Las mujeres y la ciencia en una sociedad patriarcal

June 4, 2018 | Author: Anonymous | Category: Trabajos y Tareas, Educación y Pedagogía
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Las mujeres y la ciencia en una sociedad patriarcal

ANA MARÍA PEPPINO BARALE MESA 10

Todavía somos un país machista […] Siempre ha sido difícil. Muchas oportunidades se las dieron a hombres que valían menos que yo. Becas, puestos de trabajo. La competencia no la aguantan los hombres. Me casé con un historiador y me divorcié por eso. Los mexicanos siempre me han tenido miedo. Pero nunca me he querido ir. Josefina Zoraida Vázquez (COLMEX)

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Resumen Las características intrínsecas de la sociedad patriarcal han tejido prejuicios acerca de la capacidad de las mujeres para desarrollarse en el campo de la ciencia y la tecnología. La perspectiva de género permite documentar el paso de las mujeres en estas actividades y analizar este fenómeno en el entorno de una sociedad discriminatoria, androcentrista, que relega a más de la mitad de la población al círculo privado y con ello a la invisibilidad. Los estudios históricos desde la perspectiva de género han constatado la invisibilización de las aportaciones de las mujeres a la ciencia y la tecnología (leyes y legislación han colaborado en ese sentido), mientras que historiadoras de la ciencia han rescatado la presencia femenina en este ámbito con resultados sorprendentes. Esta comunicación se refiere a un estudio que en su primera etapa, refleje cuantitativamente la presencia femenina en las distintas disciplinas de estudio tanto en licenciatura como en los posgrados y su participación en todos aquellos cargos inherentes a las labores académicas y a los distintos órganos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), fundada en 1974 en la Ciudad de México. Se presentan datos al respecto.

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ARANDA, Rigoberto, “Me duele México, pero soy optimista. Josefina Zoraida Vázquez”, en La CRONICA de hoy, mayo 22 de 2006, p. 45.

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Introducción Las condiciones de participación de las mujeres en las distintas actividades de la vida humana en el campo público y especialmente en la educación, ha mejorado sustancialmente en algunas sociedades. Desafortunadamente no en todas. El caso de México, y de otros países similares, presenta una disparidad notable entre sectores socioeconómicos y hasta geográficos. De ahí que estudiar la presencia femenina en la ciencia y las tecnologías significa fijar la atención en el sector universitario, al que ingresó, según datos de INEGI 2003, el 12.62% de la población estudiantil que se matriculó en primaria. ¿Por qué entonces concentrarse en una minoría? Porque esa minoría está relacionada directamente con el ejercicio del poder, sostenido por una visión del mundo centrada en el varón y donde se identifica la experiencia humana como exclusiva de ellos. Si bien las mujeres somos mayoría. Así, si se quiere una forma de vida más incluyente se debe poner atención en dónde están las mujeres, para trazar un mapa lo más cercano posible a la realidad y con ello poder estructurar medidas que desmoronen los prejuicios y estereotipos que fijan los papeles de mujeres y hombres. Las características intrínsecas de la sociedad patriarcal han propiciado la desconfianza acerca de la capacidad de las mujeres para desarrollarse particularmente en el campo de la tecnología y la ciencia. La perspectiva de género permite documentar el paso de las mujeres en estas actividades y analizar este fenómeno en el entorno de una sociedad discriminadora, androcentrista, que ha relegado históricamente a más de la mitad de la población al círculo privado y con ello a la invisibilidad pública. Las organizadoras de la Conferencia: Mujeres Latinoamericanas en las Ciencias Exactas y de la Vida, celebrado en noviembre del 2004, en Río de Janeiro, Brasil, ampliaron el espectro de participantes incluyendo representantes de otras ciencias, entre ellas investigadoras de ciencias sociales y humanidades dedicadas a estudios de género, situación que enriqueció las discusiones y que llevó a sugerir en las conclusiones, que se motivara a colegas de esas áreas para que estudien la situación de las mujeres científicas y que contribuyan así a plantear soluciones al hecho de la escasa participación de las mujeres en la ciencia. En la ciudad de México, del 3 al 5 de mayo, se llevó a cabo la versión 2006 de dicha conferencia, las mujeres científicas ahí reunidas se comprometieron a “organizar grupos de mujeres para enseñarles a otras a influir en todos los niveles, a modificar el patrón de educación diferencial para niños y niñas, y a apoyar a las niñas y jóvenes con vocación [para] la investigación [a] incursionar en este apasionante campo”.2 Siguiendo las recomendaciones anteriores, mi intención es cooperar con un estudio que refleje cuantitativamente –en su primera etapa-, la presencia femenina en las distintas disciplinas de estudio tanto en licenciatura como en los postgrados y su participación en todos aquellos cargos inherentes a las labores académicas y a los distintos órganos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), fundada en 1974 en la Ciudad de México. Haré hincapié en la división de Ciencias Básicas e Ingeniería (CBI) donde he comenzado a realizar entrevistas con las alumnas y profesora de la Maestría en Ingeniería Estructural, para exponer las razones por las cuales optaron por la carrera de ingeniería, las aptitudes familiares y de su entorno ante dicha decisión, relación con antecedentes cercanos, la aceptación o no de compañeros y profesores. Los datos 2

