiosa. • Elaboración de una legislación especÃ−fica para prensa, evitando la confusión entre libros y periódicos. • Esfuerzo de la MonarquÃ−a por limitar las competencias en materia de censura que tenÃ−an el Consejo de Castilla y la Inquisición. La MonarquÃ−a impone sus criterios a estas dos instituciones, para evitar que restrinjan demasiado a los editores de publicaciones periódicas. Carlos III promulga los decretos y normativas que plasman estos objetivos de reforma jurÃ−dica: • En 1768 el monarca limita las competencias de la Inquisición en cuanto al control de los impresos, estableciendo que sólo puede actuar si se cometen ataques a la religión, la moral y a las buenas costumbres. • En 1785 se establece una legislación especÃ−fica para la prensa, es la primera normativa especÃ−fica de prensa y se define por primera vez el periódico: • Se reconoce la importancia de la prensa como instrumento reformista. • Se define el periódico como publicación de unos cuatro pliegos (entre 4 y 6 pliegos). • Se separan las competencias del Consejo de Castilla y del Juzgado de Imprenta, encargándose el primero de los libros, y el segundo de los periódicos. • Con esta normativa, el monarca reconoce en cierto modo que el periódico va a ser un elemento útil e importante para el progreso de la nación. • En 1788 se dicta la normativa de prensa más importante de este periodo: • El Juzgado de Imprenta se consolida como organismo de máxima competencia en cuanto a las medidas de control de los periódicos. • Se separan las competencias de autores, traductores e impresores. • Se reglamentan las medidas fiscalizadoras establecidas para el control de imprenta. Esta normativa de 1788 tiene un fuerte carácter restrictivo, y está fundamentalmente orientada a favorecer los intereses del Estado, lo que manifiesta el creciente recelo de la MonarquÃ−a hacia la prensa por los extremos alcanzados por la prensa de crÃ−tica social y de costumbres. La polÃ−tica represiva se intensifica en los últimos años del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos IV, que prohÃ−be la entrada al paÃ−s de todo impreso extranjero en 1790, y en 1791 va a prohibir la publicación de cualquier periódico a excepción de “El Mercurio histórico y polÃ−tico” y la “Gaceta de Madrid” (el decreto del Conde de Floridablanca). 6. CaracterÃ−sticas y etapas de la evolución de la prensa dieciochesca En el siglo XVIII la prensa adquiere protagonismo y poder, pero carece de carácter masivo. Los periódicos en el siglo XVIII están muy lejos de convertirse en medios de comunicación de masas debido al alto nivel de analfabetismo de la época. De hecho, las únicas publicaciones que tienen éxito entre el pueblo llano son los almanaques y los pronósticos. Estos últimos vaticinaban supuestos acontecimientos que ocurrirÃ−an en el futuro, y fueron muy criticados por los ilustrados. Esto hacÃ−a que la prensa no tuviera un público lector masivo. Los lectores de periódicos formaban un sector minoritario y elitista, compuesto por 21

miembros de la burguesÃ−a, la aristocracia, los funcionarios y los profesionales liberales. El poco público hace que las tiradas sean muy reducidas. En periódicos de iniciativa privada podrÃ−an rondar una tirada de 500 ejemplares. Pero a pesar de esta ausencia de público masivo, la prensa va a vivir un importante desarrollo en la segunda mitad del siglo XVIII. Durante la segunda mitad del siglo XVIII se dan los factores necesarios para el desarrollo de la prensa: • Desarrollo demográfico, que aumenta la demanda de información. Más público, más lectores potenciales y más posibles editores. • Desarrollo económico, que facilita recursos a los editores y a los lectores. • Desarrollo tecnológico, la imprenta se mejora, gracias a inventos como la prensa mecánica por parte de Stanhope (la imprenta accionada por energÃ−a y no por personas). En el aspecto de la distribución y la compra, se avanza por las mejoras de las comunicaciones y el correo, que permiten en 1760 la aparición de las suscripciones (El Cajón de Sastre, Nipho). • Profesionalización de los escritores de las publicaciones periódicas. El caso más representativo es el del primer periodista español en sentido estricto, Francisco Mariano Nipho. • La importancia atribuida a la prensa por la MonarquÃ−a y por los reformistas ilustrados. La MonarquÃ−a considera la prensa como un sÃ−mbolo de modernidad, asÃ− como un instrumento de adoctrinamiento y de control polÃ−tico, ya que la prensa contribuye a la difusión de las ideas del despotismo ilustrado. Esto tiene tanto consecuencias positivas como negativas: • Consecuencias positivas: • Mejora de las infraestructuras, como la red viaria. • Ayuda económica a los editores, mediante la supresión de las tasas —que establecÃ−an un precio único de los ejemplares—, la reducción de las tarifas postales o la rebaja del precio de la licencia de impresión, entre otras medidas. • Adopción de una legislación de prensa más favorable. Carlos III instaura una legislación especÃ−ficamente destinada a la prensa, 1785, independiente de la legislación sobre el resto de publicaciones impresas. • Consecuencias negativas: • La crÃ−tica, en todos sus aspectos (literaria, musical, artÃ−stica, religiosa, polÃ−tica…) está siempre controlada por la MonarquÃ−a. • Imposibilidad de crear en la prensa foros que acojan una opinión pública al margen del Estado. ETAPAS DE LA PRENSA DIECIOCHESCA • Guerra de Sucesión (1702-1713): Durante la Guerra de Sucesión, el interés del público por el desarrollo de la guerra y el debilitamiento del Estado, incapaz de ejercer una fuerte censura, provocan la aparición de numerosas gacetas o impresos de acontecimientos bélicos, centradas en temas militares, destacando El Mercurio Veloz en Zaragoza y Diario del Sitio y Defensa de Barcelona. • ETAPA DE RESTRICCIà N INFORMATIVA (1713-1737): La Gaceta. Una vez terminada la Guerra de Sucesión, la restricción del número de publicaciones va a ser altÃ−sima, sobreviviendo únicamente La Gaceta de Madrid, única publicación a la que le concedÃ−a licencias. Se puede hablar de una etapa de silencio informativo, provocado por los siguientes factores: • Consolidación en el trono de Felipe V e implantación del modelo centralista. • Crisis económica derivada de la guerra, que dificulta la edición de publicaciones. El papel que llega del extranjero es muy caro y muchos impresores especializados han abandonado el paÃ−s. • Competencia de publicaciones extranjeras. Circulan gacetas de otros paÃ−ses que burlan las medidas de control. • Intensa actividad de los organismos censores, fundamentalmente el Consejo de Castilla (censura civil y a priori) y el Tribunal de la Inquisición (censura religiosa y a posteriori). El hecho de que fuera el Consejo 22

de Castilla el principal defensor de las tradiciones hace que se convierta en el principal oponente del reformismo ilustrado. En esta época, La Gaceta de Madrid constituye el paso previo al llamado «periodismo de Estado», y con los años se identifica aún más con la MonarquÃ−a. Bajo la dirección de Francisco de Mena llega a los 12.000 ejemplares de tirada (muy parecido a la Gazette de Renaudot), y se publica dos veces a la semana. La Gaceta se convierte en el periódico oficioso, aún no oficial del poder. 3. DESPEGUE Y DESARROLLO INICIAL DE LA PRENSA (1737-1750) A finales del primer tercio del siglo XVIII se inicia una primera fase de expansión del periodismo, que propicia la aparición de tres tipos de prensa: • Prensa informativa, teniendo como ejemplo el Mercurio Histórico y PolÃ−tico. El Mercurio Histórico y PolÃ−tico, fundado en 1738 por Salvador Mañer, aborda fundamentalmente información internacional. Su objetivo era suministrar al cortesano información polÃ−tica nacional e internacional, al mismo tiempo que daba información útil al lector medio. El suministro de información internacional se buscaba en el Mercurio Histórico y PolÃ−tico de la Haya, y a nivel nacional Mañer creó corresponsalÃ−as. Comienza siendo una publicación de carácter privado, que después pasa a oficiosa y por último a oficial, en 1756 la Corona (Fernando VI) se apropia del privilegio de impresión y venta de la publicación, pasando a ser un órgano oficial perteneciente a la SecretarÃ−a de Estado. Es una publicación de pequeño formato, de periodicidad mensual, de 120 páginas y unos 5.000 ejemplares de tirada. Posteriormente, en 1784, cambia su nombre al de Mercurio de España, remarcando su carácter oficial. • Prensa cultural, que incluye una gran variedad de subgéneros (prensa cientÃ−fica, legal, literaria…). La publicación más representativa fue: Diario de los Literatos de España (1737-1742). Este diario se inspiraba en el Journal des Savants, una publicación de carácter literaria creada por el absolutismo francés. El creador de este diario fue un clérigo reformista llamado J.M. de Salafranca. El objetivo de este diario era servir de plataforma para criticar las obras que se publicaban no sólo en España, sino en todo el mundo. Un periódico de crÃ−tica erudita, tratando las obras de literatura, geografÃ−a, historia, arquitectura, etc. Rechazando toda obra que no aportara un conocimiento útil y premiando a aquellas de carácter divulgativo. El espÃ−ritu de este diario era luchar contra el ideal de contrarreforma y extender las ideas ilustradas. La publicación era trimestral, de pequeño formato, y con un gran número de páginas (400 aprox.). A este diario le siguieron otros como el Mercurio Literario (1739) y el Nuevo Cordón crÃ−tico general de España (1748). • Prensa de crÃ−tica social y de costumbres. Se trata de la vÃ−a más novedosa e importante, ya que visualiza la incipiente opinión pública y ataca al poder. Este espÃ−ritu crÃ−tico se conservará en diferentes diarios que surgen a lo largo del S.XVIII y que mantienen el nombre de Duende… El Duende CrÃ−tico (salÃ−a cada jueves desde diciembre de 1735 hasta mayo de1736). Fue el pionero en este tipo de prensa. Satirizaba el atraso español y suponÃ−a una oposición al poder. Su carga crÃ−tica se dirigió fundamentalmente hacia la polÃ−tica contemporánea. Su registro habitual era el de la sátira (feróz, a veces grosera y otras, irónicamente festiva). Con este diario se puede marcar el nacimiento del ente que supone la opinión pública. Es una publicación de carácter manuscrito, ya que esta era una de las mejores maneras para eludir la censura. Su creador fue Manuel Freyre Da Silva. El duende crÃ−tico tiene un 23

gran éxito de público, e inaugura una generación de publicaciones crÃ−ticas con las autoridades. “En la España anterior a Carlos III, sin un cuerpo variado y orgánico de periódicos, las muestras del `diarismo afrancesado' o del `gaceterismo informativo' no pasan de ser un reflejo preocupaciones literario-cientÃ−ficas -en menor grado polÃ−ticas- trasunto de las de allende los Pirineos (Diario de los Literatos y Mercurio Histórico) o de directrices superiores gubernamentales (Gaceta de Madrid)”. Teófanes Egido: Opinión pública y oposición al poder en la España del siglo XVIII. Con esta cita se expresa la tristeza ante la situación periodÃ−stica del momento, donde sólo El Duende CrÃ−tico representa y manifiesta la opinión pública. • CONSOLIDACIà N Y ESPECIALIZACIà N DE LA PRENSA (1750-1791) Durante esta etapa la prensa se consolida, y se especializa. La prensa de divulgación cultural se diversifica en: • Prensa de divulgación cultural: • Prensa económica: la polÃ−tica económica liberalizadora de Carlos III permitió el nacimiento de la prensa económica. En 1752 se publican los Discursos mercuriales económico-polÃ−ticos, primera publicación de prensa económica, de carácter privada. En los Discursos mercuriales se trataban temas que incitaban al desarrollo y al progreso económico, favorables a seguir las pautas del liberalismo económico. • Prensa literaria • Prensa divulgativa- informativa: Diario Noticioso (1758) La máxima figura dentro del periodismo español de esta época es Mariano Nipho, autor del Diario noticioso, el primer diario español propiamente dicho y uno de los primeros de Europa —el primero fue el británico Daily Courant—. • Prensa de crÃ−tica social y de costumbres Los dos periódicos más importantes de esta época son El Pensador, que simplemente aborda la crÃ−tica a las costumbres contrarias a las ideas ilustradas, y El Censor (1781), que lleva la crÃ−tica social y de costumbres a tocar aspectos estructurales de la sociedad del Antiguo Régimen. En 1791, el Conde de Floridablanca corta bruscamente esta expansión de la prensa, prohibiendo la publicación de todos los periódicos salvo los oficiales Gaceta de Madrid y Mercurio Histórico y PolÃ−tico, y el oficioso Diario de Madrid (evolución del Diario noticioso de Mariano Nipho). Todo este proceso de evolución define una tendencia en la prensa española del siglo XVIII de avance desde una prensa informativa a una prensa de crÃ−tica social y de costumbres, pasando por un periodo intermedio de prensa cultural. Las corrientes periodÃ−sticas de la primera mitad del siglo XVIII son las siguientes: • Prensa informativa: Es la que siguen la Gaceta de Madrid y el Mercurio Histórico y PolÃ−tico. • Prensa de crÃ−tica literaria: La inicia el Diario de los literatos de España, un periódico que trata temas de cultura (ciencia, arte, teatro…) desde un punto de vista crÃ−tico e ilustrado. Otros periódicos de este tipo son el Mercurio literario y el Nuevo cordón general de España. • Prensa de crÃ−tica polÃ−tica clandestina: En 1735, durante el reinado de Felipe V, nace El duende crÃ−tico, publicación manuscrita cuyo autor es Manuel Freyre da Silva, y que critica las principales instituciones del Estado, incluso al monarca Felipe V. La segunda mitad del siglo XVIII se desarrolla bajo los reinados de Fernando VI y Carlos III. El apoyo de la monarquÃ−a a la prensa propicia la expansión y especialización de las publicaciones. Las dos grandes corrientes son la de divulgación cultural y la de 24

crÃ−tica social y de costumbres: 3.1.Prensa de divulgación cultural: Abarca temas relacionados con la cultura. Se divide en los siguientes tipos: • Prensa económica: Surge al calos del desarrollo económico y de la expansión del Liberalismo. Discursos mercuriales económico-polÃ−ticos, de Enrique de Grael, marca el inicio de la prensa económica. A finales del siglo XVIII, la iniciativa privada de estas publicaciones deja paso a la iniciativa estatal. Las instituciones que impulsan estas publicaciones son las sociedades de amigos del paÃ−s, vinculadas a la Corona. • Prensa literaria: Se centra en diferentes vertientes de la literatura: crÃ−tica, reseña bibliográfica, divulgación de nuevas obras, etc. Dos de los principales periódicos de este tipo son obra de Francisco Mariano Nipho: Caxón de sastre (1760) y Diario extranjero (1763), ambos de periodicidad semanal. Caxón de sastre es una selección de obras literarias de autores españoles con una doble finalidad: moralizar a la sociedad y reivindicar la grandeza de la cultura española, sobre todo la del Siglo de Oro, que estaba siendo criticada por los ilustrados. Diario extranjero es una recopilación de obras literarias europeas, con el propósito de divulgar las aportaciones más interesantes de la cultura europea. Ambas publicaciones revelan que Nipho es el paradigma de ilustrado español, que combina el progreso de la tradición. Otros periódicos importantes son Aduana crÃ−tica, El hablador juicioso y Belianis literario, que abarca la crÃ−tica de otros periódicos, no de obras literarias. El espÃ−ritu de los mejores diarios que se publican en Europa (1787) es una de las publicaciones ilustradas más importantes. En 1784 se publica El memorial literario, el primero que aborda exclusivamente la literatura, y no otros temas culturales. • Prensa de divulgación informativa: AquÃ− se incluyen periódicos de gran variedad temática, siempre desde la perspectiva de la divulgación y de la información. El principal periódico de la segunda mitad del siglo XVIII es el Diario noticioso de Nipho (1758), que abarcaba diversos temas. Este periódico combinaba la divulgación, a través de ensayos y artÃ−culos, con la información que se realizaba mediante avisos, ofertas y demandas, anuncios, etc. El Diario noticioso plantea los antecedentes de las secciones económicas y de anuncios. Es un diario que está muy atento a lo que el público demanda. No abarca temas polÃ−ticos, ya que estos temas estaban muy tratados por otras publicaciones, lo que demuestra la mentalidad comercial de Nipho. Junto al Diario noticioso, Nipho publica también Estafeta de Londres (1762), El correo general de la Europa (1763) y El correo general de España (1770). Estafeta de Londres surge en el contexto de la Guerra de los Siete Años, para desmitificar las aportaciones de Inglaterra a toda la vida cultural (economÃ−a, comercio, arte…), a la vez que ensalza las aportaciones propias de España. En El correo general de la Europa, Nipho divulga las aportaciones positivas de Europa en todos los órdenes. Otras publicaciones son Correo de Madrid (1786) y Diario de las Musas (1790); ambas publicaciones dedican un espacio importante a la crÃ−tica social y de costumbres de manera muy radical y comprometida, en la misma lÃ−nea de El Censor. 3.2.Prensa de crÃ−tica social y de costumbres: Este tipo de prensa pretende analizar y destruir, mediante la crÃ−tica, los principales esquemas y valores de la sociedad tradicional que se oponen al proyecto ilustrado. Las publicaciones de este tipo someten a la crÃ−tica las costumbres, las modas, los personajes de la corte, los valores morales, la educación, los problemas sociales, etc., para identificar las lacras de la sociedad que se oponen al pensamiento ilustrado. Estas publicaciones tienen su origen en el periódico inglés The Spectator, publicado en 1711 por Richard Steele y Joseph Addison, y que da origen a los denominados «espectadores», periódicos que imitan el modelo periodÃ−stico de The Spectator. Utilizan un discurso breve, aparentemente informal y teñido de un fuerte subjetivismo, una estructura que ya en el siglo XIX pasarÃ−a a llamarse ensayo. Se trata de una estructura autobiográfica múltiple, en la que tienen cabida un yo que es quien expone los hechos, y diversas voces, que en forma de corresponsales, reales o ficticios, van acentuando y multiplicando la carga crÃ−tica. No son textos autobiográficos reales totalmente, ni ficticios enteramente, sino una original composición definida por una doble perspectiva autobiográfica, la del autor y la de los sujetos crÃ−ticos, con una aproximación al mundo de lo novelesco. Algunos tÃ−tulos son: El Duende crÃ−tico, El Duende especulativo sobre la vida civil, El Murmurados imparcial, El BelianÃ−s 25

literario, El escritor sin tÃ−tulo, El Pensador, La Pensadora gaditana, El Corresponsal del Pensador, El Censor, El Apologista Universal, El Observador, El Corresponsal del Pensador, El Teniente de Apologista Universal, El Duende de Madrid, El Corresponsal del Apologista Universal y El filósofo o la moda. La elección del tÃ−tulo de cada una de estas publicaciones responde a la figura tras la que sus autores se enmascaran para proyectar sus objetivos crÃ−ticos (Figura de duende, de corresponsales de un periódico con el que establecen una singular sintonÃ−a crÃ−tica, de ayudantes, de caballero andante- como en el caso de El BelianÃ−s literario-). Son muy pocos los que estampan su nombre real al frente de la publicación. La carta es el vehÃ−culo más frecuentado para este tipo de actos autobiográficos, aunque en otros, como por ejemplo en El Pensador de Clavijo y Fajardo, incorpora otras formas, como un fragmento de diario o un diálogo. También solÃ−an valerse de otras formas más originales como una sentencia. La escritura en primera persona era muchos más cercana al público y daba más posibilidades crÃ−ticas que el discurso o el tratado en tercera persona. Durante la segunda mitad del siglo XVIII surgen en España dos generaciones de espectadores: • Primera generación de “espectadores” (década de 1760): Tiene como principales representantes a los semanarios El duende especulativo, El pensador y La pensadora gaditana: • El duende especulativo sobre la vida civil (1761, con un total de 19 números) enlaza con la tradición de los «duendes», publicaciones que seguÃ−an la lÃ−nea de crÃ−tica polÃ−tica clandestina de El duende crÃ−tico, pero que se orientaban más bien a la investigación y crÃ−tica de secretos e intimidades. Esta publicación tenÃ−a como objetivo la crÃ−tica de costumbres para identificar los vicios contrarios al pensamiento ilustrado. El duende especulativo imita el modelo de The Spectator, hasta el extremo de que reproduce artÃ−culos y números enteros de esta publicación, adaptándolos a la realidad española. Se trata de la primera imitación española de los espectadores ingleses o franceses. Como indica su tÃ−tulo, su voz crÃ−tica se manifiesta a través de la de duende que se pasea por todos los rincones de Madrid: paseos, iglesias, lugares de reunión… y lo que critica es la vida social madrileña como un espectador oculto. • El pensador de Clavijo y Fajardo (nace en 1762, y tras un paréntesis de casi 4 años, reapareció en 1767), publicado por José Clavijo y Fajardo, es el periódico más representativo de esta primera generación de espectadores. Utiliza la técnica de la recreación de tertulias para criticar algunos temas, también se sirve de las técnicas del Spectador (cartas de lectores, conferencias, presentaciones o eventos que sirven de pretexto para la crÃ−tica). Va más allá de El duende especulativo, analizando más temas —por ejemplo, la literatura—, y sobre todo profundizando la crÃ−tica centrándose en problemas sociales como la educación, la anticuada legislación o la ociosidad de la nobleza. No alude a la religión ni al campo polÃ−tico. La crÃ−tica que hace va en sintonÃ−a de las ideas reformistas que pretenden abolir todos los resortes sociales que mantienen a España lastrada: ataques contra la ignorancia, contra la superstición o contra la ociosidad de la nobleza. Su periodicidad era semanal y contaba con licencia a pesar de dedicarse a la crÃ−tica social y de costumbres. Esa crÃ−tica apoya a la monarquÃ−a, en agradecimiento a la licencia y a la aprobación y el apoyo mostrado por Carlos III. Esta publicación puede considerase como el antecedente del periodismo costumbrista de Larra. • La pensadora gaditana (1763, de Beatriz Cienfuegos) es la primera aportación femenina en el ámbito del periodismo. Esta publicación semanal lleva a cabo la crÃ−tica social y de costumbres desde el punto de vista de la mujer, criticando temas como los matrimonios de conveniencia, la educación de los hijos, lujos, vestimenta, relaciones con la vida polÃ−tica, las relaciones entre suegras y yernos. El objetivo de esta publicación era criticar la mala situación de la mujer como aspiración a una mujer ilustrada. Pretende cambiar el tradicionalismo existente en la mujer e intentan que la mujer sea una transmisora más de los ideales reformistas. SE TRATA DE UN INSTRUMENTO MÔS PARA LA REFORMA ILUSTRADA, NO UN ATISBO DE FEMINISMO INCIPIENTE. Aborda muchos de los temas ya tratados por El Pensador, pero en un tono más moralizador y con una mayor carga religiosa, tanto que algunos contemporáneos pensaron que el verdadero autor era un religioso. 26

