tema 27. historia de relleu.

May 18, 2018 | Author: Anonymous | Category: Trabajos y Tareas, Arquitectura, Obras y Construcción
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TEMA 27. HISTORIA DE RELLEU. A.-PRIMEROS ASENTAMIENTOS. Los primeros restos de asentamientos humanos en Relleu se

remontan a la época ibérica (siglo III a. C.), y se hallan situados en el

despoblado denominado de la Penya Roja del término municipal. Posteriormente, con la romanización y conquista del referido castro ibérico, la población se establece presumiblemente en el lugar que hoy ocupa el núcleo urbano, hacia el siglo I a. C.

B.-ÉPOCA MUSULMANA. El principal exponente de la población árabe en el lugar, lo

constituye el Castell de Relleu, baluarte construido en el siglo XII durante

el período almohade. También se han hallado restos de la cultura islámica en El Castellonet y en el Benesit.

El castillo está declarado Bien de Interés Cultural del Patrimonio

Histórico Español, con categoría de Monumento, por resolución de la

Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) de fecha de 8 de marzo de 2001, figurando inscrito con el número R-I-51-0010575.

C.-LA CONQUISTA. Relleu será conquistado a los árabes por el rey Jaime I y fue un

baluarte importante en el límite fronterizo entre Aragón y Castilla, a tenor

del llamado Tratado de Almizra suscrito entre el Conquistador y su yerno

el infante Alfonso de Castilla (futuro Alfonso X El Sabio) el año 1244.

Posteriormente, caería nuevamente en manos musulmanas a raíz de las incursiones de Al-Azrak, siendo definitivamente conquistado el año 1258.

La primera concesión señorial de la población y su castillo sería

otorgada a favor del caballero Bernat de Sarriá, quien a su muerte en 1335

la cedería al infante Pedro, hijo de Jaime II y Blanca de Anjou. Tras su

muerte, pasaría a la propiedad del duque de Gandía en el año 1358 y,

posteriormente, a su hijo Alfonso. Relleu volvió a la Corona bajo el reinado de Alfonso V el Magnánimo.

RELLEU EN TIEMPOS DE JAUME I.

La Reconquista del sur del Reino de Valencia.

Tras el Tratado de Almizra de 1244 Relleu quedaba encuadrado en el

Reino de Valencia, mientras que poblaciones como Aguas o Busot pertenecían al Reino de Murcia, perteneciente a la Corona de Castilla.

De esta forma, Relleu marcaba los límites entre Castilla y Aragón, puesto

que el último pueblo que estaba situado cerca de la frontera era el de

Villajoyosa, que recibió la Carta Puebla en el año 1300. Entre Relleu, catalana-aragones, y Aguas, castellana, sólo había una separación natural que es la montaña de Cabeçò. Precisamente por este motivo, el rey Jaume I

se sirvió de ella para delimitar la separación de ambos reinos, como se puede observar en varios documentos.

El primer testimonio que habla de Cabeçò como una frontera natural es el

propio Tratado de Almizra. En él, el rey Jaume I reconoce al infante Don Alfonso, futuro yerno y posteriormente coronado rey de Castilla como

Alfonso X, sus posesiones, al igual que el rey castellano reconocerá al rey Jaume las suyas.

Tratado de Almizra.

Jaume I reconocía al infante don Alfonso de Castilla su soberanía sobre los siguientes lugares:

“Castrum et villam de Alacant cum omnibus suis terminis, et Aguas cum

omnibus suis terminis, et Busot cum omnibus suis terminis, secundum quod terra vadit et exit ad portum de Biar, et castrum el villam de Villena

cum omnibus suis terminis, et omnia alia que sunt ultra terminum de Biar,

sicut vadunt ad portum de Biar, inter terminum de Biar et terminum de Milena et versus partem Murcie et Castelle, salvo utrique ipsorum termino

suo ab integro, et omnia alia sicut vadunt inter terminum de Almiran et de Bogarra, salvo utrique istorum termino suo ab integro, et sicut vadunt

versus principium serre de la Rua, quod est super Ayora, prout aque vertunt de dicta serra de la Fua ex parte Castelle et sicut dicta serra de la Bua est ubi cadit Cabriel in Xucarum”.

Seguidamente, era el infante Alfonso quien reconocía a Jaume I los términos que le correspondían:

“Castrum de Caztalla cum omnibus terminis, et castrum de Biar cum omnibus suis terminis, et castrum de Almizra cum ómnibus suis terminis, et omnia que sunt ultra dicta castra de Alacant, a Auguas et de Busot…”

Aún así, no fiándose el rey Jaume de los castellanos, quiso dejar constancia de ello en su crónica:

“E anaran-se’n a l’infant don Alfons e parlaren lo pleit en esta manera, que ell se partís, que no demanàs Xativa, e que partissem les terres entre nós e ell com se retria el regne de Múrcia e el regne de València, e que nós

li retessem Villena e Saix, e los Capdets e Bugarra, e ell que rendria a nós Énguera e Moixent… Aquest fo lo partiment de les terres, que l’infant hagués Almansa e Sarafull e el riu de Cabrívol, e nós que haguéssem

Castilla e Biar e Relleu e Seixona e Alarc e Finestrat e Torres e Polop e la Mola que és prop d’Aigües, e Altea e tot ço que s’enserrava dins sos térmens.”