DE LA TORRE, Mayra, “El otro cincuenta por ciento”, La Crónica de hoy, junio 14 de 2006, p.4.

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cuantitativos finales se compararán con otros centros de estudios de la zona metropolitana y de diferentes estados, dependiendo de los registros realizados y la facilidad del acceso a los mismos. A partir de la precisión numérica es posible hallar y aplicar soluciones más reales para incrementar la presencia de la mujer en el campo de la tecnociencia. En este sentido, mi enfoque responde a los estudios realizados desde el feminismo en el área pedagógica, por su interés eminentemente práctico; pero también es necesario atender al área histórico-sociológica para analizar las causas de esa presencia poco significativa, así como de “dar cuenta de las aportaciones más relevantes que las mujeres han realizado en los campos de la ciencia y la tecnología, además de estudiar las barreras tradicional e históricamente más importantes que han obstaculizado el acceso femenino estos campos”. 3 Diversas investigadoras en esta última área recalcan la importancia de indagar acerca de las cuestiones históricas, socioeconómicas y educativas que condicionan la inclinación femenina por ciertas áreas del conocimiento en detrimento de otras. Las propuestas de cambios se dirigen principalmente a la educación, atendiendo a eliminar desde la primera infancia los sesgos de género con objeto de fomentar el interés de las niñas por la ciencia. En el terreno profesional se propone la formación de redes de científicas organizadas para la defensa de sus intereses. Entre las importantes aportaciones sobre este tema, me baso en algunas de las propuestas contenidas en el estudio de Evelyn Fox Keller (científica del Massachusetts Institute of Technology), sobre género y ciencia, que resaltan la importancia del cambio de paradigma de la actividad científica que cuestionan la objetividad y otras características de la metodología científica. De España, en el trabajo de Eulalia Pérez Sedeño (Consejo Superior de Investigación Científica) que ha realizado importantes aportaciones al respecto. En el primer apartado me refiero a los parámetros educativos emanados de una sociedad patriarcal cuyas consecuencias van siendo expuestos por los estudios de género, como se ejemplifica en la sección segunda, a la que le siguen datos sobre la diferente participación femenina y masculina en el campo universitario.