• Segunda generación de “espectadores” (década de 1780): En 1781 se publica El Censor, la publicación más importante de crÃ−tica social y de costumbres. El Censor, abre lo que Guinard ha llamado la segunda generación de “espectadores”. Es un semanario creado por Luis GarcÃ−a del Cañuelo, que se publica entre 1781 y 1787, y se caracteriza por introducir la crÃ−tica institucional, dando el paso definitivo en el campo de la crÃ−tica social y de costumbres. Se puede considerar la mejor de las publicaciones del género, la de más prolongada existencia, la de más arriesgada crÃ−tica. El Censor ataca los fundamentos del Antiguo Régimen, como el orden estamental, la estructura económica, etc., y propone los principios que fundamenten el nuevo orden: defiende el liberalismo económico, la supresión del orden estamental —para instaurar una sociedad de clases—, la igualdad de derechos, el constitucionalismo, el contrato social, la supresión del clero, etc. Hace tanto crÃ−tica de social y de costumbre, como crÃ−tica de los valores morales y educación en España (dejándose notar una clara influencia de Rosseau) y critica institucional. No critica el dogma religioso, ni los valores cristianos, pero sÃ− la estructura y las costumbres de la Iglesia. Esta publicación supone un auténtico revulsivo para la elite ilustrada y, especialmente, para la burguesÃ−a, a la que dota de una base ideológica para la implantación del Nuevo Régimen, y que se materializa en 1812 con la Constitución de Cádiz. Esta defensa abierta de un nuevo orden rompió los lÃ−mites que habÃ−a respetado la prensa del siglo XVIII; El Censor contaba con el respaldo de la MonarquÃ−a, y de hecho alababa el reformismo de Carlos III, pero esta relación simbiótica se rompió cuando El Censor traspasó el lÃ−mite entre el reformismo y la revolución. En 1787 desaparece El Censor, vÃ−ctima de la censura, y en 1788 la MonarquÃ−a promulga una normativa restrictiva con respecto a la prensa; en 1791, el decreto de Floridablanca suprime todos los periódicos salvo los oficiales (El Mercurio Histórico y PolÃ−tico ya con el nuevo nombre de Mercurio de España, y la Gaceta de Madrid). En este momento, la prensa se convierte en una amenaza para la estabilidad del Antiguo Régimen. Tuvo imitadores como: El Corresponsal del censor (1786) o El Apologista Universal (1786-1788). APORTACIONES DE EL CENSOR: ⋅ Revolucionó la prensa de crÃ−tica ⋅ Traspasó lÃ−mites que ninguna publicación habÃ−a franqueado. Fue un auténtico revulsivo para la sociedad. ⋅ DefendÃ−a los valores burgueses frente a los del A.R. ⋅ El Censor fue el vehÃ−culo de transmisión más férreo del reformismo ilustrado. ⋅ Contaba con el apoyo de la monarquÃ−a, incluso se consideraba que detrás de esta publicación estaban abanderados del reformismo ilustrado como Jovellanos, Samaniego y Menéndez Valdés, todos ellos, hombres de confianza del rey. La profesionalización: Mariano Nipho Francisco Mariano Nipho fue un autor muy prolÃ−fico, que sacó adelante más de 20 publicaciones. Además, era tremendamente versátil, y abordó casi todos los géneros del periodismo del siglo XVIII. Las principales aportaciones de Nipho al periodismo son las siguientes: • Mentalidad comercial: Nipho sabÃ−a que la prensa debÃ−a estar orientada al beneficio económico, además de ser una herramienta de transmisión de ideas. Diario noticio y Cajón de sastre tuvieron un gran éxito económico. El éxito periodÃ−stico y económico de Nipho se debÃ−a a dos factores: ♦ Dominio de la actividad periodÃ−stica, siendo consciente de las caracterÃ−sticas distintivas del periódico con respecto a otras publicaciones. ♦ Pleno conocimiento de los intereses del público: información interesante combinada con 27

entretenimiento. • Periodicidad diaria, para dotar a la información de mayor eficacia. • Sistema de suscripciones, que introdujo en Cajón desastre, y que permitÃ−a una relación más cercana entre el público y el periódico. • Creación de secciones claramente diferenciadas, que introdujo en La estafeta de Londres. • Publicación gratuita de avisos comerciales y de cartas de los lectores dirigidas al periódico, lo que permitÃ−a al público participar en la configuración del periódico, y además fueron los antecedentes de las secciones de anuncios por palabras y de cartas al director. • Concesión de gran importancia a la exactitud y a la actualidad de la información, que era lo que demandaba el público. • Mezcla de información, divulgación y entretenimiento, que configuraba un tipo de prensa más cercana a los intereses del público, un público que traspasaba los lÃ−mites de la estrecha elite cultural, aunque sin llegar a ser un público de masas. Nipho representa el paradigma del ilustrado español, conciliando la tradición con las nuevas ideas. Su espÃ−ritu reformista le lleva a criticar aspectos como la superstición o la ignorancia, y a defender posturas como el liberalismo económico. Pero también es muy conservador, lo que le lleva a la defensa del absolutismo y de la cultura española, y al rechazo de la teorÃ−a polÃ−tica de Voltaire. Un ejemplo de este espÃ−ritu conciliador es el Diario noticioso, que cerraba siempre con un resumen de la vida de un santo. s.xviiiperiodismoarma de difusión de las ideas reformistasperiódico: actor polÃ−tico Tema 4. la prensa En la crisis del Antiguo Régimen (1788-1833) • Contexto Histórico • El panorama periodÃ−stico en la crisis del Antiguo Régimen. • Contexto Histórico El siglo XIX se caracteriza por el continuo penduleo polÃ−tico entre liberales y conservadores. • EL REINADO DE CARLOS IV (1788-1808) El reinado de Carlos IV se inicia en 1788, el año inmediatamente anterior al estallido de la Revolución Francesa. España vive una etapa de crisis generalizada, social, económica y polÃ−tica: fin del reformismo borbónico, fin del desarrollo cultural, malas cosechas, epidemias, hambrunas, descenso demográfico, etc. El reinado de Carlos IV supone un giro reaccionario de la polÃ−tica española, que pasa del espÃ−ritu renovador de Carlos III al regresivo de Carlos IV. Lo positivo de esta etapa es la entrada de nuevos valores a favor del liberalismo y en contra del absolutismo. Estas ideas llegan gracias a la repercusión del estallido de la Revolución francesa. La separación entre A.R. y Nuevo Régimen se materializa en una población dividida entre reaccionarios, que se aferran al trono y al poder de la religión, y entre sectores pro-revolucionarios (dentro de los que se puede distinguir dos grupos, los ilustrados moderados y los radicales, que consideran que sólo a través de actos exaltados se puede conseguir ese nuevo orden). Estas polarizaciones también se plasmarán en la prensa. En el plano polÃ−tico, el estallido de la Revolución francesa también tiene sus consecuencias: - En polÃ−tica interior: Las primeras decisiones de Carlos IV mostraron unos propósitos reformistas. Designó primer ministro al conde de Floridablanca, un ilustrado que inició su gestión con medidas como la condonación del retraso de las contribuciones, limitación del precio del pan, restricción de la 28

acumulación de bienes de manos muertas, supresión de vÃ−nculos y mayorazgos y el impulso del desarrollo económico. El propio Monarca tomó la iniciativa de derogar la Ley Sálica impuesta por su antecesor Felipe V, medida ratificada por las Cortes de 1789, que no se llegó a promulgar. Pero el estallido de la Revolución francesa va a cambiar el rumbo de la polÃ−tica (se pone fin a los proyectos reformistas y se pasa al conservadurismo y la represión). Carlos IV va a intensificar la censura frente a la propaganda revolucionaria, todas las decisiones que tome, se harán teniendo en cuenta que lo que ocurre en Francia no puede llegar a España (1791, Cordón Sanitarioestablecimiento de controles en la frontera para impedir la expansión revolucionaria- y férrea actuación de la Inquisición y 1794, prohibición de todas las publicaciones excepto las oficiales y las oficiosas). Las posibilidades de extensión de la ideologÃ−a revolucionaria en España quedan truncadas con los cambios que se producen en el gobierno. Floridablanca fue sustituido por Aranda (1790-1792), y éste a su vez por Godoy (1792-1808).Estos cambios de gobierno nos lleva al plano de la polÃ−tica exterior, donde las actuaciones de uno y otro fueron muy distintas. - En polÃ−tica exterior: en este periodo, predomina la alternancia entre la hostilidad antirrevolucionaria y la alianza con la República Francesa. El gobierno de Aranda se caracterizó por una polÃ−tica de neutralidad. Se opone a una guerra con Francia por motivos pragmáticos: no quiere debilitar más aún la posición de España, ya que conoce la fortaleza militar de los franceses. Aranda también quiere evitar que en España comience una posible guerra civil entre los reaccionarios y los partidarios del A.R. Manuel Godoy se va a enfrentar abiertamente con Francia. Sólo un año después de acceder al cargo de primer ministro del rey, declara la guerra a Francia para castigar la muerte de LuÃ−s XVI en la guillotina. GUERRA DEL ROSELLà N. En principio, esta guerra en la que participábamos en adhesión con Gran Bretaña, parecÃ−a favorable para el paÃ−s, pero el cansancio de ambos frentes, y la imposibilidad de hacer frente a Francia, provoca que en 1795 se firme la paz de Basilea, en la que España cedió a Francia su parte de la isla de Santo Domingo y ciertas ventajas económicas a cambio de la retirada francesa de los territorios peninsulares conquistados. Esta paz le valió a Godoy el sobrenombre de PrÃ−ncipe de la Paz. Para la firma de esta paz no se tuvo en cuenta a Gran Bretaña, por lo que aquÃ− podemos encontrar una posible conexión antecedente a la situación de dependencia francesa que España adquiere tras los acuerdos de San Ildefonso. Godoy olvidó pronto su anterior enemistad con Francia, y se alió con ella mediante el primer Tratado de San Idelfonso el 18 de agosto de 1796, por el que ambos Estados acordaban mantener una polÃ−tica militar conjunta frente a Inglaterra, que en esos momentos amenazaba a la flota española en sus viajes a América. Por la parte francesa, ocurre que Napoleón quiere conquistar las islas británicas, y para ello idea un plan: distraer a la armada británica en el Caribe, para que el Canal de la Mancha quedara libre. Pero los movimientos de la flota franco-hispana no salieron como se esperaba y el avance de las tropas británicas llevó a la armada combinada hasta el cabo de Trafalgar donde se libró la batalla. BATALLA DE TRAFALGAR (1805). Trafalgar va a supone un antes y un después en el panorama exterior: ♦ La armada invencible, no era tal como se creÃ−a. Los barcos estaban en mal estado, la población no tenÃ−a fuerzas para combatir, y en su mayorÃ−a, no eran marines profesionales, no estaban adiestrados. FIN DEL PODERà O NAVAL. ♦ España deja de ser un Estado aliado para convertirse en un objetivo militar (ha demostrado ser una presa fácil). Francia busca en España derrocar la monarquÃ−a borbónica, conquistar el paÃ−s y conseguir un bloque continental que hiciera frente a Gran Bretaña. 29

ESPAà A, OBJETIVO MILITAR. Entonces Godoy se dio cuenta de que su privanza tocaba a su fin. En torno al prÃ−ncipe heredero Fernando se agruparon los descontentos con la polÃ−tica del favorito, quien, al temer por su suerte y la de Carlos IV, creyó que, por el momento, lo mejor era unirse más estrechamente al emperador francés. Napoleón despreciaba a Godoy como hombre y como ministro, pero fomentó aquellos recelos y ambiciones para sus fines. Tal es el deseo de conquista de Napoleón que, a través del Tratado de Fontainebleau, propone a Godoy el reparto de Portugal a cambio de que permita la entrada de las tropas napoleónicas en España. En 1807 Godoy firma con el gobierno napoleónico el tratado de Fontainebleau, que habÃ−a de permitir el paso de las tropas francesas por España para conquistar Portugal, paÃ−s aliado de Inglaterra, con el que Francia se hallaba en guerra. Como consecuencia de este tratado, penetraron por el PaÃ−s Vasco tropas francesas que se dirigÃ−an a Portugal y, a principios de 1808, se establecieron otras tropas francesas en Valladolid, Burgos y Barcelona. Se entrevé ya el intento de ocupación de los tres puertos más importantes de la PenÃ−nsula: Barcelona, Lisboa y Cádiz. EL MOTà N DE ARANJUEZ (1808): Cuando Godoy comprende el peligro que se avecina y trata de reaccionar frente a los planes napoleónicos mediante el traslado de la familia real hacia el sur y la resistencia en AndalucÃ−a, estalla un grave motÃ−n en Aranjuez, donde se hallaba establecida la Corte en marzo de 1808. Desde hacÃ−a ya algún tiempo se habÃ−a agrupado en torno al prÃ−ncipe Fernando, heredero de la Corona, un partido cortesano, enemigo de la omnipotencia de Godoy (los fernandinos). Este partido, aprovechando el descontento general provocado por la entrada de tropas francesas en España, consiguió desencadenar la revuelta popular que se conoce con el nombre de motÃ−n de Aranjuez. Gentes del pueblo (soldados, campesinos, servidores de palacio) persiguieron a Godoy y obligaron a Carlos IV a destituirle. Dos dÃ−as después, ante la presión popular, Carlos IV abdicaba en su hijo Fernando. Para España el motÃ−n de Aranjuez supuso la ruptura de la legalidad, y como consecuencia del exilio de su familia real y el vacÃ−o de poder, la invasión francesa, la pérdida de soberanÃ−a de España sobre su territorio, la expoliación de sus tesoros, la práctica extinción de su ganaderÃ−a e industria y más remotamente la pérdida de los territorios americanos, y el reinado del peor rey que pudiera tener España en el siglo XIX, Fernando VII, tras cuyo ominoso reinado, dejó por herencia unas guerras carlistas que hicieron del siglo XIX, de principio a fin, un siglo para olvidar ABDICACIONES DE BAYONA (1808): Napoleón se adueñó de la corona española mediante una estratagema de carácter legal. Ofreciéndose como mediador entre Carlos IV y su hijo Fernando VII, atrajo a la familia real y a Godoy hasta Bayona y consiguió, con su fuerte personalidad, la renuncia de ambos reyes a su favor. Entonces Napoleón entregó la corona española a su hermano José y, para dar un carácter moderno a la nueva estructura polÃ−tica, reunió en junio de 1808 unas Cortes españolas en Bayona, la Junta española de Bayona donde debatieron el proyecto de constitución preparado por Napoleón, el Estatuto de Bayona. Sin embargo, la opinión popular era contraria a este destronamiento de los Borbones y provocó el famoso alzamiento popular del Dos de Mayo en Madrid, duramente reprimido por el ejército francés, dirigido por Murat. GUERRA de la independencia Y REVOLUCIà N (1808-1814) Lo que caracteriza el siglo XIX es la continua oscilación entre la reacción y el progresismo. La guerra de la Independencia supone un acercamiento a un régimen liberal-progresista, y la caÃ−da de las estructuras e 30

instituciones socio-polÃ−ticas del Antiguo Régimen (monarquÃ−a absoluta, poder de la religión, privilegios feudales…). SURGIMIENTO DE UN DOBLE PODER: La guerra de la Independencia va a generar un vacÃ−o de poder total que se intentará solventar con dos proyectos polÃ−ticos diferentes: • MONARQUà A BONAPARTISTA. Por una parte estaba el propuesto por Napoleón, que buscaba una monarquÃ−a bonapartista en la figura de su hermano José I. Quiere reformar España con los ideales de la Ilustración francesa, y contará con el apoyo de los llamados afrancesados, pensadores y polÃ−ticos en su mayorÃ−a, partidarios de las reformas tranquilas. • JUNTAS (locales, provinciales, central, Consejo de Regencia)= PODER REVOLUCIONARIO POPULAR (RESISTENCIA FRENTE A LA INVASIà N). La otra opción polÃ−tica era totalmente opuesta, se trata de la adoptada por los revolucionarios. QuerÃ−an un gobierno estructurado en Juntas. Las Juntas locales se integrarÃ−an en juntas provinciales y éstas en la central que elegirÃ−a un Consejo de Regencia. Las Juntas nacen desde la base, impulsan un cambio desde abajo. Lo más novedoso de estas juntas era el acercamiento al concepto de SOBERANà A NACIONAL. Aunque Madrid quedó en manos de los franceses y José Bonaparte estableció allÃ− su gobierno, el levantamiento se generalizó por todo el paÃ−s, originando la creación de numerosas Juntas provinciales, que se hicieron con el poder en su zona respectiva e iniciaron la reacción frente a la ocupación francesa. Los componentes de las distintas Juntas eran, en su mayorÃ−a, miembros de la nobleza, de la burguesÃ−a, de las profesiones liberales, es decir, los que ya anteriormente pertenecÃ−an a las clases dirigentes. La actuación de las Juntas tuvo su más brillante éxito en la batalla de Bailén (julio de 1808), donde el ejército francés se enfrentó al español dirigido por el general Castaños y ampliado por numerosos voluntarios organizados por la Junta de Sevilla. La capitulación del ejército francés en Bailén tuvo importantes consecuencias: AndalucÃ−a quedó libre de tropas francesas, Madrid fue evacuado y el ejército francés establecido en Portugal negoció su retirada con los ingleses. En este punto era evidente la necesidad de una coordinación entre las diversas Juntas provinciales, lo que llevó a la creación de una Junta suprema central en septiembre. Esta Junta, que asumió la soberanÃ−a nacional con una rapidez que para algunos era revolucionaria, es estableció primero en Aranjuez y luego en Sevilla, y dirigió la marcha de la guerra y el gobierno del paÃ−s, ocupado en gran parte por los franceses. Después de preparar una convocatoria de Cortes, la Junta traspasó, en enero de 1810, sus poderes a un Consejo de Regencia, que actuó en nombre de Fernando VII y se estableció en Cádiz. Estos dos proyectos polÃ−ticos dividirá a la sociedad española en afrancesados y patriotas: • AFRANCESADOS: partidarios del ideal reformista y de la nueva monarquÃ−a napoleónica. Se llamó afrancesados a quienes aceptaron la renuncia de Carlos IV y de Fernando VII, viendo en el régimen napoleónico la posibilidad de realizar la reforma. Los componentes de este grupo procedÃ−an de los ilustrados del siglo XVIII y pertenecÃ−an a las más altas capas de la sociedad. Se sentÃ−an atraÃ−dos por el prestigio de Napoleón porque habÃ−a consolidado la revolución (burguesÃ−a) o porque habÃ−a restaurado el orden (nobleza y clero). La inmensa mayorÃ−a del pueblo no estaba de acuerdo con esta actitud y los afrancesados fueron tachados de traidores, aunque no puede descartarse su buena fe. El número de afrancesados que se expatriaron al terminar la guerra fue de unos doce mil. La ideologÃ−a de los afrancesados, al enlazar con la de los ilustrados, les llevó a defender una monarquÃ−a autoritaria capaz de realizar las reformas y, al mismo tiempo, evitar la alternativa revolucionaria. Esta concepción es la que tienen los decretos que promulgó Napoleón tras la conquista de Madrid en 1808 y que se referÃ−an a la supresión del régimen señorial y de la Inquisición, a la reducción del número de conventos y al traslado de las aduanas a las fronteras, asÃ− como los proyectos de reforma del Código Civil y de la administración. 31

• PATRIOTAS: opuestos a la ocupación francesa, pero divididos a su vez en: ♦ Liberales: defienden la soberanÃ−a nacional, el liberalismo económico, la sociedad de clases y el fin de los privilegios. Los liberales pertenecÃ−an también a la intelectualidad y a la burguesÃ−a media, pero estaban más influidos por la ideologÃ−a de la Revolución Francesa. No marginaban totalmente las tradiciones polÃ−ticas hispánicas, pero consideraban imprescindible recoger las bases de la reforma en una Constitución escrita. ♦ Absolutistas o serviles: defienden la soberanÃ−a real, el orden estamental, la economÃ−a feudal y el poder de la iglesia. PROYECTOS reformistas PRESENTADOS POR AMBOS BLOQUES PARA REGIR EL PAà S • MONARQUà A BONAPARTISTA= ESTATUTO DE BAYONA. El Estatuto de Bayona era una cata otorgada, no una Constitución. Una carta otorgada por el rey, en la que él es la máxima autoridad, donde se proponen unas reformas moderadas, en la que no se reconocÃ−an derechos fundamentales aunque sÃ− la libertad de imprenta y el sufragio censitario e indirecto. • SoberanÃ−a: Es una Carta Otorgada, por lo que la da el rey, asÃ− que resalta la soberanÃ−a y el carácter autoritario del rey. • Derechos fundamentales: No se promulgaron unos derechos fundamentales antes que el Estatuto, a pesar de ello, éste reconoce la libertad de imprenta. • División de poderes: No se proclaman. El rey ocupa el centro del sistema: nombra a los ministros, a los miembros del Consejo de Estado, al Senado, al presidente de las Cortes y a los jueces. • Sufragio indirecto y censitario para elegir a los diputados provinciales. • Forma de gobierno: MonarquÃ−a limitada en la que el rey debÃ−a contar con los ministros, el Parlamento y el Consejo de Estado para gobernar. • Parlamento bicameral: el SENADO (eran cargos vitalicios, sobre todo infantes de España, nombrados por el rey) y CORTES (estamentales) También estaba el Consejo de Estado, que tenÃ−a función legislativa. • Religión: La religión oficial era la Católica (por el Art. 146) y no se permitÃ−a el ejercicio de ninguna otra. • Otros datos: Fue el primer Estatuto que se dio en España, a pesar de tener un carácter fuertemente autoritario, tiene su importancia por ser pionero en una ley fundamental para España. Además tenÃ−a algunas medidas reformistas, como la supresión de privilegios (es decir, supresión de los señorÃ−os y reducción del mayorazgo) LIBERALISMO DESDE UNA à PTICA MODERADA Y AUTORITARIA • PROYECTO REFORMISTA DEL BLOQUE PATRIOTA= CONSTITUCIà N DE 1812. Acudieron a Cádiz los diputados elegidos en la zona libre y en algunos de los territorios ocupados por los franceses. La mayorÃ−a de los miembros de las Cortes pertenecÃ−an a lo que hubiera sido el Estado llano. La primera sesión de las Cortes tuvo lugar el 24 de septiembre de 1810, y tenÃ−a una doble intencionalidad: • Reforzar y legitimar la autoridad de la Junta Central. • Ofrecer un proyecto de transformación alternativo al de la monarquÃ−a napoleónica. Los sectores más conservadores entendÃ−an las Cortes como una reunión de los tres estamentos que discutÃ−an temas relacionados con la guerra. Por el contrario, los progresistas concebÃ−an las Cortes en el sentido asambleÃ−sta francés, con el objetivo de establecer los principios del Nuevo Orden. La obra legislativa de las Cortes de Cádiz de 1810 se plasma en la Constitución de 1812, y se divide en tres grandes bloques de iniciativas reformistas: • Reformas polÃ−ticas: 32

