LA PREVENCIÓN DEL FRACASO ESCOLAR:

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LA PREVENCIÓN DEL FRACASO ESCOLAR: UN MODELO PARA ANALIZAR LAS VARIABLES QUE INFLUYEN EN EL FRACASO ESCOLAR Judit Fullana Noell Revista Bordon 48 (2), 1996 Sociedad Española de Pedagogía, Madrid

En este artículo se parte de la necesidad de hallar elementos útiles que posibiliten la prevención del fracaso escolar a partir de la intervención educativa que puede desarrollarse en la escuela. La búsqueda del enfoque preventivo nos lleva a estudiar los conceptos de riesgo, factor de riesgo, y factor protector que, junto con la revisión de investigaciones sobre rendimiento escolar, nos proporcionan el marco teórico sobre el que construir un modelo para analizar, desde el aula escolar, qué variables inciden en el riesgo de fracaso escolar. Dicho modelo constituye una hipótesis sobre qué variables resultan relevantes para identificar situaciones de riesgo y para diseñar intervenciones educativas susceptibles de ser llevadas a cabo desde el contexto escolar.

El tema del fracaso escolar es recurrente en la literatura pedagógica. El interés que muestran los profesores por esta cuestión se justifica si tenemos en cuenta que se trata de un problema con repercusiones que sobrepasan el ámbito escolar estricto. Se han escrito miles de páginas con el propósito de aportar conocimientos sobre qué aspectos -qué variables- inciden en el rendimiento de los alumnos y alumnas conduciéndoles a la situación de éxito o de fracaso escolar. No voy a detenerme en citar las innumerables investigaciones que tratan esta cuestión desde distintas disciplinas1. Sin embargo, es importante señalar que, a pesar de que actualmente contamos con una considerable cantidad de información sobre las variables que influyen en el rendimiento escolar, parece que existen dificultades para traducir estos hallazgos en principios orientadores de la práctica educativa escolar (Sancho, 1992). El fracaso escolar sigue siendo uno de los temas que plantea más dificultades a los profesionales de la educación, por lo que es necesario un mayor esfuerzo desde el campo de la investigación educativa que contribuya, junto con la práctica, a aportar estos principios para la intervención. Una de estas dificultades tiene relación con la estabilidad del rendimiento de los alumnos a lo largo de su escolaridad. Varios investigadores (Noizet y Caverni, 1978; Molina y García. 1984; De Miguel, 1988: Nortes y Martínez, 1990; Reparaz y col., 1990) han mostrado que las calificaciones obtenidas por los educandos al inicio de su ciclo escolar, tienden a mantenerse constantes a lo largo de los cursos, con lo cual pueden funcionar como predictores del rendimiento futuro. Múltiples razones pueden explicar este fenómeno. Se puede recorrer a explicaciones basadas en la estabilidad de los factores aptitudinales e intelectuales del sujeto, o a sus condiciones sociales y culturales. Noizet y Carveni (1978) aportaban datos sobre la dependencia de las evaluaciones en el sentido de que cuando un evaluador conoce las calificaciones anteriores de un estudiante tiende a reducir la distancia entre la nota que se le asigna y las notas anteriores. Con ello destacaban la importancia de los componentes subjetivos del rendimiento, que surgen principalmente de las percepciones y de las expectativas que se forma cada profesor de cada uno de sus estudiantes. Si tenemos en cuanta que las calificaciones de los estudiantes son el indicador más ampliamente

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Algunos autores han recopilado investigaciones sobre este tema. Podemos citar algunas como Gómez Dacal, G. (1992). Rasgos del alumno, eficiencia docente y éxito escolar. Madrid: La Muralla.

utilizado para determinar el éxito o el fracaso escolar, parece que, ya al inicio de la escolaridad, podríamos predecir con mucho probabilidad el futuro éxito o fracaso del alumno. La existencia de esta estabilidad en el rendimiento de los alumnos y las alumnas nos indica que a la escuela le resulta difícil modificar la trayectoria escolar de los estudiantes y que, por esta razón, es conveniente un esfuerzo mayor de la investigación y de la práctica educativa para buscar estrategias que ayuden a modificar estas trayectorias lo antes posible en la vida escolar de los estudiantes, cuando puedan conducir a una situación de fracaso escolar. Nos referimos a la necesidad de desarrollar principios para la prevención del fracaso escolar. Hablar de intervención escolar preventiva significa que ésta debe realizarse antes de que el problema del fracaso escolar se haya presentado. Debemos, por lo tanto, poder identificar las situaciones con mayor riesgo de desarrollar problemas de fracaso escolar. El concepto de riesgo se encuentra, por consiguiente, estrechamente vinculado al concepto prevención. En este articulo se presenta un modelo para analizar, desde el aula escolar, las variables que inciden en el riesgo de fracaso escolar. El modelo es fruto de la revisión de las aportaciones de investigaciones que estudian las variables que inciden en el rendimiento de losa alumnos, y de su estudio en función del concepto de riesgo. La delimitación cuidadosa de su significado y su aplicación al análisis del fracaso escolar proporciona el marco teórico para la definición del modelo. A continuación se tratara, en primer lugar, la definición del concepto de riesgo y de los conceptos de factor de riesgo, marcador de riesgo y factor protector. En segundo lugar, se presenta la descripción del modelo, exponiendo los principios en los que se basa y como se ha llegado a delimitar cada uno de sus componentes.