1. Educación y sociedad La sociedad patriarcal se caracteriza, entre otros puntos, porque está asentada sobre una clara y profunda división en todas las áreas de vida de la especie humana, entre hombres y mujeres. Estas últimas, según la tradición ancestral tienen la misión innata de reproductoras de la especie y, por ello, están capacitadas consecuentemente para el cuidado de la misma. Por ende, el espacio privado, el resguardado, el protegido, es el lugar donde las mujeres deben cumplir con los papeles que la sociedad tradicional les ha asignado. Por su parte, los hombres son los proveedores que se desenvuelven en el espacio público y cuyo dominio en todos los sectores de la sociedad son una constante. La cultura trasmitida -mayoritariamente por mujeres-, alecciona a sus vástagos en las labores asignadas a unas y a otros. De ahí, la apreciación cultural del concepto de género -en lugar del aspecto biológico de la distinción de sexo-, que explica que lo femenino y lo masculino es una construcción cultural en la que predomina la asignación expresa de papeles diferenciales. 3

MASSÓ GUIJARRO, Ester, “Género y ciencia. Una relación fructífera”, Gazeta de Antropología, Universidad de Granada, núm. 20, 2004.

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Durante siglos, las mujeres estuvieron excluidas de la educación –aún en su etapa más elemental en la que se aprenden los rudimentos de lectura y escritura-, especialmente aquellas que no pertenecían a la clase pudiente porque en ésta era posible que las bibliotecas de los hombres (abuelos, padre, tíos o hermanos), fueran reducto también de las jóvenes inquietas ya que, muchas de ellas eran preparadas por institutrices o por los preceptores de sus hermanos. O, como en el caso de Émilie de Breteuil marquesa de Châtelet (1706-1749) traductora, analista e impulsora de la obra de Newton, recibió una esmerada educación que incluyó lenguas antiguas, alemán y matemáticas, porque su padre, rico y poderoso, reconoció el intelecto de su hija aunque, al parecer, influyó su pesimismo respecto a las pocas oportunidades que tendría de casarse, porque su altura y demás proporciones no correspondían al modelo femenino dominante en la época. La posición económica de Émile, casada –situación que le permitió mayor libertad- y madre en tres ocasiones, le permitió contratar a buenos matemáticos como profesores que reforzaron su capacidad para dicha disciplina. Rica, elegante e inteligente, sin embargo, se la ha mencionado más como amante de Voltaire que como autora de ensayos sobre ciencia y filosofía e instructora de matemáticas en su reducto de Cirey. Para las católicas, los conventos representaron en muchos casos el lugar propicio para leer y prepararse. Esta situación de exclusión por sexo y por clase, sólo se va superando a medida que se generaliza el ingreso de las niñas a la educación y, posteriormente, a los estudios superiores. Las distintas corrientes del feminismo han impulsado una mirada crítica a la historiografía tradicional con objeto de traer a la superficie la participación de las mujeres en los distintos campos del conocimiento. Basta una revisión a los libros de historia para entender cómo se impone la idea de la primacía masculina a las niñas y niños de las etapas elementales de la educación. En la América hispana los nombres de los conquistadores llenan las páginas y cuando aparece una mujer sobresaliente, la historia resalta su paso como traidora a su pueblo y su nombre españolizado, Malinche, pasa a ser sinónimo de “preferencia excesiva por lo extranjero”-malinchismo-. Los estudios de género van recorriendo el velo que cubre las actividades de mujeres que superaron todos los escollos para adquirir conocimientos. La figura de Marie Sklodowska Curie, dos veces Nobel y madre de otra 4, es quizás el emblema más reconocido de la capacidad de las mujeres para hacer ciencia. Sin embargo en la actualidad, junio de 2006, no sólo no se ha reparado el trato silenciado de la historia sino que no se nos reconoce idiomáticamente. Es decir, aún no se ha extendido mayoritariamente el nombrar a las profesiones en femenino, ni en las propias mujeres.

4 En 1903, dos años después de la fundación del Premio Nobel, le fue otorgado Junto a su esposo Pierre, el de Física,"En reconocimiento de los extraordinarios servicios que han dado sus investigaciones conjuntas sobre el fenómeno de la radiación descubierta por el prof. Henri Becquerel". En 1911, repite por el de Química en reconocimiento a su descubrimiento de los elementos radio y polonio. En 1935, Irene JoliotCurie -con Frederic Joliot-Curie- recibe el Nobel de Química por la síntesis de nuevos elementos radioactivos. Sólo nueve mujeres más lo han recibido en las categorías de Ciencias y Medicina.