• Reconocimiento de la soberanÃ−a nacional, que derrumba el principio absolutista de soberanÃ−a real de origen divino. • Establecimiento de la división de poderes, que prima al Legislativo (las Cortes) y limita la autoridad del rey, que sigue siendo la cabeza del Ejecutivo. • Aunque la Constitución de 1812 no reconoce derechos polÃ−ticos, sÃ− incluye otros como la libertad de imprenta (reconocida y aprobada por las Cortes en 1810), que no hace sino legalizar una situación que se estaba dando desde el alzamiento anti-francés. • Reformas sociales: • Aprobación de la Ley de SeñorÃ−o, que suprime uno de los principales bastiones del régimen feudal, los señorÃ−os jurisdiccionales, que eran el conjunto de competencias jurÃ−dicas que tenÃ−a un noble en su feudo. Esta ley, en lÃ−nea con los principios burgueses, respeta los señorÃ−os territoriales, es decir, la propiedad privada. • Igualdad de derechos, que suprime el orden estamental e instaura la sociedad de clases, basada en la propiedad privada. • Nueva polÃ−tica religiosa, que suprime la Inquisición y expropia algunos bienes de la Iglesia, pero declara que la religión oficial del Estado es la católica. • Reformas económicas: • Imposición del Liberalismo económico. • Supresión del régimen gremial. Esta constitución fue de escasa vigencia y alcance (fue abolida a los dos años de vigencia y hasta los 3 años siguientes no se volverá a establecer, estando sólo dos años), pero un importante cimiento para el liberalismo español. El texto contará con una importante oposición tanto externa como interna- la gran mayorÃ−a de las Cortes deseaba la vuelta del monarca Fernando VII-. La constitución fue el resultado de la reunión del poder revolucionario en las Cortes para hacer frente a los afrancesados con un texto. Los absolutistas estaban en contra de la redacción de un proyecto, los liberales sÃ− querÃ−an, y los renovadores o la 3ª vÃ−a planteaban una monarquÃ−a con las libertades que permitÃ−a la constitución. Imperando finalmente la opción de los liberales en las Cortes. Libertad de imprenta y de expresión • Se decreta la libertad de expresión (sólo en cuestiones polÃ−ticas, no religiosas) y la libertad de imprenta (libertad de escribir, imprimir y publicar ideas polÃ−ticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación anterior a la publicación). • Se abolen los juzgados de imprenta. • El Estado controla lo imprimido con la Junta Central o Suprema de Censura, un órgano censor que no sólo vigilaba que lo publicable no tratara de opiniones religiosas contrarias, sino que también pasaba los impresos por el tamiz de las expresiones polÃ−ticas, que no podÃ−an ir en contra de los principios constitucionales. • Los escritos sobre materia de religión, quedan sujetos a la previa censura de los ordinarios eclesiásticos. • Mantiene la obligación del pie de imprenta Era una constitución llena de contradicciones, ya que por ejemplo, a pesar de reconocer la soberanÃ−a nacional, la voluntad popular no podÃ−a cambiar ninguno de los artÃ−culos. También reconocÃ−a la libertad civil, pero no la religiosa o de credo. La constitución se queda en una aspiración liberal, pero sólo eso, una aspiración, ya que el paÃ−s no habÃ−a evolucionado lo suficiente para soportar un régimen liberal. Además, los liberales no contaban 33

con el pleno apoyo del pueblo. La guerra contra la invasión de las tropas napoleónicas tuvo un carácter de guerra de liberación. No fue una guerra polÃ−tica, sino nacional: no sólo el ejército, todo el pueblo participó activamente en ella. Como guerra de liberación tuvieron gran importancia en su desarrollo dos aspectos caracterÃ−sticos, la lucha de guerrillas y la resistencia en las ciudades, es decir, la «guerra rural» y la «guerra urbana». En principio la guerra fue francamente favorable a Francia, que habÃ−a introducido en España 110.000 hombres, a los que se añadieron posteriormente otros 50.000, mientras el ejército español estaba constituido por unos 100.000 soldados. Las ventajas de los franceses derivaban no sólo de su superioridad numérica, sino también de sus mejores cuadros de mando, de su mayor movilidad y de su superioridad de armamento. La única ventaja de los españoles estaba en el apoyo de todo el paÃ−s como base para mantener la guerra de guerrillas. La evacuación de Madrid por José Bonaparte y la difÃ−cil situación del ejército francés, a consecuencia de la batalla de Bailén, decidieron a Napoleón a acudir personalmente para acabar con la insurrección, al frente de trescientos mil hombres de su famosa Gran Armada. En noviembre, el emperador cruzó los Pirineos, traspasó la defensa del Ebro y, tras derrotar al ejército español, volvió a ocupar Madrid. Pero ante las noticias que le llegaban de Europa, donde se habÃ−a formado una nueva coalición anti-francesa, Napoleón abandonó España sin completar la conquista. Después de la marcha de Napoleón sus mariscales ocuparon oficialmente toda España, pero en realidad no dominaban más que las ciudades, pues el campo se hallaba en manos de las partidas de guerrilleros. La Junta Suprema firmó con Inglaterra una alianza contra Napoleón; los enemigos tradicionales se habÃ−an convertido en aliados frente a Francia. Tropas inglesas al mando del general Wellesley, el futuro lord Wellington, desembarcaron en Portugal y defendieron Lisboa, manteniéndose en las fortificaciones de Torres Vedras. Se constituyó un ejército hispano-inglés y la lucha se mantuvo con alternativas hasta julio de 1812, en que los aliados vencieron a las tropas francesas en Los Arapiles (Salamanca). Ante la imposibilidad de recibir refuerzos, a causa de la campaña contra Rusia que habÃ−a iniciado Napoleón, los franceses tuvieron que evacuar AndalucÃ−a y José Bonaparte salió de nuevo de Madrid para atrincherarse en el norte. La guerra se convirtió entonces en una gran ofensiva hispano-inglesa en persecución de las tropas francesas en constante retirada. En 1813 los franceses fueron vencidos en Vitoria y San Marcial. En 1814 las últimas tropas francesas cruzaron las Pirineos y Wellington penetró en Francia tras ellas. En abril se firmó el fin de las hostilidades, triunfa el bando liberal y el mes siguiente Fernando VII pudo regresar a España. El retorno de Fernando VII: Tratado de Valenc,ay Cuando en 1814 Fernando VII vuelve a España, los sectores absolutistas- estamentos privilegiados como el clero y la nobleza, el ejército, las clases populares y algunos representantes polÃ−ticos (MANIFIESTO DE LOS PERSAS)- esperaban que el rey suprimiera la Constitución de Cádiz y volviera al absolutismo, mientras que los liberales querÃ−an que la ratificara. En febrero de 1814 las Cortes habÃ−an decretado que cualquier actuación del monarca era nula mientras no jurara la Constitución. Sin embargo, las Cortes no tenÃ−an autoridad para obligar al rey a que aceptara la Constitución, ya que no contaban con el apoyo del clero, de las clases populares, de la nobleza ni del ejército. Esto hizo ver a Fernando VII que tenÃ−a más apoyo del que pensaba, lo que le llevó a decretar la nulidad de toda la legislación de las Cortes de Cádiz y a la vuelta al absolutismo, mediante el Decreto de Valenc,ay (mayo de 1814). El sexenio absolutista (1814-1820)

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En 1814 se inició el Sexenio Absolutista, volviéndose a la situación legal anterior a 1808 e iniciándose un proceso de represión contra afrancesados y liberales, siendo más duro para estos últimos. Se vuelve al sistema feudal, se instaura de nuevo la Inquisición, se devuelven los bienes incautados al Claro, etc. Los liberales recurrieron a los pronunciamientos militares, siendo el de mayor importancia el del comandante Riego en 1820, que permitió a los liberales volver al poder e instaurar el Trienio Liberal (1820 - 1823). El trienio liberal (1820-1823) Se reinstaura el régimen legal de las Cortes de Cádiz pero sin eliminar la figura del rey. Esta será una etapa muy fructÃ−fera desde el punto de vista periodÃ−stico. Durante el reinado de Fernando VII fueron muchas las crisis y esto favoreció el triunfo del levantamiento del general Riego. Realmente los liberales tenÃ−an escasa fuerza social, pero las crisis polÃ−ticas, el descontento generalizado y el caos económico favorecieron el apoyo a Riego. Fernando VII se ve obligado a jurar la Constitución, y con ello se vuelve a expulsar a los religiosos de la compañÃ−a de Jesús, y regresan las amortizaciones. Durante el Trienio Liberal comienza la escisión de los liberales en dos sectores: • Liberales moderados o «doceañistas», que formaron parte de las Cortes que redactaron la Constitución de 1812. Planteaban que el liberalismo tenÃ−a que reconducir su ideologÃ−a revolucionaria, siendo necesaria una alianza entre la burguesÃ−a y la nobleza para llevar a cabo la revolución. Quieren un cambio tranquilo, conseguir acuerdos con un amplio sector de la sociedad, sobre todo con las clases privilegiadas, para que apoyen el liberalismo. • Liberales exaltados o «veinteañistas», que no participaron en las Cortes constituyentes de 1812. Sus tesis se basaban en la agudización del proceso revolucionario, y consideraban que la alianza revolucionaria se debÃ−a pactar con las clases populares. Durante el Trienio Liberal, los gobiernos moderados se mantuvieron en el poder hasta 1822. Ese año llegaron al poder los exaltados, creando un clima de crispación tanto en el exterior como en el interior, que provocó la reacción de los sectores más conservadores. En las regiones nacionalistas periféricas sectores se organizaron en partidas, sobre las que se creó la Regencia de Urgell, en Cataluña, que según los reaccionarios era el gobierno legÃ−timo de España, ya que pensaban que el rey estaba secuestrado por las presiones de los liberales. Estas revueltas fueron sofocadas por el gobierno, pero éste no pudo con la intervención final de los Cien Mil Hijos de San Luis- Fernando VII va a dejar que Angulema envÃ−e a España los 100.000 hijos de San LuÃ−s-. Las potencias extranjeras sustentaron esta intervención bajo la teorÃ−a de la Santa Alianza. España no estaba lo suficientemente preparada para sostener una revolución liberal. La burguesÃ−a carece de fuerza en la población, y las clases populares no sentÃ−an como suyos los ideales polÃ−ticos liberales (esta clase está más preocupada por los problemas económicos y de hambruna). La década ominosa (1823-1833) La restauración del absolutismo se caracterizó por modernizar el sistema polÃ−tico para adaptarse a los nuevos tiempos. Los primeros gobiernos de la Década Ominosa (1823 - 1833) fueron ultra-reaccionarios, pero los siguientes emprendieron tÃ−midas reformas administrativas, que se añadieron a la negativa de Fernando VII a restablecer la Inquisición. Estos gobiernos moderados suscitaron la hostilidad de los sectores más reaccionarios, que se rebelaron en 1827 en el motÃ−n de los agraviados, llegando a proclamar rey al hermano de Fernando VII, el infante don Carlos. El conflicto sucesorio aparece como reflejo de un conflicto social (apoyo de los ultras a Carlos MarÃ−a Isidro)= GUERRA CARLISTA 1833.

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En 1830 Fernando VII decretó la Pragmática Sanción, derogando asÃ− la Ley Sádica, que hacÃ−a que el varón tuviera prioridad sobre la mujer en la lÃ−nea sucesoria de la corona. De esta forma su hija Isabel se convertÃ−a en la heredera al trono español. Esto provocó un grave conflicto social entre los partidarios del infante don Carlos. A la muerte de Fernando VII, en 1833, estalló la Primera Guerra Carlista. La reina regente MarÃ−a Cristina pactó con los liberales, estableciendo una amnistÃ−a y promulgando una Carta Otorgada en la que se establecÃ−a una serie de derechos liberales. 2. El panorama periodÃ−stico en la crisis del Antiguo Régimen Evolución de la prensa: • CRISI ECONà MICA Y SURGIMIENTO DE LA Opinión Pública. (1789-1808) La crisis económica y social, asÃ− como la agitación polÃ−tica de la última década del siglo XVIII, crearon un clima de politización social en todo paÃ−s. La Revolución francesa politiza todos los aspectos de la sociedad, incluido el arte. A pesar del intento del Cordón Sanitario, a España llegaron publicaciones a favor de la causa revolucionaria. Los girondinos franceses filtraban en España sus panfletos revolucionarios, mientras el clero ejercÃ−a una propaganda patriótica. Comienza a surgir asÃ− un lenguaje nuevo, cargado de agresividad y que contagió a todas las publicaciones, con términos como `constitucionalismo' o `soberanÃ−a', que pone de manifiesto la brecha existente entre dos tendencias polÃ−ticas radicalmente antagónicas. Bajo este clima subyace el nacimiento de la opinión pública como fuerza polÃ−tica. Esta opinión pública naciente será la que va a llenar el vacÃ−o de poder que vive España. Reclaman la soberanÃ−a popular, la voluntad del pueblo, y va a ejercer una importante presión social, por ello todos los partidos polÃ−ticos van a intentar ganársela. En estas fechas el concepto de Opinión Pública es un tanto ambiguo, se entiende, de forma generalizada, como cualquier tipo de presión que se puede ejercer sobre el poder, por lo que el MotÃ−n de Aranjuez se puede entender como una de las primeras muestras de Opinión Pública. Hasta 1808 el concepto de opinión pública se usaba de forma ambigua para referirse a cualquier forma de presión pública hacia el poder; el motÃ−n de Aranjuez, por ejemplo, se tomaba como una manifestación de la opinión pública, aunque en realidad fue una reacción sentimental de las clases populares, instrumentalizadas por las clases poderosas que se oponÃ−an a Godoy. El alzamiento anti-francés de 1808 marcó el nacimiento de la opinión pública. Van a suceder dos acontecimientos que van a consolidar la fuerza de la Opinión Pública: ♦ El decreto de Libertad de Imprenta de 1810. Aunque teóricamente ya era reconocida en el Estatuto de Bayona, éste es en realidad el primer reconocimiento de libertad de imprenta (LIBERTAD DE IMPRENTA DE HECHO). Se refiere a una libertad polÃ−tica, no religiosa. Las publicaciones gozan de libertad absoluta ya que no deben pasar por el control del Estado. Los mecanismos de control y censura del Estado se habÃ−an hundido junto con la MonarquÃ−a. Ni siquiera la Junta Central pudo limitar esta libertad de prensa. ♦ Surgimiento de la prensa polÃ−tica. (el siglo XIX va a ser el siglo de la prensa polÃ−tica).Estas publicaciones surgirán adscritas a un determinado grupo o tendencia ideológica que utilizarán la prensa como herramienta para hacer llegar sus ideas a la opinión pública. esta prensa se dirige a la O.P. como poder supremo y encarnación de la soberanÃ−a nacional. Ej: la prensa liberal, la prensa absolutista y la prensa afrancesada. Esto contribuyó a un contagio polÃ−tico a la sociedad española. No podemos hablar de un periodismo de 36

masas, ya que la mayor parte de la sociedad seguÃ−a siendo analfabeta. Aunque no se leyeran los periódicos de forma masiva, sÃ− que eran los temas polÃ−ticos los que se erigÃ−an como epicentro de los cafés y de las charlas sociales. Tras la convocatoria de Cortes, crecieron las diferencias ideológicas de la prensa patriótica (que hasta el momento mantenÃ−an un discurso unitario anti francés), diseminándose en dos: la prensa liberal y la prensa absolutista. • LA PRENSA PATRIà TICA EN EL PERIODO PRECONSTITUYENTE: la etapa pre constituyente se caracteriza por la divulgación y el afianzamiento de los principios liberales. semanario patriótico La publicación de corte patriota de esta época más influyente fue el Semanario Patriótico, fundado en Madrid, en septiembre de 1808, por Manuel José de Quintana. Se trataba de un periódico serio y doctrinal, que no recurrÃ−a a la sátira ni al lenguaje radical y violento como lo hacÃ−an otras publicaciones (entre ellas las que aparecÃ−an en Cádiz), y que tuvo un gran éxito de público. Constaba de dos bloques, uno polÃ−tico (el más importante) y otro literario. A su vez, el bloque polÃ−tico se dividÃ−a en una sección histórica que informaba sobre la evolución del conflicto, y otra didáctica dedicada a definir los nuevos principios liberales. Se pueden distinguir dos etapas en este Semanario: • (1808-1809). Tras la segunda ocupación de Madrid por parte de los franceses, Manuel José de Quintana decidió trasladar el Semanario Patriótico a Sevilla, donde se publicó desde mayo hasta agosto de 1809. A causa de sus compromisos como miembro de la Junta Central, De Quintana decidió delegar sus responsabilidades en el periódico a favor de los periodistas Isidoro Antillón y José MarÃ−a Blanco-White. Isidoro Antillón, polÃ−tico, literato y periodista, era un comprometido revolucionario y diputado en las Cortes desde 1812. José MarÃ−a Blanco-White tenÃ−a un espÃ−ritu crÃ−tico, y tras la caÃ−da de Sevilla a manos de los franceses se exilió en Inglaterra, desde donde criticaba el absolutismo y los aspectos negativos de la Constitución de 1812 por medio de su periódico El Español, que se convertirÃ−a asÃ− en el primer periódico español de oposición (ya que criticaba el liberalismo desde una perspectiva también liberal). Gracias a la aportación de Isidoro Antillón y José MarÃ−a Blanco-White, el Semanario Patriótico acentuó aún más sus principios liberales (Antillón se encargaba de la sección histórica, mientras que Blanco-White hacÃ−a lo propio con la didáctica). Esto hizo que la Junta Central reaccionara para coartar la acción de este periódico, lo que suscitó que, en agosto de 1809, Antillón y Blanco-White decidieran poner fin al Semanario Patriótico, ya que no querÃ−an que la Junta Central lo convirtiera en un órgano de expresión oficial. • (1810-1812) etapa en la que el diario se pasa a Cádiz. La desaparición del Semanario Patriótico creó un vacÃ−o periodÃ−stico en el bando patriota. Esto propició la aparición en Sevilla de otras publicaciones como el Diario de Sevilla, El voto de la nación española o, sobre todo, El espectador sevillano, fundado en octubre de 1809 por Alberto Lista. Cuando en enero de 1810 las tropas francesas conquistaron Sevilla, Alberto Lista decidió colaborar con los franceses (influenciado en cierto modo por su formación en instituciones ilustradas) y suspendió esta publicación creando otra de apoyo total a los franceses: la Gaceta de Sevilla, periódico de corte afrancesado. También en las colonias españolas se publicaron varios de estos periódicos, que difundÃ−an la ideologÃ−a liberal en América. Un ejemplo fue el sevillano El voto de la nación sevillana, que en 1810 comienza a publicarse en México. De esta manera, la ideologÃ−a revolucionaria iba alimentando el caldo de cultivo de los caudillos independentistas que llevarÃ−an a cabo la emancipación de las colonias. 37