Tal era el temor del rey, que volvió a ratificar sus posesiones en su

testamento y, finalmente, en el documento más importante del Reino de Valencia, Els furs:

“Aquests son los termens del Regne de Valencia: … e de alli a Almizrra e al port de Bihar, que partes terme ab Billena, e axi com va a la serra de

Bihar entro en la Mola e entro en la mar, que partes ab Bosot e ab Aygües. (Fur I.1)”

Sin embargo, los temores del rey eran ciertos, ya que tras su muerte se realizó la delimitación de algunos lugares como Villajoyosa y Alicante, que

pleitearon en el siglo XVIII sobre el alcance de sus términos. En este pleito, en el que se incluyó a Relleu, se decidió que la frontera se situase

definitivamente en Cabeçò, algo que el rey Jaume no mencionó en ningún momento en los documentos que firmó estando en vida. Según la sentencia

del pleito, la frontera se sitúa en el Molló, situado en una de las vertientes de Cabeçò. Esta sentencia, aceptada por Relleu, quitó terreno al término

municipal, ya que según los documentos originales la frontera entre Relleu y Aguas, que era la misma que la de los reinos de Castilla y Aragón debería situarse en La Mola, lugar situado a dos kilómetros de Aguas.

Así, es de suponer que el terreno situado entre el Molló y la Mola era de

Relleu o de Orxeta, pero nunca de Aguas, que es como está en la actualidad. Estos campos, que ahora están abandonados y no tienen

demasiado valor económico, eran una gran fuente de riqueza en el siglo

XVIII, ya que los espartales eran muy codiciados en ese momento. De ahí

que Villajoyosa y Alicante pleiteasen durante años por conseguir este preciado botín, que finalmente se repartió entre los dos, perjudicando a Relleu y Orxeta y beneficiando a Aguas.

Por tanto, algo que se ha creído a ciencia cierta durante muchos años como

que el Molló era la frontera entre Castilla y Aragón y que es el punto

situado más al sur del término de Relleu, sólo tiene una validez desde época reciente, ya que durante cinco siglos la frontera estaba situada a solo dos kilómetros de Aguas y la vertiente SE de Cabeçò pertenecía, como estaba establecido en Els Furs, al Reino de Valencia.

La frontera era la gran preocupación del rey Jaume I, ya que reforzó los

castillos que hay en esta zona para que Castilla no le ocupara un terreno que había conquistado con esfuerzo, situación que ocurrió quinientos años

después de su muerte. De hecho, el rey quiso ver con sus propios ojos la

frontera, de ahí que decidiese viajar a Jijona para ver las posesiones más meridionales de su reino.

En cambio, no pasó por Relleu, pero no tenía por qué hacerlo, ya que el

castillo de Relleu no es el que marca la frontera, puesto que hay dos más, uno que ha desaparecido y que se menciona en todos los documentos, y

otro que aparece ya citado en el siglo XIV pero que por su morfología y forma constructiva es anterior. De esta forma, entre Relleu y la frontera con

Castilla quedan dos fortificaciones, una es la de Cabeçò, situada con toda probabilidad en Marulles y mencionada en los documentos del siglo XIV, y la otra es un castillo situado en un promontorio que se conoce como La Mola.

El castillo de Cabeçò.

Se menciona en un documento del siglo XIII en el que aparecen todas las

posesiones de Bernat d’en Sarriá, almirante del Reino de Valencia, entre los años 1300 y 1330. Este es el extracto del documento que demuestra la existencia del castillo:

«…et castro in Releu et in castro de / Cabeço, infra terminos dicti castri de Releu situato, et de valore etiam domorum quas dictus nobilis habet / in

civitatis Valentie. Id circo vobis dicimus et mandamus quatenus visis

presentibus seu loca et / eorum accedendo certificatis vos diligente et plenarie de omnibus et singulis reddiebus …».

No está clara la función de este castillo, pero sí que guarda una relación con

la frontera, ya que está situado en el camino que enlaza con Jijona a través de las montañas y con el castillo de La Mola. Además, hay que tener en cuenta que no había un camino que enlazase Villajoyosa con Alicante y,

por tanto, los dos únicos accesos entre la Marina Baixa y el reino de

Castilla coincidían en el mismo punto, en el castillo de La Mola. Para viajar de Villajoyosa a Alicante era preciso cruzar el barranco y llegar hasta Aguas. Para ir de Relleu a Alicante, era necesario pasar por el castillo de Cabeçò y llegar hasta La Mola.

De esta forma, el castillo de Cabeçò controlaba el acceso a Jijona por el sur y el paso de Aragón a Castilla por la frontera meridional. Este paso tenía

que estar fortificado, de ahí la necesidad de tener un castillo situado en este

punto estratégico, pero también era una fuente de ingresos. En los documentos guardados en la catedral de Valencia que hacen referencia a

Relleu, se menciona que los musulmanes del municipio acudían a Orihuela a vender sus tejidos y que, obligatoriamente, necesitaban un salvoconducto real para poder pasar de un reino a otro.

Cada vez que alguien quería ir a Castilla, debía notificarlo porque, de lo

contrario, estaba cometiendo un delito por el que podía ser encarcelado. Además del dinero que ingresaba la Corona de Aragón por los

salvoconductos, está el problema de la repoblación. El rey Jaume apreciaba

mucho el Reino de Valencia por el esfuerzo que le supuso su conquista y porque era una gran fuente de ingresos a la corona, ya que se trataba de tierras muy prósperas. Sin embargo, los pobladores catalanes eran reacios a instalarse en zonas meridionales cercanas a la frontera que estuviesen

plagadas por musulmanes. Por este motivo, el rey no podía permitir que tierras fértiles como las de Relleu quedasen incultas, de ahí que pidiese un

salvoconducto a todos aquellos viajantes que quisiesen pasar de un reino a otro para que no hubiese fugas de población.

Sin excavaciones que demuestren las dimensiones de esta fortaleza, no se

puede afirmar la extensión del castillo ni su morfología. Sí se observa que

está construído en altura, que está en un punto estratégico por ser de encrucijada de caminos y fronterizo, y que presenta la pared sur todavía intacta.

El encofrado de la pared es muy parecido al que se empleó en Relleu, ya

que es de cal, arena y grava y los muros son de un grosor considerable.