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El caso de una estudiante del sexto semestre de Ingeniería en Sistemas Electrónicos del Tecnológico de Monterrey, Campus Guadalajara, que expone cómo se tuvo que enfrentar a la mentalidad familiar y de sus amistades que no podían creer su determinación de estudiar algo tan difícil y masculino, expresa: […] todavía en cuarto semestre mi padre me preguntaba si estaba segura de querer ser ingeniero y le expresaba a mi madre sus miedos de que estuviera rodeada de hombres y que jamás fuera completamente femenina. Mis primos [¡las primas no decían nada!] se admiraban de que estuviera estudiando algo “increíblemente difícil” y muchos de ellos [ellas calladas] me advirtieron que en este país jamás encontraría trabajo, pues nadie cree en una mujer ingeniero.5

Si la lengua representa la realidad debemos incluir a las mujeres en ella para dejar atrás el androcentrismo de la sociedad patriarcal, en donde lo masculino es “naturalmente” sinónimo de humanidad. Por consiguiente, el título de las carreras igualmente debe reconocer lo femenino. Es parte fundamental para reeducar a la sociedad en el reconocimiento de que la humanidad tiene dos partes: una femenina y otra masculina.

2. ¿Dónde están las mujeres? La exigua presencia de las mujeres en la práctica científica responde directamente al poco tiempo que las mismas han tenido la oportunidad de entrar masivamente a los estudios universitarios. Considero, además, que el tiempo dedicado a desempeñar el papel de madre y en la que recae el mayor peso de las actividades en el hogar ha sido injustamente valorado. Es decir, las mujeres siempre han tenido un papel fundamental en la reproducción de la especie y en la socialización de la descendencia; tenemos ejemplos de mujeres que superaron todos y cada uno de los escollos que ese papel tradicional representa y alcanzan éxito en su carrera en la ciencia y en la investigación. En tiempos pasados y sociedades marcadamente patriarcales, aunque su cabeza fuera una mujer, tal el caso de la Inglaterra victoriana en que nació Grace Chisholm Young en 1868, en una familia encumbrada y de elevada educación. Logró ingresar a Cambrigde en 1889 y recibió su certificado en 1893 y para obtener su doctorado en matemáticas tuvo que ir a la universidad alemana de Göttingen, donde ya lo había obtenido la primera mujer: Sonia Kovalevskaya en 1874. Grace tuvo seis hijos y dirigió su creatividad a la educación de su prole para los que escribió libros sobre biología y geometría. Una de sus hijas fue física, las otras dos estudiaron matemáticas y una de ella se doctoró en Cambridge donde a su madre se le había negado anteriormente esa posibilidad.

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CRUZ, Dacil. “Historia de la participación de las mujeres de mi país en ciencias e ingeniería”. Disponible en: www.ewh.ieee.org/reg/9/documentos/files/wieconcurso/WIE_Dacil_Cruz.pdf

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De mayor actualidad y en México, la doctora Mayra de la Torre6 se refiere a un grupo de eminentes científicas que también han cumplido con el papel de madres y ahora algunas son abuelas; por lo que a ella atañe expresa con satisfacción: […] yo también soy mamá y mi primer hijo, Yamandú Alejandro (Diseñador Gráfico), me acompañó cuando era bebé a la escuela e hicimos juntos la licenciatura. Mi segunda hija Ixchel (Psicóloga) hizo conmigo la maestría y el doctorado. Con ellos dos y Omar el tercero (estudiante de preparatoria), construimos juntos mi camino en la investigación. Desde su tierna infancia compartieron todas mis vicisitudes, los viajes al extranjero, la estancia posdoctoral.7