• LA PRENSA EN EL CÔDIZ DE LAS CORTES En el Cádiz de las Cortes de 1810 se experimentó una eclosión de periódicos, que se vio favorecida por el establecimiento de la libertad de imprenta. Tres dÃ−as después de reunirse las Cortes de Cádiz, éstas encargaron una comisión para establecer la libertad de imprenta, lo que puso de manifiesto la importancia concedida por los liberales a la prensa. El régimen liberal anunciaba asÃ− una de sus principales caracterÃ−sticas definitorias: la publicidad de sus actuaciones frente a la opinión pública. La libertad de imprenta empezó a reflejar las diferencias que separaban a los dos bandos que integraban el bloque patriótico: absolutistas y liberales. Comenzaba asÃ− la guerra ideológica de las dos Españas. DECRETO DEL 10 DE NOVIEMBRE DE 1810: instauración de la Libertad de Imprenta. El 10 de noviembre de 1810 se decretó la libertad de imprenta, que permitÃ−a escribir, imprimir y publicar sin censura previa. Pero por qué en este momento: • Las Juntas entendieron la necesidad de servirse de la prensa para llegar a la Opinión Pública. • El espÃ−ritu liberal de las Juntas necesitaba mostrarse transparente, para lo que se sirvió de la prensa. Quienes abogaban por un sistema sostenido sobre la libertad y la igualdad necesitaban de una transparencia pública que le concedÃ−a la prensa. • Con este decreto también se legitima la Opinión Pública, y asÃ− se abandera la lucha por la soberanÃ−a nacional. PUNTOS CLAVE DEL DECRETO: • Supresión total de la censura previa: limitaba la libertad de imprenta a los temas polÃ−ticos, ya que las Cortes liberales de Cádiz permitÃ−an que una Comisión Eclesiástica ejerciera una censura previa en cuestiones relativas a la religión, con lo que se evitaba una confrontación con el clero. Las publicaciones afectadas o los editores que no estaban de acuerdo con la censura eclesiástica establecida sobre una opinión religiosa, podÃ−an acudir a la Junta Suprema de Censura, órgano encargado de resolver los litigios entre los censurados y la autoridad eclesiástica, que en algunos casos recomendaba a la Comisión Eclesiástica la revisión del caso. De esta manera se evitaba el uso abusivo de este mecanismo censor. • Al mismo tiempo, este decreto creaba las Juntas Provinciales de Censura, destinadas a revisar las publicaciones que habÃ−an sido denunciadas como delictivas (tenÃ−a que haber una denuncia previa, no podÃ−an actuar de oficio), y la Junta Suprema de Censura, que resolvÃ−a las apelaciones que se presentaban tras la decisión inicial de una Junta Provincial. Las Juntas Provinciales de Censura podÃ−an censurar una publicación si esta difundÃ−a valores anticonstitucionales. • El decreto de libertad de prensa de 1810 establecÃ−a la obligatoriedad de incluir el pie de imprenta, que debÃ−a incluir los datos del autor y del impresor. MODIFICACIà N DE LA LEGISLACIà N: limitación de la libertad de imprenta Tres años después, el 10 de junio de 1813, las Cortes promulgaban otro decreto que completaba al del 10 de noviembre de 1810. Este decreto establecÃ−a las siguientes novedades: • Responsabilidad de las Juntas de Censura ante las Cortes, y no ante cualquier otra autoridad. Las Juntas deben informar a las Cortes de los casos presentados. • Actuación de oficio del fiscal. Se crea la figura del fiscal, que en representación del Estado, puede denunciar los impresos presuntamente delictivos o que violen los preceptos constitucionales. • Tipificación de los delitos de imprenta (difamación, subversión,etc.). • Reconocimiento de la propiedad intelectual de los periódicos, con lo que se prohibÃ−a su reproducción 38

literal y total sin consentimiento del autor, aunque no eliminaba el derecho a publicar las «tribunas de prensa» (resúmenes de artÃ−culos de otros periódicos). El derecho de propiedad intelectual del autor era vitalicio, mientras que el de los herederos duraba 10 años. Esta legislación refleja la importancia que adquiere la prensa como manifestación de la voluntad popular. La legislación convertÃ−a a la prensa en el Cuarto Poder, en la medida en que pasaba a ser el instrumento de la opinión pública para controlar al Gobierno y a las Cortes. Esta legislación posibilitó un mayor número de periódicos y el acrecentamiento del espÃ−ritu combativo entre éstos. caracterÃ−sticas de la prensa de cádiz Los periódicos que nacen en el Cádiz de las Cortes tenÃ−an los siguientes rasgos caracterÃ−sticos: • Formato pequeño y pocas páginas. • Temática polÃ−tica. Tono satÃ−rico y burlesco, centrado en cuestiones polÃ−ticas. • Escasa tirada (no solÃ−an superar los 3.000 ejemplares de El Semanario Patriótico), fundamentalmente por la estrechez del mercado lector y por la amplia oferta. • Carácter popular, debido a su influencia en sectores cada vez más amplios del espectro social. • Esta prensa polÃ−tica se articulaba en tres secciones principales: • Sesiones de Cortes. Información parlamentaria: debates, artÃ−culos de la Constitución, etc. • Noticias de guerra, evolución de la guerra. • ArtÃ−culos comunicados, es decir, artÃ−culos enviados por los lectores, que reflejaban la verdadera manifestación de la opinión pública. Las funciones de esta prensa polÃ−tica eran principalmente dos: • Informar de la actividad polÃ−tica del momento, reflejando el principio de publicidad defendido por los liberales. La prensa como altavoz de las Cortes. • Constituirse en portavoz y guÃ−a de la opinión pública, con lo que también influÃ−a en la labor de las Cortes y del Gobierno. Estos suscitó los mayores rechazos de los sectores ultra-conservadores hacia la prensa. • Esta nueva prensa se adecuará perfectamente a las necesidades de esta nueva etapa histórica de España: va a servir de vehÃ−culo de transmisión de toda la información polÃ−tica y fiscalizadora del poder (sección de Cortes); va a ser el canal de expresión de la Opinión Pública (valga de ejemplo la sección de artÃ−culos comunicados que son la publicación de textos enviados por el público lector); va a ser una herramienta de adoctrinamiento, ya que la prensa dará las claves interpretativas de lo que está sucediendo (sección variedades—artÃ−culo de fondo—editorial). La prensa en Cádiz Dentro de la prensa gaditana podemos encontrar varios bloques periodÃ−sticos entre los que se encuentra la prensa liberal, la servil y la afrancesada- los dos primeros bloques dentro de la corriente patriótica-. Prensa liberal Uno de los periódicos más importantes de la prensa liberal de Cádiz fue el Semanario Patriótico, que volvió a publicarse en Cádiz bajo la dirección de Manual José de Quintana y libre de la manipulación de la Junta Central. En el plano ideológico, este periódico se definÃ−a por la defensa cerrada de los principios liberales. Tras la Constitución de 1812 desapareció, ya que De Quintana consideró que su misión estaba completa. El Semanario Patriótico mantenÃ−a un tono de seriedad que contrastaba con la sátira de los otros periódicos del momento. Tono serio y carácter formal que le hizo conocido como el “sermonario”. 39

La supresión de la Inquisición fue un factor determinante en el aumento del clima de confrontación de la prensa de la época. La prensa liberal acentuó sus rasgos sarcásticos y satÃ−ricos. Un ejemplo de esto fue El conciso, más combativo, que llegó a ser la publicación con más influencia social y éxito de público. Lo editaba Gaspar MarÃ−a de Ogirando desde agosto de 1810 hasta mayo de 1814 (con la llegada de Fernando VII), en defensa de los principios liberales y de la libertad de imprenta. Fue uno de los periódicos de mayor éxito de la época. Su éxito hizo que multiplicara el número de páginas (de 4 a 8), y que aumentara de periodicidad (se convirtió en diario). Se caracteriza por un tono más combativo que el Semanario y por la defensa de los ideales liberales. El lenguaje es mucho más ameno, utilizando caricaturas de los polÃ−ticos, motes y entrando en disputas con otras publicaciones. Aumentando el grado de radicalismo nos encontramos con El Robespierre español (1811-1812), de corte liberal extremista. Publicado por Pedro Fernández Sardino, se caracterizaba por los ataques a la aristocracia y la defensa de las clases populares, introduciendo la idea de que el pueblo es su principal aliado y atacando al resto de las clases, todo ello con un tono radical y demagógico. Su editor fue detenido por los continuos ataques al Ministro de Guerra. Otros periódicos liberales del Cádiz de las Cortes fueron El tribuno del pueblo español, también de extrema izquierda y cercano a los planteamientos del Robespierre, aunque menos radical puesto que se mantiene en los lÃ−mites constitucionales. Su autor es Ôlvaro Florez Estrada y se inspiró en Le Tribune du Peuple de Babeuf ; apareció ne 1812 y su fin llegó con la vuelta de Fernando VII, que lo consideró plagado de “máximas antirreligiosas y antimonárquicas”. El redactor general fue una publicación muy moderna en su contexto, lo que se reflejaba en un formato más grande de lo habitual (tamaño folio, mayor que el tamaño octavo), en un diseño más innovador (a dos columnas), en la variedad de contenidos y en su orientación empresarial (con lo que mezclaba contenidos serios con otros más amenos, lo que no iba en detrimento de su compromiso con los ideales liberales). IncluÃ−a fragmentos interesantes de otros periódicos (`redactar' significaba entonces `resumir'), algo perfectamente conforme con el decreto de libertad de imprenta de 1813. IncluÃ−a una novedosa sección denominada “revista de prensa”, que recogÃ−a lo más interesante de otras publicaciones, fuera de la tendencia que fuera. Diario mercantil de Cádiz, uno de los pocos que se publicaban en Cádiz antes de la instalación de las Cortes (desde 1802), y que ofrecÃ−a información económica y de las colonias que satisfacÃ−a las necesidades de la burguesÃ−a. Es la única publicación que consigue adaptarse al entorno, tanto si era favorable como si era contrario, y prueba de ello son sus casi 28 años de existencia (de 1802 a 1830). Su lÃ−nea era de gran tibieza con respecto al liberalismo, en concordancia con su público, la burguesÃ−a comercial de Cádiz, que lo que principalmente demanda es información mercantil. Prueba de su carácter camaleónico es la politización que padeció tras la instauración de Cortes, sin desatender los temas comerciales, pero salvando la situación. La abeja española (1812-1814, surge con las Cortes y desaparece con la llegada de Fernando VII) es el precursor del periodismo satÃ−rico polÃ−tico, un estilo periodÃ−stico muy importante en la prensa española del siglo XIX. Sus crÃ−ticas se orientaban fundamentalmente a la Inquisición. Sus directores fueron Bartolomé José Gallardo y MejÃ−a Lequerica (de origen colombiano). A mediados de 1813 se trasladó a Madrid junto con las Cortes (al igual que hicieron muchos otros periódicos), y cambió su nombres por el de La abeja madrileña. Prensa absolutista o servil La prensa absolutista era de una calidad inferior a la liberal, y también más escasa y de duración bastante efÃ−mera. En un principio no veÃ−an la prensa como herramienta para postular sus ideales Sin embargo, en cuanto se dan cuenta de su utilidad, la usan como plataforma para la defensa de los ataques vertidos por los 40

liberales. A pesar de las limitaciones con las que contaban, aumentó su combatividad en defensa de la tradición y de la religión. El censor general (1810) era un periódico de escasa calidad que tenÃ−a que combatir en solitario contra la prensa liberal. Se erige como único defensor de los principios absolutistas y de toda conducta reformista que pueda imponerse. A partir de 1812 es apoyado por El sol de Cádiz (que luchaba contra la masonerÃ−a) y por el Diario de la tarde (que defendÃ−a la Inquisición y atacaba a los ateos liberales). El procurador general de la nación y del rey (1812 - 1815) tenÃ−a mayor calidad que sus predecesores, ya que contaba con la colaboración de algunos diputados absolutistas. Además, contaba con la financiación y el apoyo de la Regencia, algo que no le librarÃ−a en el futuro de la desaparición (con la llegada de Fernando VI). Al igual que el resto de prensa servil, cargaban contra todo lo que oliese a masonerÃ−a o revolución francesa. Otros núcleos periodÃ−sticos Cuando el ejército francés se replegó surgieron otros núcleos de prensa al margen de Cádiz. Periódicos como El conciso, El tribuno del pueblo español y La abeja española se trasladaron a Madrid junto con las Cortes. El procurador general de la nación y del rey también se trasladó, y en Madrid se le unió otro periódico absolutista: La atalaya de La Mancha; ambos llevaron a cabo la resistencia frente a la prensa liberal. Junto a Cádiz y a Madrid, el otro gran núcleo periodÃ−stico fue Sevilla, tras la retirada de las tropas francesas a mediados de 1812. La mayorÃ−a de las publicaciones sevillanas eran de corte absolutista, las más importantes de ellas eran el Diario crÃ−tico de Sevilla y El tÃ−o Tremenda (periódico satÃ−rico). La única publicación liberal que habÃ−a era Sevilla libre. La prensa afrancesada La prensa afrancesada era una prensa más culta que la liberal y la absolutista, y estaba financiada por las autoridades francesas. No hay que olvidar que Napoleón era consciente de la importancia de la prensa en la opinión pública. Estas publicaciones afrancesadas tenÃ−an una presentación muy cuidada, y estaban elaboradas por autores de gran nivel intelectual. Es una prensa menos numerosa (20 cabeceras) pero de mayor calidad. No gozaba de los privilegios de la libertad de prensa, ya que en el Estatuto de Bayona (una especie de Carta Otorgada creada por Napoleón para España) se establecÃ−a que la libertad de prensa entrarÃ−a en vigor dos años después de su aprobación. Sin embargo, la censura francesa era suave salvo para temas militares, ya que la milicia francesa buscaba en los diarios una herramienta de propaganda bélica. La mayorÃ−a de los periódicos afrancesados actuaban como si fueran oficiales, debido al control ejercido por las autoridades militares francesas. Se pueden distinguir dos tipos de prensa: • Las ya existentes pero incautadas por los militares franceses. Algunas son la Gaceta de Madrid, Diario de Madrid (oficiales) y el Diario de Barcelona (1794 - 1994). Juan Usson dirigÃ−a el Diario de Barcelona desde su fundación hasta después de la ocupación francesa, aliándose con los ocupantes. Antonio Brusi era el impresor, pero se decantó por el bando patriota. Tras finalizar la guerra, Brusi fue recompensado con la propiedad del periódico, convirtiéndose la familia Brusi en una de las más importantes de la prensa española. • Periódicos creados por afrancesados: Diario de Valencia (MoratÃ−n), El Imparcial (Pedro Estala) y Gaceta de Sevilla (Alberto Lista) son algunas publicaciones afrancesadas impulsadas por intelectuales en otras ciudades. Defienden a José I y el Estatuto de Bayona.

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Un caso particular: El Español, de Blanco-White El Español (1810) era un periódico creado por José MarÃ−a Blanco-White en su exilio en Inglaterra, y el primero de oposición polÃ−tica. La estancia de Blanco-White en Inglaterra hace que sufra una evolución religiosa (se convierte al protestantismo) e ideológica(influenciado por el liberalismo inglés, se adscribe a un liberalismo mucho mas moderado), pasando a posiciones más moderadas y buscando una postura intermedia entre el absolutismo y el revolucionarismo liberal. Blanco-White fue uno de los precursores del liberalismo moderado español, basándose en el liberalismo conservador británico de filósofos como el dublinés Edmund Burke. Este liberalismo moderado fue adoptado por muchos exiliados liberales españoles tras el Trieno Liberal, especialmente por los que se marcharon a Inglaterra. El periódico de Blanco-White se convirtió en el primero de oposición polÃ−tica porque, desde unos planteamientos liberales, criticaba el mismo proceso revolucionario. DirigÃ−a su crÃ−tica hacia los errores polÃ−ticos y militares de la Regencia, asÃ− como a gran parte de la legislación de las Cortes, incluida la Constitución, a la que reconocÃ−a aspectos positivos, pero consideraba que era radical en su conjunto (pensaba que dividÃ−a la sociedad española porque ésta no estaba preparada para la revolución). El otro gran tema de El Español era la cuestión de las colonias. Blanco-White criticaba la mala polÃ−tica de España con respecto a las colonias americanas, y abogaba por la igualdad de derechos de sus ciudadanos con respectos a los de la metrópolis, asÃ− como por una amplia autonomÃ−a para estas colonias- no llega a pedir la independencia total-. Los planteamientos de Blanco-White no dejaron a nadie indiferente. En España fue rechazado y criticado por todos los sectores polÃ−ticos, desde liberales hasta absolutistas, considerando que era un traidor y un antipatriota. Por otro lado, el gobierno de Londres financió El Español, ya que defendÃ−a los intereses británicos en las guerras napoleónicas y frente a las colonias españolas (la autonomÃ−a de las colonias supondrÃ−a el libre comercio de éstas con el Reino Unido). La prensa en el Sexenio Absolutista (1814-1820) La llegada de Fernando VII afecta en la prensa principalmente en las siguientes cuestiones: • DESPLAZAMIENTO DEL CENTRO POLà TICO Y PERIODà STICO. Intento de centralizar toda la labor informativa. Periodistas, editores, impresores, etc. se trasladan de Cádiz a Madrid, junto a las Cortes. • En las vÃ−speras de la llegada del rey, se intensificará la lucha periodÃ−stica. Los liberales le recuerdan a Fernando VII que es rey gracias a la voluntad popular, de modo que los tÃ−tulos liberales aprovechan para advertirle de que no vuelva al absolutismo. Los absolutistas en cambio pedirán una vuelta al absolutismo y al Antiguo Régimen. Fernando VII vuelve y el 4 de mayo de 1814, decreta lo que serÃ−a el primer mazazo para la prensa: • Demolición del régimen constitucional, y con ello derogación de la libertad de imprenta. Restablecimiento del régimen de censura previa, vigente con anterioridad al decreto de Cortes de 1810. • Persecución y arresto de los diputados liberales, con la consecuente desaparición de los periódicos que éstos pudiera publicar. Los propios tÃ−tulos absolutistas alentaban estas medidas de represión liberal del monarca: ♦ Ej. La Atalaya de la Mancha (1814): “la nación clama por el castigo ejemplar de todos los que se habÃ−an impuesto para sumirnos en las desgracias de la irreligión y la anarquÃ−a”.

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La prensa absolutista le pidió a Fernando VII que persiguiera a los liberales, siendo la recién restaurada Inquisición uno de los agentes más activos. Un decreto del 25 de abril de 1815 suspendÃ−a todas las publicaciones (periódicos y folletos)por precaución, incluidas las de ideologÃ−a absolutista, ya que el régimen absolutista temÃ−a que las ideas liberales se difundieran incluso hablando mal de ellas. Los únicos que se salvaron fueron los oficiales, el Diario y la Gaceta de Madrid. A partir de 1816 el régimen absolutista relaja un poco la situación con la prensa, y permite la publicación de pocos periódicos, todos ellos alejados de temas ideológicos y polÃ−ticos (en absoluto pueden tratar temas polÃ−ticos), refugiándose en temas de divulgación cultural y cientÃ−fica, literatura, arte, etc. Aprovechando este respiro, el Diario Mercantil de Cádiz vuelve a aparecer, con casi los mismos contenidos, menos la información polÃ−tica, que no la incluye (prueba de la versatilidad del Diario mercantil). En 1817 nace La Minerva. En 1818, El almacén de los frutos literarios. En 1819 se publican la Crónica cientÃ−fica y literaria y la Miscelánea de comercio, arte y literatura; estos últimos perviven hasta la llegada del Trienio Liberal, y durante éste experimentan el cambio que propician las nuevas circunstancias polÃ−ticas: abandonan los temas culturales y politizan sus contenidos. La prensa en el Trienio Liberal (1820-1823) ¡Importante! LEY DE IMPRENTA DE 1820 ¡Importante! RESURGIMIENTO DE LA PRENSA POLà TICA Durante el Trienio Liberal (1820 - 1823) se reinstaura el régimen constitucional y con ello la libertad de imprenta. Es un periodo muy fecundo para la prensa. Una de las principales consecuencias positivas para la prensa fue el restablecimiento de la libertad de imprenta por el decreto de 1810. No obstante, casi inmediatamente el Gobierno se percató de que era preciso crear una nueva legislación más clara y especÃ−fica en lo relativo a la tipificación de delitos de imprenta y al establecimiento de sanciones. De modo que se crea un nuevo texto legal, La ley de imprenta de 1820 que incluÃ−a un par de novedades: • Se crea un órgano especÃ−fico para juzgar los delitos que se puedan cometer a través de la prensa. Este órgano era el JURADO, mucho más flexible de lo que habÃ−a hasta la época y un caballo de batalla fundamental que enfrenta a liberales moderados y a progresistas, ya que el jurado solÃ−a ser más flexible y comprensivo ante los delitos de imprenta, con lo que se convertÃ−a en una figura que reforzaba el concepto de libertad de imprenta, la piedra angular de los progresistas • Se tipificaba los siguientes tipos delictivos y se establecÃ−an sus correspondientes penas: • Escritos subversivos, aquéllos que atentaban contra el orden constitucional o contra la religión. • Escritos sediciosos, que instaban a la rebelión. • Escritos incitadores, que inducÃ−an a la desobediencia de las leyes o de las autoridades. • Escritos obscenos o contrarios a las buenas costumbres, los que atentaban contra la moral. • Escritos difamatorios, aquéllos que atentaban contra el honor de la persona. Las sanciones se endurecieron, siendo desde un mes hasta seis años de prisión. Las personas responsables de los abusos de la libertad de imprenta eran en primer lugar el autor o el editor, y en segundo lugar, el impresor. En esta ley de 1820 se sigue manteniendo la licencia previa para publicaciones que trataran temas religiosos. ESTA NORMATIVA SE COMPLEMENTA CON DOS TEXTOS MENORES: la real orden de 1821 y la ley adicional de 22 de febrero de 1823. *El decreto del 7 de junio de 1821 establecÃ−a que los delitos de imprenta cometidos por un diputado tenÃ−an que ser juzgados por un jurado propio compuesto por diputados (es decir, sólo eran responsables 43