1. El concepto de riesgo. Los conceptos de riesgo y de factor de riesgo son relativamente nuevos dentro del campo de la educación. Estos términos que tienen su origen en la epidemiología, han transcendido el ámbito médico y se han introducido en el ámbito educativo especialmente a través de los estudios de sobre educación especial. Las aportaciones de diferentes autores sobre el concepto de riesgo aplicado al ámbito educativo (Scott y Carran., 1989; Pianta, 1990) llevan a considerar que el riesgo no es un resultado sino una probabilidad o un potencial de que un resultado no deseado se produzca. La existencia de riesgos es consecuencia de la existencia del ser humano en una comunidad, en un grupo social, y viene determinado por la presencia de diferentes factores. Éstos no se refieren a características individuales únicamente sino también a características sociales y factores que son fruto de la interacción constante del individuo con su entorno social. Por lo tanto, al referirse al riesgo no se debe focalizar la atención únicamente sobre el individuo, sino también sobre la comunidad en la cual está inmerso. En la definición del riesgo adquiere una importancia esencial la correcta conceptualización del resultado no deseado. Esto significa que no se puede hablar del riesgo en abstracto sino que es necesario explicar "¿en riesgo de qué?", es decir, es necesario especificar a que resultado problemático se refiere. Muchas veces la falta de definición de este resultado conlleva una confusión de los términos. Frecuentemente el término estudiante en riesgo se ha utilizado dentro del ámbito educativo para denominar eufemísticamente a determinados grupos de población escolar con dificultades para alcanzar los objetivos educativos. Así, por ejemplo, Frymier (1989) afirma que un alumno o alumna se encuentra en riesgo si "fracasa en un curso en la escuela, si repite curso, abandona la escuela (...) igualmente si un adolescente usa drogas ha sido físicamente o sexualmente agredido, o ha contemplado o intentado suicidarse, este alumno esta en riesgo. El fracaso - en la escuela o en la vida- es una evidencia de que un joven esta en riesgo" (Frymier, 1989). Desde nuestro punto de vista, este uso de término en riesgo resulta poco acertado puesto que se utiliza sin especificar cuál es el resultado que el individuo tiene probabilidades de alcanzar. En el tema que estamos tratando, debemos tener presente que el resultado no deseado al que nos referimos es el fracaso escolar y que un individuo se encontrará en situación de más o menos riesgo si presenta una serie de características individuales o relacionadas con su entorno que aumentan la probabilidad de que se produzca la situación de fracaso escolar. A estas características las llamamos factores de riesgo.