Las anécdotas al respecto van en aumento junto a la recuperación histórica de nuestras ancestras humanas. Por otra parte, los estudios de las mujeres orientados a explicar la desigual participación de uno y otro sexo en la ciencia y la tecnología, se refieren a los mecanismos que favorecen la subordinación de las mujeres a las fuentes de autoridad masculina, legitimadas por una sociedad patriarcal que no sólo ha impulsado un acceso diferencial por razones de género sino también, respecto de las barreras representadas por la metáfora del techo de cristal, “que mantiene a las mujeres alejadas de los puestos de mayor poder, prestigio y responsabilidad en ciencia y tecnología”.8 Los estudios históricos acerca de la participación de las mujeres en la ciencia y tecnología desde la perspectiva de género, han comprobado la invisibilización de las aportaciones de las mujeres en este ámbito. Así las historiadoras de la ciencia sensibilizadas con la exclusión de las mujeres en la historia de la humanidad, han puesto particular atención en leer con nuevos ojos los documentos que registran las actividades de diferentes ciencias y disciplinas no cultivadas tradicionalmente por mujeres. El trabajo sostenido de las mujeres en el ámbito de la ciencia, de la investigación, de la divulgación del conocimiento y de la docencia, no recibe la suficiente difusión ni reconocimiento del mismo, si bien es necesario reconocer la importante labor desarrollada en el ciberespacio donde se suman sitios de y para las mujeres. Igualmente, es necesario revisar si el acceso a becas, a apoyos, a cargos, es representativo. Se necesita esta cuantificación para trazar el mapa que permita decir con certeza dónde se ubican las mujeres en las distintas disciplinas y fijar un seguimiento y comparación con los antecedentes sobre el tema. Los parámetros cualitativos estarán encaminados a determinar la calidad de la participación femenina en los distintos campos del saber. Por su parte, si intentamos explicar el porqué las mujeres son menos numerosas o apenas presentes en las áreas de la ciencia y la tecnología, se debe comenzar por el tipo de educación recibida, tanto la formal (escolarizada) como la informal (mediaciones del contexto vivencial).

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Miembra del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República e investigadora del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A.C., Premio Nacional de Ciencias y Artes en Tecnología y Diseño (1998).

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“Intuición Femenina y Ciencia”. Disponible ehttp://www.ciad.mx/boletin/mayjun05/Intuicion_y_ciencia.pdf Consultado en junio 14 de 2006. 8 GONZÁLEZ GARCÍA, Marta y Eulalia Pérez Sedeño, “Ciencia, Tecnología y Género”, Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, núm. 2, enero-abril 2002.

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Un ejemplo de cambio es el programa de apoyo al desarrollo de las mujeres en las áreas científicas de Físico-Matemáticas e Ingenierías de la UNAM, cuyo rector, Juan Ramón de la Fuente, en los primeros días de junio de este 2006, entregó becas a 60 alumnas de excelencia que participaron en el Programa de Fortalecimiento Académico para las Mujeres Universitarias.9

3. Las cifras El comportamiento de la matrícula en licenciatura durante el periodo 1993-2003 (INEGI Educación), reporta un aumento de 410 205 mujeres contra 313 702 hombres. [PP] Periodo Mujeres Hombres Total 1993 498 763 642 805 1 141 568 1996 588 929 697 704 1 286 633 1999 690 300 791 699 1 481 999 2003 908 968 956 507 1 865 475 La matrícula de posgrado reporta un menor aumento en número de mujeres 43 223, con respecto a 45 475 hombres. Sin embargo, el porcentaje de la matrícula de mujeres en relación al total queda como sigue: 36.17 % (1993) y 44.25 % (2003). [PP] Periodo 1993 1996 1999 2003