ante las Cortes). *El decreto del 12 de febrero de 1823 definÃ−a aún más la tipologÃ−a de delitos de imprenta y endurecÃ−a aún más las sanciones, sobre todo las que atentaban contra la figura del rey -un endurecimiento hasta tal punto que podÃ−an suspenderse las licencias de publicación- (gran parte de la prensa exaltada atacaba al rey por sospechar que no era leal al régimen constitucional; todo esto llega a su punto culminante cuando los exaltados llegaron al poder en julio de 1822). Con esta ley adicional se advierte cómo los liberales empezaban a estar descontentos con el monarca. La otra gran consecuencia de la instauración del Trienio Liberal fue el resurgimiento de la prensa polÃ−tica, con más intensidad que en el periodo constituyente. Una muestra del importante resurgir que vive la prensa polÃ−tica es la aparición de La PeriodicomanÃ−a, una publicación de corta vida (1820-1821), sin periodicidad fija ni imprenta fija, que hace un seguimiento de todas las publicaciones que aparecen, de cómo viven los periodistas y dedicaba epitafios a los tÃ−tulos que desaparecÃ−an. Se trata del documento de referencia para el estudio de los periódicos de la época, era como el anuario de la prensa, o al menos ese parecÃ−a su objetivo. Las caracterÃ−sticas de esta prensa polÃ−tica eran las siguientes: • Nacimiento de muchas publicaciones de corta vida, con poca solidez empresarial. • Mientras que en el sexenio absolutista toda la actividad periodÃ−stica se concentraba en Madrid, ahora se vislumbra una disminución del grado de concentración de la prensa en Madrid, diversificándose por AndalucÃ−a, la zona del Levante mediterráneo y Cataluña. • Incremento del público lector, debido a varios motivos: • Clima de politización, que hizo que el público tuviera un especial afán por estar al corriente de la vida polÃ−tica. • Utilización, por parte de los periodistas, de un lenguaje más accesible(menos ironÃ−as y sornas). • Uso de mecanismos de extensión de la lectura, como la lectura colectiva, los gabinetes de lectura y los cafés, en los que habÃ−a préstamos de periódicos. • La prensa del Trienio Liberal abandonó los temas en los que se habÃ−a refugiado durante el Sexenio Absolutista, volviendo a predominar los temas polÃ−ticos. Los diarios que nacieron con la apertura de 1815 se van obligados a politizarse o a desparecer (puesto que lo que vende e interesa es la polÃ−tica). Crónica cientÃ−fica y literaria pasó a llamarse El constitucional, y Miscelánea de comercio, arte y literatura se convirtió en Miscelánea de comercio, polÃ−tica y literatura. El Diario Mercantil de Cádiz volvió a incluir información polÃ−tica, y se adhirió al constitucionalismo y al liberalismo más moderado. • Este renacimiento de la prensa polÃ−tica coincidió con el fin de la unidad en el seno del bloque liberal. Se consumó la división entre los liberales moderados y los exaltados, que también se trasladó a la prensa (prensa exaltada vs. Prensa moderada/afrancesada). En un principio los liberales permanecieron unidos en torno al monarca, pero una vez advertido el peligro de la vuelta al absolutismo(reflejo en la prensa de la época del mito de “El Seducido”), y siendo constante la falta de acuerdo acerca de cómo gobernar, los liberales se dividen : • Los moderados eran personajes que habÃ−an tenido una destacada participación en las Cortes de Cádiz, e interpretaban el hundimiento del liberalismo en 1814 como un fracaso, una decepción por el apoyo del pueblo al rey absolutista. Ante esta frustración, los moderados concluyeron que la legislación de Cádiz fue demasiado radical y acelerada para la realidad social del paÃ−s, coincidiendo asÃ− con los planteamientos de Blanco-White. Los liberales moderados postulaban la alianza con las clases altas, y tenÃ−an como principio básico el mantenimiento del orden, la estabilidad. Ejemplo de prensa moderadaafrancesada: Miscelánea de Comercio, PolÃ−tica y Literatura. • Los exaltados estaban vinculados a la pequeña y mediana burguesÃ−a y al ejército, y participaron en la implantación del Trienio Liberal de 1820. Pensaban que el fracaso de 1814 se debÃ−a a que la revolución no habÃ−a sido lo suficientemente rápida y radical, ya que no habÃ−a eliminado a sus enemigos. Los exaltados apostaron por la alianza con las clases populares, y su principio esencial polÃ−tico e ideológico era la libertad. Su discurso era mucho más revolucionario, pensaba más en las masas, en el 44

pueblo llano (lenguaje cargado de belicismo y radicalización). Ejemplo de prensa exaltada: El Conservador los bloques periodÃ−sticos durante el trienio liberal Prensa moderada/afrancesada Durante los dos primeros años del Trienio Liberal los moderados dominaban las Cortes, el Gobierno y la prensa. Sin embargo, no existÃ−an muchos periódicos que fueran genuinos liberales moderados, salvo algunos como La colmena (1820). Este vacÃ−o lo llenó la prensa afrancesada, que seguÃ−a manteniendo la ideologÃ−a intermedia entre el absolutismo y el liberalismo, próxima al despotismo ilustrado. Algunos de estos periódicos afrancesados evolucionaron hacia una mayor aceptación del liberalismo moderado. Gracias a su elevado nivel intelectual y a su también elevada calidad, esta prensa se configuró como defensora de los ideales del liberalismo moderado. Los portavoces más importantes a nivel periodÃ−stico del liberalismo moderado fueron: El Universal y El Censor (más afrancesado que liberal moderado). El universal, diario publicado desde 1820 hasta 1823, se caracteriza por ser un ejemplar de prensa afrancesada que evolucionó hacia una paulatina aceptación del régimen liberal y del orden constitucional. Era un periódico serio, que presentaba rasgos de la prensa informativa, ya que, además de contenidos polÃ−ticos, incluÃ−a noticias de otros ámbitos. Muchos de sus contenidos estaban dedicados a polemizar con otros periódicos (sarcasmos, reprimendas y desprecios), aunque la mayorÃ−a de polémicas que mantuvo con la prensa liberal discurrieron por el terreno de lo intranscendente o anecdótico, más que por ideas o principios polÃ−ticos. Utilizaba un formato grande (de 40 x 25) y no más de 4v páginas, muy bien elaboradas. IncluÃ−a las siguientes secciones: VARIEDADES (que se puede equiparar con la actual sección de Opinión), Comentarios sobre artÃ−culos de la Constitución (a través de un respeto sincero a la Constitución, lo que evita su suspensión cuando lleguen los liberales exaltados al poder), Noticias nacionales y extranjeras, e información sobre medidas gubernamentales. Aunque El Universal acata la constitución, sique defendiendo que las decisiones polÃ−ticas más importantes deben ser tomadas por los gobiernos y los pequeños grupos de ilustrados, antes que por el pueblo. El resto de la prensa afrancesada que se mantuvo firme en sus ideales de reformismo ilustrado desapareció tras la llegada de los exaltados en 1822. El censor (1820 - 1822) era el periódico de mayor calidad de la época, estando al nivel de otros periódicos europeos. Su autor era Alberto Lista, quien recibÃ−a el apoyo financiero de banqueros franceses, y gozaba de la última tecnologÃ−a de impresión. Al igual que El universal, también poseÃ−a un elevado nivel intelectual, pero, al contrario que éste, no abandonó sus principios conservadores y mostraba más desapego por el orden constitucional, defendiendo que la elite cultural debÃ−a guiar al pueblo. Todo esto, unido a su crÃ−tica hacia los sectores exaltados, lo convirtieron en el blanco de los ataques de los exaltados, y propició su desaparición cuando éstos llegaron al poder en 1822. IncluÃ−a temas literarios y de divulgación, algo que era normal en etapas absolutistas, pero no tan natural en etapas de libertad. El imparcial se mantuvo en la lÃ−nea de El censor, y también desapareció en 1822. En este periódico colaboraba ocasionalmente Alberto Lista y otros redactores de El Censor. Se mantuvo a la derecha del liberalismo moderado. Prensa exaltada La prensa exaltada fue la que más contribuyó a fomentar el clima de violencia dialéctica que caracterizó a la prensa y a la polÃ−tica del Trienio Liberal, lo que fue un reflejo del radicalismo polÃ−tico de los liberales exaltados. Este clima de radicalización polÃ−tica se intensificó en 1821 con el nacimiento de organizaciones de extrema izquierda, entre ellas la sociedad secreta de los comuneros y las sociedades patrióticas. 45

Los comuneros, también conocidos como «hijos de Padilla», se habÃ−an rebelado contra la nobleza al comienzo del reinado de Carlos V, en la famosa revuelta de las comunidades o de los comuneros. La revuelta comunera era el estandarte de este movimiento. En torno a esta sociedad secreta surgieron periódicos que ejercÃ−an de portavoces. El eco de Padilla y El amigo del pueblo se enmarcaban en esta lÃ−nea polÃ−tica e ideológica extremista, y reflejaban sus tesis jacobinas (El amigo del pueblo es la versión española de su homónimo francés creado por Jean-Paul Marat en 1789). Sus crÃ−ticas estaban dirigidas a los moderados, por su connivencia hacia el absolutismo, pero también contra todos los grupos situados a su derecha, incluidos los exaltados que no pertenecÃ−an a la sociedad secreta de los comuneros. Las sociedades patrióticas eran reuniones de ciudadanos liberales, que comenzaron a surgir en 1820 para discutir temas polÃ−ticos, difundir los ideales revolucionarios e intentar influir en la labor del Gobierno. Estas sociedades derivaban de las tradicionales tertulias polÃ−ticas del siglo XVIII, y que en el contexto de esta creciente politización evolucionaron hacia estos clubes o grupos de presión. En la mayorÃ−a de los casos, las sociedades patrióticas tomaban el nombre del café en el que se reunÃ−an sus miembros (Sociedad de San Sebastián, Sociedad de la Fontana de Oro…). La inmensa mayorÃ−a de estas sociedades evolucionaron hacia planteamientos del liberalismo exaltado. Una de las más importantes y extremistas fue la Sociedad Landaburiana (su nombre provenÃ−a del general Landáburu), que era la equivalente en el plano público a la sociedad secreta de los comuneros. El objetivo principal de estas sociedades era hacer una labor de oposición a los distintos Gobiernos, controlándolos y evitando que sus decisiones fueran excesivamente moderadas. A partir de la llegada al poder de los exaltados en julio de 1822, siendo inminente la reacción de los absolutistas, las sociedades patrióticas se hicieron más fuertes, y el Gobierno propició la creación de otras nuevas para influir en la opinión pública. Las sociedades patrióticas también criticaban a los Gobiernos exaltados, siempre buscando influir en éstos para que la revolución no se desviara. La prensa fue el principal canal de difusión para las sociedades patrióticas. La Sociedad Landaburiana tenÃ−a su principal portavoz en El indicador, un periódico que nació en mayo de 1822 dedicado a temas de literatura, y que muy pronto politizó sus contenidos. Pero los tÃ−tulos más importantes del liberalismo exaltado son: El Conservador, El Espectador y El Zurriago (que llegó a alcanzar una tirada de 10.000 ejemplares). El conservador, el primer periódico con el que contaron los sectores exaltados. Criticaba fuertemente a la Iglesia, en especial a los jesuitas, y también a los afrancesados, a los que identificaba como ideólogos del obsoleto despotismo ilustrado. El conservador se caracterizaba por emplear un lenguaje agresivo y beligerante, lo que lo llevó a la suspensión, en septiembre de 1820, por sus ataques a la Corona (corta vida, menos de un año, exactamente de marzo a septiembre de 1820). El espectador, publicado por Evaristo San Miguel en 1821, lanzaba continuas crÃ−ticas a los sectores moderados. El propio San Miguel llegó a ser el primer presidente del Gobierno exaltado de 1822, con lo que El espectador se convirtió en un periódico ministerial (de periódico de oposición a oficial). El espectador despareció en 1823, y representaba la derecha del liberalismo exaltado (representando el espÃ−ritu de las organizaciones masónicas, pero menos radical que los comuneros o las Sociedades Patrióticas). Se llegó a llamar “la voz oficial de la masonerÃ−a”. Pero la publicación más importante de este periodo fue El zurriago, el máximo exponente de la prensa satÃ−rico-polÃ−tica, además de ser el más leÃ−do y popular. Surgió a finales de 1821, sin periodicidad fija y con un formato pequeño. Su estilo mordaz, polémico y humorÃ−stico, junto con el empleo de composiciones poéticas populares (pequeñas canciones, poemas, coplillas…), lo convirtieron en el periódico de mayor tirada, llegando a los 10.000 ejemplares. El zurriago es el ejemplo más claro de cómo determinados periódicos bajaron el nivel del lenguaje empleado para que aumentara el número de lectores. Desde su nacimiento se situó en la extrema izquierda del liberalismo, en la lÃ−nea de los periódicos cercanos a la ideologÃ−a de los comuneros. Atacaba a quienes dfeendÃ−an la vuelta al Antiguo Régimen, 46

calificando a los moderados de «pasteleros», término que popularizó (el pasteleo, según los exaltados, era la tendencia a conciliar y a moderar, evitando el radicalismo), y a los masones, que están siendo también liberales exaltados, están un tanto más a la derecha que ellos, a éstos los llamaban los “anilleros” o “sortijones”. Este periódico también cargaba sus tintas contra los Gobiernos exaltados. Sus autores, Benigno Morales y Félix MejÃ−a, eran miembros de la Sociedad Landaburiana. Los ataques de este periódico se conocÃ−an como «zurriagazos» (un zurriago es un látigo). El falso constitucionalismo de Fernando VII se convirtió en un tema recurrente: el desvanecimiento del mito de “El Seducido”. IMITADORES Y SEGUIDORES: Periódicos como El zurriagazo, El zurriago de Madrid, La manopla o El garrote son ejemplos de la prensa que surgió como imitación de El zurriago. Destacaba, entre todos, La tercerola (una tercerola era un tipo de arma de fuego), que contaba con la colaboración de algunos periodistas de El zurriago y que se puede considerar su sucesor. La prensa en la Década Ominosa (1823-1833) • IMPORTANTE: el 30 de enero de 1824, Fernando VII promulgó un decreto que suprimÃ−a todas las publicaciones, incluidas las reaccionarias, dejando sólo los periódicos oficiales. • La prensa en el exilio: Gran Bretaña y Francia • Aperturismo del régimen para mejorar la imagen del monarca (1828-1833) La Década Ominosa (1823 - 1833) es el periodo polÃ−tico que sucede al Trienio Liberal. La victoria de la Santa Alianza en 1823, tras el envÃ−o de los 100.000 hijos de San LuÃ−s, inauguraba una nueva etapa de represión y de silencio periodÃ−stico, con lo que se acababa con toda la prensa liberal. Los sectores más conservadores llamarán a los liberales “negros”. La represión también fue alentada por el clero, que se animó a la publicación de nuevos periódicos absolutistas y ultrarreaccionarios: El servil triunfante, El Restaurador, El Defensor del Rey o El Diario Realista. Estos diarios eran tan reaccionarios y ultraconservadores que chocaban con la nueva lÃ−nea polÃ−tica, ya que la Década Ominosa era un absolutismo moderado, tendente a la apertura; de hecho, esta etapa se conoce también como neoabsolutismo. Tal era el nivel ultraconservador que el propio monarca advirtió del peligro que suponÃ−a para el absolutismo, de modo que el 30 de enero de 1824, Fernando VII promulgó un decreto que suprimÃ−a todas las publicaciones, incluidas las reaccionarias, dejando sólo los periódicos oficiales (Gaceta y Diario de Avisos). Tras este silencio informativo, toda la atención de la prensa en la década ominosa se centrará en el exterior, sobre todo en Gran Bretaña. La prensa en el exilio: Londres y parÃ−s Será esta prensa realizada en el exilio la que, paradójicamente, ofrezca un reflejo más exacto de la realidad de España en el momento. LONDRES: El Español Constitucional, Ocio de los Españoles Emigrados, Variedades. El centro de la actividad intelectual y periodÃ−stica española se encontraba en el exilio, fundamentalmente en Londres y en ParÃ−s. José MarÃ−a Blanco-White fue el pionero en 1810, inaugurando el camino que seguirÃ−an los exiliados en 1823. Tras el hundimiento del Trienio Liberal, Londres se convirtió en el principal centro de actividad intelectual en el exilio. La abundancia de periódicos en Londres se debió a los siguientes factores: • Gran cantidad de importantes intelectuales españoles en la ciudad. • Posibilidad, por parte de los editores, de dirigirse al mercado latinoamericano, gracias a la labor del empresario británico Rudolph Ackermann, que financió la creación de nuevas publicaciones.

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Algunos de los periódicos publicados en Londres continuaron con la pugna ideológica entre liberales exaltados y moderados. Los exaltados tenÃ−an como portavoz el periódico El español constitucional (1824 - 1825), que habÃ−a tenido una primera etapa en España entre 1816 y 1820; estaba dirigido por el periodista y polÃ−tico Pedro Fernández Sardino, autor de El Robespierre español. El portavoz de las tendencias moderadas fue El ocio de los españoles emigrados (1824 - 1827), que mantuvo fuertes polémicas con El español constitucional; era un periódico de superior calidad que el exaltado, debido a su variedad temática y a que no se cerraba a otras tendencias polÃ−ticas (de hecho, en sus páginas tenÃ−an cabida artÃ−culos que defendÃ−an las tesis de los liberales exaltados). El Ocio de los españoles emigrados fue el tÃ−tulo de mayor prestigio dentro de la prensa del exilio. Otro periódico importante fue Variedades/El mensajero de Londres, de Blanco White, que contribuyó a la extensión de las ideas del Romanticismo entre los exiliados españoles. Hasta julio de 1830, Francia fue un destino menos atractivo que Londres para los exiliados españoles, ya que imperaba el régimen absolutista de Carlos X de Borbón, lo que impedÃ−a la existencia de un sistema de libertad de imprenta. No obstante, en julio de 1830 muchos de los exiliados de Londres se trasladaron a ParÃ−s, debido a la revolución burguesa que ese año derrocó el régimen de Carlos X e instauró la monarquÃ−a parlamentaria de Luis Felipe de Orleáns. Entre los polÃ−ticos y periodistas más importantes estaba Andrés Borrego, que llegó a ParÃ−s en 1828, quien además de tomar parte activa en la revolución de julio de 1830, pensaba que ese cambio también era posible en España. Todo esto alentó a Borrego a crear El precursor, periódico clandestino distribuido en España, que reflejaba la ideologÃ−a del liberalismo conservador de Borrego y que alentaba al derrocamiento de Fernando VII. Una vez que vuelva a España, tras la muerte del monarca, seguirá manteniendo su “conservadurismo inteligente” desde las páginas del diario que creó, El Español. el aperturismo del régimen absolutista entre 1828 y 1833. En España, la apertura tÃ−mida que inició el régimen en 1828 creó un panorama algo más favorable para la prensa. Fernando VII muestra ciertas inclinaciones a los liberales para huir de las presiones de los futuros carlistas, y se deja influenciar por su nueva esposa, MarÃ−a Cristina de Nápoles, que le anima a publicar tÃ−tulos alejados de la polÃ−tica (prensa mercantil, literaria…). En este contexto surgieron algunos periódicos que marcaron la transición desde el silencio informativo hasta la consolidación del régimen liberal. Estos periódicos de nuevo nacimiento buscan mejorar la imagen del monarca (no todos era oficiales, pero sÃ− que en agradecimiento real, contaban con ciertos privilegios). Uno de estos periódicos fue la Gaceta de Bayona (1828 - 1830), editado por Alberto Lista y algunos colaboradores afrancesados. Se comenzó a publicar en Bayona, al sur de Francia, cuando los colaboradores afrancesados de Lista, consejeros de Fernando VII, convencieron al rey de la necesidad de transmitir una imagen de moderación de cara a la opinión pública europea, en un contexto en el que el absolutismo se iba quedando anticuado. La Gaceta de Bayona era un periódico oficioso, que gozaba de una sólida estructura financiera y empresarial (tenÃ−a colaboradores, corresponsales, redactores asalariados, un administrador…). Este periódico abordaba temas polÃ−ticos desde una perspectiva ideológica muy cercana al liberalismo moderado y al reformismo ilustrado, siempre con el objetivo de dar una imagen de moderación del régimen (en este sentido se parecÃ−a mucho a El censor, también de Alberto Lista). La Gaceta de Bayona cesó en julio de 1830, como consecuencia de la revolución liberal burguesa que tuvo lugar en Francia, con lo que tuvo que trasladarse a España, concretamente a San Sebastián, con el nombre de La estafeta de San Sebastián. El correo literario y mercantil (1828 - 1833) era un periódico dedicado a la literatura y a la divulgación cientÃ−fica (los temas a los que recurre la prensa en épocas de silencio informativo y fuerte censura), que representa muy bien el tipo de prensa de los últimos años del reinado de Fernando VII: una prensa de escaso interés y sometida al rey. Era una publicación semanal, y el único periódico no oficial que contaba con privilegios de impresión. Su autor, José MarÃ−a Carnerero, tenÃ−a una gran habilidad para 48

adaptarse a las circunstancias polÃ−ticas de cada momento ( recordar: se hizo cargo de la Gaceta de Madrid durante el periodo afrancesado, después se hizo cargo de El Indicador durante el periodo absolutista). José MarÃ−a Carnerero publicó otro periódico que marcó la transición de la prensa: Cartas españolas (1831 - 1832), una revista literaria de mayor calidad que las existentes. Fue una de las primeras revistas ilustradas, y concedÃ−a una gran importancia a la tipografÃ−a. Dio cabida a las primeras manifestaciones del género más representativo de la prensa de la época: el costumbrismo, cuyos principales autores eran Mesonero Romanos y SerafÃ−n Estébanez Calderón. En esta revista se publicaron las primeras manifestaciones del Romanticismo español, entre ellas algunos poemas de Espronceda. El duende satÃ−rico del dÃ−a (febrero - diciembre de 1828) fue la primera publicación del principal periodista de la época: Mariano José de Larra. Se trata de unos folletos sueltos que mostraban el estilo periodÃ−stico de Larra. Esta publicación entroncaba directamente con el género costumbrista, pero era un costumbrismo diferente del de Mesonero Romanos o SerafÃ−n Estébanez Calderón. El costumbrismo de estos autores es complaciente y pintoresco, centrado en los detalles y en la descripción, sin entrar a profundizar en los asuntos de auténtica relevancia. Por el contrario, el costumbrismo de Larra es mordaz, irónico, sarcástico y muy crÃ−tico, inaugurando lo que se conoce como costumbrismo crÃ−tico satÃ−rico. En los cinco números que salieron de El duende satÃ−rico del dÃ−a, concretamente en el cuarto (del 27 de septiembre de 1828), Larra desarrolló la crÃ−tica a El correo literario y mercantil, poniendo de manifiesto el sometimiento al poder de este periódico. Pero este clima de apertura volverá a verse frenada por los acontecimientos revolucionarios de julio de 1830 y por la radicalización de los carlinos tras el nacimiento de la Infanta Isabel, que cierran filas en torno a la candidatura al trono de Carlos MarÃ−a Isidro. La lÃ−nea aperturista se retomará tras el nombramiento de MarÃ−a Cristina como regente. La lÃ−nea aperturista se retoma tras el nombramiento de MarÃ−a Cristina como regente, con la que empieza el “deshielo” del neo absolutismo fernandino: apertura de universidades, sustitución del ministro Calomarde por Cea Bermúdez y su despotismo ilustrado, decreto de amnistÃ−a a exiliados, etc., todo para ganarse el favor de los liberales que apoyarÃ−an a Isabel frente al candidato carlista. La prensa se beneficia de los tÃ−midos pasos hacia el progresismo, y Larra, al que se habÃ−a silenciado su crÃ−tica voz tras el cierre de su Duende SatÃ−rico, vuelve a mostrar su disconformidad con el sistema polÃ−tico y social que le ha tocado vivir, pero ahora de manera más explÃ−cita en El Pobrecito Hablador. Otras cabeceras con las que se enriquece la oferta de tÃ−tulos periodÃ−sticos son: BoletÃ−n de Comercio, Correo de las Damas. Tema 5. la transición hacia la plena implantación del régimen liberal [El triunfo del modelo burgués (1833-1898)] *La prensa bajo el Régimen del Estatuto Real *De la Revolución Progresista a la Regencia de Espartero Contexto polÃ−tico-jurÃ−dico ________________________________________________________________________________ Breve introducción: La actividad polÃ−tica implicaba a una parte muy pequeña de la población, donde los militares seguÃ−an teniendo mucho poder. El enfrentamiento entre ambos bandos de los liberales hace que los militares aprovechen la situación y se recurra frecuentemente a los levantamientos y los pronunciamientos liberales. 49