Todavía se ven los agujeros que dejaron los peldaños con los que se

aguantaban las tablas del encofrado, aunque en enlucido superficial ha desaparecido por completo.

A juzgar por el terreno en el que está, no debió ser muy grande, y pertenecería al señor de Relleu, ya que no se ha encontrado de momento

ningún alcaide que se hiciese cargo del castillo en momentos anteriores al año 1300.

EL CASTILLO DE LA MOLA.

Es la clave de todo el entramado defensivo de la Corona de Aragón en la

frontera meridional. Su pronta desaparición ha dado lugar a modificaciones en la frontera, en los términos municipales que están cercanos a él y ha provocado pleitos cuya sentencia ha tardado en pronunciarse cerca de treinta años.

Este castillo aparece en toda la documentación medieval referida a la

frontera con Castilla, se conoce su posible paradero e, incluso, los señores que lo poseyeron. Sin embargo, intereses creados por municipios han hecho

que se borre de toda la documentación reciente. De hecho, al igual que el castillo de Cabeçò, no está catalogado porque se desconoce su existencia.

Hay dos formas de demostrar que este castillo existió. La primera es la

documentación escrita que se conserva sobre la fortaleza, mientras que la segunda consiste en recopilar documentos gráficos, fuentes orales y restos

arqueológicos que muestren su situación e importancia. En cualquier caso,

el castillo nunca perteneció al término de Relleu o, al menos, esto se piensa en la actualidad, ya que el municipio no dispone de una carta puebla que especifique sus términos. Esta fortificación siempre ha pertenecido al

término de Orxeta, aunque en la actualidad hay términos como Campello, Aguas de Busot y Villajoyosa que lindan en la zona de influencia de La Mola.

El nombre de « Mola » se otorga a aquellos accidentes orográficos que, por estar sometidos a fuertes procesos erosivos, tienen una forma peculiar. Se trata de montículos coronados por un bloque rocoso que destaca respecto al

resto del paisaje. Este tipo de elementos geográficos se dan bastante en

nuestra zona, de ahí que tengamos ejemplos como El Cantal, El Cantalet (ambos en el término municipal de Orxeta) o La Mola de Novelda, que le da nombre a su castillo.

Al ser El Cantal una mola, le dio el nombre al barranco que transita entre el

pantano del Amadorio y la montaña que servía de divisoria entre los dos reinos, situada a la salida de Aguas de Busot y que señala el principio de dicho barranco. Sin embargo, el gran error (intencionado o no) de los

geógrafos de los siglos XVII y XVIII fue confundir el accidente geográfico

con el punto en que se situaba el castillo. De esta forma, se estableció una línea ficticia entre El Molló y El Cantal que, bajando por el barranco del

Carritjal (que tampoco se sitúa correctamente en la documentación porque

su situación real no coincide con la de los escritos de los siglos XVII y XVIII) desemboca en la playa, cerca de la playa del Cocó.

Esto significaba que la vertiente SE de Cabeçò se convertía en la frontera natural entre los dos reinos y en la divisoria de términos municipales. Sin

embargo, si se consulta la documentación original, se demuestra que había un castillo denominado de La Mola que perteneció a la orden militar de los

caballeros de Santiago con un paréntesis en que la dueña fue la infanta

Berenguela Alfonso. En la década de 1270, el castillo fue ocupado por un militar que fue caballero del rey Jaume I y que también defensó el castillo de Relleu, Ximén Pere D’Oris.

Si el castillo tuvo sus alcaides que, además, participaron con el rey en la conquista del Reino de Valencia, y tiene un territorio de influencia, debió

ser un ente físico y no un accidente geográfico. Por tanto, solo queda localizar el castillo y ahí cobra protagonismo el material gráfico, las fuentes orales y, en especial, la Arqueología.

Al tratarse de un castillo ya desaparecido, es muy complicado determinar su situación. Las fuentes orales que han transitado el territorio indican que

existen restos de un castillo en el inicio del barranco de La Mola. Sin embargo, para demostrar históricamente una realidad, las fuentes orales no

son del todo fiables, por lo que hay que recurrir a la información cartográfica.

El botánico Cavanilles, en su Historia General del Reyno de Valencia

escrita en la segunda mitad del siglo XVIII, nos ofrece un dibujo del término de Aguas en el que aparecen todas las fortificaciones desde el municipio hasta la costa. Aunque están todas numeradas, hay un castillo

cercano al de Aguas que Cavanilles no pudo identificar. Este castillo está situado exactamente en el mismo lugar en el que se sitúa la fortificación de La Mola, hoy desaparecida.

Los vuelos aéreos como el de 1986 señalan una pequeña fortaleza situada en la cima del promontorio que está cerca de Aguas. El problema de este vuelo es que no establece una escala precisa que permita identificar los restos del castillo.

Por último, queda la prospección arqueológica, que todavía no ha dado

datos exactos sobre la fortaleza, aunque sí indica que existen restos en la cima de la montaña.

Una vez localizado el castillo, es preciso indicar su historia y su funcionalidad de forma breve.

El castillo de La Mola fue otorgado en 1247 a la Orden Militar de Santiago por los servicios ofrecidos al rey Jaume durante la conquista y ocupación

del Reino de Valencia. Los caballeros fueron los encargados de defenderlo

durante el levantamiento del caudillo musulmán Al-Azrak, pero la infanta Berenguela Alfonso lo reclamó para ella en la década de 1250. La infanta lo mantuvo durante veinte años, pero Al-Azrak estuvo cerca de tomarlo, lo

que hubiera significado un golpe muy fuerte para el rey aragonés. Ante el peligro que suponía perder el castillo, el rey decidió devolvérselo a la

Orden de Santiago en 1271, pero para no correr riesgos decidió cedérselo a uno de sus caballeros más fieles y brillantes, Ximen Pere D’Oris en 1276, justo el año en que murió Al-Azrak y el propio rey.