Mujeres 17 805 29 549 45 882 61 028

Hombres 31 413 44 772 63 623 76 888

Total 49 74 109 137

218 321 505 916

Por lo que respecta a las tres unidades de la UAM (Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco), en los datos de la matrícula de primer ingreso en 2005 expresados en porcentajes totales, durante el periodo de inscripción primavera y otoño, a las carreras de las Divisiones de Ciencias Básicas e Ingeniería (CBI), Ciencias Sociales y Humanidades (SCH), Ciencias Biológicas y de la Salud (CBS) y Ciencias y Artes para el Diseño (CyAD), se confirma la preferencia del sector femenino por las ciencias sociales y de la vida, según se aprecia en el cuadro siguiente: [PP]

UAM A % CBI

UAM A

UAM I

UAM I

UAM X

UAM X

F

M

F

M

F

M

18.50

81.50

22.97

77.03

-------

-------

CSH

47.94

52.06

52.05

47.95

52.34

47.66

CBS

---------

--------

65.24

43.76

60.84

39.16

37.21

62.79

--------

---------

31.62

68.38

CyAD

9

Crónica, junio 6 de 2006, p. 46.

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La información anterior da indicios de una tendencia, pero debe complementarse con un estudio diacrónico respecto al ingreso de una generación y su egreso. Igualmente interesa saber la calificación promedio de carera, el número de tituladas y premiaciones. El cuadro que sigue es para ilustrar el primer ingreso en otoño 2005, en las distintas carreras de CBI de la unidad Azcapotzalco donde las alumnas alcanzan el 24.19% del total de inscripciones: Ciencias Básicas e Ingeniería

M

F

Ingeniería Ambiental Ingeniería Civil Ingeniería Eléctrica Ingeniería Física Ingeniería Industrial Ingeniería Mecánica Ingeniería Metalúrgica Ingeniería Química Ingeniería Electrónica Ingeniería en Computación

20 40 24 31 83 85 13 46 131 147

23 11 2 10 32 6 6 25 15 30

TOTAL

620

160

La Junta Directiva es el órgano número uno de la UAM, al que le sigue el Colegio Académico y luego el Rector General, la composición de sus nueve integrantes es la siguiente: MIEMBROS DE LA JUNTA DIRECTIVA DE LA UAM 2006 Universidad de procedencia

Masculino

Femenino

UNAM UAM-X Instituto Nacional de Neurología

5 0 1

1 2 0

Como ejemplo de la desproporción notable entre mujeres y hombres que nos representan en el organismo más importante para las y los investigadores en México, me refiero a la composición de las Comisiones Dictaminadoras del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), doce integrantes por cada una de las siete áreas de conocimiento, que habla por sí sola.

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SISTEMA NACIONAL DE INVESTIGADORES INTEGRANTES DE LAS COMISIONES DICTAMINADORAS 2005. MASCULINO FEMENINO TOTAL Área I: Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra 11 1 12 Área II: Biología y Química 11 1 12 Área III: Medicina y Ciencias de la Salud 11 1 12 Área IV: Humanidades y Ciencias de la Conducta 5 7 12 Área V: Sociales 10 2 12 Área VI:Biotecnología y Ciencias Agropecuarias 11 1 12 Área VII: Ingeniería 10 2 12 INTEGRANTES DE LAS COMISIONES DICTAMINADORAS 2005 12

10

8

6

MASCULINO FEMENINO TOTAL

4

2

0

Área I: FísicoMatemáticas y Ciencias de la Tierra

Área III: Medicina y Ciencias de la Salud

Área V: Sociales

Área VII: Ingeniería

Los datos anteriores son una breve muestra de la disparidad representativa de las mujeres en una línea sincrónica, que no muestra su comportamiento histórico. Es decir, la visión cuantitativa es compleja porque mientras mayor es el número de indicadores, se tendrá un panorama más integrador para saber dónde están las mujeres en el campo educativo.