Ambos bandos del liberalismo quieren dejar atrás todo lo que supone el Antiguo Régimen, estableciendo un nuevo orden polÃ−tico y social. La prensa del siglo XIX se convierte en un medio excelente para transmitir las ideas de ambos bandos. La prensa aumentará sus tÃ−tulos y el periodismo irrumpe con mucha fuerza. No se puede hablar de un periodismo central, pero sÃ− partidista. La Opinión Pública surge en estos años con fuerza, cada vez son más las figuras que se animan a escribir y a discutir sobre temas de actualidad. AsÃ− es como surge con fuerza la figura de Bécquer. Durante el reinado de Isabel II se va forjando el régimen liberal. El territorio se divide en 49 estados y se procede a la desamortización de las tierras del clero. El clero comienza entonces a simpatizar con el carlismo. La desamortización civil también se llevará a cabo. En esta etapa nace la Guardia Civil y se implanta la Ley Moyano de educación, que obliga a estudiar hasta los 9 años. A mediados del siglo XIX el paÃ−s comienza a industrializarse, algo en cuya evolución tiene mucho que ver la llegada del ferrocarril. También supone un elemento clave el telégrafo, que permite una mejor comunicación de Europa con América. La actividad industrial más intensa se desarrolla en Barcelona, aunque de forma generalizada es el norte. De esta forma España queda dividida en dos, el norte más desarrollado y el sur menos. En consecuencia de este desarrollo industrial hay que destacar otro fenómeno, el migratorio del campo a la ciudad, formándose una nueva clase, la obrera. El estado reorganizará la Hacienda Pública, y aparecerá la peseta. En el panorama polÃ−tico, demócratas y progresistas se alÃ−an porque la monarquÃ−a sólo apoya los moderados. La reina se exilia. En 1869 se firma la paz, y se elige como rey a Amadeo de Saboya, sin embargo abdica tras la muerte de Prim. Instaurándose entonces la primera República española. En esta etapa se sucede la tercera guerra carlista, y en el plano exterior, en 1868 se produce la guerra de independencia de Cuba. Esta guerra durará 10 años, terminando en el reinado de Alfonso XII, “el pacificador”. Durante la década de 1830, el proceso de transición de la prensa comenzó a acelerarse debido a los siguientes motivos: • El acceso de MarÃ−a Cristina, esposa de Fernando VII, a la Regencia del reino a causa de la enfermedad del rey. • El conflicto dinástico que provocó la Pragmática Sanción, una ley promulgada por Fernando VII que derogaba la Ley Sálica -proclamada por Felipe V- con lo que se eliminaba los privilegios del varón sobre la mujer a la hora de acceder al trono. • La muerte de Fernando VII. El conflicto dinástico endureció el enfrentamiento entre los reaccionarios, también conocidos como carlistas o apostólicos —que apoyaban al infante don Carlos, hermano de Fernando VII y firme heredero al trono hasta el nacimiento de la Infanta Isabel—, y los moderados, que defendÃ−an el neoabsolutismo —y apoyaban a la reina regente—. Dios, patria, ley y fueros es el lema que definÃ−a a los carlistas. El escenario polÃ−tico de España sufrió un notable cambio. El conflicto dinástico no fue una guerra de sucesión, sino de principios ideológicos. La regente MarÃ−a Cristina necesitaba el apoyo de amplios sectores sociales para que su hija, Isabel, llegara al trono. Estos sectores eran los liberales. MarÃ−a Cristina se vio obligada a adoptar unas medidas aperturistas para conseguir el beneplácito de los sectores liberales: - En 1832 y 1834 decretó sendas amnistÃ−as que permitÃ−an el regreso de los liberales exiliados, muchos 50

de los cuales vuelven con un importante bagaje de conocimientos y experiencias periodÃ−sticas, adquiridas en Londres o en ParÃ−s, que se van a reflejar en los periódicos que se fundan o en los que escriben, y la excarcelación de los que se encontraban prisioneros; - estas medidas fueron acompañadas de una serie de reformas administrativas, la más importante de las cuales fue la sustitución del gobierno ultrarreaccionario de Francisco Tadeo Carlomarde por el de Francisco Cea Bermúdez, un polÃ−tico moderado y neoabsolutista, que intentó implantar una especie de despotismo ilustrado, que no atraÃ−a a los carlistas y que disgustó a los liberales. Los carlistas respondieron a estas medidas declarando la guerra, mientras que los liberales consideraron que las medidas eran insuficientes. - la reina regente debÃ−a ganarse adeptos a la causa de su hija para lo que también modificó la ley de prensa e imprenta vigente desde el real decreto de 1830 de su marido Fernando VII, ya que era evidente que con ese sistema restrictivo no podrÃ−a ganarse a los liberales ni la simpatÃ−a de los escritores y periodistas, muchos de los cuales eran de ideas liberales y acababan de regresar del exilio. De esta forma en enero de 1834 publicaba el Reglamento de Imprentas, que en realidad apenas introdujo modificaciones sustanciales con respecto a la anterior legislación, sino que más bien se limitó a declarar expresamente cuales eran los libros y papeles que quedaban exentos de censura y de licencia (q eran los que trataban de las ciencias, las artes y los asuntos económicos y administrativos). Este reglamento de Imprentas se modifica con la llegada al poder de MARTà NEZ DE LA Rosa. 1834-1837-> CONSOLIDACIà N DEL SISTEMA POLà TICO LIBERAL EN ESPAà A Y CONFIGURACIà N DE LA PRENSA MODERNA En enero de 1834 se suprimió definitivamente el absolutismo, cuando la reina regente destituyó a Cea Bermúdez (que habÃ−a producido un descontento generalizado) por el liberal moderado Francisco MartÃ−nez de la Rosa. Ese mismo año MarÃ−a Cristina promulgó el Estatuto Real (abril de 1834-agosto de 1836), un régimen de carta otorgada (se diferenciaba de una constitución en que recogÃ−a libertades limitadas otorgadas por la monarquÃ−a sin la participación popular). A partir de este momento se sucedieron una serie de contextos polÃ−tico-jurÃ−dicos que iban a marcar la transición hacia la definitiva consolidación del régimen liberal. Después, de agosto de 1836 a junio de 1837 se restablece la constitución de 1812, y de junio del 37 a octubre de 1840 se establece la constitución de 1837 (redactada tras el motÃ−n del Palacio de la Granja en 1836, un texto que supone una transacción entre lo más moderado y lo más liberal). El Estatuto Real (1834) Tras la subida al Gobierno de Francisco MartÃ−nez de la Rosa en enero de 1834, éste inició el camino a la consolidación de un sistema liberal a través del establecimiento de un régimen de transición, con libertades muy restringidas y reformas muy limitadas, todo ello definido por el Estatuto Real. Otro de los procedimientos que empleó MartÃ−nez de la Rosa para llegar a un régimen liberal fue el pacto de la nobleza con la burguesÃ−a liberal para garantizar la hegemonÃ−a económica del régimen liberal; de esta forma, el liberalismo se garantizaba su triunfo, al tiempo que hacÃ−a que la nobleza renunciara a sus privilegios polÃ−ticos a cambio de privilegios económicos. La reina regente promulgó, el 10 de abril de 1830, el Estatuto Real, que planteaba: • Un sistema polÃ−tico bicameral compuesto por dos «estamentos»: • Estamento de Próceres (NO ELECTIVOS), la cámara alta, cuyos miembros eran designados por la Corona entre candidatos con una renta superior a 60.000 reales anuales (nobleza, alto clero, oficiales del ejército y alta burguesÃ−a). • Estamento de Procuradores (MIEMBROS ELECTIVOS POR SUFRAGIO CENSITARIO), la cámara 51

baja, formada por diputados elegidos por el pueblo, con una renta superior a 12.000 reales anuales (mediana burguesÃ−a). La ley electoral establecÃ−a un sufragio censitario tan restringido que la población española con derecho a voto no llegaba al 0'5%. • Sólo la Corona podÃ−a convocar y disolver las Cortes. à stas no tenÃ−an iniciativa legislativa, tan sólo podÃ−an discutir los temas propuestos por la Corona, y su decisión no era vinculante (únicamente podÃ−an decidir en temas de impuestos, enlazando con la tradición medieval de que las Cortes debÃ−an aprobar los impuestos). • No reconoce la soberanÃ−a nacional • Concentración de poder en manos de la monarquÃ−a. el marco legal de la prensa bajo el estatuto real y antes Antes del estatuto real, el marco legal de la prensa venÃ−a dado por el decreto del 1 de enero de 1834, bajo el gobierno de Cea Bermúdez. El 1 de enero de 1834, bajo el Gobierno de Francisco Cea Bermúdez, entró en vigor un decreto que establecÃ−a la censura previa y la licencia de impresión sólo para los periódicos que trataran temas de polÃ−tica o de religión. Tras la subida al poder de MartÃ−nez de la Rosa, este decreto se completó con el reglamento del 10 de junio de ese mismo año, que establecÃ−a dos novedades inspiradas en la legislación francesa: • Editor responsable (nueva figura): Todo aquél que quisiera editar un periódico tenÃ−a que gozar de una renta anual mÃ−nima de 12.000 reales, con lo que se aplicaban los criterios del sufragio censitario a la prensa. • Depósito previo o fianza: Los editores tenÃ−an que pagar una fianza de 20.000 reales, en el caso de los periódicos madrileños, o de 10.000, en el caso de los de provincias, a las autoridades para poder afrontar las posibles multas. En caso de que incurriera en alguna irregularidad y fuera sancionado, el periódico tenÃ−a que volver a pagar hasta completar la fianza. Cuando el periódico dejaba de publicarse recuperaba el dinero depositado. Con esto se impedÃ−a que pudieran publicarse los periódicos con menos nivel económico, que eran los que más arriesgaban en su crÃ−tica polÃ−tica. • Se mantenÃ−a la censura previa Los periodistas agudizaban su ingenio para burlar la censura. A ello debe Larra sus principales caracterÃ−sticas. La legislación represiva de esta época obligó a la prensa a utilizar numerosos recursos lingüÃ−sticos para eludir la censura: juegos de palabras, dobles sentidos, sobreentendidos, ironÃ−a, etc. Esto contribuyó a definir el estilo periodÃ−stico de autores como Larra. Uno de estos recursos era publicar con espacios en blanco, lo que ponÃ−a de manifiesto la acción de la censura. El reglamento del 10 de junio de 1834 prohibÃ−a la publicación de espacios en blanco, por ser sÃ−ntoma de rebeldÃ−a del periódico. Con este reglamento se hace del periodismo una actividad exclusiva de las CLASES PUDIENTES. LA PRENSA BAJO EL Rà GIMEN DEL ESTATUTO REAL Las principales publicaciones de esta etapa se dividen en prensa progresista y prensa moderada. Aunque antes podemos destacar las caracterÃ−sticas comunes de ambas tendencias: • periódicos de gran formato, con cuatro páginas. • Se vislumbra la existencia de un método para la división de secciones: la primera página solÃ−a estar dedicada a los “artÃ−culos de fondo”, excepto en El Español que los colocaba en las páginas centrales. Copiando la disposición de la prensa francesa, la parte inferior de esta primera página estaba dedicada al boletÃ−n o folletÃ−n de la vida intelectual o artÃ−stica con artÃ−culos de crÃ−tica o de creación (el folletÃ−n contribuyó a incrementar los Ã−ndices de lectura). En las 52

páginas centrales se dedicaban a las noticias nacionales y extranjeras; y la última a informaciones más ligeras (sucesos, tribunales, economÃ−a…). • La publicidad pagada comienza en estos años, pero es muy escasa. • Los periódicos suelen publicar fragmentos o extractos de lo que juzgan más interesante del contenido de los demás periódicos. Ejemplo (sección “revista de la prensa” ). • El gran salto de categorÃ−a y modernidad en esta prensa, se debe, en gran medida, a la experiencia del exilio de muchos hombres que la hacen. Prensa progresista Dentro de la prensa progresista destacan los tÃ−tulos de: El Eco del Comercio y la Revista Mensajero. El eco del comercio era la evolución del antiguo BoletÃ−n del Comercio. Su máximo responsable era FermÃ−n Caballero. Responde a los ideales del liberalismo exaltado y hace una fuerte labor de crÃ−tica al gobierno moderado, liderando una polÃ−tica antiministerial que busca el derrocamiento del gobierno moderado. Se trata del periódico más revolucionario y agresivo de la época. Busca el apoyo de los burgueses para transformar la monarquÃ−a isabelina en una monarquÃ−a constitucional. El eco del comercio se suprime en agosto de 1835, por la queja de las autoridades militares de Cataluña. La Revista Mensajero nace de la fusión de Revista Española de Carnerero y Mensajero de las Cortes de Alcalá Galiano, Evaristo San Miguel y el Duque de Rivas. Enmarcada dentro de la prensa liberal progresista, es menos exaltada que El eco del comercio. Se dirigÃ−a a un público más selecto e intelectual que El Eco y su sección literaria era la de más calidad. En sus páginas escribió Larra, utilizando por primera vez el pseudónimo de FÃ−garo. Espronceda colaboró también con algunos de sus más famosos poemas. Tiene una mejor sintonÃ−a con los liberales moderados, que lo llevó a inclinarse definitivamente al moderantismo e incluso al apoyo del gobierno de Istúriz, lo que le llevó a su supresión tras los acontecimientos del motÃ−n de la Granja en 1836. Ejemplo del moderantismo adoptado: “Censurar con moderación y con decoro, sin ofender o excitar las pasiones…”. Prensa moderada Los tÃ−tulos más representativos de la prensa moderada fueron La Abeja y El Español. La abeja fue fundada en 1834 por JoaquÃ−n Francisco Pacheco junto con Bravo Murillo. No puede considerarse un órgano oficial del gobierno, pero sÃ− el más representativo del ministerio moderado, el más afÃ−n. El Español tiene como máximo responsable a Andrés Borrego (recordar El Precursor durante su exilio en Francia y su conservadurismo inteligente). Es un diario que incorpora los conocimientos adquiridos por Borrego durante su exilio, incluyendo en la temática tratada el tema de la defensa de los trabajadores (algo que ya ocurrÃ−a en Francia o en Inglaterra). Una defensa sansimoniana, es decir, acorde a las teorÃ−as de la no lucha de clases, sino apuesta por la armonÃ−a de los intereses, una solución cristiana a los problemas entre los trabajadores y los patronos. Entre sus colaboradores también encontramos a Larra. Tiene un formato grande y una cuidada elaboración y selección de contenidos. El español suponÃ−a una verdadera innovación en nuestro paÃ−s por su calidad material, técnica e intelectual, que lo situó a la cabeza de la prensa diaria de la época. Los temas tratados versaban desde la Hacienda a la estadÃ−stica, la industria, el comercio, la música, la bibliografÃ−a, etc. Su alineamiento con el gobierno de Istúriz lo lleva a la desaparición tras el MotÃ−n de la Granja en 1836, aunque vuelve a aparecer en 1845, como periódico conservador, hasta 1848 que quiebra.

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En estos años comienza a producirse un lento acercamiento a la prensa comercial, pero tendrán que pasar bastantes años para poder hablar de prensa de masas. El costumbrismo El costumbrismo periodÃ−stico era un nuevo género que mezclaba la narrativa y el ensayo (en cierto modo, el género precursor del reportaje moderno), y en el que los autores recreaban escenas cotidianas, de la vida social (estereotipos), con el objetivo de hacer crÃ−tica y moralizar. El costumbrismo se inspira en la prensa de costumbre y crÃ−tica social del S. XVIII (El Censor, El Duende y todas las generaciones de “espectadores” españoles). Los textos costumbristas se van a situar en la sección dedicada al entretenimiento (de nuevo nacimiento). El costumbrismo presenta dos tendencias: • COSTUMBRISMO ANECDà TICO: tendencia meramente descriptiva que expone al público las escenas cotidianas, los estereotipos sociales, sin llegar a la crÃ−tica. Autores representativos: Estébanez Calderón y Mesonero Romanos. En el caso de este último, su producción se centraba en Madrid. El representante del costumbrismo andaluz fue Estébanez Calderón, el fundador de Cartas Españolas junto a Mesonero (julio de 1831), director del Diario de la Administración además de crÃ−tico taurino en El Correo Nacional y El Espectador. • COSTUMBRISMO CRà TICO- SATà RICO (MORALIZANTE): su máximo representante fue Larra. La intención de esta tendencia era la crÃ−tica y la sátira para moralizar a la sociedad española, mostrándole cuáles eran sus defectos. Hace una crÃ−tica generalizada al régimen (tanto a moderados como a progresistas y a los partidos polÃ−ticos tradicionales en general). Esta tendencia comienza a tomar en serio a la clase obrera. ArtÃ−culo importante: ¿Quién es el público y donde se encuentra? BiografÃ−a de Larra • Larra nace en Madrid un 24 de marzo de 1809, pero muy pronto se marcha al exilio en Francia, ya que su padre es un reconocido médico afrancesado que durante las guerras napoleónicas estuvo al servicio de las tropas francesas. Su estancia en Francia configura los primeros años de educación y aprendizaje, hasta 1818, lo que lo acerca a los ideales de la ilustración francesa. • En 1818 vuelve a España y continúa su formación en las Sociedades Económicas de Amigos del PaÃ−s y en el Colegio Imperial de los Jesuitas. • Entre 1825 y 1826 ingresa como escribiente en la Junta Reservada de Estado y en las oficinas de la Inspección de Voluntarios Realistas, algo que le supuso fuertes contradicciones ideológicas. • Por aquellos años dominaba el ambiente represor del absolutismo (Fernando VII, la década ominosa), Madrid representaba una cárcel para su espÃ−ritu creativo, encontrando como único respiro el ambiente de los cafés y las tertulias, donde Larra y otros compañeros se reunÃ−an para criticar el régimen vigente (CAFà VENECIA). • En 1834, ya en la regencia de MarÃ−a Cristina, abandona Madrid para viajar por Europa, en busca de nuevas tendencias y donde se deja influir por el concepto de modernidad (progreso, industria, ciencia…), un concepto que choca con el romanticismo que sentÃ−a. • PolÃ−ticamente Larra va a criticar a todos los partidos polÃ−ticos tradicionales. Critica tanto el conservadurismo de los moderados como el fracaso de los progresistas, que no incluyeron a las clases populares en el ideal de la revolución burguesa (CRITICA LA IDEA DEL LIBERALISMO ELITISTA). Larra es el prototipo del periodista independiente, fiel sólo a sÃ− mismo. No se adscribió a ningún partido, aunque sÃ− se declaraba liberal. 54

• Del liberalismo progresista evoluciona a los ideales democráticos, defendiendo los intereses de la incipiente clase proletaria. No se puede hablar exactamente de una ideologÃ−a proletaria, sino más bien de un acercamiento al socialismo utópico de Fourier y Saint-Simon. • Su inestabilidad emocional, su espÃ−ritu de contradicción, la melancolÃ−a que siente, la desazón… todo esto se materializa al extremo en 1837, cuando Larra decide suicidarse con tan solo 28 años. Trayectoria profesional de Larra: • El Duende SatÃ−rico del DÃ−a (1828): no se trataba de un periódico propiamente dicho, sino de 5 folletos sueltos (sin periodicidad fija) escritos con estilo periodÃ−stico. Trataba la crÃ−tica social con intención moralizante, pero alejada, en un principio, de cuestiones polÃ−ticas. Tuvo una corta vida, pero su importancia radica en que se erige como origen de la tendencia crÃ−tica-satÃ−rica del costumbrismo. Lo más caracterÃ−stico de este ejemplar fue la disputa mantenida con Correo Literario y Mercantil de Carnerero. • El Pobrecito Hablador (1832): aprovechando el clima de relajación que se obtuvo con la apertura del régimen de Fernando VII, Larra pudo crear esta revista, en la que hace una crÃ−tica más fuerte y directa que en la anterior. Su objetivo era el impulso de la renovación en España. Ejemplo: “Vuelva Usted mañana”. En esta revista plasma que era un periodista muy comprometido que a través del costumbrismo moralizante querÃ−a colaborar con la mejora y la renovación del paÃ−s. Representa de forma alegórica al paÃ−s a través de “Las Batuecas”, donde dialogan Andrés Niporesas y El Bachiller. Esta publicación saca 14 números y termina en marzo de 1833. • Otras colaboraciones periodÃ−sticas de Larra: Larra escribirá en La Revista Española (Revista Mensajero) bajo el pseudónimo de FÃ−garo, un testigo comprometido con el progreso de España que criticará la insuficiencia d de los gobiernos moderados tachando sus medidas de “tan menudos que ni los recuerdo”. FÃ−garo va a intentar recuperar el espÃ−ritu de la revolución francesa, defendiendo que los cambios vendrán mediante transformaciones revolucionarias. Busca desentrañar el sentido de las tradiciones para afrontar la modernidad. Otra de las ideas recurrentes de Larra era la de la Revolución Cultural Burguesa, que englobe todos los aspectos del ser humano (también polÃ−tica). Larra dirigirá durante seis meses El Correo de las Damas (1833), una revista para el público femenino, y participó en El Observador de Alcalá Galiano (1834), donde reconoce lo arriesgado de su crÃ−tica: "En ese tiempo he hablado osadamente, acaso con peligro mÃ−o, de actos del Gobierno, de hechos, de cosas, de costumbres, de teatros, de obras literarias, partidos y opiniones polÃ−ticas, de cuanto entra en la jurisdicción de la crÃ−tica". En 1835 vuelve a “La Revista Española” y en enero del 1836 a El Español de Andrés Borrego, donde vuelve a retomar la idea de la revolución cultural burguesa: “Libertad en literatura, como en las artes, como en la industria, como en el comercio, como en la conciencia. He aquÃ− la divisa de nuestra época, he aquÃ− la nuestra, he aquÃ− la medida con que mediremos. […] En momentos en que el progreso intelectual, rompiendo en todas partes antiguas cadenas, desgastando tradiciones caducas y derribando Ã−dolos, proclama en el mundo la libertad moral a la par que la fÃ−sica, porque la una no puede existir sin la otra” La fuerte censura que caracterizó estos años llevó a Larra a desarrollar un estilo periodÃ−stico cargado de ironÃ−a y de juegos de palabras, de recursos literarios y de dobles sentidos. Ejemplo: “Vuelva usted mañana”. Los inicios de la consolidación de la prensa moderna en España (1833-1840) 55