En cuanto a la funcionalidad del mencionado castillo, su posición geográfica es muy importante, ya que comunicaba la Marina con el Reino

de Castilla. Por tanto, es un punto estratégico desde el punto de vista

militar, puesto que es la única zona (además del mar) por la que las tropas castellanas podían invadir el sur del Reino de Valencia. El castillo de La Mola también es una encrucijada de caminos. Por una parte, siguiendo el

barranco, se puede acceder a Villajoyosa. Por otra, también marca la ruta hacia Relleu y, finalmente, es una entrada natural, aunque difícil hacia la vertiente sur de Cabeçò, justo la que marca la frontera (no la vertiente SE como se ha afirmado desde el siglo XVIII hasta la actualidad).

Además, es una zona que tiene un acceso muy complicado porque hay que atravesar el barranco para subir al castillo. Desde la cima se controla el mar, con lo que se puede avisar sobre posibles ataques tanto piratas como

musulmanes o cristianos. El barranco actuaba de foso natural y, efectivamente, el castillo sólo corrió peligro en una ocasión, justo cuando lo controlaba la infanta Berenguela Alfonso.

Por último, hay que tener en cuenta que se trata del último castillo del

Reino de Valencia, lo que supone un riesgo muy alto y una necesidad de fortificarlo continuada, por este motivo el rey lo dejó, siempre que la diplomacia de la época lo permitía, en manos de militares experimentados

como eran Ximen Pere y la Orden de Santiago. Si el castillo estaba seguro, la frontera también.

En lo que a Relleu respecta, si el castillo de La Mola pertenecía al término municipal de Orxeta (y no al de Aguas), ¿de quién era el territorio situado

entre este castillo y la vertiente SE de Cabeçò ? Aunque no se puede determinar con seguridad, por lógica y descarte es de suponer que sería de Relleu y que se lo arrebataron en el pleito entre Villajoyosa y Alicante de la segunda mitad del siglo XVIII. Estos territorios, aunque no son muy

conocidos, sí son extensos y abarcan desde el alto del Ginebrar hasta el municipio de Aguas de Busot.

Se trata de un territorio formado por barrancos en el que crecen

muchas esparteras. Los barrancos de escorrentía están perforados por cuevas, todavía inexploradas, y repletos de abrigos rocosos en los que

quedan restos de actividad humana. Hay evidencias de actividad ganadera, ya que los mismos abrigos servían de refugio para los pastores, que los vallaban con piedras para que el ganado no saliera.

Tampoco se puede descartar la existencia de poblados de la época

del bronce porque este tipo de asentamientos son muy apropiados para el

asentamiento humano prehistórico, pero es algo que todavía está por demostrar.

D.-ËPOCA MODERNA I. Ya en el siglo XV, el rey Alfonso V concedería los derechos de

Relleu a su hermano Juan II de Navarra, quien vendería la población y el castillo al caballero Alfonso de Morales en el año 1431. El escribano

Bartolomé de Reus compró los derechos del lugar en 1444 y los poseyó un año, ya que los enajenó a Asensio de Morales en 1445. La población

permanecería en posesión de Morales hasta finales de siglo, cuando la compró el noble de Xàtiva Luís Serra, quien años más tarde la vendería a

Gisbert Doms de Bonastre, señor feudal también de Sella, quien hizo la última venta en favor de la familia Alpont.

E.-ÉPOCA MODERNA II. Desde principios del siglo XVI hasta la resolución de un pleito

posterior a la extinción del régimen señorial en el siglo XIX, el lugar, baronía y castillo de Relleu, en jurisdicción alta y baja, mero y mixto imperio, franco y libre alodio, sería directa o indirectamente propiedad de la familia Alpont, barones de Relleu entre otros títulos, contando entre sus propietarios con Franciasca Delpont y Centelles en 1521, Nicolás Benito

Delpont, Pedro Benito Rafael Delpont Esplugues, casado con Brianda Centelles, Enrique Delpont Centelles, casado con Leonor Ferrer de Próxita (1555). Francisca Leonor Delpont Ferrer o Diego Arias Croy.

F.-LA

TRANSICIÓN

CONTEMPORÁNEA.

DE

LA

ÉPOCA

MODERNA

A

LA

Como hechos más significativos de su historia, cabe destacar que a

finales del siglo XVI Relleu era fundamentalmente morisca, quedando despoblada tras su rebeldía y expulsión en el año 1609.

La Iglesia de Relleu. LA IGLESIA DE RELLEU.

Los documentos que hablan sobre la existencia de las primeras obras de la

Iglesia son muy escasos, ya que los archivos parroquiales sufrieron un incendio en 1936 y la mayoría de la documentación fue arrasada.

Sin embargo, en los archivos podemos encontrar los primeros indicios de la

construcción de la Iglesia, así como los medios que se invirtieron en alzarla. También hay que tener en cuenta el momento histórico del

municipio y la funcionalidad que debía tener la Iglesia, ya que sin tener en cuenta estos factores es muy difícil aproximarnos a los motivos que ocasionaron su edificación.

El primer documento conservado nos remite al año 1635. El barón de la villa de Relleu, el conde de Cervellón, impuso una serie de multas a los

habitantes del término por incumplir las leyes impuestas en el paso de los ganados por los c aminos privados. Así, en el documento conservado, en el

artículo 1º, se estipula que los que incumplan la ley pagarán una multa que será destinada a la construcción de una Iglesia de nueva planta. Esto nos

indica que anteriormente a 1635 no había ninguna Iglesia en el municipio, lo cual es normal si tenemos en cuenta que tras la expulsión de los moriscos en 1609, Relleu fue repoblada con 34 familias cristianas que necesitaban una Iglesia para realizar sus oraciones.