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Conclusiones Ahora, apenas pasado el primer lustro del siglo XXI, deberíamos haber conquistado el derecho a la educación para todas las niñas en igualdad de condiciones que los niños. Aún estamos lejos de lograrlo porque razones económicas y culturales siguen manteniendo un modelo de sociedad excluyente. Tratar de valorar la participación de las mujeres en la construcción de las sociedades actuales con patrones correspondientes a la sociedad patriarcal que reconoce como importantes aquellas actividades tradicionalmente realizadas por varones, es caer en la trampa sutil de desvalorar todo trabajo realizado por mujeres en el ámbito privado o doméstico. Ese tradicional rótulo de trabajos o tareas y profesiones “propias de mujeres” no tiene que ser denigrante sino de reconocimiento al hecho de que tanto mujeres como hombres responden a atributos físicos y mentales particulares. ¿Son o no estos últimos más fuertes físicamente que las mujeres? ¿Es cierto que las mujeres están más capacitadas para labores que exigen paciencia, minuciosidad, delicadeza? Si esto es cierto cuál es el problema. Somos diferentes pero no por eso menos o más valiosas. Recuerdo una anécdota que contaba Elena Poniatowska hace muchos años en ocasión de que para cubrir una nota del periódico Novedades asistió a la presentación de trabajadoras soviéticas que contaban sus experiencias en trabajos “notoriamente masculinos” como manejar equipo pesado de construcción para lo cual aparecían vestidas con ropas, guantes y cascos de seguridad y apenas se las distinguía porque en altura y peso se asemejaban a sus compañeros. Desfilaban mujeres laborando en acerías, en fábricas de cohetes y armas bélicas, conduciendo autobuses, etc. Entonces Elena, supongo que con los ojos muy abiertos y la boca también, ante las conquistas laborales de las soviéticas no pudo contener un “ay, mejor putas”. Es posible que actualmente, 30 años después, esas labores sean mucho más comunes que entonces y no causen exclamaciones semejantes a la proferida por la periodista. La cuestión que quiero destacar es que lo que hay que derribar son los estereotipos que asignan a uno y otro sexo “labores propias del mismo” y que cada una o uno escoja aquella profesión o actividad que más le cuadre a sus gustos o disposiciones personales. Así los papás cambian pañales tan diestramente como las mamás y éstas usan múltiples tecnologías de comunicación para anotar citas, lista del super, o el nombre de la refacción para su camioneta 4x4. Es evidente que para que las mujeres tengan una mayor presencia en la ciencia y las ingenierías es necesario incrementar el número de preparatorianas interesadas en seguir carreras en este sentido. También, es necesario exponer la relación entre mayor participación y acceso a los altos niveles de dirección y decisiones importantes. El aumento del número de mujeres en la ciencia y tecnología progresa lentamente por muchas razones, aquí se expusieron algunas pero los números por sí solos no permiten desentrañar situaciones que tienen que ver con la decisión de tomar distintos caminos. Esta claro por las historias de vida, que las mujeres decididas superan muchas dificultades para lograr sus objetivos, pero no todas tienen esa disposición y se deciden por rumbos menos complejos y sacrificados y también merecen respeto. Por lo tanto, es necesario influir en la sociedad para superar los prejuicios respecto a que la mujer no cuenta con la misma capacidad que los varones para el quehacer científico y, también, que estos últimos están incapacitados para la ternura. En ambos casos, es necesario redefinir las características identitarias de ambos en la sociedad inmediatamente futura, así como reelaborar las cargas y responsabilidades de las