La prensa polÃ−tica es el género más predominante en esta etapa, pero convive con una prensa diferente, la del periódico informativo, de corte comercial y moderno. Aumenta la solidez empresarial de la prensa, hay una mayor estabilidad económica que permite un periódico de mayor calidad. • La restrictiva libertad de imprenta será uno de los pilares que permita el origen de la prensa informativa moderna, la figura del editor responsable y el elevado depósito previo o fianza, hacÃ−a que el editor buscara una empresa solvente que le permitiera conseguir beneficios económicos, encontrándonos entonces con un periodismo regido por ideas comerciales y empresariales. • La polÃ−tica educativa y de escolarización permite el incremento del mercado lector, y con ello se ampliaba la posibilidad de la convivencia de la prensa polÃ−tica con la prensa informativa. • Las comunicaciones se mejoran y desarrollan (a partir de 1835 se utiliza el ferrocarril). • La burguesÃ−a encuentra al periódico como un negocio provechoso y deseable para aumentar sus beneficios. • La influencia de periodistas del exilio, sobre todo de los llegados de Gran Bretaña y Francia, que aportan nuevos estilos formales. El gran salto de categorÃ−a y modernidad en esta prensa, se debe, en gran medida, a la experiencia del exilio de muchos hombres que la hacen. • periódicos de gran formato, con cuatro páginas. • Se vislumbra la existencia de un método para la división de secciones: la primera página solÃ−a estar dedicada a los “artÃ−culos de fondo”, excepto en El Español que los colocaba en las páginas centrales. Copiando la disposición de la prensa francesa, la parte inferior de esta primera página estaba dedicada al boletÃ−n o folletÃ−n de la vida intelectual o artÃ−stica con artÃ−culos de crÃ−tica o de creación (el folletÃ−n contribuyó a incrementar los Ã−ndices de lectura). En las páginas centrales se dedicaban a las noticias nacionales y extranjeras; y la última a informaciones más ligeras (sucesos, tribunales, economÃ−a…). • La publicidad pagada comienza en estos años, pero es muy escasa. • Los periódicos suelen publicar fragmentos o extractos de lo que juzgan más interesante del contenido de los demás periódicos. Ejemplo (sección “revista de la prensa” ). *De la Revolución Progresista a la Regencia de Espartero (agosto 1836- octubre 1840) Esta etapa es muy importante para comprender y saber enmarcar el momento histórico en el que Larra desarrolla su etapa más prolÃ−fica. La reinstauración de la Constitución de 1812 (1836) En estos cuatro años las dos tendencias del liberalismo se fueron configurando como partidos polÃ−ticos propiamente dichos. El bloque progresista abandonó la oposición y optó por la conspiración para llegar al poder, debido a los siguientes motivos: • Escasa libertad concedida por el Estatuto Real. • Bloqueo al que le sometÃ−a el partido moderado desde el poder. • Evolución de la Primera Guerra Carlista (1833 - 1840). En agosto de 1836, aprovechando la presencia de la regente en el Palacio de la Granja, los progresistas piden un cambio de gobierno contra el Ministerio de Istúriz) a través de un levantamiento militar progresista conocido como MotÃ−n de La Granja (La Granja de San Ildefonso era la residencia de verano de la regente MarÃ−a Cristina) o motÃ−n de los sargentos (fueron unos sargentos del ejército los que se sublevaron). Su consecuencia inmediata: obligó a la reina regente a reinstaurar la Constitución de 1812, poniéndose fin a la etapa de transición del Estatuto Real. A pesar de esto, los progresistas, ya en el poder, comprendieron que la Constitución de 1812 se habÃ−a quedado obsoleta, por lo que el gobierno progresista de Calatrava convocó elecciones para Cortes constituyentes.

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La Constitución de 1837 Las Cortes constituyentes convocadas por los progresistas crearon en 1837 una nueva Constitución, que fue el fruto del pacto entre progresistas y moderados. CaracterÃ−sticas: • LAS CORTES RECUPERAN LA CAPACIDAD DE LEGISLAR, AUNQUE COMPARTIDA CON EL MONARCA= SOBERANà A COMPARTIDA. Esta Constitución establecÃ−a un sistema de Cortes con plena capacidad legislativa y con soberanÃ−a, formadas por un Senado y un Congreso: • Senado: SeguÃ−a estando dominado por las clases privilegiadas. Una parte de sus miembros estaba designada por el Congreso, y otra por la Corona. • Congreso: Estaba formado por miembros elegidos mediante una nueva ley electoral que ampliaba el electorado, pero éste seguÃ−a siendo restringido. La Constitución de 1837 consagraba el principio de soberanÃ−a compartida, consistente en el reconocimiento de que la soberanÃ−a residÃ−a a partes iguales en el pueblo (representado por las Cortes) y en el rey. La soberanÃ−a compartida y el sufragio censitario fueron los dos pilares fundamentales del liberalismo. • EL MONARCA MANTIENE EL DERECHO A VETO • SUGRAFIO CENSITARIO, aunque ha sido ampliado a más sectores. Estas Cortes Constituyentes de 1837 también llegaron a un acuerdo sobre la legislación, donde prevalecÃ−a ese intento de acuerdo entre los liberales, suprimiendo la Ley de señorÃ−os y mayorazgos, pero reconociendo la propiedad de la tierra por parte de la nobleza. Prueba también de ese espÃ−ritu de concordia que se buscaba entre los dos partidos liberales, fue la ley de imprenta de 1837, que más adelante veremos en profundidad. Pero este clima de concordia buscado cambiará con la evolución de la Guerra Carlista, produciéndose importantes cambios en la coyuntura polÃ−tica: • Giro a la derecha: Tras las elecciones de 1837, los moderados llegaron al poder hasta 1840, eliminando de la Constitución todos los elementos progresistas y conservando únicamente los elementos moderados. Por ejemplo, se abolió la ley de reforma de los ayuntamientos. • Irrupción de los militares en la vida polÃ−tica: En 1839, el ejército liberal del general Espartero ganó la guerra carlista. El fin lo puso del pacto conocido como el abrazo de Vergara o la paz de Vergara, donde adquirió mucho protagonismo el general Espartero. En este pacto el general Maroto y Espartero reconocÃ−an el triunfo de los cristinos, aunque se seguÃ−an manteniendo los fueros y otras medidas que beneficiaban a los generales carlistas de manera indirecta (mantenimiento del estatus de los carlistas). Con esta victoria, Espartero se ganó un gran prestigio que aprovechó para aliarse con el partido progresista (que se habÃ−a distanciado bastante de la regente por la polémica de la ley de los ayuntamientos) e imponer a la reina regente un programa polÃ−tico también progresista. MarÃ−a Cristina se opuso a la propuesta de Espartero, por lo que se vio obligada a renunciar a la Regencia -marchándose al exilio y dejando en las Cortes la responsabilidad de elegir una nueva regencia-. De esta manera, Espartero se convirtió, desde 1840 hasta 1843, en el nuevo regente del reino y en el hombre fuerte del paÃ−s. Se inauguraba asÃ− la era conocida como de los «espadones militares» o de los «salvadores de la patria», caracterizada por el control de los militares sobre la vida polÃ−tica. En las Cortes hubo debate para la elección de la nueva Regencia, los progresistas querÃ−an una regencia trina (de tres personas), y Espartero, que contaba con el apoyo de los moderados (aunque anteriormente no lo habÃ−an apoyado) y de los ayacuchos (los militares fueron sus más fieles seguidores), querÃ−a una regencia unitaria. De este debate sale triunfal Espartero, manteniéndose en la oposición los progresistas, desconfiados y decepcionados por el sistema polÃ−tico y electoral. Con la llegada de Espartero al poder se 57

inaugura una etapa conocida como PRETORIARISMO o parlamentarismo militar (se impone la fuerza de los espadones, no la del voto). El gobierno de Espartero destacó por su fracaso: • continua pérdida de popularidad: no solo entre la población civil sino también entre la militar. Acontecimientos como el bombardeo de Barcelona en 1842, enfrentó a la población de Cataluña contra el general. • Gobierno partidista. Espartero era una persona muy celosa del poder. • Fraude electoral: tanto en los gobiernos como en los municipios. • Conspiraciones tanto en el interior como en el exilio: en las conspiraciones interiores los progresistas contaron con el apoyo de los moderados descontentos, que se unieron en Juntas de Vigilancia que prepararon el espÃ−ritu de los levantamientos de distintas partes del paÃ−s- entre ellos los de Cataluña y Sevilla-. En el exilio habÃ−a movimientos impulsados por Mª Cristina y Felipe de Orleans, que contaban con el apoyo de polÃ−ticos, periodistas y pensadores. • Fuerte oposición de la prensa ante la figura del general. Espartero era representado como borracho, ladrón e incluso asesino. El marco legal para la prensa durante la etapa del 1836 (motÃ−n de la granja) y 1840 (llegada de Espartero al poder). Restablecimiento de la ley de imprenta de 1820 (tras el motÃ−n de la Granja y hasta la futura ley de 1837) Ley de imprenta de 1837 • Restablecimiento de la ley de imprenta de 1820 Tras el MotÃ−n de la Granja en 1836 se recupera la Constitución de 1812 y con ella la Ley de Imprenta de 1820. Esto supone la supresión de la censura previa (que se habÃ−a incorporado con el reglamento de 1834) y la llegada de un marco de libertad. Una libertad que no exime a la prensa del perjuicio de determinadas prácticas negativas: • Acoso a la prensa moderada, llegando a desparecer tÃ−tulos tan importantes como El Español de Borrego. • Se recupera la figura del Fiscal de Imprenta (presente en las legislaciones de 1813 y 1820), que podÃ−a actuar de oficio contra todas aquellas publicaciones contrarias a los principios constitucionales. • Fuertes sanciones por delitos de imprenta. Unas sanciones que van desde lo económico a la deportación de los responsables de la publicación. • Ley de Imprenta de 1837. Los progresistas pronto se dan cuenta de que esta ley de 1820 no se adapta a las nuevas caracterÃ−sticas de la prensa y legislan de nuevo, creando la ley de 1837, donde lo más destacado es su espÃ−ritu de transacción entre moderados y progresistas. Es una ley mucho más restrictiva que las anteriores con una finalidad de regular y contener a la prensa periódica, cuya influencia y desarrollo eran considerables. CaracterÃ−sticas: • Mantenimiento de la figura del JURADO, el órgano que defiende al periodismo, que era más laxo en las sanciones y relajaba el clima de fiscalización contra la prensa. Este es quizás el aspecto más positivo de la ley. Influencia progresista. • Introducción de medidas más restrictivas que limitaban la libertad de prensa. Influencia moderada: 58

◊ Figura del editor responsable con una cuantÃ−a de renta que era variable. Ya no hay un mÃ−nimo de 12.000 reales como antes, ahora esta cantidad mÃ−nima puede aumentar en función de las circunstancias y de la coyuntura del momento. ◊ Depósito previo más elevado que en 1834. ◊ Entrega obligada de un ejemplar al alcalde y al fiscal antes de su publicación. En la ley no se habla de censura, pero esto se puede considerar una censura previa encubierta. Algo que se resume en el artÃ−culo 2 de la constitución del 37, en a que se habla de “el derecho a imprimir-publicar libremente sin censura previa, pero con sujeción a las leyes”. espartero y la prensa Destaca de este trienio lo combatido que fue Espartero desde la prensa, ataques desde la derecha y desde la izquierda, y la mano dura que éste empleó con la legislación de prensa e imprenta. • En cuanto Espartero llegó a la regencia, diciembre de 1840, reinstauró la ley de imprenta de 1837. Reconociendo de este modo la libertad de prensa, y tolerando en un principio los ataques contra su persona. • Pero en 1841Espartero pide a las Cortes más control sobre las publicaciones crÃ−ticas con su gobierno y un endurecimiento de las penas, adoptándose la medida de que los gobernadores podrán suspender publicaciones (como en 1837). Pero los periódicos aprovecharon “el portillo” que para escapar de las limitaciones legales de la del 37 le ofrecÃ−a la propia ley en su definición de periódico, que habÃ−a de tener, entre otras condiciones, “un tÃ−tulo adoptado previamente”. Prolifera entonces una prensa menor de hojas volantes y sin nombre, que se distinguen por su atrevimiento. En la cabecera ponÃ−an un pequeño tÃ−tulo que lo definÃ−an como hoja volanderaimpreso menor que no estaba comprometido con la ley de prensa del 37. El periódico que por entonces era suprimido utilizaba la picaresca para volver a salir, bien con otro tÃ−tulo o como hoja volante con el mismo formato y con las mismas caracterÃ−sticas que el periódico suprimido. • Pero Espartero modificó la ley en 1842, inclinando la ley de prensa del 37 hacia el lado más conservador. La ley del 42 disponÃ−a en su único artÃ−culo que “con nombre o sin él” todo impreso que no exceda de seis pliegos puede ser considerado periódico. Esta modificación consiguió una reacción en coalición de todos los periódicos antiesparteristas, sin tener en cuenta la tendencia ideológica de cada uno de ellos: El Heraldo, El Eco del Comercio (progresista pero antiayacucho), La Postdata, El Castellano, El Corresponsal, El Católico (carlista), El Peninsular (republicano clandestino). • La medida más arbitraria que Espartero tomó contra la prensa fue ya al final de su regencia, en julio de 1843, cuando por orden ministerial prohibió la circulación de los periódicos que no estuvieran autorizados por su persona. Sólo podÃ−an salir los ministeriales y ayacuchos como El Espectador, El Patriota, El Centinela y la Gaceta oficial. De los periódicos defensores de Espartero el más importante era El Espectador. tendencias de la prensa durante la regencia de espARTERO (1840-1843) PRENSA AYACUCHA: EL ESPECTADOR, EL PATRIOTA, EL CENTINELA Y LA IBERIA. La escasa prensa adicta a Espartero difÃ−cilmente pudo compensar el efecto demoledor de la que le era hostil. PRENSA ENEMIGA: LA POSTDATA, LA GUINDILLA Y EL CORREO NACIONAL. LA POSTDATA, periódico moderado, redactado por Las Heras, Quintanilla y Esteban Collantes, fue quizá el periódico de esta tendencia que más dura guerra hizo a Espartero. Fue denunciado 31 veces y hubo al final de reducirse a hoja volante por falta de editor responsable.

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LA GUINDILLA, periódico republicano. El clima de apertura y de libertad, junto con la desilusión ante la polÃ−tica de Espartero impulsa un crecimiento sorprendente del republicanismo. El periódico de Wenceslao Ayguals de Izco publicó una “cartilla del pueblo” o “diálogos polÃ−ticos entre Guindilla y el tÃ−o Rebenque” que constituyó el más serio esfuerzo por divulgar de modo sistemático la doctrina republicana federal. Satirizaba mediante caricaturas a ministros y militares sin excluir al propio Espartero. EL CORREO NACIONAL, El Heraldo y El Sol. (Prensa moderada). Espartero esperaba que este periódico desapareciese, se le consideraba portavoz oficioso de la desterrada MarÃ−a Cristina, para lo que animaba al Fiscal de Imprenta (Cándido Mocedal) a denunciar de oficio al diario y asÃ− buscar su ruina económica. Y es que en cuanto esta denuncia era aceptada a trámite por el Jurado, el periódico era automáticamente condenado al pago de la condena. De este modo Espartero a través de Mocedal comenzó su campaña de acoso a Borrego (director de El Correo Nacional). Borrego dimitió, y El Correo buscó a través de un anuncio publicado en sus páginas a un nuevo director, llegando para ello LuÃ−s Sartorius, que cambió el nombre a “El Heraldo”. LuÃ−s Sartorius utilizó el periodismo como palanca para elevarse a los más altos cargos polÃ−ticos, llegando a ser primer ministro de la última etapa de la década moderada. En El Heraldo publicaba Donoso Cortés, que también ofrecÃ−a apoyo económico desde ParÃ−s, lugar de su destierro voluntario, pero éste advirtió la intención de Sartorius de utilizar el periodismo en su propio beneficio, y se salió lanzándose a crear un nuevo periódico: El Sol. LA Dà CADA MODERADA (1843-1854) REINADO DE ISABEL ii Una coalición de las fuerzas más dispares terminó con la regencia de Espartero, de modo muy semejante a como casi tres años antes habÃ−a alcanzado él el poder. La victoria más visible fue la del pronunciamiento de Narváez en Torrejón de Ardoz, en 1843, la sublevación ya se habÃ−a extendido por Cataluña, Galicia, Valencia y Zaragoza. Espartero huyó al exilio inglés, y ante el vacÃ−o de poder, JoaquÃ−n MarÃ−a López fue el encomendado para llevar las riendas del gobierno hasta que se declarase la mayorÃ−a de edad de Isabel II. Los progresistas que se aliaron contra el regente pagarÃ−an caro su momentáneo triunfo, ya que una vez logrado el objetivo, los moderados, se hicieron con la situación y se asentaron en el poder durante 10 años (Olózaga, González Bravo, Narváez, Bravo Murillo, Federico Roncali). Isabel II habÃ−a sido declarada mayor de edad en noviembre de 1843 con tan solo 13 años, durante el gobierno provisional de JoaquÃ−n MarÃ−a López, un gobierno efÃ−mero en el que se restituyó la plenitud de la libertad de prensa, se revocó la prohibición de Espartero de circular los periódicos no autorizados (es decir, los de la oposición), y en el que se puso en libertad a los detenidos por delitos de imprenta. La medida que declarara a Isabel II mayor de edad era inconstitucional, pues aun le faltaban 5 años para serlo, pero era la única solución viable, ya que el regreso de Mª Cristina como regente era impensable y una nueva regencia podrÃ−a ser peligrosa en vista del fracaso de Espartero. Tras los efÃ−meros gobiernos de José MarÃ−a López y Salustiano Olózaga, Luis González Bravo del Partido Moderado llegó al poder en diciembre de 1843. El 3 de mayo de 1844 Narváez sustituyó a González Bravo como Presidente del Consejo de Ministros. Los moderados en el poder se apresuran a sustituir la Constitución de 1837 por una nueva, la de 1845, de principios moderados. Los objetivos primordiales de los moderados eran conjugar el orden junto con ciertas libertades, pero primando el orden para poder asentar el estado liberal y lograr la transformación y crecimiento del paÃ−s. La obra de los moderados fue de la mayor importancia, pues su gobierno predominó durante casi todo el reinado de Isabel II, y sentó las bases del Estado liberal. Narváez es la figura más representativa del perÃ−odo y del moderantismo. Una de sus primeras actuaciones fue la reforma de la Constitución de 1837, de la que sale una nueva Constitución, la de 1845, con una base doctrinal diferente. CONSTITUCIà N DE 1845 60