Como la construcción de la parroquia obligaba a realizar unos gastos inaccesibles para los nuevos repobladores cristianos, fue el barón quien

decidió realizar el primer paso a través de la recaudación de las multas mencionadas anteriormente. La Iglesia se construyó, probablemente, sobre

la antigua mezquita abandonada por los moriscos tras su expulsión. La

forma de la Iglesia y su orientación así lo indican. Las mezquitas musulmanas debían estar encaradas a La Meca como estipulan los

preceptos coránicos. Por tanto, el antiguo muro de la quibla debería estar mirando al E, pero muchas mezquitas lo tenían encarado hacia el S porque durante mucho tiempo Al-Andalus (la España musulmana) dependía de la mezquita de Qairwán, situada en el norte de África.

En el caso de Relleu, el muro de la quibla está situado en dirección SE, lo

que parece indicar que la Iglesia está construida sobre la antigua mezquita, aunque no quedan restos de ella. La primera parte que se edificó fue la actual Iglesia Mayor. Se debió construir en la segunda mitad del siglo

XVII, una vez que los habitantes cristianos fueron adquiriendo poder adquisitivo, y se terminó a comienzos del siglo XVIII. Sería, por tanto, una iglesia de estilo barroco de cuya estructura inicial han quedado algunos indicios.

Es posible, que en Relleu se copiase el estilo de la Iglesia del Ihesú de

Roma, el cuartel general de los jesuitas. En la provincia de Alicante muchas Iglesias responden a este estilo, aunque la mayoría son neoclásicas

y algunas, como la de Benissa, de estilo neogótico. Las iglesias de reminiscencia jesuítica se pusieron de moda en el siglo XVI tras el Concilio

de Trento y resultaban muy funcionales, ya que se potaba por la nave única sin coro centrado para que los fieles pudiesen seguir sin dificultad la liturgia que se oficiaba en el altar mayor.

En la Iglesia de Relleu quedan algunos restos de esta primera construcción. Por ejemplo, el coro no está situado en el centro debajo de la cúpula, sino que está a un lado. Esta es una opción, trasladar el coro y el presbiterio a un

lateral para que no se interrumpa la oración y, si nos damos cuenta, en

Relleu está de ese modo. Otro indicio es la pila bautismal. Estaba situada en la entrada de la Iglesia justo al lado del nártex, para que los moriscos

que quedaban sin bautizar o cuya religiosidad era dudosa no pisasen el suelo santo sin recibir los oficios sagrados.

De esta forma, la pila bautismal estaba situada en el inicio de la Iglesia y todavía lo podemos ver en la primera capilla de la parte izquierda que da paso al altar de la Mare de Déu. Tras el Concilio Vaticano II, se permitió

que las pilas bautismales estuviesen situadas junto al altar mayor y ahí es donde permanece actualmente.

En cuanto al nártex, los jesuitas incluyeron la posibilidad de colocar un coro sobre él para que los presbíteros pudiesen seguir la misa sin

interrupciones. Así está en la Iglesia del Patriarca Ribera de Valencia o en

la de San Juan de los Reyes, ambas construidas hacia 1550. Sin embargo, en Relleu no se optó por esta opción, ya que, aunque hay mucho espacio

sobre el nártex, tenía más funcionalidad colocar el coro donde está ahora, en un lateral.

La primitiva construcción barroca estaba situada en la Iglesia Mayor actual, rodeada por dos cementerios, uno situado en la parte izquierda, que es el

cristiano, y otro situado en la parte derecha que era el antiguo cementerio

musulmán y que los cristianos lo reutilizaron colocando allí “cups” donde se almacenaba el vino. Sin embargo, el cambio principal vino tras el año

1710. Relleu no pasó muchas dificultades tras la Guerra de Sucesión (1700-

1716) porque se situó del lado del vencedor, Felipe V de Borbón. Así y todo, la posguerra fue muy dura para los relleueros, ya que coincidió con

años de extrema sequía. Los habitantes del municipio iban al río y colocaban astoras de esparto en los “tolls” para que sobresaliese el agua entre sus agujeros y poder beber. Fue una época de hambre y penuria

económica y, desesperados, decidieron realizar una procesión a la Mare de Déu del Miracle implorando agua y años buenos para las cosechas. Según

la tradición, el milagro se obró y estuvo lloviendo durante muchos días, con lo que terminaron las malas cosechas, las epidemias y la sed.

Tras este suceso acontecido en el año 1710, los relleueros decidieron construir una capilla dedicada a la Virgen que estuviese cerca de la Iglesia

Mayor. Y de esta forma, entre 1720 y 1750, una vez recuperados los

habitantes económicamente, se edificó la actual “Capella de la Mare de Déu del Miracle” en estilo barroco tardío con algunas pinceladas neoclásicas.

Los oficios litúrgicos se seguían realizando en la Iglesia Mayor, pero la

capilla fue adquiriendo cada vez más protagonismo, hasta el punto que los fieles dedicaban más recursos económicos al mantenimiento de la Capella

que al de la propia Iglesia. Tal fue el deterioro que alcanzó la Iglesia

Mayor, que en el siglo XIX, en tiempos del rey Fernando VII, se decidió reconstruir la nave principal para que no se derrumbase.

De ahí, que en Relleu quede la creencia popular de que la Iglesia nueva es

donde está situado actualmente el Altar Mayor, y la Iglesia Antigua sea la Capella de la Mare de Déu.