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parejas con respecto a los hijos y a las actividades de la casa. Muchas mujeres con títulos universitarios ejercen algunos años su profesión y a menudo se retiran por maternidad y cuando regresan se encuentran en desventaja por edad y por currículo. Las que persisten en ambas actividades pueden bajar su productividad en las etapas en que se requiere más su condición de madre. El estudio de los registros estadísticos permite que, a partir de una base real, se pueda interpretar el comportamiento de la presencia femenina en las diferentes disciplinas. Desde ahí se pueden recomendar cambios tomando en consideración lo expuesto por las propias mujeres. Las cifras aquí presentadas confirman tendencias generales y ya expuestas en otros estudios, pero sirven de apoyo para establecer estrategias en la UAM para aumentar la participación de las mujeres. A nivel macro, los datos estadísticos posibilitan saber cuántas mujeres, en qué áreas de la ciencia participan, dónde estudiante o laboran y el porcentaje con respecto a los varones; cúales son sus líneas de investigación y cúal su producción científica y su aportación al conocimiento. El aspecto cuantitativo debe apoyarse en la indagación cualitativa para explorar acerca de la procedencia socioeconómica y cultural de las mujeres estudiantes y profesionales, sobre el tipo de problemas que han tenido que superar para lograr sus objetivos, sobre su participación en los centros de que de una u otra manera inciden en la toma de decisiones de otorgamiento de becas, estímulos y apoyos para la investigación; en las comisiones dictaminadoras; en las direcciones, jefaturas o coordinaciones de centros de docencia y de investigación. Indicadores como los anteriores han sido propuestos por Judith Zubieta G. del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, desde una perspectiva de género, para la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología. Es de esperarse que la radiografía resultante sirva de sustento para el diseño y puesta en práctica de medidas que faciliten el cambio en la sociedad y en las familias en particular respecto al acceso de las mujeres a las carreras de ciencia y tecnología, favoreciendo la igualdad de oportunidades para su desarrollo personal y profesional sin dejar de tomar en cuenta que el cumplimiento de los papeles femeninos tradicionales inciden en el desempeño académico y profesional de la mujer.

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Bibliografía ARANDA, Rigoberto, “Me duele México, pero soy optimista. Josefina Zoraida Vázquez”, en La CRONICA de hoy, mayo 22 de 2006, p. 45. CRUZ, Dacil. “Historia de la participación de las mujeres de mi país en ciencias e ingeniería”. Disponible en www.ewh.ieee.org/reg/9/documentos/files/wieconcurso/WIE_Dacil_Cruz.pdf DE LA TORRE, Mayra, “El otro cincuenta por ciento”, La Crónica de hoy, junio 14 de 2006, p.4. -------------------------“Intuición Femenina y Ciencia”. Disponible http://www.ciad.mx/boletin/mayjun05/Intuicion_y_ciencia.pdf Consultado en junio 14 de 2006. GONZÁLEZ GARCÍA, Marta y Eulalia Pérez Sedeño, “Ciencia, Tecnología y Género”, Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, núm. 2, eneroabril 2002. Keller, Evelyn Fox, Reflexiones sobre género y ciencia, Alfons el Magnànim, Valencia, 1991. MASSÓ GUIJARRO, Ester, “Género y ciencia. Una relación fructífera”, Gazeta de Antropología, Universidad de Granada, núm. 20, 2004. * PÉREZ SEDEÑO, Eulalia, “¿El poder de una ilusión?: Ciencia, Género y Feminismo”, en López de la Vieja M.T. (ed.): Feminismo: del pasado al presente. Ediciones Universidad de Salamanca, 2000. *--------------------- et al. “La situación de las mujeres en el sistema educativo de ciencia y tecnología en España y su contexto internacional”, Programa de análisis y estudios de acciones destinadas a la mejora de la calidad de la enseñanza superior y de actividades del profesorado universitario, (ref: s2/ea2003-0031) *---------------------- “Mujeres en la historia de la ciencia”, Instituto de Filosofía, Consejo Superior de Investigación Científica. *Disponibles en www.ifs.csic.es/mujeres/documentos.htm PÉREZ SEDEÑO, Eulalia (ed.), Ciencia y género, Ed. Complutense, Madrid, 2000. ----------------------------- Las mujeres en el sistema de ciencia y tecnología. Estudios De casos, Cuadernos de Iberoamérica, Madrid, 2001.

DRA. ANA MARÍA PEPPINO BARALE UAM AZCAPOTZALCO, MÉXICO DF

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