Mientras para la Constitución del 37 la base era la soberanÃ−a nacional, para la moderada del 45 la base son la MonarquÃ−a y las Cortes, como instituciones que regulan la concordancia entre los antiguos fueros y las libertades y necesidades de la época. La Constitución sustituye la soberanÃ−a nacional por una soberanÃ−a compartida rey-cortes, DONDE EL Congreso pierde autonomÃ−a frente al monarca y el Senado, se vincula fuertemente a la Corona. En muchas ocasiones, Isabel II utilizó el Senado para apoyar gobiernos de su confianza, en los perÃ−odos en que el Congreso estaba cerrado o pendiente de una elección. Los derechos y libertades se declaran, incluido el de la libertad de expresión, pero sus lÃ−mites quedarÃ−an en manos de las leyes, que serán las que decidan los miembros de las Cortes, gentes de altas rentas que harÃ−an las leyes a su medida impidiendo el acceso al poder de los otros grupos sociales y polÃ−ticos, como los progresistas. Del gobierno moderado hay que destacar también otras medidas como: • La reforma fiscal de Alejandro MOn, en 1845, que supuso la creación del primer sistema de impuestos moderno de España. Se estableció un nuevo sistema fiscal más racional, eficaz y moderno, que puso fin al enrevesado sistema impositivo del Antiguo Régimen. • La ley electoral de 1846, que redujo el cuerpo de electores a solo un 0,8% de la población. configura un verdadero régimen oligárquico. Se estableció un sufragio muy restringido, sólo varones mayores de 25 años. • Creación en 1844 de la Guardia Civil, fuerza armada encargada de aplicar la ley y orden esencialmente en el medio rural. Como medida complementaria se suprimió la Milicia Nacional • Ley de Ayuntamientos de 1845, que reforzaba el centralismo reservando al gobierno el nombramiento de los alcaldes. • Concordato de 1851. Acuerdo con la Santa Sede por el que el Papa reconoció a Isabel II como reina y aceptó la pérdida de los bienes eclesiásticos ya desamortizados. A cambio el estado español se comprometió a subvencionar a la Iglesia y a entregarla el control de la enseñanza y a encargarla labores de censura. El marco legal de la prensa durante la década moderada • Gobierno provisional de JoaquÃ−n MarÃ−a López: se restituyó la plenitud de la libertad de prensa, se revocó la prohibición de Espartero de circular los periódicos no autorizados (es decir, los de la oposición), y en el que se puso en libertad a los detenidos por delitos de imprenta • Gobiernos de Olazaga y González Bravo (nov.1843-mayo 1844). Se regresa a una polÃ−tica de represión de la prensa que se inicia con el decreto de 10 de abril de 1844: • Conserva la figura del jurado, porque asÃ− se contemplaba en la constitución del 1837, aun vigente; pero se modifican las condiciones para ser miembro de este jurado, ahora hay que ser contribuyente por una cantidad 4 veces superior a la que preveÃ−a la ley del 37. Lo mismo ocurrirá con el editor responsable, cuya solvencia económica debÃ−a ser de 120.000 reales en Madrid y 80.000 en otras capitales. • En este decreto también de introduce la censura previa junto con la posibilidad de secuestro de publicaciones por parte del gobierno. • Hace una clasificación de los impresos en: obras (más de 20 pliegos), folletos (más de 1 pero no más de 20 pliegos), hojas sueltas (un pliego y debe contener una noticia o artÃ−culo relacionado con la polÃ−tica) y periódicos (no más de ocho pliegos y con tÃ−tulo adoptado previamente, y con el requisito de que hable de polÃ−tica). • Gobierno de Narváez (may.1844-enero 1851). El gabinete de Narváez aumentó aun más la dureza de la legislación, haciendo desaparecer el único atisbo del progresismo, la figura del jurado. Legisló en materia de prensa por dos decretos, uno de julio de 1845 y otro de marzo de 1846. • Decreto de julio de 1845: Declaró suprimido el sistema de juicio por jurado, sustituyendo el jurado por un tribunal colegiado especial, y se sometió a los delitos de prensa a la justicia ordinaria. • Decreto de marzo de 1846: contemplaba la posibilidad de suspender temporal o definitivamente los 61

periódicos y la inhabilitación de su editor responsable para algunos delitos (ataques a la reina o a la familia real, incitaciones a la desobediencia o desprecio del Gobierno, etc.). Esta medida se justificaba en la necesidad de frenar los excesos de la prensa. ESTE DECRETO TUVO MUY BREVE VIGENCIA, SOLO DOS MESES. • Gobierno de Bravo Murillo (enero de 1851- sep. 1852): hay que tener en cuenta que es durante este gobierno cuando se firma el concordato con la Santa Sede. Se decreta una nueva norma, la del 2 de abril de 1852, el decreto más prolijo de todo el reinado que trataba racionalizar toda la legislación de prensa. • Restablece el jurado para calificar y sancionar los delitos de imprenta, pero se limita el derecho a formar parte de él a los cien mayores contribuyentes en Madrid, y los treinta en las provincias de segunda clase. • El editor responsable solo lo puede ser de un periódico. • El Gobierno puede suprimir cualquier periódico cuando lo considere peligroso “a los principios fundamentales de la sociedad, a la religión , a la monarquÃ−a o a la forma de gobierno establecida”. Lo más curiosos es la discriminación que establecÃ−a en cuanto a la cantidad exigida como depósito de fianza entre los periódicos de mayor tamaño y precio y los de pequeño formato, más baratos. La cantidad del depósito previo de las publicaciones pequeñas se disparaba con respecto a los otros. Esta medida se explicaba por el miedo de la burguesÃ−a dirigente a un incipiente despertar de la conciencia proletaria a lo que podrÃ−an contribuir los periódicos obreristas, asociacionistas y socialistas utópicos. Ejemplo: ““Como los periódicos más perjudiciales suelen ser lo que por su corto tamaño y baratura penetran hasta las clases menos acomodadas con el determinado intento de difundir entre las masas doctrinas subversivas, o con el peligro de llevar los inconvenientes de la lucha polÃ−tica a esa humilde y pacÃ−fica esfera, ha parecido necesario aumentar las garantÃ−as de semejantes escritos exigiendo a sus editores un depósito mayor”. • Censura también para folletines, “ese veneno seductor que con su halago encubre todos los gérmenes de la inmoralidad y de la desorganización social”. • Gobierno de Federico Roncali (sep.1852-abril 1853): en esta etapa se elimina de nuevo el jurado y la facultad del gobierno de suprimir periódicos, pero no desparece la posibilidad de frenar su venta o distribución. Se controla la tendencia expansiva de la prensa, pero no se frena su avance (pago de impuesto del Timbre a Correos, utilizado como indicador de tiradas), gracias a medidas como el aumento de la alfabetización y consecuentemente de público lector, y a la politización de los lectores, que ahora gozan de un mayor espectro en el que encuadrar sus aspiraciones polÃ−ticas: moderados, progresistas, demócratas, absolutistas y obrerista (en la que también hay que mencionar a las lÃ−neas asociacionistas y utópicas). La prensa en la década moderada Los periodistas protestaron reiteradamente contra las limitaciones de la libertad de prensa reconocida en la Constitución. Las leyes, recelosas y llenas de cautelas frente al creciente poder de penetración de la prensa no pudieron impedir su expansión. Dentro de la década moderada el predominio en prensa será la de carácter polÃ−tico con numerosas tendencias entre ella: prensa moderada, prensa absolutista, prensa progresista, prensa socialista, prensa demócrata. Todos los partidos, fracciones o disidencias aspiran a tener un órgano en la prensa. prensa moderada • El más representativo es El Heraldo, fundado por Sartorius en 1842 en sustitución de El Correo Nacional. No sobrevivió a la década moderada ya que en julio del 54 dejó de publicarse. Fiel portavoz de la polÃ−tica de Narváez. Otros periódicos moderados y dentro de la lÃ−nea centrista del partido son La Prensa, de Pidal y Mon, y El Popular. A la tendencia puritana pueden adscribirse El Español, resucitado por Borrego en julio de 1845 y que durarÃ−a hasta el 48, y La Patria, de Pacheco, el polÃ−tico más destacado de esta tendencia. 62

• La postura centrista de la prensa moderada la representa La época, fundado en 1849. De larguÃ−sima vida, duró hasta 1936, en principio fue un periódico caro, que se vendÃ−a casi solo por suscripción, y su público se encontraba entre la clase alta. • En el ala derecha autoritaria del partido moderado, nos encontramos con El Imparcial, El Conciliador (fundado para defender la candidatura del conde de MontemolÃ−n como esposo de Isabel II) y La España. • Mención aparte merece El Pensamiento de la Nación, por la personalidad de su redactor casi único, Jaime Balmes, y por la coherencia, rigor polémico y calidad literaria con que éste defendió desde sus páginas su postura de un “derechismo inteligente”. En las páginas de su periódico semanal-quincenal, proponÃ−a soluciones para problemas que aún no se habÃ−an resuelto como la reconciliación entre cristinos y carlistas (boda real: propone el matrimonio de Isabel II con el hijo del pretendiente don Carlos MarÃ−a Isidro, el conde de MontemolÃ−n). Balmes critica la polÃ−tica del momento y propone una reforma que tenga en cuenta la cuestión social, fijándose especialmente en las clases bajas que son la base de las ideas socialistas y revolucionarias. Ante el fracaso de sus esperanzas, Balmes abandonó la publicación del periódico, que terminó con un desengañado y angustiado artÃ−culo “¿Por dónde se sale?”. prensa absolutista El periódico La Esperanza, de tendencia carlista y de gran tirada, y El Católico (dedicado de manera más especial a los temas religiosos) prensa progresista Tras la desaparición del Eco del Comercio y El Esparterista procedentes de la época anterior, es ahora El Clamor Público el principal diario progresista, fundado en el 44 por Fernando Corradi. prensa socialista y demócrata Más a la izquierda que los periódicos progresistas se sitúa la prensa socialista y demócrata, surgida al calor de la ola revolucionaria del 48 en Europa. Los años de la década moderada son los de la máxima difusión de las corrientes del socialismo utópico en España. El primer periódico socialista español, de tendencia fourierista, es La Atracción, fundado por Fernando Garrido y Sixto Cámara, con el propósito de difundir el ideario fourierista y conectar con la izquierda del partido progresista. Adscritos también a la tendencia democrática del progresismo antes de la constitución del partido demócrata son La Reforma, El Pueblo y El Guardia Nacional. NACIMIENTO DE LA PRENSA COMO NEGOCIO EN LA Dà CADA MODERADA Ante el hastÃ−o del público por la densidad de la prensa polÃ−tica y monotemática, comienza a surgir otro tipo de prensa que se fundamenta en la información como tal, vacÃ−a de doctrina polÃ−tica. En definitiva, nace una prensa como negocio, que pierde su papel de portavoz polÃ−tico de la corriente de turno. • Ahora interesa la noticia desde su concepto más clásico, es decir, lo que ha pasado objetivamente. • Búsqueda de beneficios. Se intenta vivir de los beneficios obtenidos por la publicidad y por la venta de ejemplares, no por los denominados fondos reptiles, cantidades entregadas por los partidos para los diarios que eran voceros de sus intereses. Los diarios comienzan a buscar su independencia polÃ−tica. • Aparición del concepto de público: los diarios ya no se dirigen a la élite suscriptora con interés polÃ−tico, más bien a un público heterogéneo, sin ningún tipo de vÃ−nculo y disperso en la geografÃ−a que busca el tÃ−tulo por interés, no por suscripción. • El periodista se profesionaliza frente al periodista- polÃ−tico. 63

• Desarrollo de la infraestructura técnica: el telégrafo se inaugura en España en 1846, y se mejora la red de comunicaciones (1847, primera lÃ−nea de ferrocarril). El telégrafo aparece en la sección de noticias con un aire de dinamismo y espectacularidad; junto a las noticias extraÃ−das como antes de los periódicos de provincias o del extranjero, aparecen las “noticias acabadas de recibir por telégrafo”. Fruto de esta preocupación creciente por lo informativo es la fundación en octubre de 1848 de Carta Autógrafa, por Manuel Mª de Santa Ana, una agencia de noticias que se apoyaba en el telégrafo. La primera y rudimentaria agencia de prensa española, con considerable retraso con respecto a las europeas (Havas, de 1835). Por lo tanto 1848 se puede marcar como el inicio del panorama empresarial informativo. La agencia fue el germen de La Correspondencia de España, también de Santa Ana, que nace en el 59, sin adscripción polÃ−tica determinada y apartado de cuestiones doctrinales (no hay esmero en el artÃ−culo de fondo o doctrinal). Un periódico que parece con pretensiones innovadoras, adelantándose a lo que serÃ−a el periódico de información barato y popular, es Las Novedades (1850), de Ôngel Fernández de los RÃ−os. Demuestra un interés puro por la noticia, por la actualidad, tratando de desligarse de las tendencias polÃ−ticas, aunque los sectores más conservadores le criticaban cierta inclinación hacia el progresismo. La importancia concedida a la noticia y su baratura fueron las principales razones del extraordinario éxito del periódico. Que durante 10 años fue el que más tenÃ−a que pagar a Correos por el Timbre, colocándose como el medio más deseado por los anunciantes para insertar publicidad. El periódico se vendÃ−a en la calle y no por suscripción. Los lunes publicaba un apartado especial con bloques literarios y dedicados al entretenimiento que puede considerarse como antecedente de la Hoja de los Lunes de El Imparcial. La Correspondencia de España desbancó del primer puesto a Las Novedades. El de Santa Ana suministraba las informaciones sin elaborar, era un puro volcado del telégrafo al que sólo se le añadÃ−a el lugar y la fecha en la que ocurrÃ−a la noticia. Contrastaba fuertemente con la prensa polÃ−tica: mucha información pero poco elaborada vs. Poca información muy elaborada. Durante más de 10 años La Correspondencia será lÃ−der de prensa, sólo desbancada por El Imparcial. el bienio progresista (1854-1856) del periódico de opinión al periódico de información Contexto histórico-polÃ−tico En 1854 se produce una revolución, motivada por el descontento de los progresistas con el gobierno moderado (llevan diez años fuera del poder y existÃ−a un clima de arbitrariedad y corrupción). La revolución estalla en forma de pronunciamiento militar en Vicálvaro, capitaneada por O´Donell. Los sublevados dirigen al paÃ−s el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas, que amplÃ−a los objetivos del movimiento, adoptando algunos de los principios progresistas e invitando a éstos a unirse a la lucha. Las clases populares también fueron utilizadas para esta revolución, con la novedad de que ésta va a reclamar reformas sociales además del cambio polÃ−tico. Sartorius se va obligado a dimitir y la reina llama a Espartero. Todos los gobiernos que se sucedieron durante el bienio tendrán a Espartero como presidente y a O´Donell como ministro de la Guerra. Acontecimientos importantes del Bienio: • Unas nuevas Cortes Constituyentes iniciaron la elaboración de una nueva constitución más progresista que no llegó a aplicarse. Se abole la constitución de 1845 y se redacta una nueva, sin ese espÃ−ritu conciliador que caracterizaba a la anterior, sino que era totalmente progresista: se habla 64

de soberanÃ−a nacional, de Senado plenamente electivo (con una evidente restricción del poder de la reina), restablecimiento de los jurados de imprenta, tolerancia religiosa en la intimidad, etc. Un proyecto claramente porgresiata que no llegó a entrar en vigor porque su desarrolló duró dos años, tiempo en que se produce un cambio de gobierno de vuelta a los moderados. Por eso a eta constitución se la conoce como la non nata (no nacida). • Desamortización de Madoz de 1855: desamortización también civil, que completó la eclesiástica llevada a cabo por Mendizábal. Supone la puesta a disposición de los bienes propios y comunes (tierras en su mayorÃ−a), con el fin de sanear la deuda estatal y conseguir recursos para financiar la red de ferrocarriles. Pero la realidad es que no consiguió alterar en demasÃ−a la estructura de propiedad de las tierras. • Se adoptaron medidas para propiciar la modernización económica del paÃ−s como la Ley de Ferrocarriles de 1855. • Durante el bienio aumentó la conflictividad social, con los movimientos huelguÃ−sticos de Barcelona a la cabeza, donde se reivindicaba el derecho a huelga y asociación. • Dentro de los progresistas se produce una nueva división, posicionándose cada bando al lado de los hombre fuertes del partido: ◊ Los progresistas puros desconfÃ−an de O´Donell al que ven demasiado cercano al moderantismo. Están junto a Espartero. ◊ Los progresistas de centro liberal, conocidos popularmente como ligueros, temen una radicalización del partido y se alinean junto a Narváez y O´Donell. Los moderados aprovecharon esta nueva escisión para retomar fuerzas y planear una vuelta al poder. O´Donell llega al poder, por intervención de la reina, y disuelve las Cortes, que son de mayorÃ−a progresista e intentaron oponerse al desplazamiento de Espartero. Al disolverse las Cortes no se termina el proyecto de constitución de 1856 y se restituye la de 1845. Con este giro al moderantismo era previsible la recuperación del poder por los moderados, con Narváez al frente. Durante esta etapa “El padre Cobos”, un tÃ−tulo de la prensa moderada, será quien ejerza las crÃ−ticas más duras a Espartero por la pérdida del gobierno (critica tanto su figura como la revolución). El satÃ−rico Padre Cobos luchó incansable contra la situación progresista con las armas del ridÃ−culo y la ironÃ−a. Legislación sobre prensa e imprenta en el Bienio Liberal La labor legislativa del bienio en materia de prensa se caracteriza por la vuelta al trienio esparterista. Restaura la ley de 1837, con la aclaración del decreto de 1842 sobre lo que debe entenderse por periódico a efectos legales. Auqneu hay que advertir cierta diferencia legislativa en función de quien ostentaba el poder, ya que con Espartero se advirtieron signos de aperturismo, y con O´Donell, todo lo contrario. Hay que mencionar algunas medidas como las decretadas en 1854, por la que se disponÃ−a la devolución d elas cantidades que pagaron los periódicos por las multas dictadas conforme a la ley de 1852 (decretada por Bravo Murillo, muy restrictiva). En ese mismo año, y por Real Orden se vuelve a la primera definición de periódico de Espartero (1842). Y en 1855 se restablece el jurado de imprenta. Del gobierno de O´Donell, de junio a octubre de 1856, solo se puede destacar la vuelta a la constitución de 1845, muy restrictiva con la libertad de imprenta. La prensa en el Bienio Liberal Al calor de esta legislación progresista y de la politización que trae consigo la revolución, se multiplicó el número de periódicos asÃ− como su cifra de tirada. Nacen muchos periódicos, aunque la mayorÃ−a tendrán vida efÃ−mera. 65

El aire descentralizador que trae la revolución- la descentralización era uno de los principios del Manifiesto de Manzanares- afecta positivamente a la prensa provincial, que experimenta un cierto desarrollo. prensa progresista Los periódicos progresistas son los más favorecidos por la nueva situación (entre el 40 y el 50% del total en el pago del timbre). El Clamor Público y La Iberia, son los tÃ−tulos más representativos. El Clamor era casi el órgano oficial de Espartero, su portavoz oficioso. En la década moderada fue el periódico de oposición al moderantismo. La iberia es el prototipo de periodismo combativo, polémico, incansable y progresista. prensa democrática Será la segunda beneficiaria de la revolución, que seguirá un ritmo ascendente. Los tÃ−tulos más representativos son: La SoberanÃ−a Nacional (más polémico, con estilo agresivo y nada diplomático. Batió el record de denuncias) y La Discusión (más combativo). Dentro de esta tendencia se puede enmarcara la prensa de facción socialista, como El Eco de las Barricadas, La Voz del Pueblo y La Asociación. Durante estos años comienza a formarse una conciencia obrera de clase, que aunque nació en Barcelona, se fue extendiendo a otros lugares y sectores nuevos, influido por el ejemplo catalán y aireado por la prensa. Una vez que la prensa noticiera se imponga, serán las cabeceras socialistas las únicas que mantengan vivo el espÃ−ritu de la prensa polÃ−tica. prensa moderada La prensa moderada se sitúa en conjunto por debajo de la progresista. El mayor logro del periodismo moderado es el Padre Cobos, diario satÃ−rico, que junto a La época, órgano unipersonal de Cánovas, configuran los tÃ−tulos más emblemáticos del moderantismo en el bienio. prensa ultracatólica La Esperanza, El Católico, El Mensajero, La Regeneración Fenómeno aparte es la prensa obrera, que nace con El Eco de la Clase Obrera, surgido en Cataluña al calor de los acontecimientos huelguÃ−sticos de julio de 1855. Con un tono de gran moderación explicaba los problemas y las actitudes de las organizaciones obreras, al mismo tiempo que apelaba a los obreros de toda España a crear un movimiento de solidaridad en defensa de los intereses comunes. Evitaba cualquier contenido polÃ−tico y buscaba la divulgación cultural. Los conservadores serÃ−an sus principales opositores. MarÃ−a de Calderón, conocida como la Calderona. Su verdadero tÃ−tulo completo es Relación o Gazeta de algunos casos particulares, assi Politicos, como Militares, sucedidos en la mayor parte del mundo hasta fin de Diziembre de 1660. Derrotado en su campaña de Portugal, en el año 1665, fue apresado y desterrado a Consuegra, ya muerto su padre Felipe IV y bajo la regencia de su viuda Mariana de Austria, madre del nuevo rey Carlos II. Cuatro años después recobró su influencia en la corte española tras conseguir la caÃ−da del valido y confesor de la reina, el padre Nithard. Marchando sobre Madrid desde Cataluña, presentó a la reina un ultimátum y provocó la expulsión del jesuita el 25 de febrero de 1669. 66

En esa coyuntura fue nombrado virrey de Aragón. Diez años más tarde, consiguió también sacar a la fuerza de El Escorial al valido Fernando de Valenzuela tras un manifiesto de la nobleza y una cabalgada de los partidarios de Juan José de Austria, en enero de 1679. A partir de ese momento actúa como Primer Ministro y asesor de su hermano el rey Carlos II, lo que dada la incapacidad del monarca (motejado como El Hehizado) significaba el control absoluto del gobierno bajo el tÃ−tulo informal de valido. plan de reformas encaminadas a reforzar el poder real y la unidad de los territorios que dominaba, con vistas a un mejor aprovechamiento de los recursos al servicio de la polÃ−tica exterior. En su opinión, la eficacia de la maquinaria bélica de la monarquÃ−a, sostén de su hegemonÃ−a en Europa, dependÃ−a de la capacidad para movilizar los recursos de sus reinos, lo cual requerÃ−a una administración más ejecutiva y centralizada. Esto es lo que se llamó la Unión de Armas, proyecto para incrementar el compromiso de todos los reinos de España (tal expresión era utilizada en el documento) para compartir con Castilla las cargas humanas y financieras del esfuerzo bélico. De esta forma, se preveÃ−a la creación de una reserva común de 140.000 hombres, aportados proporcionalmente a su población por todos los reinos de la monarquÃ−a. Esta medida fue interpretada por los reinos de la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia, Mallorca) como un peldaño más en su sumisión a la monarquÃ−a. El motÃ−n de Esquilache sirvió de pretexto para el destierro de los jesuitas. Hay que recordar que estamos en vÃ−speras de la Revolución Francesa y existe miedo al derrocamiento del monarca. La imprenta llegó a España en 1472 de la mano del impresor Juan Párix de Heidelberg, que fue llamado por el obispo de Segovia Juan Arias Dávila, casi diecisiete años después de que Johannes Gutenberg sacara a la luz su primer libro impreso (Biblia). La Revolución francesa fue un proceso social y polÃ−tico que se desarrolló en Francia entre 1789 y 1799 cuyas principales consecuencias fueron la abolición de la monarquÃ−a absoluta y la proclamación de la República, eliminando las bases económicas y sociales del Antiguo Régimen. à rganos de carácter ejecutivo formados por personas de Ã−ndoles muy distintas, que su máxima aspiración es echar a los franceses del paÃ−s. Una medida de liberalismo censitario, que no prohÃ−be, pero que impide. 76 Historia del Periodismo Español 1 Historia del Periodismo Español

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