A principios del siglo XIX la Historia de Relleu dio un cambio sustancial

que afectó al nivel económico general y a la construcción de la nueva Iglesia. Es imposible, como he mencionado anteriormente, referirnos a la edificación de la parroquia sin tener en cuenta la Historia y el nivel

económico de los relleueros. Una vez terminada la Guerra de la Independencia contra los invasores franceses en 1814, Fernando VII volvió

a instaurar la monarquía absoluta en España y abolió los decretos legisladores de las Cortes de Cádiz (1810-14). Pero no toda la labor jurídica gaditana fue abolida, puesto que quedaron algunos resquicios reseñables de mucha importancia para el desarrollo de la Historia de Relleu.

El 6 de agosto de 1811 los diputados de Cádiz decidieron abolir mediante

un decreto ley los antiguos señoríos jurisdiccionales y los derechos de

baronía que poseían los señores. Así, por ejemplo, el Conde de Cervellón

era el dueño de los señoríos jurisdiccionales de Relleu y podía cobrar

peajes, aduanas, derechos de molino y exigir a los relleueros que pagasen multas por el incumplimiento de las leyes señoriales. Tras el decreto de

1811, el escribano y letrado Isidro Soler inició un pleito contra los descendientes del Conde de Cervellón para que se aboliesen los señoríos

jurisdiccionales de Relleu. Este pleito se paralizó momentáneamente tras la llegada de Fernando VII al poder, pero el monarca absoluto no abolió el

decreto de 1811 y se inició un largo pleito entre la familia soler y los

condes de Cervellón. El pleito fue continuado por Francisco soler y su hijo, Eduardo Soler, profesor de la institución libre de Enseñanza y magistrado de la audiencia de Valencia.

El pleito fue ganado por la familia Soler y los relleueros pudieron

deshacerse de las cargas feudales que les restaban poder adquisitivo. De esta forma, se pudo sufragar los gastos de la reparación de la Iglesia Mayor y las obras comenzaron hacia 1830. Lo `rimero que se hizo fue reparar la

bóveda y el altar, y se decidió ampliar el espacio de la nave mayor transformando el cementerio en una nave lateral con capillas adosadas que

tuviese dos salidas: una por el campanario y otra por la actual sacristía, que

se comunicaba con la casa sacerdotal. Los “cups” fueron derrumbados y, al excavar en la zona cercana a la calle de la Iglesia aparecieron numerosos

esqueletos, algunos cristianos y muchos, posiblemente, musulmanes, que

estaban enterrados en la posición decúbito supino y mirando hacia el E, es decir, hacia la Meca.

Fue necesario construir un nuevo Campo Santo que estuviese lejos de la Iglesia. También hay que tener en cuenta que muchas familias enterraban a

sus difuntos en sus casas y, por razones de higiene, era imprescindible edificar un nuevo cementerio. Así, en el “Plà de la Galera” se adquirieron

terrenos y se trasladó allí el cementerio. Las familias Pérez y Soler fueron

las más beneficiadas y son las que se encargaron de las obras de construcción.

Una vez evacuado el cementerio, se construyó la Iglesia Mayor y la nave adosada según las modas neoclásicas del siglo XIX, un neoclásico tardío que destacaba por la amplitud de los espacios y por las reminiscencias

barrocas como el antiguo retablo de madera del Altar Mayor o el frontón

partido que encontramos en la entrada. La Iglesia también fue ampliada por el lado que limita con la Plaza Mayor, ya que se rehabilitó un antiguo callejón denominado “Carrer de la Punyalà”, famoso por las rencillas

callejeras que se disputaban en él y cuya desaparición fue favorable para el bien del pueblo y de la Iglesia.

Las obras fueron interrumpidas en 1931 tras la entrada de la II República en el gobierno estatal. Aunque la Iglesia ya estaba prácticamente

terminada, faltaban algunos retoques que se irían haciendo poco a poco, pero en febrero de 1936 un incendio acabó con el remodelado Altar Mayor y con parte de las capillas laterales y la Capella de la Mare de Déu.

La mayor parte de la bóveda fue destruida y los archivos incendiados, de ahí que no se posea documentación exacta sobre los hechos acontecidos.

En la posguerra, la Iglesia fue reconstruida gracias a las aportaciones económicas de los habitantes de la villa, y ya en el año 1999 fue restaurado

el Altar Mayor. Las obras de edificación han terminado recientemente y han consistido en la limpieza y pintura de las bóvedas y las pilastras y en la

remodelación de la bóveda del Altar Mayor. También se han realizado obras de saneamiento en las dos naves extremas y se ha mejorado el sistema de alcantarillado.

Por último, cabe señalar que los esfuerzos de edificación de la Iglesia de Relleu han perdurado desde 1635 hasta la actualidad y forman parte del patrimonio histórico y de la idiosincrasia de la villa.

El pantano de Relleu. A partir de la licencia otorgada por el rey Felipe IV a los habitantes de Villajoyosa en 1653 para la realización de un pantano en término de Relleu,

se empezó a construir esta obra de ingeniería que fue rematada en su parte superior durante el reinado de Carlos III.

Los planos del proyecto de construcción fueron ideados por Cristóbal de Antonelli a principios del siglo XVII, pero fue a partir del Privilegio Real otorgado por Felipe IV cuando el pantano comenzó su construcción. Sin

embargo, los problemas se sucedieron, ya que, temiendo un posible brote de paludismo, los habitantes de Relleu destruían durante la noche lo que los

habitantes de Villajoyosa realizaban durante el día, como muestran los documentos de los archivos particulares.

Las características del pantano de Relleu encuadradas en bloques temáticos son las siguientes:

Situación geográfica. El Pantano de Relleu es una construcción que data del siglo XVII,

concretamente del año 1653 (año en que se inició el proyecto). Está situado

en la zona SE del término y se encuentra lindando con el término municipal de Orxeta.

Al pantano se puede acceder desde dos caminos: el que baja desde el pueblo a la partida “Fasamais”, lugar donde está situado el embalse, o el

que va desde la partida de les “Macaroves” que se desvía más adelante por la partida de “Cortes”.