1.1. Los factores de riesgo Los factores de riesgo se definen epidemiológicamente como características o variables de las personas, del tiempo y del espacio que están relacionadas o forman parte de conjunto de factores que constituyen la causalidad de un fenómeno y que pueden ser medidas y controladas. Así, un factor de riesgo no tiene que ser necesariamente la causa de un acontecimiento o resultado, sino que puede, simplemente, estar asociado a dicho acontecimiento. Desde un punto de vista educativo se entiende que un factor de riesgo es un factor que predispone a la aparición de un problema educativo determinado, un factor que aumenta la probabilidad de que ocurra dicho problema (Scott y Carran, 1987). Entendemos que son factores de riesgo de fracaso escolar aquellas variables referidas a las personas, a su historia y a su contexto familiar, social y escolar que forman parte de un conjunto de factores que se asocian al desarrollo de una elevada probabilidad de llegar a la situación de fracaso escolar. No han de ser necesariamente causas de fracaso escolar aunque sí deben tener cierto valor predictivo. La presencia de uno o varios factores de riesgo en la persona puede peor no tiene por qué conducir irrenisiblemente ala situación de fracaso escolar. Hay que puntualizar que hasta aquí hemos utilizado el término factor de riesgo de forma genérica. En realidad este término debe reservarse para designar aquellos factores modificables mediante la intervención educativa, mientras que se empleara el término marcadores de riesgo para denominar las características personas o del medio que no son modificables ni controlables mediante la intervención educativa pero que definen personas vulnerables a factores de riesgo. Esto nos obliga a diferenciar dos tipos d e variables que a pesar de tener incidencia en el rendimiento escolar de los estudiantes no se le puede considerar aun mismo nivel a la hora de diseñar las intervenciones educativas preventivas. En este sentido, desde el punto de vista de la acción que puede llevarse en la escuela, muchos aspectos relacionados con la familia y el entorno social de los adolescentes y jóvenes que aumentan la probabilidad del fracaso escolar, constituirán marcadores de riesgo. En principio se supone que cuantos más marcadores referidos a una misma persona más vulnerable será esta al desarrollo del fracaso escolar. Sin embargo, la vulnerabilidad no depende exclusivamente del aspecto cuantitativo (número de factores) sino del aspecto cualitativo (grado en que afecta a dicha persona). El término factor de riesgo ha de reservarse para todas aquellas variables que pueden modificarse mediante la acción pedagógica escolar. Aunque estos conceptos tienen un gran interés para la definición de un marco teórico en el que fundamentar la intervención educativa preventiva, el empleo de los términos estudiante en riesgo puede convertirse fácilmente en una forma de etiquetar a las personas, de manera que, en lugar de protegerlas, aumente la probabilidad de que el problema se produzca. Se prefieren las expresiones situaciones de riesgo de fracaso escolar y estudiantes en situación de riesgo. Hablar de situación de riesgo supone evitar la focalización únicamente sobre la persona e implica considerar las variables del contexto social y familiar que define la situación. Aun así, la expresión de estudiantes en situación de riesgo conlleva un cierto peligro ya que fácilmente puede llevar a clasificar a los estudiantes. El empleo de esta expresión solamente se justifica con la finalidad de modificarse estas situaciones para reducir y disminuir la probabilidad del posterior desarrollo del fracaso escolar. La identificación de los estudiantes en situación de riesgo solo es justificable en la medida en que se traduzca en una mejora de la situación del alumno. A esto, el departamento de educación del estado de Maryland (EEUU) expreso en un informe 1990 "identificar estudiantes en riesgo es una empresa con riesgo para los estudiantes. La identificación incorrecta, el etiquetaje prematuro, el estereotipo injustificado causa frecuentemente un gran mal. La identificación que se dirija a la prevención o a la mejor de condiciones negativas es deseable y justificable. Pero la identificación que no conduzca a mejoras en las experiencias escolares de los alumnos probablemente traerá consigo mas desventajas que ventajas". (Maryland State Education Department, 1990, p, 24). Los autores del informe ven el peligro de que los maestros y los adultos en general se formen expectativas inferiores sobre los estudiantes identificados como en riesgo, que se deriven en una menor atención a estos jóvenes. A la vez, señalan el peligro de que los jóvenes desarrollen una menor autoestima. La identificación de los jóvenes en situación de riesgo en los primeros años de escolaridad puede ser muy nociva ya que estos están construyendo sus visones de sí mismo como personas y estudiantes. Por ello, en la identificación de las situaciones de riesgo hay que tener en cuenta, además de las características personales, las características del contexto familiar y social para

evitar así la estigmatización del alumno. Además de los factores de riesgo se debe tener presente los llamados factores protectores, los cuales pueden contribuir a evitar el etiquetaje de las personas. 1.2 Factores protectores En la identificación de las situaciones de riesgo hay que tener presente, además de los factores que tienden a aumentar la probabilidad de que el fracaso escolar se desarrolle, los factores que tienden a disminuir dicha probabilidad. Pianta (1990) define los factores protectores como aquellos que distinguen individuos en situaciones de alto riesgo que obtienen unos buenos resultados de aquellas qué, tal como se había predicho, presentan problemas. Los factores protectores pueden preceder del mismo individuo, de las relaciones con las demás personas y del entorno social. Tomar en consideración los factores protectores conduce a hablar de un fenómeno que en los últimos años ha llamado la atención de muchos investigadores sobre la infancia y la adolescencia. Es el fenómeno que se ha denominado "resilencia". Este término hace referencia a "la capacidad de los individuos para resistir acontecimientos adversos en la experiencia vital sin consecuencias negativas o perturbadoras a largo plazo para su desarrollo o su socialización" (Rutter, 1990). Para Manciaux (1994, p. 53) "una persona resilente es el que en condiciones difíciles y desestabilizadoras se rehace, continua su camino, se comporta de manera eficaz y llegar a ser, así, un adulto competente". La comprensión de los mecanismos que explican que ciertas personas vulnerables encuentran en sí mismas recursos para enfrentarse a la adversidad es un tema de gran interés para la prevención. Los conceptos de marcadores de riesgo, los factores de riesgo y de factores protectores siguieren que para identificar las situaciones de riesgo se debe tener en cuenta tanto los aspectos modificables como los no modificables desde la escuela, pero que para enseñar una intervención educativa se debe poner atención en aquellos aspectos que resulten modificables desde la escuela, bien sean factores de riesgo o factores protectores. Para llevar a cabo una acción preventiva desde el ámbito escolar es importante conocer los factores de riesgo de fracaso y las variables que actúan como factores protectores.

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