Se trata de un lugar de desagüe de las numerosas ramblas que transportan el agua y los sedimentos de las montañas del término, como Cabeçó, el Aguilar, la Serra la Grana o la Serra la Gralla. Estas ramblas no llevan agua durante la mayor parte del año, pero en otoño y en primavera, coincidiendo

con las lluvias torrenciales típicas del clima mediterráneo, sí que aportan cierta cantidad de agua al pantano.

Construcción e historia.

Como se ha mencionado anteriormente, Felipe IV dio un privilegio real a la villa de La Vila Joiosa para que construyese un pantano en el término

municipal de Relleu en el año 1653. Puesto que los privilegios reales eran prácticamente imposibles de abolir, los relleueros decidieron emprender un

pleito contra los habitantes de la Vila Joiosa, ya que temían la propagación de enfermedades como la malaria y el paludismo.

Sin embargo, el privilegio fue acompañado de muchas prerrogativas para

los señores de Relleu como la propiedad de la pesca, la posibilidad de

construir molinos en Villajoyosa o la posibilidad de soltar aguas si se corrompían, lo que fue impugnado de inmediato por los ciudadanos vileros.

Así, los habitantes de la Vila Joiosa se decidieron a sufragar las obras de construcción del pantano cuya concesión había sido otorgada el día del

milagro de “Les llàgrimes de Santa Marta”, algo nada casual si tenemos en cuenta la necesidad de agua que tenía su villa.

Funcionalidad.

Una construcción de tal envergadura tiene diversas funciones entre las que destacan el abastecimiento de agua a la ciudad de la Villa Joiosa y el almacenamiento de agua para el riego.

Es cierto que el término municipal no puede aprovechar el agua para

abastecerse. En este sentido, las autoridades del pueblo ya mantuvieron un pleito en el siglo XVII con el cabildo de La Vila Joiosa por la construcción de la presa.

Sin embargo, en la actualidad, el agua que se queda en las capas freáticas cercanas al pantano es extraída con bombas y transportadas al pueblo, con lo que sí que se aprovecha para el consumo de la población de Relleu.

En cuanto al riego, diversas partidas cercanas al pantano del amatorio sí

que se aprovechan del agua, bien directamente o de forma indirecta. A lo largo del trayecto que va de Relleu a La Vila Joiosa, hay numerosos

azudes, acequias y balsas que aprovechan el desagüe del pantano. Pero una

vez el agua ha ido al pantano del Amadorio, se distribuye entre las partidas de la huerta vilera que se encuentran cercanas al pantano.

Ecología.

El lugar ha destacado siempre por su riqueza en fauna y flora mediterránea. Hay diversas especies animales que se abastecen del agua del pantano y que habitan en sus alrededores.

Las aves son las especies animales más abundantes en este hábitat. Podemos encontrar algunas especies raras de “soliguers” y cernícalos que

habitan en la garganta del pantano. Según las fuentes orales, antiguamente

no era raro encontrar diversas especies de águilas que vivían en las montañas que forman la garganta. Actualmente, debido a la escasez de agua del pantano, estas especies han disminuido o se han trasladado, pero todavía habitan algunas especies cerca de la presa.

También es un punto de referencia para las aves migratorias como tordos, el “todó”, el “pacharell”, el “canfarró” o las golondrinas. Es, por tanto, una zona rica en aves pero también en otro tipo de fauna como

jabalíes, gatos salvajes, perdices, conejos, ratas y reptiles como lagartijas, ranas, sapos, serpientes y diferentes tipos de culebras.

En cuanto a las especies vegetales, abundan los matojos como el romero, el

tomillo o las plantas aromáticas del tipo del cantueso, el “rabet de gat” o la “boja blanca”. Es decir, especies típicas de la maquia y la garriga

mediterránea. También hay numerosas esparteras, de las que antiguamente se aprovechaban los filamentos para la artesanía local (cuerdas, alpargatas, capazos, etc).

Por último, también hay que destacar la presencia de pinos combinados con la garriga que dan al paisaje un aspecto típico de hábitat de clima mediterráneo.

Características técnicas.

El pantano posee una capacidad hidráulica inicial de seiscientos mil metros

cúbicos, aunque en una remodelación acontecida en 1879 pasó a tener cuatro millones trescientos treinta y siete mil seiscientos noventa y seis

metros cúbicos. Su amplitud es de 40 m. y su altura de 28 m. En cuanto a su espesor, tiene 2 m. de ancho en la parte superior y 10 m. de largo en su espesor total.

CAPACIDAD

4.337.696 m3

ANCHO

2 m. en la parte superior

ESPESOR

10 m.

ALTURA

28 m. Tras la ampliación, 33 m.

Pero el adelanto técnico fundamental fue el del empleo de la presa-bóveda o arco-bóveda para tener una mayor resistencia ante el posible aluvión durante la época de lluvias.

El arco-bóveda fue empleado por primera vez en Tibi y en Almansa, pero

fue en Relleu donde el ingeniero Antonelli la perfeccionó. Al tener la pared

más resistencia, el agua que sobresale se desvía a los extremos y no hacía falta abrir un desagüe en la parte superior de la presa como ocurre con otras construcciones similares.

Otra aportación técnica fue la colocación de estibos en los laterales que

permitían la descarga de la fuerza de la bóveda sobre los dos contrafuertes. De esta forma, los materiales de aluvión depositados por las ramblas no se acumulan en la parte inferior del pantano, sino que se pueden evacuar por unas aperturas situadas bajo los estibos.

Para reforzar la pared, se utilizó el mortero de cal para unir la mampostería

de piedra que forma el arco-bóveda. La cal se sustraía de los numerosos

hornos que se situaban en las partidas cercanas al pantano y la piedra calcárea de las canteras habilitadas. Aunque la utilización de la cal para unir la mampostería ya era muy utilizada en los márgenes de los bancales, era la primera vez que se empleaba para la construcción de una pared de 28

metros, lo que indica que las dificultades para alzar la bóveda serían considerables.

Estos adelantos técnicos han hecho de la presa del pantano de Relleu una

construcción pionera y única que se considera como obra maestra de la ingeniería hidráulica. Guerra de Sucesión.

Durante la Guerra de Sucesión, a principios del siglo XVIII, fue partidaria

a Felipe V, aunque sus habitantes se proclamaron austracistas cuando las fuerzas del archiduque Carlos desembarcaron en Altea e hicieron

llamamiento por los pueblos de la Marina. Tal vez por este motivo, por mostrarse partidaria de Felipe V, fue arrasado por las tropas austracistas, al igual que Torremanzanas.

Guerra de la Independencia. En la Guerra de la Independencia contra Francia, padeció grandes

calamidades, estableciéndose en la población las tropas del Ejército Imperial el 4 de febrero de 1812 y permaneciendo durante 7 meses a los

efectos de impedir el tránsito desde el interior hacia la capital de la

provincia. Los sucesos más llamativos tuvieron lugar en Madrid durante el 2 y el 3 de mayo del año 1808. Las tropas francesas, incumpliendo el

Tratado de Fontainebleau de 1807 firmado entre Godoy (primer ministro

español) y Napoleón, entraron en España y se establecieron en puntos clave como la capital, cuando en el tratado se especificaba que debían transitar hacia Portugal sin establecerse en ninguna ciudad o pueblo de forma duradera.

De esta forma, los franceses consideraron que España era un botín mucho

más rico que Portugal y decidieron invadirla. El pueblo arremetió contra las tropas francesas en Madrid el 2 de mayo, pero Napoleón contrarrestó el ataque popular y ajustició a los cabecillas sublevados el 3 de mayo. Goya

inmortalizó los sucesos con dos lienzos de valor histórico incalculable que se custodian en el Museo del Prado.

Con estos acontecimientos se gestó lo que se va a llamar la Guerra de la

Independencia contra los ejércitos imperiales franceses o la Guerra del Francés, nombre que se le da en los territorios de la Corona de Aragón.

Relleu se vio inmersa en la Guerra durante los años 1812 y 1813, ya que

era el lugar de paso natural entre Villajoyosa y Alcoi, y la vía de comunicación entre Alicante y el interior de la montaña alicantina. De hecho, el 4 de febrero de 1812 las tropas imperiales acamparon en Relleu al

mando del conde de Mumbrú. Había 450 hombres fijos acantonados, mientras que el grueso de la tropa iba y venía desde Alcoi hasta Villajoyosa y se aprovisionaba y descansaba en Relleu.

Sin embargo, el año 1812 fue uno de los de peores cosechas en Relleu del

siglo XIX. Los años 1810 y 1811 también fueron desastrosos, lo que

condujo a la villa a vivir una serie de acontecimientos que desembocaron en la miseria total de la población.

El 4 de febrero de 1812 acantonaron 450 hombres de las tropas imperiales en Relleu. El 13 de febrero, Antonio Pascual, alcalde ordinario y cabeza de la justicia y ayuntamiento de la villa, escribió a las autoridades francesas

para indicar que la localidad había contribuido en solo nueve días con 10.500 reales de vellón en efectivo, 6.532 reales en víveres y 6.240 reales

destinados a la compra de 260 pares de zapatos para los soldados franceses.

Además, se entregaban 450 raciones diarias de pan, vino, aceite, arroz, paja, cebada, maíz y algarrobas con la leña correspondiente para el mantenimiento de las tropas.

Los días 8 y 9 de julio eran los acordados para que Relleu entregase a los franceses 4.944 arrobas de paja y 32 cahíces de trigo. Antonio Cabot,

alcalde interino, y Antonio Pascual, alcalde ordinario, se quejaron diciendo

que sólo se disponían de 600 arrobas de paja sin trillar para que sirviesen

de camas a los franceses, y que Sella, Orxeta y Finestrat no estaban contribuyendo a pagar el sustento de las tropas francesas.

Pronto surgieron las rencillas entre los habitantes del municipio, ya que los alcaldes denunciaron que Ignacio Pérez e Isidro Pérez, este último

escribano de la parroquia, no habían contribuido con sus ganados al pago

que realizaron el 15 de febrero de 1812 los labradores más ricos de la localidad.

Esto hizo que los alcaldes enviaran a dos alguaciles a cobrar el pago al escribano Isidro Pérez, que estaba en la Sénia, y si se negaba a pagar tenía que ser detenido y conducido atado de pies y manos a la cárcel de la villa.

En esta época, los habitantes de Relleu no tenían Casa Consistorial porque las obras se habían interrumpido. El ayuntamiento estaba situado, de forma

provisional, en la casa del alcalde provisional, Antonio Cabot. El sustento

de los habitantes del pueblo se realizaba mediante algarrobas, que era el único alimento que los franceses dejaban comer.

En esta situación, se procesó al escribano Isidro Pérez y se le obligó a realizar un informe de purificación mediante el cual se notificaba su fidelidad a la villa. Parece ser que las autoridades españolas aceptaron este

informe, ya que cuando fue liberada Relleu, a finales del año 1812 y una vez demostrada mediante testigos la inocencia del escribano, fue nombrado

segundo comandante de la segunda Partida de la primera sección de la quinta subdivisión de Tiradores Honrados el 14 de noviembre de 1812, por

su patriotismo y lealtad a la nación española en su lucha contra las tropas imperiales francesas.

Guerras Carlistas. Durante las denominadas Guerras Carlistas, apoyó la causa de Isabel

II, a pesar de3 que algunos vecinos militaron en las tropas del pretendiente a la corona.

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